Capítulo 41 Assassins
Narra Tessa:
-Bienvenidos- Habló la directora mientras entrábamos a la oficina- Me es un placer verlos de nuevo, completaron la misión con éxito, gracias por traer la Manzana y gracias a los Assassins por confiar en nosotros para mantenerla a salvo- Le dijo a Sofía.
-Muchas gracias directora, espero que pueda mantenerla a salvo como lo ha hecho nuestra hermandad por años- Contestó Sofía, ella asintió.
-¿Y Anais y los demás?- Preguntó.
-Elif está dándose una ducha, Anais está con mi padre y con Megan haciendo arreglos de la boda, nosotros decidimos venir a dar los informes- Le dije, ella asintió, así dimos por terminada la entrega de informes.
Después de recuperar la manzana, Anais quiso hacer un ritual para que las almas que estaban atrapadas en la isla salieran sí así lo deseaban. Al final intento grabar una runa de Tele-transportación pero no funcionó y estuvimos en la isla dos días más mientras nos rescataban, mis hermanas se veían muy cansadas y nos durmieron nada durante ese tiempo. Sofía me dijo que era por miedo, la isla explota tus más profundos temores y por como habían quedado sus pruebas de fe fueron las más duras. Al caer a la habitación profunda me encontré de nuevo en el helicóptero a punto de saltar, las alturas fueron siempre mí mayor temor, jamás, por más que mi hermano me ayudó lo pude superar. Todo inició cuando en una montaña rusa se fue la luz y uno de los asientos se salió del carril, yo iba en ese lugar, por suerte mi hermano estaba en el carrito de adelante y al ver lo que pasó me sujeto en el aire para no dejarme caer por poco muero. No sé cuántos minutos estuve en la visión, pero siempre que saltaba y me enredaba con el paracaídas la prueba volvía a repetirse, en diferentes formas y siempre estaba yo sola. Al final pude saltar sin tener miedo, no sabía con exactitud si lo había superado pero por lo menos me ayudó un poco. Fui la segunda en salir de la habitación, el primero fue Cristofer, después vimos aparecer a Sofía y a Derek. La última de todos fue Anais y desde entonces estaba un poco paranoica. Compartir tiempo con Sofía me hizo reflexionar un poco sobre muchas cosas, ya había tenido la oportunidad de ver sus habilidades, pero no sabía que tuviera tanto conocimiento. Al llegar fuimos directamente al cónclave y reunimos los objetos tangibles. Deneb los llevo a un lugar en el que sólo él sabía la ubicación, por cuestiones de protección era mejor así. Teníamos La Manzana del Pecado, Το βιβλίο των νεκρών, La Espada Luz del Alba. Ella solo poseía El Cáliz de Sangre y las Llaves del Armageddon, sin los demás objetos divinos por podía crear el ejército que deseaba, así que con ellos bajo la custodia del Cónclave de los Cazadores de Demonios todo empezaba a calmarse un poco, sin embargo, estábamos muy alertas a cualquier movimiento fuera de lo normal. Sofía y yo decidimos sentarnos en el césped afuera del castillo, en silencio estuvimos por un largo rato, aunque no era un silenció incómodo, era relajante y calmado, sólo estábamos ahí sentadas pensando en todo y tratando de disfrutar lo buenos momentos, ya que después de esto no sabríamos cuando volveríamos a vernos. Algo me decía que no pasaría mucho tiempo, el destino siempre buscaba la manera de volvernos a encontrar. Después de casi dos años así, la consideraba como mi hermana y supongo que Elif y Ana también lo hacían.
-¿Cuál crees qué sea el mayor miedo de Anais?- Preguntó de un momento a otro rompiendo el silenció, la mire. Realmente no lo había pensado.
-No lo sé- Contesté- Supongo que le tiene miedo a muchas cosas, no sabría decirte mi hermana es muy impredecible- Ella pareció satisfecha con mi respuesta.
-Elif parece muy valiente- Asentí- Las más sensata de las tres y supongo que la más leal, ¿A qué le podría temer ella?- Ella tenía la mirada pérdida.
-Cuando pensamos que Anais había muerto la vi muy dura, en el funeral y en el entierro se mantuvo rígida, no derramó una sola lágrima. Pero luego de unos días la vi llorarla en silencio, encerrada en la habitación, sollozaba y repetía una y otra vez su nombre. Pedía a Dios y los ángeles que la llevarán a ella también. El mayor miedo de Elif es perder a su otra mitad- Sofía me miró a los ojos.
-¿Su otra mitad?.
-Anais es la otra mitad de Elif y viceversa, formaron un vínculo tan fuerte he irrompible que lo único capaz de alejarlas sería la muerte y supongo que ni eso.
...
-Quiero decirles algo importante- Habló Anais llamando la atención en la mesa, estábamos comiendo en casa de nuestro padre. Mientras no estuvimos él aprovecho para mudarse a un lugar más amplio y espacioso- Un día antes de ir a la isla me enfrente con Macristen en el cónclave, peleamos y no pude superarla en combate. Prometí que no me volvería a alejar pero... Esto es necesario- Fruncí el ceño sin comprender- Me iré- Dijo, abrí mi boca con sorpresa y todo de quedaron en silencio- Hablé con Sofía y ella está dispuesta a entrenarme con la técnica de los Assassins, será solamente por un pequeño tiempo, un mes será suficiente. Mientras tanto Elif y Tessandra se quedarán y si llegasen a necesitar de mí, sabrán dónde encontrarme.
-Anais, no debes hacerlo- Contestó mi padre.
-Sí, si debo hacerlo papá. Mis hermanas saben los alcances de Macristen y lo fuerte que de ha vuelto- En eso tenía razón- Si queremos combatir una guerra tenemos que hacerlo fuego con fuego y yo debo cambiar todo lo que sé.
-¿Y yo?- Preguntó Megan.
-Vendrás conmigo, no voy a dejarte.
-Si es tú decisión yo te apoyo hermana- Contestó Elif.
-Yo también- Hablé.
-No hay más de otra, supongo que yo igual ¿Cuándo piensas irte?- Preguntó Aaron.
-Mañana en la mañana.
Asentí, seguimos comiendo mientras hablábamos. Sabía la incomodidad de mi padre, él no estaba muy de acuerdo, pero siempre había respetado las desiciones que tomáramos nosotras, más que nada las de Ana que siempre ha sido la más independiente. Con el paso de los años pude notar que a pesar de no estar seguro de lo que hacía mi hermana mayor él siempre la dejó hacer su vida, quizá por que nunca se crío con él, también note que a pesar de no hacerle nada de caso a lo que le demandaba mi padre ella siempre lo tenía en cuenta para todo. Si debía ir al parque y él no la dejaba aún así iba, pero al menos cumplía con pedir permiso o avisar. Esa independencia siempre fue muy característico de ella. Al terminar de comer llevamos los platos al fregadero y los dejamos lavando. La nueva casa de nuestro padre era de dos plantas, arriba quedaban tres habitaciones y abajo quedaban dos habitaciones, la cocina, un baño y la sala. Arriba quedaba mi habitación, la de Elif y también de Megan, le habían arreglado absolutamente todo para que pudiera sentirse a gusto. Las de abajo eran de Anais y mi padre. Aaron dormiría hoy conmigo, quería que se quedará con nosotros por esta noche. Los cuatro habíamos forjado un vínculo irrompible, pero siempre me iba a sorprender la conexión tan grande entre mis dos hermanas mayores, era algo supremamente especial y único, algo que ni yo misma podía llegar a superar y me alegraba, me hacía muy feliz. Con Aaron era diferente, siempre había tratado de protegernos, siempre estaba ahí y sin importar lo lejos que se fuera siempre volvía. Él tenía una conexión especial con las tres, percibía nuestras emociones, nuestros cambio de actitud, nuestra energía. Quizá por ser un hombre lobo su intuición fuera más fuerte, a veces incluso, sospechaba que sucedía algo sin siquiera cruzar palabra con nosotras. Ese era nuestro hermano mayor. Subí y abrí la puerta de mi habitación para tirarme en la cama, no había dormido desde que llegamos de la isla y empezaba a sentirme agotada. Cerré mi ojos y cuando estaba a punto de quedarme completamente dormida, el timbre de la casa resonó por todo el lugar. Fruncí el ceño, escuché como la puerta de abría y Anais saludaba entusiasmada a la personas que acababa de llegar, no estaba segura pero supongo yo que era Derek. Estaban planeando todo lo de la boda, sin embargo, aún no habían una fecha específica. Mi hermana dijo que sería después de todo esto, pero tampoco sabíamos cuando terminaría, lo cual pues, dificultaba más las cosas. Sin poder ser capaz de dormir, decidí ponerme de pie y levantarme, salí al vestíbulo y baje las escaleras. Salude a Derek y me acerque a ellos a escucharlos hablar. Ana decía que quería algo pequeño, pero Derek, sin embargo, hablaba de algo grande y por todo lo alto. Aún no lograba comprender y quizá nunca comprenda como esos dos siendo polos completamente diferentes, ahora estuvieran planeando un boda. Nadie pareció notarme, así que salí por la puerta principal a tomar aire fresco, al frente de mí estaba Carson Cranwell, la última vez que había hablado con él fue la mañana de mi accidente y recuerdo muy bien que lo taché de chiflado. Estaba recostado contra su auto y me miraba fijamente, como tratando de entrar en mis pensamientos, trague saliva y desvíe mi mirada, estaba empezando a ponerme nerviosa.
-Señorita Franklyn, veo que ya se recuperó definitivamente. Es un gusto verla- Habló de un momento a otro, lo miré sin comprender muy bien.
-Tú lo sabías, sabías lo me iba a suceder y no me dijiste nada- Le reclamé mientras me cruzaba de brazos.
-Si se lo hubiera dicho rompería muchísimas reglas que sigue la naturaleza, sin embargo, le sugerí que no fuera. Usted no me hizo caso.
-¿Cómo lo supo?- Pregunté.
-Puedo ver algunos fragmentos del futuro, por ejemplo mi hermano saldrá en 5... 4... 3... 2... 1- Derek cruzó por la puerta, estaba enfadado.
-Lo viste por la ventana- Sonrió y sólo me guiño el ojo mientras de metía en el auto. Sentí algo de incomodidad, así que entre a la casa y cerré la puerta para que ambos siguieran discutiendo a gusto. Aunque no aguante la tentación y me quedé escuchando detrás.
-Sólo será un mes- Le dijo mi hermana.
-Sí un mes, pero me lo prometiste Anais, no es justo conmigo- Se hizo un silencio en ese momento.
-Lo sé y lo siento, pero tengo que hacerlo y sabes porqué.
-Lo sé, lo sé, lo sé. Anais, debíamos viajar a Alemania a que los grandes reyes ofrecieran su corona en aprobación al matrimonio.
-Eso lo haremos después Derek, te lo juro, te lo juro- No estaba escuchando nada interesante.
-¿Qué haces?- Susurró Megan acercándose a mí- Escuchar detrás de las puertas es de mala educación.
-Exacto, no lo tomes como ejemplo- Contesté.
Hoooooola mis chicos, ¿Cómo están? ¿Cómo les va? ¿Qué tal los días?.
Oigan pues, cuéntenme qué tal va a la historia, deseo que me comenten sus opiniones. ¿Recuerdan que les dije que el libro sería un poco más largo? Pues ahora qué hago cuentas, realmente no será muuuuuy largo, sin embargo, si se extenderá unos tres capítulos más que el segundo libro.
¿Cuáles creen ustedes que a parte de los que ya mencioné podrían ser los grandes miedos de todos los integrantes del grupo? Cómo saben cada uno tiene un miedo profundo, así que cuéntenme cuáles suponían ustedes que eran sus miedos.
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