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Capítulo 42 Después

Corrí por el bosque sin detenerme, sentía sus pisadas detrás de mí, era fuertes, ágiles y muy rápidas. Estaba con una sudadera de ejercicio color negro, una blusa de tirantes gris y tenía el cabello recogido en una cola de caballo. Seguía colina abajo, con mis brazos corría las ramas que me daban en el cuerpo, sus azotes era fuertes. Entonces vi la oportunidad de escapar trepando a un árbol y así lo hice. Me impulse rápidamente con las manos y me hice arriba de ella mientras veía como se alejaba. Mi respiración estaba acelerada y mi corazón palpitaba desenfrenado. Di un salto hacia en suelo y empecé a caminar al sentido contrario en el que ella se fue, camine colina abajo mirando recurrentemente hacia atrás, no podía dejar que me atraparan de nuevo, me detuve en un arroyo que encontré, me puse en cuclillas y bebí algo de agua, llevaba una hora corriendo por todo el lugar y sólo hasta ahora la pude perder. Escuché un ruido cercano así que me erguí mirando a todos lados, un arbusto se movió a lo lejos, camine a él lentamente y cuando creí que era algún atacante me di cuenta que realmente era una liebre. Solté un suspiro, entonces, de los árboles saltaron cuatro hombres vestidos con su ropa negra. El primero me atacó hacia el rostro, pero me agache para esquivarlo, el otro me dio un codazo en el estómago y esto me hizo retroceder. Con mí pie hice caer al tercero. Los cuatro se detuvieron al frente de mí y sacaron sus armas, tomé mi látigo y lo puse en forma sólida, uno de ellos me atacó con su espada, pero frene el impacto estaba muy cerca de mí, así que le di un cabezazo, así que lo deje mareado. El segundo me atacó con unos nunchaku lo enredo en mis piernas y me hizo caer de espaldas contra el suelo, le di una patada y lo aleje de mí, hice que el látigo volviera a su forma original y lancé un latigazo hacía él, me tomó por la espalda, le di un codazo en el estómago y luego una patada lateral que hizo que cayera al suelo. El tercero se me subió en la espalda, use su peso a mi favor lo pasé por encima, lo deje caer al suelo, pero con sus pies me hizo caer a mí también. Me envió en una llave ahí mismo, me estaba tratando de someter. Me impulse con los pies y logré enredarlos en su cuello haciendo que me soltará y yo pudiera asfixiarlo hasta que se desmayó. Mi respiración estaba muy irregular, sentía mucho mareo. El cuarto y último se quitó la capucha y descubrí que era una mujer, su cabello también estaba recogido y me miró sonriendo, tenía una vara de metal, volví mi arma a forma sólida y nos quedamos ahí unos segundos, mirándonos fijamente mientras caminábamos formando un círculo. Me atacó pero frene el impacto de su arma con la mía, me dio una patada pero tomé su pierna lo gire haciendo que ella también girará y con un impulso la tire al suelo. Ella se puso de pie rápidamente, me lanzo un puñetazo que me dio justo en la nariz y luego otra patada lateral que me dio justamente en el brazo, caí la suelo mientras veía como la sangre salía. Se acercó lo suficiente a mí, le di una patada en el rostro, luego me apoye en sus hombros y di un salto por encima de ella, la envolví con una llave, mis piernas al rededor de sus extremidades y mis brazos en su cuello. Soltó uno de sus brazos me tomó de la cabeza he hizo que cayera frente a ella, antes de que pudiera hacer algo la hice caer con mi pie, me puse de pie, levante una de las espadas y se la puse en el cuello.

-Estas lista- Me dijo, le extendí mi mano para ayudarla a poner de pie.

-Te vencí- Le dije con la respiración cortada, ella sonrió- Después de un mes pude vencerte a ti y a tres de tus mejores guerreros- Tenía ganas de vomitar.

-Felicidades- Hablaron los otros tres. Entonces no pude contenerme, vomité. Sofía me tomó el cabello y me acarició la espalda.

-Ana, ¿Estás bien?- Preguntó- Has estado vomitado por una semana.

-Es la comida- Contesté- Mi estómago no se acostumbra a lo que ustedes comen- Ella río.

-Volvamos para que descanses un poco.

...

-Maestra tenemos visitas- Habló uno de los estudiantes de Sofía cuando llegamos al campamento.

-Iré a ver quién es- Me dijo- Descansa, en la noche haremos meditación para que mejores- Asentí. Pasé por el patio y entrenando con su maestra se encontraba Megan.

Había pasado un mes desde que había dejado los Cazadores para unirme a la liga de asesinos temporalmente, al principio fue algo duro, ahora me daba cuenta que sus entrenamientos eran tres veces más fuerte que los de los Cazadores de Demonios. ¿Porqué? Sencillo mi hermandad se concentraba en el físico, crear a entrenado asesinos. Sin embargo, los Assassins les importaba más entrenar la mente y sus pruebas mentales era más duras que las física. Si mantienes un equilibrio entre mente y cuerpo, serás capaz de lograr muchas cosas. Nada es cierto y todo está permitido, es su lema. Ellos sobrevivía en el campamento con lo que la naturaleza les ofrecía y así como quitaban, también daban, formaban una conexión y equilibrio con todo a su alrededor. Mis primeras pruebas eran levitación en medio de un río caudaloso, si me desconcentraba mi vida peligraba y sí, me desconcentré el río me arrastro en sus mareas y terminé muy lejos del campamento, por poco muero ahogada y llegue tres días después. Cuando le pregunté a Sofía porque no había ido a buscarme ella simplemente dijo "Debes aprender sola, si estoy ahí todo el tiempo no es aprendizaje" Y a partir de ese momento, trate de hacerlo lo mejor que pude, aunque, no fue fácil. La primer pelea fue una semana después de mi ingreso, me puso a combatir con un chico al que ella le llamaba "Novato" que de novato no tenía un cabello, me derribo dos veces y me sometió una vez, al final quedamos empatados, sin embargo, él no se veía cansado y yo estaba a punto de morirme. Sofía también trato de ayudarme a recuperar mi don, pero no lo conseguimos, no pude volver a viajar al mundo astral y desde hace meses no soñaba ni con Samirah y mucho menos con mi madre. Así que, no sabía qué camino tomar. Baje del campamento y llegue al río, aquí no habían baños, se bañaban con agua del río y otra cosa que debía admirar era el respeto que se veía, desde mi estadía aquí la veces que veía que las mujeres se bañaban no vi un solo hombre que las espiará, eso me agradó muchísimo. Me quite la ropa quedando en ropa interior y me metí al agua, me sumergí y me quedé allí unos buenos momentos. No fue difícil convencer a mi familia, pero Derek fue otro asunto, no confiaba en los Assassins y menos en Sofía, me pidió que buscará otra manera y de hecho, me vine enojada con él. Sólo esperaba que se le pasará cuando volviera. Había estado intercambio información con mis hermanas, ellas decían que todo estaba bien y hasta ahora no había novedades. Así que me quedaría en este lugar hasta que llegarán a necesitar de mi ayuda. Salí del agua, me seque y me puse la misma ropa. Tuve que detenerme de forma abrupta, un mareo me invadió en ese momento y por poco me hace caer, me senté en la tierra y me quedé ahí uno minutos, luego me invadieron unas horribles ganas de vomitar, aunque me aguante las ganas.

-Señorita Franklyn- Me llamó uno de los maestro- La necesita Sofía en el vestíbulo principal- Asentí, me puse de pie y camine hasta la casa, y al entrar me encontré con mis hermanas, las abrace a las dos.

-Hermanas, ¿Qué hacen aquí?- Les pregunté al separarme de ellas, me sonrieron.

-Anais estás muy cambiada- Dijo Elif- Te sentó bien estar aquí.

-Dónde está la niña- Preguntó Tessa.

-Está con sus maestros, aunque- No pude terminar la oración, la pequeña entro como bala al salón y abrazo a mis hermanas.

-Tías- Grito con alegría- ¿Qué hacen aquí? ¿Es hora de irnos?- Preguntó, ellas me miraron y asintieron.

-Algo así, es hora de que vuelvan- Dijo Tessa.

-No podemos dar detalles, pero han tomado la ciudad de plata y tienen rehenes- Agregó Elif, abrí mis ojos con sorpresa y asentí.

-Empacaré mis cosas- Me giré a Sofía y a la niña- Megan no puedo llevarte conmigo- Ella me miró frunciendo en ceño- Esto es una guerra y en la guerra siempre mueren inocentes y si te pasa algo jamás me lo perdonaría- Ella negó.

-Me prometiste qué jamás me dejarías- Me recordó a punto de llorar.

-Pero no te estoy dejando, te estoy protegiendo. Tú más que nadie sabe el poder que corre por tu sangre. Sabes que Macristen te está buscando y el único lugar seguro es este, por eso tampoco te dejé con mi padre.

-¿En cuánto tiempo volverás?- Preguntó.

-No lo sé- La abracé y le di un beso en la frente- Recuerda que te amo con toda mi alma y hago esto para protegerte de aquellos que te quieren lastimar- Ella asintió.

-Te juro que la protegeré con mi vida- Me prometió Sofía. Asentí- Y si me necesitas sabes dónde buscarme.

-No lo dudes.

...

-¿No irás al instituto?- Preguntó Elif.

-No, iré primero a ver a mi padre. Las veré en el instituto en unas horas- Contesté, mi hermana se desvió a casa de mi padre.

-Tenemos que volver al instituto lo más rápido que podamos, te contaremos lo que pasó cuando estés allí- Dijo Tessa. Me dejaron en la puerta de la casa y me dieron las llaves para entrar- Papá llega en una hora a casa, así que puedes aprovechar para llamar a Derek y buena suerte con eso.

-Ja... Ja que graciosa- Puse los ojos en blanco. Abrí la puerta y entre a la casa. Todo estaba justo como lo recordaba para primera y última vez que estuve aquí. No había mucha, mi padre no compraba muchas decoraciones o cosas así. Lo que si le gustaba mantener eran fotos de nosotros, recuerdo que un día le pregunté porqué y me dijo: "Porque es lo único que me quedará cuando me quede sólo." Si mal no lo recuerdo mí habitación estaba en la plata baja. Abrí la puerta y me recosté en la suave cama, hacía un poco más de un mes no me acostaba en una cama y realmente lo extrañaba. Me quite los zapatos y la ropa y me metí al bañó, abrí el grifo con agua caliente y deje que cayera a mí cuerpo. Definitivamente extrañaba estás comodidades. Debía llamar a Derek, de hecho, no lo iba a llamar pensaba en ir a la casa. Había estado posponiendo el matrimonio durante algunos meses, pero este mes lejos me dio la oportunidad de entender muchas cosas. Derek no iba a esperar por mí la eternidad y lo único que yo hacía era darle largas al asunto. Así que a la primera oportunidad que se nos presente pienso casarme con él. Escuché un ruido afuera del baño, mis sentidos se habían agudizado con los Assassins así que podía percibir muchas cosas. Estiré mi brazo hasta tomar la toalla, la envolví en mi torso y salí despacio a mi habitación. Seguí derecho hasta afuera en la sala no parecía haber nadie y en la cocina tampoco.

-¿Qué haces aquí?- Una voz fuera de lugar me sorprendió, gire para mirar y era un hombre que jamás en mi vida lo había visto. Fruncí el ceño.

-¿Qué haces tú en la casa de mi padre?- Pregunté.

-¿Tú padre? Pues te equivocas, el hombre que vive aquí en mi hermano y conozco muy bien a sus hijos- Por un segundo dude su había entrado a la casa correcta. Pero la puerta principal se abrió dejando ver a mi padre, me vió, vino a mí y me abrazó.

-Hija, ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste?- Preguntó dándome un beso en la frente.

-Llegue hace poco, mis hermanas fueron por mí al campamento. Este hombre entro a la casa.

-Sí, si hija. Mira él es Marcus, es mi hermano desapareció hace algunos años y nos reencontramos hace unos días. Marcus ella es Anais, es la hija que tuve con Maggie- Lo miré a los ojos, él se parecía muchísimo a mí y a mis hermanas. Los característicos ojos amarillos.

-El parecido con Elif es sorprendente- Contesto él.

-Te lo dije. Mi niña que bueno que estas aquí, me hiciste mucha falta- Le sonreí a mí padre.

-Voy a vestirme, ya salgo- Le di una última mirada a Marcus y entre a mi habitación.

...

-¿No puedes dormir, papá?- Pregunté, me senté en la mesa. Él estaba ahí sentado cubierto con una manta y tomando café. Me sonrió.

-Por lo que veo tampoco tú- Contestó.

-No puedo dormir hace mucho.

-¿Cómo te cayó Marcus?- Preguntó.

-Papá no lo conozco, no sabía ni siquiera que tenías un hermano, no lo podría considerar mí tío- Le dije, le quite su vaso y bebí un poco de café- Debes madrugar, ¿Por qué no puedes dormir?.

-Por miedo Anais- Fruncí el ceño- ¿Sabes cuántos pasos hay de tú habitación a la cocina donde sirves el desayuno?- Negué- Hay 7 pasos y de la cocina a la sala hay 10 pasos. En la noche cuando no puedo dormir los cuento, cuento cada paso que das en esta casa porque todos los días me despierto con miedo a que no llegues- Lo miré con ganas de llorar- He pasado los últimos cinco años con un miedo constante de que tanto tú como tus hermanas no vuelvan a casa- Vi como una lágrima se deslizó por su mejilla- Desde que estoy en la policía me he cuidado lo mucho que me es posible porque sé que soy lo único que te queda, Anais y no quiero dejarte sola en este mundo- Me tomó de las manos- Tus hermanos tiene a su madre, a sus tías y tienen a mucho quien los amé. Pero tú estás sola, sola completamente. ¿Por qué lo haces? Tú no les debes nada a los Cazadores de Demonios, ya les diste todo, has arriesgado tu vida durante cuatro años, te he visto herida, al borde de la muerta y alejada de mí lado. Te ganaste la oportunidad de ser feliz, de tener una vida normal- Una lágrima se deslizó por mí rostro- ¿Por qué te quedas con ellos? Tienes una oportunidad de ser feliz, tómala hija, cásate con Derek y sé feliz lejos de aquí. Prométeme que harás lo posible por buscar tú felicidad.

-Te lo prometo padre.

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