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Capítulo 25 El Regreso del Lobo

Narra Tessa.

-Sofía, es hora de irnos- La llamé.

- No Tessa yo me quedo- Me contestó, y soy sincera eso me tomó por sorpresa.

-Pero Sofi haces parte de este grupo, y ya hiciste la paz con mi hermana- Trate de convencerla.

-Exactamente, estamos en paz. Quiero que eso se mantenga, si voy con ustedes la guerra podría volver a ponernos en conflicto. Yo encontré mi lugar en el mundo, así como esa es su hermandad, está es la mía. Ya es tarde para mí, entiendo su deseo de vengar el de su hermana pero yo no quiero hacerlo por mi padre, si esta en el infierno es porque así lo gano, si fue engañado y con esto provocó su fin, mi padre era muy fiel a sus ideales. Creo que no me perdonaría el hecho de vengar algo que para el es justo- 

-No es justo, ninguno de los dos han tenido una vida justa. Ni siquiera han crecido en familia como tal.

-Tessa, algunos tenemos destinos diferentes no te preocupes estaré en este valle por si algún día quieres visitarme- Las dos nos abrazamos, sabíamos que nunca más nos volveríamos a ver, nuestra historia juntas tendría que ser así, en armonía y fuera de toda guerra.

-Sofía no te olvides de mi, prometo visitarte.

- Gracias por comprender mi decisión- Me agradeció- Les deseo éxito en sus planes. Mira te regalo para que te acuerdes de mi, esta hoja oculta. Tessa, es un arma muy útil, parece un brazalete pero cuando abres la palma de la mano libera una hoja afilada y puntiaguda con la que puedes atravesar cuellos o espaldas con facilidad y con sigilo.

- Gracias Sofia, yo te dejo este listón, es lo único que puedo entregarte, perdóname pero que este listón se la unión de nuestra hermandad. Me lo dio mí hermano mayor cuando cumplí 15 años, tiene la protección de un hombre lobo. Creo que... Perdí una hermana pero gané otra.

-Sofía nunca te olvidaremos- Esa era la voz de Elif- Creó que... Anais estaría orgullosa de ti, sabes que a pesar de todo siempre te quiso- Reí y ella asintió. Era una triste despedida pero a la vez era alegre. Estaba en paz con ellos, solo faltaba buscar mi propia paz. Los caballos relincharon y los cuatro junto a los escoltas se fueron dejando un polvo que borraba la imagen de quienes fueron alguna vez rivales y luego familia.

Sofía siempre iba ser parte importante de mí y mi historia, gracias a ella comprendí que tenía un valor, por mucho tiempo me sentí cohibida por todo lo que mis hermanas habían logrado. Anais había sido la mejor cazadora de la hermandad, mi hermana estaba siguiendo sus pasos y yo siempre a sus sombras. Pero luego me dí cuenta que todos teníamos un valor, yo no podía estar su altura por que iba a ser mejor, iba a estar a la mía. Me alegraba que las cosas con ella terminarán en paz por que nos convenía más tener aleados que enemigos y con ella íbamos a tener un aleado, ya bastante teníamos con los enemigos que había creado la fama de Anais. La Liga de Asesinos nos había prestado unos caballos para que saliéramos a los limites y después llegaríamos a donde estaba nuestro auto. Todos estábamos callados, realmente había sido mucha información en tan sólo dos días, cargábamos con nosotros una espada legendaria que había pertenecido al mismísimo Lucifer y maldecida por Dios en persona, todo esto era realmente confuso y casi irreal y si no viviera en este mundo y hubiera crecido aquí quizá no lo creería. Al llegar fuera del lugar, nos encontramos a nuestro auto, así que bajamos de los caballos y de los entregamos a unos chicos que nos habían acompañado. Ellos se fueron y nosotros seguimos nuestro camino, debíamos haber estado en la academia desde anoche, pero si nos apresurábamos alcanzaríamos a llegar a medio día. Decidí que Evans de fuera adelante con mi hermana y yo me hice atrás con Garrye. Mientras el automóvil avanzaba yo miraba por la ventanilla, dejando que el viento soplará mi melena, el aire tenía una carga algo pesada, la mañana estaba fresca pero el viento traía consigo un mal presagio, como si nos anunciará que pronto vendría algo malo. Una corazonada de instalo en mí pecho y solo le pedía a los ángeles que estuviera equivocada. Nos quedaríamos en la academia de California, una academia para varones que era lo más jodido. Íbamos a estar dos chicas meridiano por un lugar lleno de hombros, por lo menos sabían que no nos podía siquiera llegar a hacer algo. Después de que Anais murió, Deneb nos puso bajo su protección, así que contábamos con toda su aprobación en diferentes aspectos. Estaba cansada, parecía que no había dormido en días, cosa que realmente era cierto. Me preocupaba mucho Aaron y también papá, ellos estaba muy mal. Iba a tratar de pasar Navidad con ellos y solo esperaba que para ese entonces, lo hermano ya hubiera aparecido.

...

-Bienvenidos, centinelas- Nos saludo el director de la academia- Ya nos tenían preocupados se supone que estarían aquí anoche.

-Sí, lo siento- Conteste sacando el equipaje del baúl del auto.

-Tuvimos un percance- Habló Elif.

-Nos atacaron unos demonios y tuvimos que buscar refugio en otro lado- Explicó Evans.

-¿Todos están bien?- Nos preguntó él.

-Sí, por fortuna nadie salió lastimado- Respondió Garrye, entrecerré mis ojos a su dirección, yo si había salido lastimada- Doctor Garrye Scott, médico forense y analista- Se presentó él.

-Capitana Elif Franklyn y ella es mi hermana, la alférez Tessandra Franklyn- Le saludé con un ademán.

-Teniente Evans Hórvath- dijo él.

-Es un gusto conocerlos, la directora Hood nos ha hablado muy bien de ustedes. Yo soy el Coronel William Grey el director de esta institución. Cómo saben señoritas, está institución es para hombres, así que no estábamos preparados para recibirlas, sin embargo, hemos preparado las mejores comodidades y si se siente discriminadas o agredidas física y verbalmente por alguno de mis estudiantes me lo notifica y le prometo que sea quien sea, recibirá su debido castigo.

-Muchas gracias, director- me agradecí- Pero créame, nuestra hermana nos enseñó a defendernos muy bien si llegado el caso.

-Eso es cierto- Me apoyo Elif. El director nos sonrió.

Sacamos el equipaje y las armas y entramos, la academia no se parecía mucho a la nuestra, era más que nada un gran mansión, un poco más pequeña que nuestro castillo, en el vestíbulo se encontraban algunos estudiantes que se quedaron viéndonos, subimos los grandes escalones de concretos. El lugar era algo antiguo, tenía gárgolas por todos los lados y tenía esa sensación de estar siendo observada por ellas. El director nos explicaba que la mansión había sido construida en 1812, le había pertenecido a una de las familias fundadoras que al extinguirse su legado el Cónclave quiso rendirles homenaje a ella convirtiendo su hogar en un instituto, le hicieron algunas modificaciones, obviamente la agrandaron para más capacidad y construyeron los centros de entrenamiento, los circuitos y demás cosas. Esta academia también tenía un centro de investigación, más pequeño que el de nosotros y menos equipamiento pero seria perfecto para Garrye. Giramos en un pasillo y nos detuvimos frente a una puerta de madera fina. El director nos dijo que este sería nuestra habitación y la compartiríamos, adentro había dos camarotes y un gran clóset, realmente era una habitación más pequeña de lo que estábamos acostumbrados, pero eso no era importante. Dejamos nuestras cosas y seguimos caminando por la mansión, bajamos de nuevo y al salir al patio trasero vimos un kiosko  y adentro habían algunas mesas donde estaban comiendo los estudiantes. William nos dijo que podíamos comer lo que quisiéramos y después nos seguiría mostrando la academia y nos daría información respecto a la manada que estaríamos investigando, después de eso se despidió. Solté un suspiro, Evans no había prestado nada de atención a lo que el director nos había estado diciendo y luego yo tendría que estar diciéndoles a cada uno lo que tenían que hacer. Cuando entramos al restaurante las miradas de los hombres recayeron en nosotras, quizá éramos las primeras mujeres que veían en meses. Hicimos la fila y tomamos nuestras bandejas, el mesón donde nos servían era de mármol blanco y nos daban nuestras comidas por una abertura lo suficientemente grande. Los hombres susurraban, odiaba ser el centro de atención, nos hicimos en una mesa retirada de los demás. Elif estaba hablando con Garrye de algo en especial, pero extrañamente no hablaba con Evans, se me hacía muy raro, tenía que averiguar lo que había sucedido entre esos dos. La alarma de mi teléfono sonó, eran los archivos que estaba buscando y las grabaciones.

-Tess- Me llamó mi hermana, levante mi vista del móvil y la mire- ¿Qué te llego?- Me preguntó, la próxima vez lo podría en vibrador. Garrye negó sutilmente, me ganaría un problema si se enteraban pero era mi hermana y ella sería incapaz de echarme al agua- Tessadra

-Vincule las cámaras de seguridad de Estalagmita 17 a mi teléfono, así tendría vigilada a Betzzaveth y jaquee los archivos en los que trabajo Anais, así sabríamos donde empezar- Los rostros de Evans y mi hermana fueron todo un poema.

-Tessadran, ¿acabas de decirme que jaqueaste el sistema de seguridad una de las cárceles del cónclave?- Me preguntó.

-De hecho su sistema de seguridad tiene muchos flagelos, realmente cualquier novato podría entrar y jaquearlo, hay que sugerirle a Deneb que mejoré su seguridad. 

-Tessa- Habló Evans,

-Bien sí, lo hice. Pero nadie se dará cuenta, borré mis huellas. Además Garrye me ayudo. 

-¡Qué!- Exclamaron los dos al unisono. 

-Me lavo las manos, ella me obligo- Contestó Garrye.

-Ustedes dos están completa y absolutamente locos, ¿quieren que nos encierren?- Mi hermana no parecía enojada, sino más bien preocupada. 

-Ten fe en mí, no pasará nada. 

...

-¿Seguro qué es aquí?- Pregunté a Derek.

-Claro que sí- Contestó él. 

- Este lugar parece desértico- Dijo Elif.

-Son hombres lobos, ¿qué esperabas?- Era de noche y habíamos salido del instituto para venir al lugar donde se suponía estaba la manada emancipada. Era un lugar a las afueras de la ciudad, cerca del muelle, creo que era donde desembarcaban los barcos que venían de otro lugar. 

-Derek, ¿estás seguro que es buena idea que vengas con nosotros? Es decir, eres un vampiro- Habló Evans. 

-Nunca me ha dado miedo los perros gigantes, es más la baba que chorrean que lo que muerden. 

-Hey, cuidado con lo que dices, mi hermano es un hombre lobo- Contesté. Puse los ojos en blanco, baje del auto y empezamos a caminar hacía un local al frente de nosotros, parecía un bar o un restaurante, algo así. Olía a pescado y yo odiaba el pescado, no parecía haber nadie y el silencio era de sepulcro. Un escalofrío me recorrió por la columna vertebral . Di un pequeño brinco cuando me encontré de frente con un hombre que salió de la nada en medio de la oscuridad. Casi siempre me sentía muy cómoda con las manadas y los hombres lobos, pero este me generaba cierta desconfianza. 

-Hola- Saludo mi hermana- Venimos por que queremos hacerle unas preguntas al alfa de la manada. Mi nombre es Elif Franklyn centinela del cónclave de los Cazadores de Demonios. 

-Trajeron a uno de ellos con ustedes- Habló el hombre.

-Te lo dije- Le susurré a Derek- Sí, no queremos causar problemas. Él solo nos acompaña. Queremos hablar de la bruja- Algunos gruñidos se escucharon y al percatarnos los lobos nos tenían rodeadas.

-Si, ella dijo que vendrían- El hombre empezó su metamorfosis, aquí fue cuando nos dimos cuenta que había sido muy mala idea no traer armar. 

-¡CORRAN!- Exclamó Derek, mientras se ponía al frente de nosotras sacando sus afilados colmillos. 

Elif me tomó del antebrazo y me empujo para que empezará a correr, cinco lobos venían detrás de nosotros mientras corríamos para llegar al auto, estaba muy nerviosa, no teníamos armas. Habíamos decidido no traerlas para que la manada viera que veníamos en son de paz, claro, esa idea no fue tan buena como lo esperábamos. Todos nos dispersamos y habíamos tomado diferentes caminos, caminaba lentamente, esto parecía una cacería. Mi respiración estaba acelerada, mi corazón quería salir de caja torácica. Estaba detrás de un gran contenedor. Podía escuchar la respiración del lobo, sus gruñidos se hacían mucho más cercanos a mí, en el suelo a unos metros de mí había un vara de metal, lentamente me acerque a ella para tomarla, el animal se me abalanzo encima, reaccioné justo a tiempo para alejarlo de mí con un golpe, me puse de pie y esperé su siguiente movimiento, la bestia había quedado aturdida sacudía su cabeza quizá para ubicarse mejor, sus ojos se oscurecieron aún más, de su hocico sobresalían aún más sus colmillos filosos, dio un saltó a mí tirándome al suelo, sostenía la vara al frente de mi rostro para que el lobo no me hiriera con su mordida, su saliva caía en mi rostro mientras intentaba morderme. El animal me dio un pequeño espacio puse toda mi fuerza en mi brazo derecho y con la vara le di en en el hocico, provocando que lanzara un alarido de dolor y se fuera corriendo, mientras su sangre chorreaba. Tenía el corazón a mil por segundo, me quede un segundo en el suelo, tratando de recuperarme, me había quedado doliendo el hombro. Me puse de pie rápidamente y salí corriendo. Me detuve en seco al ver a mi hermana golpear a uno de los animales con el que era el látigo de Ana, ambas eran muy parecidas, tanto que por años las confundieron pensando que eran mellizas y al verla con su arma, por un momento creí que era ella. Sacudí mi cabeza y corrí hacía Elif, uno de ellos la iba a atacar pero Derek llego justo a tiempo para tomarlo del lomo y lanzarlo lejos de su alcance. Ella me tomó del brazo y volvimos a correr hacia el auto, parecía que ya se habían calmado, sin embargo, no podíamos cantar victoria. Mi pie derecho se enredo con el izquierdo y caí al suelo golpeándome la sien. Miré hacía el frente y el Alfa se acercaba a mí de forma amenazante.

-Tessadra- Me llamó Elif, cerré mis ojos esperando su mordida y el dolor que invadiría mi cuerpo, pero nunca llego. Abrí mis parpados un lobo peleaba con el Alfa, gruñían. 

-Aaron- Susurré al verlo de pie al frente de mí, estaba en su forma animal. Elif vino a mí tomándome del brazo, todos se había calmado he hicieron un reverencia ante mi hermano y eso sólo lo hacían cuando estaba frente algún alfa. 

-Es un Alfa- Dijo Evans. Al calmarlos a todos el se giro para mirarnos me acerque a él y lo abrace por el cuello, sus pelaje suave lo acaricie entre mis dedos.

-Te extrañamos- Habló Elif, sentía muchas ganas de llorar, después de casi dos meses desaparecido por fin sabíamos que estaba bien.

-No te vuelvas a alejar de nosotras- Le dije- Te amo- Le susurré.

                     

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