Capítulo V
Está sería la última vez que te vería, Dean, me lo prometí a mi misma.
Había comenzado la universidad hacía dos años, estaba a mitad de la carrera de Literatura, quiero convertirme en escritora, para poder narrar historias tan magníficas como los sueños más vividos, es mi pasión.
Te había visto esta mañana, justo cuando acababa de entrar a mi clase de escritura creativa, estaba nerviosa porque no había hecho la última asignación, una historia ficticia o probablemente no, contada desde primera persona. Había tenido lo que nosotros los escritores le llamamos "bloqueo mental", no sabía de qué escribir hasta que te volví a ver.
Llevabas puesto un impecable traje de negocios de color azul oscuro, ya tus ojos marrones no resplandecían con esa diversión amigable que tanto me gustaba, tus labios ya no esbozaban esa sonrisa complaciente con la que me invitaste a celebrar mi cumpleaños, sin embargo continuabas siendo el mismo, con el mismo cabello negro y rizado que parecía tener mente propia.
Hace media hora que entraste a mi clase como editor invitado; le pregunté a uno de mis compañeros y me dijeron que eres dueño de uno de los editoriales más importantes de la ciudad, estoy muy contenta por tí.
En esta media hora que he pasado escribiendo todas las veces que te he visto, no te has dado cuenta de que estoy aquí, pero lo entiendo, tienes que prestarle atención a las historias de mis amigos.
Tus ojos se posaron en mí cuando llegó mi turno de contar mi historia, no me reconociste porque tenía la cabeza inclinada sobre el papel mientras escribía las últimas palabras.
Pero, solo quería preguntarte, Dean..."
— ¿Seguiremos viéndonos solo en encuentros oportunos? — digo en voz alta mientras levanto la vista del papel.
Tus hermosos ojos marrones están teñidos por una emoción que reconozco muy bien en mi porque yo también la experimento cada vez que te veo: amor. Estas de pie en medio de todos mis compañeros y amigos, aquellos a los que quiero como hermanos y no sabes qué decir.
— No. — dices sonriendo, esa sonrisa preciosa que me hace olvidar a las personas de mi alrededor.
Este día, nuestras rachas de encuentros oportunos por fin termina, dándole inicio a una vida llena del uno y del otro.
FIN
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