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Capítulo 46 Flashback

-Sofía- Dije mientras la abrazaba, ella correspondió de inmediato- Gracias por venir.

-No te abandonaremos, ni yo, ni los assassins- Contestó- ¿Qué puedo hacer por tí?- Me preguntó.

-Quiero que te lleves a Megan, tengo miedo que pueda ser una trampa para que la descuide y ella pueda llevársela. Macristen necesita un contacto directo con los Arcanos y la niña es una prodigio, así que primeramente es ponerla a ella a salvo- Ella asintió, miramos por la terraza.

- Le pediré a Jarím que se la lleve. Ya está todo listo, es hora de la batalla- Asentimos.

Bajamos las escaleras hasta el salón de armas, todo estaba listo y Daxon nos ayudaría a entrar hoy. Los vampiros habían accedido a ayudarnos y la manada de mi hermano también querían luchar con su Alfa. Estábamos escogiendo las armas, primeramente entraríamos Tessa, Elif, Aaron, la directora, Sofía y yo. Nosotros nos encargaríamos de abrir los portales y bajar las salvaguardas de seguridad para que pudieran cruzar los vampiros. No sabíamos a qué nos enfrentamos allá adentro, no sabíamos con exactitud quienes estaban muertos, quienes con vida, quienes nos eran leales o quienes nos habían traicionado. La traición siempre seguiría presente en nuestras vidas y en este mundo. Para mí era un honor completo luchar junto a nuestra directora, ella se había encargado en este año de alzar de nuevo el nombre de la academia, era una guerrera y cazadora digna de su posición de sus medallas y desde el instante en el que inició la guerra jamás ha parado de estar al frente de la situación protegiendo a sus centinelas. Me puse una funda en la pierna para llevar un cuchillo y escogí de la mesa una pistola, tenía el escudo de los cazadores grabado en el mango y la balas tenía runas de protección, desintegrarán cualquier demonio que se atraviese. Convencer a la Corte Imperial Vampírica, al principio fue complicado, se negaba a ayudarnos no se arriesgarían a perder a otro de sus monarcas, mucho menos a su rey.

FLASHBACK:

-Ya sabe usted nuestra posición, majestad- Habló uno de los vampiros, sentados en los doce tronos.

-No sirvió de nada traer a una centinela con ustedes- Dijo otro. Llevábamos en esta situación casi diez minutos, aún no me dejaban hablar.

-¡SILENCIO!- grifo Louis haciendo que todos se sobresaltarán un poco- Dejad que hable. Ella fue quien convocó la reunión- Todo silenciaron al acto. Liz que estaba del otro lado de la sala asintió brevemente.

-Mi nombre es Anais Franklyn Braus, yo era la prometida del príncipe y su próximo rey Derek Karim Cranwell Harmut Stoker Drăculea y he venido a pedir su apoyo en la guerra- Empecé a hablar.

-Siento mucho su pérdida, señorita Franklyn. Pero no queremos perder a otro de nuestros monarcas. Alemania quedaría sin rey, sin herederos, sin monarcas y tanto la princesa Ariane Lizzeth, como el príncipe Luis Patrick son los únicos que podrían poseer la corona real si su majestad imperial, el rey Louis llegase a faltar.

-Están en la obligación de ayudarme, yo era la prometida de su príncipe.

-En eso se equivoca Mi Lady, nosotros tendríamos la obligación de ayudarla si usted fuera viuda del príncipe, pero no se alcanzaron a casar. Además, Derek no se alcanzó a posicionar como nuestro rey- Explicó una mujer- Por lo tanto, Mi Lady, está sola en esta guerra. Lo único que podemos hacer por usted y su gente es rezar, para que salgan victoriosos.

-¿El problema es que se quedarían sin rey?- Pregunté- En mi vientre traigo al heredero legítimo de la corona de Alemania, primogénito del fallecido Príncipe Derek Karim- La sala guardó silenció, entraron en un estado de shock- Sé lo que están pensando, un cazador no puede tener hijos con criaturas de las sombras. Pero yo soy mitad humana y esa parte mundana es la que ha permitido que en mi vientre crezca nuestro hijo.

-En ese caso, nosotros debemos apoyarla hasta el fin- Miré a Louis que se había mantenido detrás de mí todo el tiempo, él dio un paso adelante quedando a mi costado y me tomó de la mano, hasta ahora no me había dado cuenta de que temblaba.

-Arrodillaos ante su reina- Les ordeno su rey y ellos obedecieron.

FIN DEL FLASHBACK

Debía evitar a toda costa que me lastimaran, sabía que me arriesgaba grandemente al ir al campo de batalla con un bebé en camino, podía perderlo, abortarlo sin querer, pero también sabía que... Era yo la única capaz de detenerla, está vez conseguí toda la ayuda posible, no podía enfrentarla sola. Entre al baño y me miré al espejo, cerré mis ojos y visualicé a mi padre, a mi madre y aquellos que habían muerto en mi cruzada, en la guerra que mi madre había dejado y ahora yo debía terminar. "Sólo necesito que seas fuerte" Me dije a mí misma, aunque refiriéndome al bebé "Necesitó que te mantengas en mi vientre, que seas fuerte" Pensé, solté un suspiro, limpié algunas lágrimas que habían salido y salí, salí lista para enfrentarme a mi peor pesadilla. Afuera ya estaba el primer equipo listo. Tessadran traía su arco y flechas, también traía una espada. Elif, traía sus dos espada y se guardó los cuchillos de repuesto. La directora, traía pistolas y municiones de sobra, al menos eso esperábamos. Sofía, su traje de Assassin's, sus armas, sus espadas y sus bombas de humo que resultaban muy útiles realmente. Asentimos y llegó la hora, salimos por el vestíbulo principal, en el patio se encontraban los "Ejércitos" un grupo numeroso de Vampiros, Hombres Lobo y Assassin's esperando a que los portales se abrieran para cruzar al otro, cada uno de los grupos tenía sus instrucciones. Sólo nosotros yo sabía quién nos iba a ayudar a cruzar, no se lo dije a nadie porque no quería correr el riesgo de que algún infiltrado de la bruja se diera cuenta de quién era el traidor, tanto Daxon como yo teníamos cuentas pendientes con Macristen, era algo completamente personal para cada uno. Quizá él habría esperado más por este momento, había estado trabajando durante años bajo la sombra de quien más odiaba y eso, tuviera la razones que tuviera, seguía siendo traición. ¿Puede haber algo peor que la traición? Quizá sí, quizá no. Nos encontraríamos en un lugar en especifico y allí nos tele-trasportaríamos a la gran Ciudad de Plata. él plan era más complejo de lo que sonaba. Caminamos unos minutos por el bosque, esquivando ramas y pasando por lo árboles, llegamos al lago cerca y aguardamos unos minutos, miré mi reloj de mano y era hora. Daxon me había dado una hora en específico, a partir de allí tendríamos diez minutos para abrir los portales y bajar las salvaguardas. Grabe la runa en el aire y rogando al cielo para que no me dieran mareos, cruce de primera. Estaba en el bosque y si mal no lo recordaba era el mismo donde Deneb me había llevado, detrás de mí llegaron los demás y al estar completo, con mucho cuidado y cautela empezamos a caminar hacía la ciudad de plata. A cada paso que dábamos lo hacíamos con cuidado para no alertar a ningún demonio que estuviera en la zona. Rodearemos la ciudad he iremos directamente al cónclave, desde allí iniciaremos la invasión. Al frente de nosotros se alzaba imponente el edificio del consejo y antes de entrar por unos de los pasadizos subterráneos nos detuvimos en seco, al frente de la puerta de hierro clavados en lanzas se encontraban las dos cabezas de dos de los miembros más destacables del Cónclave y por suerte no era Deneb. La ciudad era desértica, no habíamos visto ningún habitante y según Daxon, Macristen tenía encerrado en los calabozos a todos los cazadores, guardianes y líderes. De los ciudadanos no sabíamos nada.

-Esto es horrible- Dijo Tessa. Nos miramos entre sí.

-¿Creen que salgamos de esta?- Preguntó Elif.

-Claro que saldremos- Contestó Sofía.

-Si no salimos quiero que sepan hermanas Franklyn que ha sido un completo placer pelear junto a ustedes, son una guerreras de honor y no podría pelear al lado de personas más honorables- Nos dijo la Directora Hood- Es un honor pelear junto a todos.

-En está vida o en la siguiente- Agregué.

-Pues que sea en esta vida- Respondió Aaron.

-Yo iré con la directora y Sofía hacía el centro de control y abriremos los portales. Elif, Tessa y Aaron vaya a los calabozos y liberen a todos y sáquenlos de aquí, si ven demonios aniquilen.

Todos asintieron y cada uno tomó su propio camino, yo no conocía muy bien el edificio, pero la directora sí, así que ella nos guiaba. Bajamos las abandonadas y sucias escaleras de ladrillos hacia el pasadizo que nos dejó en el vestíbulo principal. Se me hizo muy extraño todo estaba muy solitario, hasta este momento ella ya sabría que estábamos aquí. Subimos las escaleras de mármol, llegamos al pasillo y caminamos en diagonal hacia el centro de comando que quedaba en el tercer piso. Subimos rápidamente y cuando íbamos a medio camino algo nos intercepto, fue algo tan rápido que no pudimos prever, un demonio que había tomado una forma física y le había dado un golpe fuerte a la directora. Ella asintió dándonos a entender que siguiéramos el camino mientras ella se quedaba enfrentándolo, me pregunté si a mis hermanos también los habían atacado, subimos hasta el final y entramos en el salón al final del pasillo. Tumbamos las runas que impedían que entraramos, no sabía cuánto tiempo nos quedaba, le di un estaca a Sofía y empezamos a regrabar todas las runas calcinadas, en total eran doce y había que derribar las salvaguardas, los diez minutos se habían cumplidos y cuando quise empezar algo sucedió, las runas se deshacían en el aire y unas rejas aparecieron en las puertas y ventanas del lugar.

-Es una trampa- Habló Sofía.

-Sabía que tenías que venir, no te resistirías- Su voz sonó al otro lado de la reja en el pasillo.

-Macristen- Dije.

-¿Te gusta?- Preguntó- Es una carcel digital de máxima seguridad, diseñada por tu tía Samirah, claro que yo le dice algunos ajustes. Atrapa demonios desintegrando todo lo que quiera cruzar y como ambas tienen sangre demoníaca pues se quedarán aquí atrapadas- Explicó.

-Olvidaste la primera regla de los Cazadores de Demonios, Macristen- Contesté- Jamás subestimes al enemigo, pude predecir lo que harías y pedí ayuda. Betzzaveth está en este momento al final del bosque, justo donde se alzan las salvaguardas de seguridad e inventé una runa para tumbar tu runa de bloqueo. Mirá por la ventana ya abrió los portales- Su rostro palideció y por primera vez, pude estar un paso adelante.

FLASHBACK

-Esto es muy peligroso- Me dijo Tessa- Puede traicionarnos.

-No lo hará- Contestó Elif.

-Confió en Betzzaveth, ella sólo fue manipulada por Macristen, jamás estuvo de acuerdo con eso- Contesté.

-Pero ¿Y si Macristen se entera que la sacamos de la cárcel? Va a sospechar- Preguntó Tessa.

-No se enterara- Dijo Elif. Betzzaveth cruzó la puerta de la sala de interrogación, venía esposada y custodiada por la directora.

-Hermanas Franklyn, que gustó verlas- Parecía más vieja de lo que realmente era, su mirada apagada y tenía canas en su cabello dorado, hace apenas un año ella parecía de no más de 30 años. La magia alimentaba la juventud de la brujas, al dejar de producir magia su cuerpo se iba deteriorando. La brujas no eran inmortales, pero podía conservar su juventud con hechizos- ¿A qué debo el honor de que me hayan traído aquí? Bueno debo decir que la academia parece más acabada y abandonada de lo normal.

-Necesitamos tu ayuda- Contesté.

-Vaya... Vaya... Vaya... Que interesante, la gran e independiente Anais Braus necesita ayuda de una bruja, ¿Qué puedo hacer por ti?.

-Estamos en una crisis, Betzzaveth, Macristen se apoderó del cónclave y aisló la Ciudad de Plata, tenemos que volver abrir los portales y bajar las salvaguardas- Explicó Elif.

-Inventé una runa- Le mostré el papel en la que la había dibujado- Está runa puede tumbar el poder de cualquier runa conocida, sólo grabala y lanza el hechizo.

-Hace mucho no produzco magia, no creo que sea capaz de hacer hechizos tan poderosos.

-Por favor- La tomé de la mano- Se lo debes a la familia Braus, si quieres redimirte está es tu oportunidad.

FIN DEL FLASHBACK.

-En ese caso, los trajiste a una muerte segura- Y desapareció sin dejar rastro y dejándonos atrapadas.

-¡Mierda, quedamos atrapadas!- Exclamó Sofía y reflexioné, la cárcel atrapaba demonios y Sofía a diferencia de lo que muchos creían no tenía sangre demoníaca.

-Espera... Tu no tienes sangre de demonio- Le dije.

-Es cierto, lo olvidé- Reí por lo bajo.

Ella cruzó las rejas traspasando y no le pasó nada, desactivo el mecanismo y salí junto a ella, debíamos encontrar a Deneb y ponerlo a salvo, también debíamos hacer lo mismo con los habitantes de la ciudad. Deneb era nuestro líder, el eslabón que unía la hermandad completa, la máxima autoridad y el único que tenía contacto directo con los Arcángeles, sabía que en estas semanas ella habría aprovechado esto. Pero también tenía presente que él era como una montaña impenetrable, todo lo que le hubiera hecho Macristen no serviría de nada, Deneb jamás le daría acceso para hablar con las divinidades que crearon los Cazadores de Demonios. Bajamos las escaleras y ya no vimos a la directora. Sólo había un lugar donde nuestro líder pudo haber escondido las reliquias faltantes, la guarida escondida de los que fueron antecesores de la mano izquierda de Dios. Al llegar al vestíbulo nos encontramos a mis hermanos a esta hora ya los portales deberían estar abiertos, pero parecía que Betzzaveth aún no lo lograba. Detrás de nosotros venía quienes estaban encerrados en los calabozos y antes de poder sacarlos cuatro Dementores nos rodearon y dos más tomando forma humana. Saque mi látigo, uno me atacó y antes de que llegará a mí lo frené dándole un latigazo. Mi hermana menor empezó a lanzar las fechas y mi hermano mayor tomando su forma animal saltó hacia uno de ellos. Luche con el demonio, me trató de rasgar el rostro con sus garras así que interpuse mi látigo en su forma sólida, le di un golpe en su putrefacto rostro haciendo que retrocediera, tomé la pistola del estuche de mi pierna y le di tres disparos, haciendo que se desintegrará. Salimos del gran edificio, mis ojos se abrieron con sorpresa y no pude contener mi asombro a lo que mis ojos estaba viendo. El cielo tenía un color rojo sangre y en él estaba abierto un portal interdimensional que hacía pasar demonios a este mundo, un portal del infierno mismo. Solté un sollozo y creó que las personas detrás de mí también tenían la misma expresión en su rostro. Yo no sabía que esto iba a ser de tal magnitud, nunca se me pasó por la cabeza. Sabía que un demonio la estaba ayudando, pero no llegue a imaginar que sería capaz de abrir un portal de tal magnitud. Les dije que pusieran a todos a salvó y yo iría a buscar a nuestro líder. Uno de los que estaban encerrados dijo que la bruja había estado haciendo experimentos, la sala forense quedaba, cómo todas, en los pisos subterráneos. Fui de nuevo al vestíbulo principal, me desvíe por un pasillo y abrí el ascensor, aliste mi látigo y me hice a un lado de la puerta, así, no me verían al llegar, asomé me cabeza parcialmente y no ví a nadie, caminé por el pasillo y al final de este, amarrado con esposas de las extremidades y conectado a un montón de máquinas lo ví muy débil, parecía casi desmayado. Me acerque y suavemente lo tomé del rostro para que reaccionará, le arranque las agujas que tenía en el brazo y unos aparatos en forma de chupa que tenía en su pecho. Tenía una herida en su abdomen y un ojo morado.

-Anais- Susurró, sonreí brevemente.

-Sí, soy yo. Te sacaré de aquí- Contesté.

-No, no tienes que irte- Dijo débilmente.

-¡No me iré sin tí!- Exclamé. Un dolor horrible penetró mi hombro, solté un grito de dolor y al mirarme una flecha me había atravesado, la sangre empezó a salir, tomé la punta y la partí para poder sacarla por atrás. Me giré y no había nadie no sabía de dónde había salido. Con la estaca grabé una runa y abrí las esposas- Hay que irnos.

-¿Conoces el camino hacía la cueva?- Preguntó, asentí- Vamos allá.

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