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Capítulo 31 El Regreso de la Muerte

-¿Estás segura de lo que vas hacer, Anais?- Me preguntó Derek, asentí.

-Sí, estoy segura. Ya me mantuve en las sombras mucho tiempo y debo decirle a Deneb lo que está sucediendo, en cualquier momento ella puede atacar el cónclave- Él asintió.

-Iré con tus hermanas, entonces. Por favor Anais, ten mucho cuidado y que sólo te vea Deneb, por favor- Asentí. Habíamos llegado de nuevo a casa hacia ya un par de horas.

-Gracias por respetar mis decisiones y apoyarme- Estire mí brazo con la estaca en la mano y empecé a dibujar la runa que me llevaría al cónclave.

Las luces de colores salieron de la nada mientras el portal de abría, di un paso al frente y me adentre al remolino, cerré mis ojos mientras todo pasaba súper rápido a mi alrededor. El portal de abrió de nuevo, de nuevo el mareo, ya era algo que me sucedía recurrentemente, parpadee varías veces orientándome mejor. Estaba en la oficina de Deneb, eso esperaba por lo menos, cuando abría los portales sin saber adónde iba corrían el riesgo de caer en un lugar diferente. Pero comprobé que si lo era por que recordé la última vez que estuve aquí, fue el día que por poco me expulsaba por el incidente en mi cumpleaños. Hablando de cumpleaños, Aaron cumplía años el día antes de año nuevo y me ponía algo triste no poder estar con él, aparte los pensamientos distractorios de mi mente obligándome a concentrar en mi objetivo. No podía dejar que nadie más me viera, así que decidí quedarme adentro de la habitación hasta que Deneb llegará, estaba nerviosa, realmente no sabía cómo iba a tomar la noticia, realmente él también se había visto afectado por mi muerte y no quería que se enfadará conmigo y terminará echándome definitivamente de la hermandad. He tenido mucho tiempo para pensar algunas cosas y reflexionar sobre lo que quiero para mí y mi futuro, llegue a la conclusión de que... Nunca quise pertenecer a este mundo, si bien es cierto, por cuestiones del destino yo desde un inicio pertenecí a este lado oscuro tuve la opción de quedarme viviendo como una mundana y no lo hice, no fue tanto una decisión mía sino la sed de venganza, en ese entonces yo creía firmemente que Bettzaveth había asesinado a mi madre. Ahora que la verdad había salido a la luz también quería vengarme pero solo eso, ayudaría a atrapar a Macristen, luego me casaría con Derek y me retiraría oficialmente de los Cazadores, lo que más deseo el mundo es una vida normal y no la tendré mientras siga exponiéndome a los peligros del mundo de las sombras y no sólo a mí, sino también a mi familia. Los hice sufrir mucho con mi supuesta muerte, no me quería imaginar que pasaría si llegaban a asesinarme de verdad, mi familia no merecía vivir de estar manera y no los seguiría obligando a hacer esto. Mi padre me amaba, vi lo que podría pasar llegará a pasarme algo malo y verlo en ese estado me partió el alma, él era lo único que tenía, era lo único que me deba impulso para seguir, amo a mis hermanos y estaría dispuesta a morir por ellos, son embargo, Aaron, Tessa y Elif tenía a su madre y yo solo tenía a mi padre. Escuché un ruido en la puerta, rápidamente fui hacia una de las ventanas y me escondí detrás de las persianas. Venía hablando con alguien sobre unas reuniones del cónclave y algunos documentos que tenía que firmar. Finalmente la persona con la que estaba hablando se retiró, yo me quedé allí esperando un momento más. Él tomó asiento detrás de su escritorio y acomodo sus gafas a la altura de sus ojos, venía apoyado en su bastón como siempre y estaba leyendo algo que tenía sobre su mesa.

-¿Vas a salir?- Habló Deneb sin despegar la vista de lo que estaba leyendo, fruncí el ceño sin entender- Ya se que estás ahí, quién quiera que seas sal- Tragué saliva, corrí la persiana y me deje ver. Deneb levantó su vista y sus ojos de encontraron con los míos, abrió su boca brevemente mientras se ponía de pie con ayuda de su bastón.

-Hola, Deneb- Me dije.

-Por el ángel Amenadiel, ¿Co... Cómo es posible esto?- Le sonreí, sus ojos estaba abierto de par en par mientras caminaba hacia mí- ¿Anais?.

-Sí, Deneb, soy yo. Nunca morí, lo siento sé que debí decírtelo pero... Esto todo lo hice por mi familia- Él se puso de pie y vino a mí, estaba completamente lista para cualquier cosa que él quisiera decirme. Simplemente me abrazó, sus brazos me rodearon por completo, no estaba enojado y eso me alegraba muchísimo.

-Lo sabía- Dijo él- Sabía que no podías estar muerta, muy en el fondo me lo alcancé a imaginar- Él se separó de mí y me miró a los ojos- Me alegra mucho que me hayas buscando- Sonreí.

-Lastima que sea en estos términos- Ambos caminamos a la pequeña sala, me senté al frente de él- Deneb, una fuente confiable asegura que la bruja está informando al mundo de las sombras que está lista para una guerra, ella está reclutando sus seguidores y cuenta con el respaldo de un rey del infierno, aún no sé de cuál de los siete grandes demonios estamos hablando- Le expliqué.

-Eso es terrible, Anais, ha pasado casi un siglo desde la última guerra, no podemos permitirlo- Contesto.

-No sólo eso, ella piensa atacar el cónclave para robar las reliquias divinas, en su poder ya tiene el cáliz de sangre y las llaves del Armageddon- Sus ojos se abrieron con sorpresa en su boca de armó una "O"- Debes poner bajo protección absolutamente Το βιβλίο των νεκρών, La Espada Luz del Alba y La Manzana del Pecado.

-Ana, querida. Nosotros no tenemos a Luz del Alba y mucho menos a la Manzana del Pecado. La espada de perdió hace milenios y la manzana se le dio a su respectiva clan para que la protegiera.

-¿Cuál clan?.

-Los Asassin's, la Manzana del Pecado le pertenece a la liga de asesinos y se supone que esa hermanan se extinguió hace muchísimo tiempo. Macristen no puede tener las llaves del Armageddon por que las tiene su majestad la reina Ahíana. Precisamente tus hermanas se fueron a reunir con ella. Hoy las llamé por que la reina quería entregarnos las llaves- En ese preciso momento hubo un "Click" en mi mente, carajo.

-No, no las tiene pero la va a tener- Le dije, Deneb frunció ligeramente el ceño- Si es cierto que la bruja no las tiene es por que estaba esperando el momento preciso para robarlas, ella debe de saber que mis hermanas se reunirán con ella.

-Robará las llaves del Armageddon.

-No, piensa asesinar a mis hermanas. Deneb, ella sabe que las únicas que la pueden detener son Elif y Tessandra. Dios santo, es una emboscada.

-Llamaré al instituto pediré que manden a buscarlas ahora mismo.

-No, no hay tiempo iré por ellas en un portal- Caminé hasta el centro de la habitación y empecé a grabar en el aire.

-Anais pero ellas te verán- Me dijo.

-Bueno, es hora de que los muertos vuelvan- Abrí un portal al instituto rogando al cielo que Derek aún estuviera allí, era el único que sabía la ubicación exacta de mis hermanas. El portal se abrió de nuevo dejándome en la puerta principal del instituto, las rejas se estaban abriendo en ese momento y un auto estaba saliendo por el pequeño camino, espere a que el vehículo se detuviera a mi lado y por suerte era Derek. Me miro por la ventanilla sin comprender lo que sucedía- ¿Dónde están mis hermanas?- Le pregunté.

-Anais... ¿qué estás haciendo aquí?- Me preguntó.

-Derek ¿dónde están mis hermanas?.

-Fueron a una misión, la directora Hood las envió al reino Sílfide- La sangre se me helo en las venas.

-Es una trampa, la bruja planea asesinarlas allí- Le di la vuelta al vehículo y me subí en el asiento del copiloto.

Derek arranco el auto, subiendo la velocidad lo que más pudo, mis manos temblaban y me sentía muy nerviosa. Cómo no me di cuenta antes, mis hermanas nunca iban a dejar mi supuesta muerte quieta y menos si la bruja estaba viva, debí suponer el riesgo en el que las metía. Creí firmemente que si fingía mi muerte podría mantenerlas a salvo, pero no me di cuenta el daño que les estaba causando, no quería que Macristen usará a mi familia en mi contra pero era inútil pensar eso si Elif y Tessadra no se apartaban, tenía que descubrir una forma en la que pudiera enfrentarme a ella sin que premeditara mis movimientos, ella me había entrenado, me había hecho mejor que cualquier cazador, me enseño todo lo que sabía y nunca podría derrotarla si ella sabía exactamente donde iba a golpear o como iba a atacar. Me quite la camisa que traía puesta y con la estaca grave de nuevo mi ruta de vinculación con mis hermanas en la clavícula, me la había borrado cuando fingí mi muerte y lo bueno de todo esto es que ellas aún tenían las suyas así que sería muy fácil para mi sentirlas, estas runas a diferencia del hechizo de vinculación que la bruja había puesto en mí hace meses lo que hacía era que nos vinculaba mediante las emociones y no con la vida. Aún no llegábamos al reino de los Sílfide y me preocupaba grandemente  que no alcanzáramos a llegar, me puse de nuevo la camisa, en el bosque empezó a llover y el viento soplaba con potente furia, era como si la madre naturaleza nos advirtiera que nos aproximábamos a algo peligroso. La última vez que estuve aquí fue hace casi un año, todo se veía colorido y realmente hermosos, aunque de noche se veía más terrorífico, los árboles parecían gigantes con sus ramas secas y torcidas y el aguacero que caía no ayudaba mucho al ambiente. Nos bajamos del vehículo al llegar casi a la entrada del reino, caminamos entre el frondoso bosque unos 50 metros hasta llegar a la puerta, justo en los grandes árboles que formaban el arco, con la estaca grave las runas y de inmediato nos cedieron el paso, el lugar estaba muy diferente a como lo recordaba, las hojas estaban secas, las flores muertas y el ambiente estaba cargado con un olor a muerte impresionante, en el salón del trono había cuerpos de ninfas muertas, su sangre color verde se expandía por todo el lugar, me quede pasmada sin saber si quiera que había ocurrido, era una masacre completa. Entonces lo sentí, sentí el vacío en mi estómago, mis manos empezaron a temblar y mi respiración se corto. Empecé a correr por todo el lugar, llamando a mis dos hermanas, me adentre aún más en el bosque y en ese mismo instante la vi, mi hermana menor estaba tirada en el suelo, mientras apretaba su abdomen y respiraba con dificultad, una herida de muerte. A unos metros lejos de ella estaba Macristen y con una telequinesis sostenía a Elif por los aires mientras la estrangulada, mi hermana luchaba por respirar y sollozaba mientras sus lágrimas caían. Hice que el látigo se deslizara por mi mano y lo lance hacia ella envolviéndolo en su brazo haciendo que soltara a Elif. Se giró hacia mí y al verme sus ojos se abrieron con sorpresa.

-Con mi hermana no perra- Le dije mientras sentía la sangre hervir en mis venas.

-Yo te mate- Me dijo, el color se había ido de su rostro.

-Asegurate la próxima vez que tus víctimas queden tres metros bajo tierra- En su rostro se formó una sonrisa burlona.

-Pero no te preocupes, no dudarás mucho tiempo viva, la guerra se aproxima y te aseguro que no vivirás para verla- Sin más abrió un portal desapareciendo en él. Elif se recuperaba en el suelo, me mira a con sus ojos abiertos de sorpresas y una mirada llorosa. Me giré hacia Tessandra aún en el suelo, su cuerpo estaba manchados de sangre y había perdido el conocimiento. Me acerqué a ella, la tomé de sus piernas y enrede sus brazos en mi cuello.

-Levántate Elif, debemos irnos- ella estaba muy débil, así que Derek la tomó en sus brazos y la cargo. Me miró unos segundos tratando de creer lo que estaba sucediendo, Tessandra respiraba con dificultad y hacia presión en su herida, no abría los ojos pero estaba a punto de perder el conocimiento. Llegamos al auto y yo me adentre en los asiento de atrás con el cuerpo de mi hermana- Tessa, hermana mírame- Le dije mientras avanzábamos, su herida había sido muy grave, y le quedaba poco tiempo- No puedes dormirte, no te duermas cariño. Estarás a salvo, lo prometo- Tomé su rostro entre mis manos y limpié algunas lágrimas de su hermoso rostro- Eres la niña de mis ojos, mi pequeña hermana- Mis lágrimas salían- Perdón por haberme ido, perdón por hacerte sufrir, te amo, te amo. Por lo que más quieras no te duermas, no te vayas.

...

-¡TRAIGAN A GARRYE RÁPIDO!- Exclamé mientras bajaba el cuerpo de mi hermana del auto, Elif venía detrás de mí y en puerta nos recibió la directora, la conocía por las vídeo llamadas que hacía con Derek. Me miró con sus ojos abiertos, pero no me importó, entre al instituto y en el vestíbulo estaba la camilla, allí acosté a mi hermana, los perseguí hasta llegar al ascensor y baje hasta el piso subterráneo y me quede en la pequeña salita mientras entraban a mi hermana a la enfermería unos minutos después Elif llevo hasta mí, mi cuerpo estaba manchado de sangre seca. Ella sólo estaba ahí, mirándome sin decir una palabra- ¿No dirás nada?- Pregunté, ella me miró mientras un caudal de lágrimas salieron de sus ojos.

-Eres una maldita egoísta de mierda- Me soltó de inmediato- ¿Has fingido tú muerte durante tres meses? ¿Cómo pudiste? ¿Tienes alguna idea de todo lo que ha sufrido nuestra familia? Eres una maldita, por tu culpa mi pequeña hermana menor se está debatiendo entre la vida y la muerte ¿Y tienes el descaro de decir que nos amas?- Sus palabras eran dagas que me penetraban hasta lo profundos.

-Todo lo que he hecho desde fingir mi muerte he irme de lado de ustedes ha sido para protegerlos de ella- Conteste lo más calmada que podía, ella rio burlona mente.

-¿Y cómo te salió eso?- agache la mirada- Tú no querías protegernos, querías seguir siendo una héroe, querías como siempre salvar al mundo, tus ganas de grandeza te ciegan hermana. Ruega al ángel que Tessa salga bien por que si le pasa algo será todo tu maldita culpa, por ser tan egoísta- Una lágrima se deslizó por mi mejilla- Ve pensando que le dirás a Aaron y papá, por que ellos fueron los que más sufrieron tú muerte.

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