Capítulo uno - Café
El joven humano dejó al mago escondido en el baño hasta que la fiesta terminase y los niños se fueran.
Los niños reían y abrazaban al mago falso, preguntando por diferentes trucos de magia, y preguntando cómo hacerlos.
-¿Puede sacar un conejo de su sombrero?-Preguntó una niña con impaciencia y una gran sonrisa en su rostro.
-¿Puedes sacar una moneda de tu oreja?-Preguntó un niño.
-¿Puedes quitarte el pulgar?-
Y así seguían las preguntas de diferentes trucos de magia, hasta que tocaron las cuatro de la tarde.
-Bueno niños, ¡Es hora de irse!-Exclamó el trabajador infantil intentando sonar decepcionado de tener que despedirse de los pequeños, los cuales fueron buscados por sus familiares, y la madre del cumpleañero fue directo al joven.
-Gracias querido, le alegraste el día a los chicos-Agradeció la madre con una sonrisa en su rostro.
Se despidió de todos hasta que el salón quedó vacío
Mientras tanto, el mago se encontraba escondido, esperando que el humano finalmente lo buscará.
-Veintitres numetos quedan en la pared...-Cantaba recostando su cabeza en la pared apunto de dormirse hasta que el joven humano abrió la puerta del pequeño armario donde fue escondido.
-Ya puedes salir, los niños ya se fueron-Exclamó el humano notandose algo cansado-¿Tienes alguna forma de esconder... Eso?-Preguntó apuntando a las orejas que parecían hechas de metal del mago.
-No puedo esconderlas, ¡Pero!-Sus manos arrancaron esas orejas de metal, dejando al humano con la boca abierta en terror-¡Ta-dah!-
-...¿Aún puedes oír?-Preguntó el humano aún confundido y viendo las orejas de metal en las manos del mago.
-Si, aún puedo oírte-Respondió el mago, actuando como si nada hubiera sucedido.
Los ojos del humano estaban abiertos, confundidos sin entender como un ser podía quitarse las orejas y actuar como si nada. Agitó la cabeza, intentando recobrar la postura.
-Te voy a dejar con un amigo, quizás si te quedas te lleva la policía o algo.-Exclamó el joven.-Además podrías entreterlo sin que se mate en plena jornada.-Dijo mientras tomaba al mago de la mano para llevar al mago al lugar de su amigo.
Caminaba por las calles, el mago escondiendo los pequeños ojos en los lados de su cabeza con mechones de pelo, y las pequeñas prótesis de metal en sus bolsillos.
Caminaron de la mano hasta una pequeña tienda de café la cual estaba vacía, solo un trabajador el cual se encontraba mirando un punto fijo, parecía casi muerto, una mosca se podía posar en su ojo y aún así no haría nada.
-¡Trolli!-Exclamó Rius, haciendo que el trabajador despertara de su trance.
-...-La mirada del trabajador se dirigió a su amigo, tomándose un pequeño tiempo para asimilar la situación.-¿Te conseguiste un novio?-Preguntó abruptamente.
-...¿Que? No. Es un... Nuevo amigo. Mira, solo necesito que se quede aquí mientras yo voy a otra fiesta.-Explicó Rius.-¿Puedes?-Preguntó.
-Si si, lo que sea, mientras no sea muy molesto y me deje trabajar puede quedarse.-Respondió Trollino, volviendo a ver a un punto fijo.
-Perfecto, Mayo, te quedas con Trollino.-Dijo el joven, dandose la vuelta y saliendo del lugar. Dejando a los otros dos completamente solo.
El silencio invadió el lugar, hasta que Trollino simplemente fue a una cafetera cercana, sirviéndose un pequeño café.
El mago se quedó en completo silencio, empezando a golpear el suelo con un pie.
Los únicos sonidos presentes eran los golpes en el suelo del mago, y sus olfateos en la incomodidad.
-Entonces...¿Por qué estás así?-
-¿Así como?-
-...Pareces un glum-
-...¿Un que?-
-Un glum-... Cierto ustedes son humanos-
-¿Te importaría explicarme? Estoy empezando a creer que Rius te sacó de un servidor de Discord y que apenas sales de tu habitación.-
-Un glum es un pequeño huevo con flores que siempre está con una cara seria y a veces ni se mueve.-
-...¿Eso es de algún juego?-
-No, soy de otro universo.-
El silencio volvió a invadir el lugar.
La mirada de Trollino quedó en una mezcla de shock e incredulidad.
-...¿Sabes que? Hagamos que te creo. Solo siéntate en una de esas mesas.-Dijo apuntando a una de las mesas.
El mago se fue a sentar, colocándose sus prótesis de orejas, siendo ignorado nuevamente.
Tras varios largos minutos alrededor de 40 o 50 minutos, el mago parecía recordar algo, sacando un pequeño libro el cual se, ¿Agrandó? Con unos toques.
-¡Trullino!-
-Trollino.-
-¡Ya sé cómo volver a mi mundo!-
-Ah...¿Quieres una galleta o algo?
-No, ¡llama a Rius! Quiero que el vuelva y que no deba preocuparse por policías atrapandome.-
Trollino asintió, tomando su teléfono y llamando a su amigo.
-¿Pasó algo?-Preguntó Rius del otro lado del teléfono.
-Tu amigo drogado dice que ya sabe volver a su mundo.-Respondió Trollino.
Fue recibido con silencio y colgado y tras varios minutos, Rius entró corriendo.
-¡Mayo!-Exclamó, viendo al mago el cual estaba haciendo tal ritual del libro, está vez de forma correcta.
Fueron tragados por este, Trollino saltó del contador de su trabajo, yendo directo al portal.
-¡Rius no me dejes solo!-Exclamó mientras se tiraba dentro del portal, recibido por eco.
Final del capítulo 1
- Lem.
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