Son las doce del día, suena la última campanada que anuncia la misa de medio día en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Se escucha el sonido del órgano hasta donde estoy y comienza la misa. Mientras sigo caminando en la cripta subterránea donde está mi papá.

Aunque voy sola no tengo miedo, siento que me vigilan, al caminar hay luces automáticas que van iluminando mi camino, que al avanzar se van apagando recordando la escena de una película donde la obscuridad avanza hacia los dos actores que con terror se quedan en la obscuridad total, aquí no pasa eso. La lucecitas aunque bajas dan buena luz-

Me detengo en el pasillo donde se encuentra mi papá está afuera de un área donde hay más criptas pero que esta enrejada que nombraron capilla de Guadalupe que esta obscura. Frente al nicho donde reposan mi tía Chatita y mi papá doy mis respetos. Volteo rápidamente al sentir de nuevo esa mirada vigilante y por unos segundos veo la sombra más negra que la obscuridad de la capilla de Guadalupe, ese ser o sombra corre hacia la capilla. Me acerco y empujo la pesada reja de hierro para entrar a prender la luz para iluminar aún más el pasillo. Siento una corriente de aire frio, que pasó por mi cuerpo atravesándome. Algo raro pues estamos en una parte cerrada abajo del pasillo del altar mayor debajo del centro de la catedral. Solo alcance a ver un pedacito de sombra que se metía en la pared.

La verdad no supe cómo reaccionar, me quede unos segundos paralizada sin saber qué hacer. Regrese al nicho de mi papá y pongo en el florerito agua las tres rosas que traje; el jarrón es tan pequeñito que no puedo poner más, pues a diferencia de otras iglesias o panteones aquí solo se permiten flores naturales y nada de fotos pegadas o adornos, globos o imágenes pegadas. Aquí solo la placa, una cruz y el florerito sobre el mármol de color negro, que hacen aún más solemne y lúgubre el lugar. En este sitió hay  nichos donde reposan los restos de personas importantes como Fray Juan de Zumarraga que murió el 3 de junio de 1548 y que se encuentra en una área vigilada por personal al fondo a la izquierda de donde yo me encuentro. Este espacio de personas ilustres como ministros, embajadores o artistas, nos recuerda que a la hora de la muerte toda somos iguales, al morir somos solo un recuerdo y la gloria y títulos es nada frente a la muerte.

La sombra sigue ahí, pero ya no le hago caso, me pongo a rezar, saco mi celular y pongo música que les gustaba a mi papá y a mi tía. No espero que me crean, pero la sensación de frió se fue. Sentí como más seres se acercaban a escuchar y a ver lo que hacía. Era como si estuvieran aburridos.

Cosas así pasan en mi vida, el primer recuerdo que viene a mi mente y me marco es cuando a los 6 años, soñé a mi abuelo en su funeral, pude ver su féretro y a las personas que estaban velándolo. Una semana después de mi sueño mi abuelo materno murió. 

Nunca antes había asistido a un funeral, creo que por eso fue tan traumático para mí, cuando vi, que mi sueño se hacía realidad, en mi inocencia, pensé que yo lo había matado por soñarlo muerto. Pero a esa edad nadie me dijo que había personas que podían tener premoniciones o sueños de videncias.

No soy especial, pensaba que era rara, diferente, pues cuando contaba que veía cosas la gente me miraba como si estuviera loca, esa es la palabra, a veces a había burlas o descalificaciones.

Con el paso de los años, platicando con la familia, poco a poco salieron los secretos, mi familia era muy sensible, pero solo del lado materno. Cuando nos reuníamos contaban del tío que apodaban Juan el Muerto, o historias de mi bisabuelo que vio brujas etc.

Es muy probable que en todas las familias hayan cuentos de ese tipo, pero en mi familia pensaban que cualquier tipo de adivinación no proviene de Dios, son muy católicos en exceso creo; del tipo fanático religioso donde la fe toma matices de sufrimiento y culpa. No es así como lo veo actualmente. Hay amor y misericordia.

Pero en mi caso una niña de 6 años, no ha hecho pactos con el demonio o jugado guija abriendo portales, simplemente tenía esa habilidad.

Podía ver muertos, sabía en algunas ocasiones quien iba a morir. Por eso no me gustaba ver a las personas en el féretro, porque ya las había visto en mis sueños.

Ahora como adulta, aún no me acostumbro cuando llego a visualizar seres de obscuridad, o muy de vez en cuando seres angelicales.

He visto personas muertas, pero las veo claramente como si estuvieran vivas e incluso escuche la voz de una persona igual como cuando vivía.

Los seres que llegué a ver, eran de una luz muy brillante y a plena luz del sol que me trajo una sensación de paz y otras veces personas que me ayudaron, en momentos de necesidad pero cuando pregunte por ellos, nadie me dio razón, vinieron me ayudaron y nunca más volví a verlos.

No todo ha sido malo, he soñado con bodas y si se han realizado o soñado con amigas que no veía por años que las vi cargando un bebé y al comunicarme con ellas están embarazadas.

Muchas veces vemos en el cine encuentros paranormales o seres de obscuridad que quitan el sueño; pero cuando veo alguna película me sorprende lo bien que muestran seres que yo he visto, cuando busco más sobre esa película me encuentro que está basada en hechos reales y es cuando entiendo el porqué de la exactitud o lo similar a cosas que he vivido. Me da cierto consuelo pensar que no solo me pasa a mí.

Alguna vez comente que no me gustaba ver ese tipo de película pues muchas cosas ya las había vivido y el miedo que me provocaba era real, era como un documental de cosas que hay; pero al ver la cara de una amiga de incredulidad y burla, no lo volví a hacer, ahora evito comentar que veo o que siento.

Algo que tengo que comentarles es que tengo dos hermanos mayores un hermano que para los efectos de estos relatos llamaré el monstruo porque así es como lo veía como un ser malvado que gustaba de causar dolor o humillar al prójimo y una hermana que ha sido un apoyo en mi vida. Los tres somos muy sensibles en diferentes medidas.

Una vez en domingo me levante a las 6 am, tenía como 20 años y soñé que jugaba con muñecas Barbie y las vestía todas de negro y en mi sueño les decía "apúrense muchachas que nos vamos al funeral" esa frase fue la que me salto en mi sueño y me despertó. Toda extrañada y con una sensación de que algo va a pasar. Bajé a la sala, donde ya estaba mi mamá y mis hermanos despiertos y cuando les dije que soñé muy feo, al unísono me dijeron ¿también soñaste que alguien moría?

Cada uno contó lo que vio. Mi hermano el monstruo dijo que mi vino a despedirse alguien (a él un día antes o ese mismo día lo han visitado familiares o conocidos, para avisarle que ya se van de este plano.) Mi hermana soñó un funeral y mi mamá escucho una voz diciéndole que se levantara,

Estábamos relatando lo que vimos cuando sonó el teléfono y nos quedamos todos en silencio. Mi mamá contesto y cuando dijo llorando "Hay no ¿A qué horas fue?" al escucharla supimos que alguien murió. Efectivamente un tío abuelo había muerto unos 15 o 20 minutos antes.

Un recuerdo muy triste es el día de mi cumpleaños sentí que algo raro pasaba; pero no sabía qué era, no podía precisar la causa de mi malestar. Al día siguiente me despertó mi propia voz que decía mi papa se muere. Me levante y mi mamá me escucho y le dije lo que me había pasado, luego fui a ver a mi papá, estaba despierto, le di agua y como tenía la sensación rara, me quede con él a escuchar la radio, me acuerdo que estaba un canal de chistes. Poco a poco se levantó mi familia y comenzaron a hacer el desayuno, yo salí del cuarto pues me hablo mi mamá, cuando escuchamos a mi hermana llamarnos, al entrar en el cuarto me dice "No está respirando" corre por el médico. Fui por él, pero cuando llegamos ya había fallecido. Cuando mi hermana nos dijo que no respiraba, estaba en sus últimos momentos.

Este es solo un ejemplo de muchas cosas que hemos pasado como familia. Otras solo yo he visto o cada uno guarda silencio. No es lindo saber cosas malas; Pero es parte de las habilidades que tengo, es lo que soy, es lo que hay...

Por eso decidí escribir parte de un evento que vivimos como familia. Todo empezó una noche que no podía dormir...