(Kate)

Me senté junto a él, mirándolo muy atenta. Estaba nerviosa, por mi mente pasaban muchas ideas, algunas que eran autodestructivas y otras que me hacían estar más segura de mi misma y de "nuestra relación" si podía llamarse de esa forma. Sin dejar de observarlo me quedé en silencio esperando que sus palabras inunden mis odios, Benedict se quedó callado unos minutos como debatiendo en su interior las oraciones justas, todo se hizo eterno hasta que habló.

- Yo no sé cómo empezar- juntó sus manos- Kate, todo este tiempo estuve lleno de rencor hacia ti.- levantó su mirada y se encontró con la mía- mi vida se trasformó en un maldito infierno al que llenaba con alcohol, mujeres, fiestas. No sé... mi corazón está muy mal herido todavía y no fue ni será fácil sanar.- cuando escuché esas palabras sentí una opresión en el pecho- comencé a odiarte y dejar el amor que siempre tuve hacia ti a un lado. Yo no sé cómo explicarlo, no me reconocía. Cada vez que aparecías en mis pensamientos, mi mente jugaba sucio y mataba esos recuerdos con tus palabras la última vez que hablamos. – tragué en seco sin decir nada- me convertí en alguien duro, horrible al que dejo de importarle los sentimientos de las demás personas, usándolas. Las chicas con las que salía – hizo una pausa- las comparaba contigo y siempre terminaban mal. No tengo dudas de lo enamorado que estoy, pero tengo miedo. Miedo de ti. Es la realidad.

- Benedict yo también tengo miedo hasta de mi propia sombra. Se lo que hice como te lastimé y maldigo el día en que salieron de mi boca esas palabras. – me acerqué a él.- yo tengo la culpa lo sé, de no haberte cuidado como tú los hiciste por años, me pongo a pensar las veces que hablamos de Thomas y me da vergüenza saber que tu corazón se rompía en mil pedazos. – lo tomé de la mano- te amo demasiado Benedict, no sé qué haría sin ti. Sé que me equivoqué, que no luché lo suficiente y te alejé. – me solté de su tacto y me levanté- a veces pienso que no soy buena para ti, que sería mejor que estés con otra mujer que te de lo que mereces.

- ¿y qué sabes lo que necesito y merezco? – me interrumpió cabreado. Detuve mis ojos en su rostro y me agaché junto a su cuerpo sin dejar de observarlo.-

- Es simple mereces alguien que no te haga sufrir como lo hice yo. Pero... si lo pienso detenidamente no podría hacerlo. Soy muy egoísta. Te amo tanto que no podría hacerlo - repetí, me levanté y le di la espalda.

- Desde el primer día que te vi te necesité Kate. – sonreí por eso.- tu no me lo hiciste fácil, pero te amé desde el primer día y lo sabes. – asentí.

- Perdóname Ben – dije sin más. Sentí sus pasosa acercarse y me tensé al sentir sus manos sobre mi cintura.

- Te amo, mi amor – volví a sonreír por sus palabras y apoyé mi cabeza entre su cuello y su torso, sentirlo por detrás mío, era una sensación de protección que estaba necesitando hace tiempo. Besó mi cabello y luego mi cuello. Cerré los ojos ante sus caricias y me dejé llevar.

Había leído que Hacer el amor es como estar naciendo, era el amanecer en todo el cuerpo. Era no tener pasado ni recuerdos. Y así lo sentí. Benedict logró darme vuelta dejándonos enfrentados sonriendo por el momento que sabíamos que iba a suceder. No era nuestra primera vez como pareja pero era como un renacer. Estábamos dejando de lado el pasado para concretar un futuro y esta vez sin rencores.

Me acerqué sin dudarlo y besé sus labios dándole a entender que lo necesitaba, que lo deseaba como a ningún hombre en el mundo. Ahora él era mi mundo. Y quería que lo sepa. Puse mis manos sobre su cuello cuando él me apretó contra sí. Sus manos luego de recorrer mis brazos bajaron hacia mi trasero y gemí por eso. Él sonrió y siguió besándome como si fuera el último día de su vida. Luego de unos minutos mis manos fueron hacia su remera y comencé a subirla, quería tocar su piel. Lo necesitaba. Él sin dejar de besarme levantó sus manos y logré como pude sacársela. Mis dedos tocaban su suave piel mientras él besaba mis hombros y yo hacía lo mismo con su pecho.

- No sabes cuánto te extrañe Ben- articulé excitada- no tienes idea. - Mientras besaba nuevamente su boca mis manos fueron a sus pantalones no me di cuenta lo mal que estaba que metí mis manos de la ansiedad y toqué su miembro duro.

- Mmm, mi amor – estaba excitado más o igual que yo. Eso lograba ponerme más loca.

Benedict logró bajar las tiras de mi remera y sacármela rápidamente dejándome en sujetador. No se detuvo ni siquiera a desajustarlo que metió sus manos y frotó mis pezones. Me arqueé por eso y él me tomó de la cintura y besando mis hombros fue guiándome hasta la habitación.

Lo empujé rápidamente y quedé sobre él. Tomé mi sujetador y me lo saqué. Él sonrió. Me senté sobre él y ambos comenzamos a desabrochar el pantalón de cada uno. Levanté una pierna para poder deshacerme de él. Y Benedict se encimó sobré mí. Ambos reímos por la cantidad de piruetas que estábamos haciendo. El sacó su bóxer dejando su miembro duro a merced de mis ojos. Se acostó sobre mí. Y me observó.

- He soñado tantas veces con este momento últimamente, que no lo puedo creer.- tomé su rostro y lo acerqué más al mío-

- Pues créelo porque soy tuya- y me acerqué y lo besé, abrí mis piernas y me enrosqué en su cadera.

Me acaricio como si fuera su muñeca de cristal, me beso por todo mi cuerpo, mi panza estaba llena de besos de él. Fue bajando hacia mi parte íntima y con sus dientes corrió y bajo mis bragas. Dejándome expuesta. Me miró con esos ojos celestes agua que tanto amaba. Acercó su mano y adentró sus dedos en mi vagina.

- Mmm Kate, estas muy mojada- besando la parte interior de mis piernas, yo arquee mi espalda dejándome invadir por el placer. Hasta que sus dedos comenzaron a entrar y a salir con más frecuencia, luego de unos segundos sentí su lengua haciéndome gemir su nombre varias veces. Comencé a sentir un cosquilleo sobre mi vientre y grité cuando se combinaron ambas cosas. Benedict subió a mi boca y lo besé con pasión, mordí su labio inferior...

- Hazme el amor por favor Ben... házmelo – grité desesperada. Él sonrió y me envistió.

- Te amo Kate- envestía una y otra vez- mírame – suplico- mírame- hice caso a su pedido. – te amo recuérdalo siempre.

- Te amo.... Soy tuya Ben- seguía invistiéndome con más fuerza- siempre tuya.

Hacer el amor es ver por primera vez. Oír por primera vez. Tocar por primera vez. Oler por primera vez. Sentir por primera vez el gusto agridulce de la transpiración. Es como un ciclo que empieza, como comienza el día. Esa noche habíamos hecho el amor infinitas veces y ninguna nos alcazaba. Nos habíamos extrañado tanto que no queríamos perder más tiempo del que ya había pasado.

No sé en qué momento nos quedamos dormidos uno al lado del otro. La luz de sol invadía la habitación. Abrí los ojos, los sentía pesados pero los abrí al fin. Traté de no moverme ya que Ben dormía plácidamente junto a mí. Sonreí de solo recordar lo que había pasado la noche anterior. Hace unas semanas no sé cuántas, nos habíamos encontrado en la cena de beneficencia y habíamos terminado mal. Pensaba en cómo habían cambiado las cosas, con esos pensamientos me levanté y fui hasta la cocina a preparar café. Traté de hacer el menor ruido posible pero no pude cuando Benedict se acercó y me tomó de la cintura, una taza salió despedida de mi mano para parar en el piso.

- Me has asustado – dije

- Lo siento, me levanté y me encontré solo. – besó mi hombro derecho. – vine en tu búsqueda princesa.... – me reí por su comentario. Me di media vuelta y lo besé en los labios. Él junto su frente con la mía. – no puedo creerlo.

- ¿Qué no puedes creer?- cuestioné.

- Que eres mía. Solo mía. – lo miré ceñuda.

- Y de Loki. - dije riendo.

- ¿Cómo dices? – su rostro cambió-

- Claro de Loki.

- Odio ese nombre ¿sabías?

- Lo siento, pero es el nombre de mi gato.

- Tu gato – dijo enojado-

- Mi gato al que tengo que dar de comer. - le di un beso en mejilla y me alejé.