Capítulo 33 El Principio de la Navidad
Narra Elif:
-¿Estás seguro, papá?- Preguntó Tessa.
-Sí, mi niña. Quiero que los tres pasen noche buena con su mamá- Contestó nuestro padre, mientras ponía a calentar una sopa. Hoy, extrañamente estaba sobrio y todo en la casa estaba limpio.
-Pero tú te quedarás sólo padre- Dijo Aaron.
-Y su madre también se quedaría sola, vayan, les prometo que los dejaré quedarse conmigo para año nuevo.
-De acuerdo papá, por favor no te embriaguez- Contesté, él asintió- Vámonos así no llegaremos muy tarde.
Le di un beso en la frente y salí de la casa, no me gustaba la idea de dejarlo solo, aunque el había insistido en que nos fuéramos con mamá. Entre al auto y espere a mis hermanos con el motor encendido, estaba lloviendo a cantaros, Tessa salió de la casa seguida de Aaron y ambos entraron. Le di una última mirada a la casa y avance. Habíamos llegado de California está madrugada y la directora Hood nos llamó para decirnos que siguiéramos derecho a nuestra casa a pasar las fiestas, así que decidimos venir a casa de papá para acompañarlo y ahora nos dirigíamos a Lynchbrg. No me atraía mucho la idea de ir con mi madre. nuestra relación ya no era la mejor desde el accidente donde casi pierdo la vida, pero... Tampoco podía mantenerme alejada de ella para siempre. Todo había salido bien en la misión, aunque aún conservábamos la espada, mi hermana y yo habíamos pactado que no le diríamos nada a nadie hasta que no pudiéramos dársela personalmente a Deneb, antes de morir Ana nos había advertido que no podíamos confiar en nadie de la hermandad, habían traidores y esos traidores podría trabajar con la bruja y harían lo que fuera por ayudarla, así que mientras tanto Luz del Alba nos pertenecía. Después de encontrarnos con nuestro hermano él nos confesó la verdad del porque se había ido, nos había confesado que había perdido el control de su espíritu animal, dijo que no podía controlar su instinto asesino, que pasó muchos días convertido en lobo sin volver a su apariencia humana y que cuando perdió la esperanza encontró una manada que lo acogió, admitió que no se había alejado completamente de nosotras, nos mantenía vigiladas. El chamán de la tribu con la que estuvo falleció en un enfrentamiento con Demonios, antes de pasar al plano espiritual decidió darle su posición a Aaron y así fue como se había convertido en el Alfa de una de las mandas más grandes. Me alegraba que estuviera aquí con nosotras, más por que sin él, no sentíamos realmente solas. Mire por el retrovisor Tessa venía con su cabeza recostada en el hombre de él, ella lo adoraba, a decir verdad los cuatro teníamos un vínculo especial y aunque ella ya no estuviera con nosotros siempre la íbamos a considerar el eslabón de la familia. Aaron me sonrió cuando me vio mirándolo, sus ojos se iluminaron dándome a saber que todo estaba mejorando. Anais solo era un mes mayor que yo, ella nació en Febrero y yo en Abril 15, de hecho yo hubiera sido la mayor si ella no hubiera nacido sietemesina. Tessa cumplía casi al mismo tiempo que yo, su fecha de cumpleaños era Abril 10, sólo cumplía cinco días antes. Siempre iba a ver un poco de ella de en mí, no solo por el parecido físico, sino también por absolutamente todo. La noche empezaba a ser muy fría, así que cerré las ventanas y encendí la calefacción. Aaron me tomó por sorpresa estiró su cuerpo y me dio un beso en la cabeza.
-¡Oye!- Exclamé- Ten cuidado.
-Las amo, a las dos y si no pude salvar a Anais, juró que las protegeré a ustedes- Le sonreí.
...
-Hola mamá- Saludo Tessa mientras le daba un beso en la mejilla.
-¡Aaron!- Exclamó ella y corrió a abrazarlo- Estaba tan preocupada por ti, ¿Por qué no llamaste? estaba muriéndome de la angustia- Le reclamo ella.
-Madre, te juro que estoy muy bien, sólo necesitaba tiempo- Contestó él.
-¿Qué trabajo era coger el maldito teléfono y llamar?.
-Mamá, ya déjalo, lo importante es que está aquí- Contesté- Arreglaremos las cosas solo nos quedaremos dos días.
Para cuando llegamos a la casa, todo estaba cubierto por una fina capa de nieve y hacia un frío de los mil demonios. Subí las escaleras dejando a mis hermanos con mi madre en el vestíbulo, fui hacia la puerta de mi habitación y me detuve en seco al ver la puerta de la habitación que era de Anais... Cerré los ojos y entré a mi cuarto, era muy raro estar aquí después de casi un año. Encendí la luz y al instante todo se iluminó, la cama estaba perfectamente bien tendida, los cojines estaba encina de ella, el cajón de noche con la lámpara estaba en el mismo lugar, la estantería de libros estaba algo empolvada quizá por que hace mucho tiempo no había venido. Dejé la maleta en el suelo y me senté en la cama, habían algunas fotos colgadas de la pared y los perfumes, cremas, maquillaje y demás cosas estaban en el tocador. Pasé mis manos por todo el lugar, no era lo mismo, definitivamente no se sentía igual. Solté un suspiro y saqué las prendas de vestir que me iba a poner para la cena, era un overol de falda y una blusa de color blanca que dejaba al descubierto mis hombros. Cerré la puerta y fui al baño, me despoje de mi ropa y me metí bajo el agua caliente, necesitaba relajarme. Tome el shampoo y lo esparcí en mi cabello mojado, luego el jabón de baño y me enjuague, me envolví una toalla en el cuerpo y otra en el cabello y salí. Realmente no me sentía cómoda aquí, me quite la prenda que envolvía mi torso y mientras me vestía miraba las runas nórdicas que tenía grabadas en el cuerpo. En ese momento caí en cuenta de algo de lo que nunca me había fijado, la runa de vinculación que había grabado Anais en nuestro cuerpo nunca se había borrado. Cuando algo así sucede y alguno de los vinculados muere está inmediatamente se borra, aunque también podría haber un explicación lógica y es que... No son dos los vinculados sino tres, entonces quizá no se haya borrado por que Tess y yo aún estamos vivas. Convine mi vestuario con una botines negros de tacón grueso. Me acerqué aún más al espejo para maquillarme un poco y saqué de un bolsillo oculto de la maleta los calmantes que había estado tomando los últimos meses, lo hacía solo de vez en cuando, el que estaba tomando me ayudaba a relajar y sentirme un poco más feliz. Aunque no llenará el vacío que tenía por dentro, pero me ayudaba muchísimo, tomé dos pastillas y me las trague, necesitaba algo que calmará mi ansiedad, me acerqué a la ventana mientras hacían efecto el medicamento. Era una de las navidades más triste, de hecho, no recordaba una sola navidad triste en mi vida, siempre estábamos todos reunidos al frente de la chimenea o en la mesa, a media noche era el momento más feliz, siempre jugábamos frío o caliente, mamá y papá escondía los regalos por toda la casa y cada uno tenía que buscar hasta encontrarlos casi siempre terminábamos encontrando el regalo del otro. Siempre fue nuestra época favorita, nunca la pasábamos tan bien como en las navidades.
Solté otro suspiro y salí de la habitación, baje las escaleras mientras miraba la decoración navideña que había ello nuestra madre, el árbol era gigantesco y de alzaba en su magnificencia en el centro de la plata baja, tenía algunos regalos y las luces cambiaban de color cada cierto tiempo. Olía delicioso a carne rellena, con un delicioso estofado, se me hacía agua la boca. Caminé hasta la mesa y me detuve a mirar los retratos en la pared, era... Era como si estuviera viendo esta casa por primera vez y mientras lo hacía vi algo que me sorprendió demasiado, había fotos de mi hermana Ana. Mamá, no había quitado absolutamente nada, en una aparecía ella sola distraía mientras estábamos en un picnic, en otro estábamos ella y yo, me abrazaba por la espalda y sonreía a la cámara, sus ojos amarillos relucían felices. Y la última era la más grande de todas, era una foto familiar, antes solo apreciamos Aaron, Tessa, mamá, papá y yo. Después de que Anais llegó la cambiaron por otra donde estábamos los seis.
-Era hermosísima, ¿No lo crees?- Hablo Aaron, giré en mi eje y lo miré- También la extrañó, Elif.
-Lo sé, te juro que no entiendo cómo pudo soportar el peso de nuestra familia. Nunca nos dijo que tan pesada era su carga- Contesté.
-Elif, nuestra hermana no era una princesa, era una guerrera.
-Te equivocas- Nos interrumpió Tessa- Anais si era una princesa, pero tuvo que ponerse una armadura y convertirse en guerrera. Era una princesa vestida de guerrera. Solo ella tenía el superpoder de convertir sus ovarios en un par de cojones.
...
-Descansa Tessandra- Le dije mientras cerraba la puerta de su habitación, era casi la madrugada y a penas íbamos a dormir. Iba a entrar a mi habitación y entonces vi la puerta del cuarto de Anais. Me acerqué a su puerta y la abrí suavemente, encendí la luz y me permití ver todo de nuevo, su cama, sus libros, el mural en la pared, su cajonero de noche, sus dibujos pegados en la pared, tenía algunas fotografías la gran mayoría de nosotros, nunca le gustaron las fotos. Entre y fui a la ventana para correr las persianas, todo estaba polvoriento y parecía que aquí no habían entrado en meses.
-¿Sabes que siempre vamos a ver un poco de ella en ti?- Habló mi madre, giré en mi eje y la miré.
-Creí que tirarías todo a la basura cuando Ana murió- Contesté, me senté en la cama y ella vino a mí.
-Claro que no, está habitación es sagrada. Cuando tú hermana murió para mí también fue como si perdiera alguno de ustedes.
-Creí que la odias- Le dije, tomó mis manos y negó.
-No, claro que no. Elif, yo entiendo todo lo que está pasando, es muy frustrante para mí no poder hacer absolutamente nada, casi te pierdo una vez, solo Dios sabe cuánto estaba sufriendo y luego días después muere Anais. No puedes culparme estoy aterrada, me asusta imaginar que un día me llamen y me digan que haz muerto o que a Tessandra le ha sucedido algo, ustedes siempre serán mis hijas y si le pasó eso a tu hermana que realmente pertenecía a la hermandad ¿Qué se puedo esperar con ustedes? Ante todo soy una madre.
-Lo entiendo, mamá. Pero Anais dió su vida por nosotros, nos amo más que a cualquier cosa en el mundo y siempre trato de protegernos. Yo no estoy en la hermandad por que ella me haya obligado, no, estoy porque amo pertenecer a ella, amo ser independiente, amo poder protegerme y proteger a los demás. Ya no somos unas niñas y si estamos ahí es por que realmente queremos no por obligación.
-Elif- Ella acarició mi rostro- La flor más sensata de todas. Su padre solía decirme que... Cada una de ustedes era una flor distinta y que juntas formaban su propio jardín. Tesa la flor más linda y Ana la más rebelde... Los amo a los tres y no habría nada que no hiciera por mantenerlos a salvo.
-Gracias por conservar las cosas de Ana- Le dije- También por seguir dándole un lugar en esta casa.
-Yo nunca he odiado a tu hermana, al contrario, la amé tanto que siento su muerte en los más profundo de mi alma.
Chicos, en multimedia dejó las fotografías del tipo de runas que usa Anais y la hermandad, creo que nunca se los había dicho, pero son runas nórdicas. Faltan algunas runas, esas después se las mostraré.
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