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Capítulo 39 Inicia la Guerra

Narra Elif.

Dos semanas después del cumpleaños de Aaron todo estaba muy tranquilo para ser verdad. Papá estaba haciendo sus exámenes para reintegrarse a la policía, aún no le daban una decisión final pero iba por buen camino. Tessa estaba alistando su maleta para volver al instituto y como yo ya había terminado seguiría yendo a la academia pero ya no tendría que vivir allí. Hoy también volvía de la "muerte" mi hermana, frente a la ceremonia de ingreso anual de novatos informarían a todos lo que está pasando y las precauciones que se tomaría de ahora en adelante. Hasta ahora todo se había mantenido oculto pero... El cónclave determinó que era mejor mantener al tanto a todos, así evitaríamos cualquier riesgos. Lo que me preocupaba era la reacción de Evans cuando supiera la verdad, no sabría cómo lo tomaría a él, al igual que a todos, no afectó muchísimo la supuesta muerte de Ana y si yo siendo su hermana, reaccione mal, no quería imaginar cómo lo tomaría otra persona. Como nuestro padre estaba trabajando Anais había decidido llevar a Megan con nosotros, además por que entre más cerca la tuviéramos más fácil sería protegerla. Mi hermana también decidió que era tiempo de empezar a entrenarla, la niña era una prodigio de sangre pura de ángel y cualquier ser oscuro mataría por tenerla, así que será mucho más fácil para ella aprender a defenderse. Guarde en el pequeño bolso todo lo necesario para hoy, tomé el pastillero del cajonero de noche y guarde las pastillas en el. Ya no las necesitaba por que mi ánimo iba mejorando, pero empezaría a dejarlas poco a poco. Mire el sobre en mis manos, mis manos temblaban y a pesar de que quería no tomar ninguna la ansía me gano y terminé por metermela a la boca, estaba nerviosa por lo de hoy, así que necesitaría relajarme un poco. Las volví a guardar rápidamente y salí de la habitación. Aaron estaba con la manada, él ya no viviría más con nosotras, sin embargo, todas las noches venía a pesar tiempo con todas. A pesar de llevar sólo unas pocas semanas veía que le había tomado mucho aprecio a Megan. Tessa estaba caminando de allá para acá tratando de explicarle a la niña cómo sería las cosas en el instituto, cuáles eran sus profesores y como debía dirigirse a ellos. Le hablo de la izadas de banderas, de las ceremonias anuales y de cómo se escogía cada arma, ella solo asentía y prestaba muchísima atención. Fui a la habitación de papá y del clóset saque la espada que estaba dentro de la funda, la habíamos dejado ahí por precaución, aunque, ahora que lo pensaba mejor eso había sido una muy mala idea. Salí de la casa, caminé hasta el vehículo y con las llaves abrí la bodega del auto dejé allí a Luz del Alba y volví a cerrar con llave. A lo lejos vi acercarse el auto de la policía y de él descendió papá. Le sonreí por que venía vestido con su uniforme y eso era una muy buena noticia, lo abrecé y felicité por si nuevo logro. Entramos de nueva la sala.

-¡Papá!- exclamó Tessa- Llegaste justo a tiempo para despedirme antes de irme- Ella se detuvo a mirarlo- ¡Ay, no puede ser. Has vuelto a la policía!- Exclamó de nuevo- Anais, a padre lo reintegraron- Ana salió de la cocina y vino a abrazarlo.

-Padre, felicidades, te mereces esto y más- Ana le dio un beso en la mejilla.

-Yo no lo hubiera hecho si ustedes no me hubieran alentado a hacerlo- Contestó- Les debo tanto mis bellas flores.

-Te felicitó mucho, Marco- Habló la niña y le dio un abrazo.

-Gracias, pequeña. Ahora me pondré a buscar una casa más grande y en un mejor barrio para las cuatro, así tendrán su espacio. No se preocupen por nada.

-Eres el que no debería preocuparse papá, tú tranquilo yo te ayudaré con eso- Le dije- Bueno vámonos hermanas.

-¿Y Megan?- Preguntó.

-Ah, no te preocupes por eso papá, me la llevaré y la traeré en la noche. Elif y yo ya no tendremos que quedarnos viviendo en la academia por que ya terminamos nuestros ciclo, así que la llevaré en las mañanas y la traeré en las noches- Explicó Ana.

-Está bien, cuídense mucho. Las amo.

...

-¿Es cierto lo que están diciendo?- Me preguntó Evans, giré en mi eje y lo mire, estaba entrenando en la sala.

-Si Evans, mi hermana está viva. Aunque no se encuentra aquí en este momento, está con Deneb en el cónclave- Se acerco a mí, así que retrocedí por instinto, trague saliva.

-Escucha, Elif. Yo quisiera aclararte lo que paso con el beso.

-No me tienes que decir nada- Interrumpí, solté un suspiro- Debo irme- Pase por su lado para irme, pero me tomó del antebrazo haciéndome girar y en ese momento sus labios chocaron con los míos y empezaron a danzar en una sincronización mutua.

-Tú me gustas Elif, me gustas mucho. Eres alguien valiente, sensata y muy hermosa, muy, muy hermosa- Lo mire a los ojos, simplemente salí corriendo.

Fue cobarde, sí, lo fue. Él me gustaba, era atractivo, un buen soldado y sobre todo alguien en quien podría confiar. Pero, tampoco podía ignorar el gran parecido que teníamos Anais y yo, quizá sucedía lo mismo que sucedió entre Ana y su parecido con Renata, sin embargo, tampoco éramos tan idénticas, no somos doppelgangers pero si nos parecíamos. La última vez el me dijo que estaba enamorado de Ana y me dolería muchísimo saber que solo está conmigo por olvidarla a ella. Subí rápidamente las escaleras y llegué a la habitación de Tessa, no estaba ella y eso lo agradecí infinitamente. Por alguna extraña razón mi corazón palpitaba desenfrenado y mi respiración estaba acelerada. Me había cerrado a muchas relaciones los últimos años, el amor era algo peligroso y no quería tener que pasar por eso. Solté un suspiro, abrí de nuevo la puerta y salí. Los centinelas caminaban de allá para acá con maletas en el hombro y buscando sus habitaciones, hoy era la llegada después de tres semanas de vacaciones y en la tarde era la ceremonia de reclutamiento que se hace cada año en el instituto. Al llegar Deneb estaba aquí esperándonos y después de cruzar unas palabras conmigo y con Tessa, él se llevo a Anais al cónclave según por que necesitaba saber algo sobre su don. Desde el incidente en el reino de los Silfíde no volvimos a saber nada de Macristen, lo único que teníamos claro era que debíamos atraparla y que tenía que ser rápido, nuestra vida y la existencia del mundo dependía de eso, dependía de que recuperáramos las dos reliquias que ella poseía y que nosotros reuniéramos los demás para que la bruja no los encontrara. El campo de entrenamiento estaba vacío así que fui hasta él y me senté en el césped mirando al cielo, hacia algo de calor, el invierno había empezado a acabarse y empezaría la primavera, era mi época favorita del año. El viento soplaba con suavidad trayendo consigo una brisa gélida que provocaba paz, me gustaba estar sola, amaba mi soledad, tranquilidad y silencio, al contrario de mi hermana menor que nunca le gustaba estar sola y era demasiado bullosa y alegre. No me mal interpreten, su alegría era genial en tiempos de crisis, alegraba el alma más triste y deprimida, pero solía ser algo irritante. En cierto modo me aliviaba saber que Anais no estaba muerta, haber cargado con toda la familia durante estos meses me había traído problemas un poco grabes, no me gustaba hablar de mis problemas, siempre he sido muy independiente. Mi madre jamás tuvo que obligarme hacer una tarea, ayudarme a pasar la calle o advertirme de los peligros de la calle, por que eso yo ya lo sabía y lo tenía muy claro. Aprendí a madurar desde muy corta edad, simple y sencillamente por que mi familia ya tenía muchos problemas y más grandes que los míos. Así que simplemente me calle muchas cosas.

-Hermana- Me llamó Tess haciendo despertar de mis pensamientos- Ya llego Ana y dijo que debía hablar con nosotros.

-¿Sabes para qué?- Ella negó, asentí. Me puse de pie y empecé a caminar junto a mi hermana llegamos al vestíbulo y entramos a la oficina, adentro estaba Deneb junto a Anais- Hola, ¿Cómo les fue?- Por la cara que tenía ella deduje que no debió de ser nada bueno.

-Bien, en lo que se pueda decir- Contestó ella, fruncí el ceño.

-¿Pasa algo?- Preguntó Tessa. 

-Ana debe decirles algo, algo muy importante- Contestó Deneb. 

-Ya no tengo mi don- Dijo tomándonos por sorpresa.

-¿Qué?- Preguntamos al unisono.

-Mi don, ya no lo tengo. Se lo di a Mammón para que rompiera la maldición de Derek- Su voz estaba llena de tristeza, la mire más que sorprendida.

-Espera... Espera ¿Mammón el demonios de la avaricia?- Le pregunté. Ella asintió. 

- O sea, no pudo ser a un demonio menor, no, tenía que ser a un rey del infierno- Agrego Tessa- ¡Ay, Anais! No debiste hacerlo. 

-Lo siento chicas, de verdad.

-El problema aquí es que necesitamos a una caminante de sueños para viajar al Observatorio, sino no podemos ir allí- Explico Deneb. 

-Deneb, ¿qué posibilidades hay de que la bruja consiga una caminante de sueños?- Le pregunté. 

-No lo sé, Elif. No podemos subestimarla estamos hablando de Macristen. Lo único que podemos hacer es reunir a los clanes para saber quien peleara a nuestro lado. Por ahora estamos tratando de encontrar la Manzana del Pecado, pero no hemos podido encontrar a nadie vivo de la Liga de Asesinos- Tessa y yo intercambiamos miradas.

-Quizá nosotros conozcamos a alguien- Ana giro su cabeza como el exorcista hacia nosotras- Sofía es descendiente de la Liga de Asesinos y sabemos donde queda su valle oculto, ellos quizá nos ayuden- Respondió Tessa. 

-Genial, vamos con ellos.

-No es tan fácil, Ana, es un valle oculto- Le dije.

-Yo iré a buscar a Sofía, no se preocupen volveré con ella. Nos vemos en la noche o quizá mañana- Acto seguido mi hermana menor salió de la oficina, sin darnos ninguna explicación más.

-Quizá debamos llamar a Cristofer- Sugirió Anais. 

-Volveré en unas horas. Chicas, por favor tengan mucha precaución. La bruja está tras de ustedes dos, la guerra inicia desde ahora- Asentimos.  

            

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