Capítulo 16 James
La lluvia caía a torrenciales por las calles de california, solo nos faltaban unas cuantas calles para llegar a la casa de Calixta. Sin embargo, nos habíamos demorado casi una hora en llegar, gracias a las lluvias y las compras navideñas, las personas y los autos estaban estancados en el centro. Con suerte habíamos logrado salir del tranco. Mis manos temblaban y pese a que estaba haciendo un frío del demonio yo sentía que me estaba sofocando del calor. Había escuchado la voz de Macristen a través del teléfono y de solo recordarlo, un escalofrío me recorrió por la columna vertebral, solo le rogaba al cielo que tanto Megan como Calixta estuvieran bien, que la bruja no les hubiera hecho daño. Carson se había mantenido en total silencio conduciendo a la velocidad que la tormenta se lo permitiera, (que no era muy rápido). El aparco el automóvil al otro lado de la calle. El corazón me dejo de latir por un instante, supe entonces que había llegado muy tarde, sentí ganas de llorar, pero no me lo permití en ese momento, abrí la puerta y salí afuera sin importar mojarme y después enfermarme. Al rededor de la casa habían unas patrullas de policía, todo estaba sellado con una cinta amarilla que indicaba "No pasar" Había un muerto, por que el auto de medicina forense también estaba estacionado allí. Había llegado tarde, muy tarde, ahora Calixta y quizá Megan, también, estarían muertas. Tape mi boca para amortiguar un sollozo. Me sentí culpable, quería llegar, realmente quería llegar a tiempo, Inhale y exhale, tratando de calmarme a mi misma, no podía llegar tan alterada, tenía que llegar a ellos lo mas calmada que pudiera, aunque por dentro me estaba muriendo de dolor. Esta guerra estaba cobrando muchas vidas inocente. ella era la culpable, su dolor y sus ganas de vengarse, se había vuelto loca de remate, tenía que detenerla antes de que su su falta de cordura nos arrastre a todos a la locura. Carson salio de adentro, lo mire y el asintió, solté un suspiro y ambos empezamos a caminar hacia a la puerta. Afuera, estaban dos oficiales custodiando que nadie pasara. Ahora estaba empezando a sentir el frió que me calaba los huesos, me abrace a mi misma tratando de hacerme entrar en calor. Los oficiales de policía nos miraron a ambos, cerré los ojos un segundo, repitiendome a mi misma que debía ser fuerte.
-No pueden pasar- hablo uno de ellos.
-Esta era mi casa, antes. Aquí vive mi prima con la mujer que tiene su custodia, por favor déjeme pasar- Conteste. Los hombres alzaron la cinta amarilla, para que pasáramos por debajo, entre a la casa la cual estaba llena de personas, algunos con uniforme blanco y otros con uniforme de policía. Loa forenses estaban tomando fotos a todo lo que veían, gire hacia la sala de estar y me detuve en seco, solté un pequeño grito y me cubrí la boca por la sorpresa, la escena era muy macabra y siniestra, di un paso atrás y choque con Carson. Calixta estaba muerta, estaba tirada encima de un gigantesco charco de sangre, las paredes estaban derramadas de sangre, su rostro estaba casi desfigurado y de su boca salia una baba blanca.
-La exploto por dentro- Hablo Carson en un susurro- Pero primero la torturó- agrego, trague saliva y desvié la vista del cadáver, no soportaba verla así.
-Buenas noches, me han dicho que tienen información crucial para la investigación- Hablo otra voz detrás de mi, gire en mis talones para saber de quien se trataba- Soy el detective James Gordon.
-¿James?- el levanto su vista para mirarme, me reconoció al instante y me sonrió. Había cambiado mucho en estos años, ya no era el mismo niño que había dejado al irme con mi padre. Ahora era un hombre.
-¿Anais?- le sonreí- No sabes el gusto que me da verte, bueno no en estas circunstancias. Siento mucho lo que le paso a Calixta- asentí, Carson me miro arqueando las cejas, yo me encogí de hombros, no tenía que darle explicaciones, al menos no a él.
-¿Dónde está el cuerpo de Megan?- pregunte temiendo la respuesta. James frunció el ceño.
-¿Megan? solo hay un cuerpo. Anais- Carson y yo intercambiamos miradas, la niña podría estar viva.
-James, Calixta tenía la custodia de mi prima Megan y la niña vivía con ella, tiene entre 9 y 10 años, pelinegra, de ojos oscuros- Él asintió, tomo su celular y empezó a marcar algo en el, se alejo un poco de nosotros. Mire a Carson, insinuándole que me dijera que estaba hablando, por que yo no podía escuchar. Él puso los ojos en blanco.
-Capitán- empezó a repetir- Hay una menor desaparecida, posible secuestro, mande una alerta a los aeropuertos y estaciones de buses- me hizo un poco de gracia como trataba de imitar su voz- El resto no tiene importancia- agrego. James se volvió a acercar a nosotros.
-Anais, necesito que vengas conmigo. Solo un interrogatorio- fruncí el ceño.
-¿Por qué?- preguntó Carson, realmente yo también estaba asustada.
-Es solo rutinario, tú fuiste la última que hablo con ella y también la que vio a la niña. Vamos, yo te llevo a la estación.
-No hace falta, yo la llevaré- intervino Carson, el me puso la mano en la espalda y me empujo suavemente. Hacía la salida. Asentí en dirección a James, él se quedó mirándome mientras me alejaba.
...
Nos demoramos cerca de media hora en llegar a la comisaría, la lluvia no daba a bastó, así que el tráfico era un horror. El lugar era de dos pisos. La recepción era un salón redondo color blanco, con algunos muebles de cuero negro. Bajando algunos escalones a la izquierda, un salón mucho mas grande, pero con escritorios de madera fina, acomodados en fila cada uno, bajamos las escaleras juntos, Carson no se separaba de mi un instante y bueno, considerando que le caía tan mal, pues era raro. Habían muchos oficiales de policía, corrían para allá y para acá con papeles en mano. Al fondo, había dos celdas, dónde habían algunos presos que pasarían aquí la noche. Macristen habían encontrado a Calixta, no sabía cómo, quizá fue traicionada por alguien, de algo si estaba segura Megan no estaba muerta. Recordé que ella había dicho que tenían un código, uno que ella debía seguir si las encontraban, eso significaba que debía estar escondida o alguien la tenía pero dónde se encontraba. Debía encontrarla, su vida corría peligro y la única que podía protegerla era yo. Vi entrar del otro lado a James, él había seguido nuestros pasos, se había convertido en otra persona. Era fornido, de piel morena y su cabello castaño. Sonreí para mis adentros, al menos había logrado su mayor sueño. Bajo los escalones y camino hasta nosostros, le ofrecí mi sonrisa más sincera, me alegra mucho verlo después de tanto tiempo. Carson y él se miraron desafiantes, (como sucedió desde el instante en el que se vieron). Pero entonces... A mi mente llegó un recuerdo. La bruja, el día que nos enfrentamos habló de mi padrino, dijo que quería duplicar su trabajo pero no lo había logrado, también había dicho que Alexander era la mente maestra del cónclave. Calixta, había sido asesinada, ella era muy allegada a mi madre y la única que sabía dónde estaba mi padrino. Quizá por eso la torturó, para sacarle información y si era así... Él corría mucho peligro, teníamos que volver al hospital, miré a Carson a los ojos y luego miré a James que decía algo a lo que no le puse atención. Yo no podía salir de aquí, no por ahora. Tendría que pedirle a Carson que fuera por mí a verificar que todo estuviera en orden. Trague saliva.
-¿Entiendes, Ana?- preguntó James, no realmente no entendía- Vamos a la sala de interrogatorio- Asentí.
-En unos momentos- le dije. Él asintio y empezó a caminar para alejarse de nosotros, me gire de inmediato hacía mi acompañante- Carson, Alexander está en peligro. La bruja torturó a Calixta para luego asesinarla, ella era la única que sabía de las cartas que enviaba. ¿Y si lo delató? Quizá mi padrino este loco, pero aún así es crucial para saber cómo se combina la sangre de demonio con la de ángel, él es el único que sabe como hacerlo.
-Ana... No te dejaré sola, Derek me mataría- Contesto.
-Por favor, Carson, a mi no me va a pasar nada. Además, Liz y Dom ya vienen para acá- Él soltó un suspiro.
-De acuerdo, nos vemos ahora- Asentí, se alejo de mi y empezó a caminar hacia afuera. Giré en mis talones, ví a James del otro lado esperándome en una puerta. Camine hasta él y entre a su lado, me senté en una silla de metal y al frente de una mesa de igual material. Puso unas carpetas al frente de mi.
-Un poco posesivo el novio tuyo ¿No lo crees?- Habló burlón, sonreí. Si me vuelvo loca con los cambios de humor de Derek, no quería imaginarme teniendo a mi lado a alguien como Carson.
-Él no es mi novio- Aclaré.
-Anais, ¿Desde cuándo conocías a Calixta?- empezó el interrogatorio.
-De hecho la conocí está mañana.
-¿Sabes de alguien que quisiera hacerle daño?- volvió a preguntar, negué.
-Como te digo, la conocí está mañana.
-¿Cómo es posible que la hayas conocido a penas está mañana, si ella tenía la custodia de tú prima. Megan Braus? Es la única familia que te queda por parte materna ¿Me equivoco?- negué de nuevo.
-Ni siquiera sabía de la existencia de Megan, me di cuenta hace unos días- Cada pregunta que respondía lo hacía mirándolo a los ojos, para mostrarle seguridad y credibilidad.
-¿Desde cuándo estás en California?.
-Llegue ayer en la tarde.
-Según los registro de viajes, el último viaje que hiciste fue hace nueve meses en el estado de Virginia, fuiste de Lynchburg a Blacksburg. ¿Cómo es posible que hayas viajando sin ser registrada?- me quedé callada, cómo le iba explicar eso- Ahora dime Anais, si no sabías que Calixta tenía la custodia de tú pequeña prima, cómo es que hay la coincidencia de que fue a ella a la que le vendiste tú casa hace cuatro años, al morir tú madre- Eso si había sido una coincidencia. Del otro lado de la puerta de escucharon manifestaciones de voz. La puerta de abrió bruscamente dejándome ver a Liz, ella estaba impecable. Una falda de tubo color negro, una blusa manga larga, que dejaba al descubierto sus hombros, de color rojo y tacones de aguja, una gabardina de color negro, hasta sus rodillas. Entro con un portafolio en la mano.
-Buenas tardes, detective Gordon. Mi nombre es Ariane Lizzeth Cranwell y soy la abogada de Anais- Abrí mi boca con sorpresa, ella camino hasta sentarse a mi lado, de verdad que era una caja de sorpresas, abrió el maletín y empezó a sacar papeles- Aquí están mis papeles y licencias- se las mostró a él- Ahora, si me doy cuenta que estaba haciendo un interrogatorio formal y no una declaración como posible testigo, tendremos grabes problemas- Él le echo un pequeño vistazo a los papeles y luego disculpándose salió, dejándonos a nosotras dos solas, la abrace fuerte- Hola, Ana. No te preocupes, en unos minutos te sacaré de aquí- Me separé de ella.
-¿Desde cuándo eres abogada?- pregunté.
-Tenía que hacer algo con mi inmortalidad, tengo más de quinientos años- ella de encogió de hombros- ¿Carson no estaba contigo?.
-Sí, pero fue por mi padrino. Calixta la mujer que tenía la custodia de Megan, la hija de mi tía Samirah, murió y ella era la única que sabía dónde se encontraba Alexander- ella frunció el ceño.
-Espera... Espera. ¿Alexander Octovos está vivo?.
-Larga historia, después te la cuento. Lo que me preocupa es que Megan no aparece y soy la única que podría protegerla.
-Vale... Vale, una problema legal a la vez, concentremos en sacarte de aquí primero y luego, buscamos la niña, un problema a la vez- Asentí, James volvió a la habitación.
-Bueno... Parece que todo está en orden, sólo tengo una pregunta para usted, abogada Cranwell- Miré a James.
-Alemania, ¿no?- ella asintió- ¿cómo es posible que haya obtenido tanto conocimiento y estudio en tan pocos años? no aparenta más de 25 años- Ella sonrió, se acercó a él hasta estar a una distancia prudente, lo miro a los ojos y sus pupilas se dilataron.
-Tengo más años de los que aparento, detective Gordon, usted más que nadie debe de saber que las apariencias engañan- Acto seguido salió, Liz, realmente era muy seductora cuando se lo proponía, le sonreí a James, empecé a caminar a la salida, pero él me detuvo tomándome del brazo.
-Me da mucho gusto verte. Anais, por favor ven a tomar un café conmigo antes de irte- Me quedé mirándolo pensando si aceptar su invitación, de verdad quería saber de él y que había hecho estos años. Miré por encima del hombro de él y vi entrar a Derek, mientras buscaba con la mirada a sus hermanos. James, sacó una tarjeta de sus bolsillos- Llámame- Asentí. él se alejó de mí, caminé hasta mi novio el cual me recibió con los brazos abiertos, lo había extrañado, aunque sólo hubieran pasado dos días, cerré mis ojos y aspiré su aroma, me sentía a salvo y en casa.
-Hola, mi amor- me saludo, amaba que me dijera de ese modo- ¿Todo está bien?¿Qué te dijo ese detective?.
-Estoy bien, cariño. Sólo me trajo para un interrogatorio rutinario, nada de qué preocuparse y no, realmente no estoy bien. Megan está desaparecida, asesinaron a Calixta y mi padrino está vivo- él abrió brevemente su boca.
-Siento mucho lo de Calixta y por Megan no te preocupes que la vamos a encontrar. Vámonos, estar con todo esta gente acumulada me pone los nervios a flor de piel- Asentí, en ese momento me di cuenta de algo no inusual en él, tenía orejas, nunca lo había visto con ellas. No pregunté nada solo lo seguí afuera del establecimiento, ya había parados de llover y parcialmente se veía que no nevaría. En la calle había una moto, una Yamaha YZF R1 (299 km/h) negra, toda una belleza, Derek me paso las llaves a mí, las atrape en el aire- Hoy conduces.
-¿Qué?.
-Hoy conduces, necesito saber que tan buena eres conduciendo, por si acaso- Asentí, tome uno de los casos apoyados en la moto, me lo puse y me subí en ella, él me imitó, apreté el acelerador mientras me aventuraba en las calles.
Chicoooos, disculpen la demora, jejejeje he tenido mucho que hacer. ¿Has visto que estoy actualizando en Lucifer? Bueno ya casi se aproxima el final.
¿Cómo han estado? ¿Qué me dicen de la vida? Yo entre hace ya varios días al colegio y saben que significa, prometo ponerme al día con los cap que se aproximan. En este libro vamos a tener dos especiales, cómo saben vienen divididos en tres cap.
Sin más, nos leemos pronto.
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