Parte/única

Una tarde después de darme un baño, tome mi cena, me retire a descansar, me dispuse a leer mis mensajes en mi celular, de pronto recibí una invitación.

—Lucero Acosta desea ser tu amiga.

Vi el perfil de la persona: En la pequeña pantalla del celular apareció la imagen de una hermosa chica, inmediatamente acepté la invitación; ella me contactó inmediatamente.

—Hola, soy Lucero
—Hola, soy Braulio ¿Nos conocemos?
— Aún no, pero espero conocernos pronto.
—Mi corazón latió, no lo podía creer que a mis 46 años todavía fuera atractivo para una chica tan joven, pero no me debía engañar, quizá no era tan joven como se veía en la foto, esta sabido de más que, por lo regular las personas suelen poner fotos antiguas, pero me arriesgue, no tenía nada que perder.

Tenía tiempo que me había divorciado en buenos términos de la madre de mis dos hijas, después del rompimiento tuve un tórrido romance con una joven, que por circunstancias de trabajo no pudo continuar, ella tuvo que emigrar al otro lado del mundo, yo me quede al lado de mis hijas ellas estaban en plena adolescencia y me necesitaban, pero ahora era diferente, mis hijas ya no me necesitaban tanto, por lo tanto seguí con la charla con la atractiva joven, que entre más veía la foto en la pantalla no me parecía totalmente desconocida.

—Eres directa, así es que te interesa que nos conozcamos en persona.
—Sí, pero antes quiero que respondas algunas preguntas, quiero estar segura que eres la persona que ando buscando.

Esas palabras me inquietaron, ya no eran de una chica que quiere flirtear, mi curiosidad crecía.

─ ¿Y bien que quieres saber?
—¿Tu nombre es Braulio Duran Bautista?
—Si, efectivamente ese es mi nombre.
—¿Hace aproximadamente 27 años viviste en la colonia Jardines de Guadalupe? Aquí en la ciudad de Guadalajara.
 ─Sí, de hecho mis padres siguen viviendo allí.
—¿Te dice algo el nombre de Olivia Ríos?

Cuando mencionó ese nombre, me empecé a inquietar, a que se debía todo ese interrogatorio, ya no me estaba gustando nada esa conversación, por lo que intenté cortar por lo sano. 

—Perdona, pero no tengo que contestar tus preguntas, es mi vida privada, por lo tanto, es mejor despedirnos, fue un gusto charlar contigo.

 ─¡No! Contéstame por favor. ¿conociste a Olivia Ríos sí o no?

Claro que había conocido a Olivia, no recuerdo quién me la presentó, era una chica, de piel muy blanca, pelo claro tirando a rubio, ojos color miel.
Estatura mediana, ella acababa de llegar del estado de Sinaloa.
Era el año 1990, yo contaba con diecinueve años, trabajaba y estudiaba, hacía algunos años que las mujeres habían luchado por su independencia, por lo mismo exigían los mismos derechos de los hombres, tanto laborales como sociales, es por eso que las relaciones entre parejas cambiaron, los noviazgos ya no eran de manita sudada, de hecho se terminó el terminó noviazgo en algunas parejas, ahora eran amigos con derechos.

Lo cual consistían en tener relaciones sexuales sin ningún compromiso de ninguna de las dos partes, Olivia y yo entablamos una relación de ese tipo éramos simplemente amigos con derechos, podíamos tener otros amigos en común, y no reclamarnos nada. 

Teníamos un amigo en común, su nombre Lucas, él físicamente era lo opuesto que yo, él es alto, güero, rubio con ojos verdes, parece un vaquero americano, en cambio yo soy un poco más bajo, tés morena, pelo negro ensortijado, ojos negros como obsidiana y bien parecido, dicho por las chicas que me perseguían en esos años mozos. 

Mantuvimos nuestra relación por algunos meses, que se yo, casi un año o más, ya no lo recuerdo, de pronto, de llevar una relación llena de armonía, Olivia me empezó a insistir que contrajéramos matrimonio.

—Braulio yo te quiero mucho, ya tenemos un tiempo de tener relaciones, ya es tiempo de que nos casemos.

—¡Que! de ninguna manera yo te deje muy claro que yo no me pienso casar hasta terminar mi carrera y estar bien establecido.
—Todo quedaría igual, solo que ahora seriamos un matrimonio.
—Te dije que no y no insistas más, no voy a cambiar de parecer.
 ─Entonces si no te quieres casar será mejor que cortemos nuestra relación.
—Si tú así lo quieres, así será.
— ¿Acaso no me amas ni tantito?
—Te quiero, pero no como tú quieres que te amé no puedo arruinar mi futuro; si me pienso casar en un futuro, pero no en este momento.
—Está bien como quieras, me voy ya no te molestare más.

Y se fue con los ojos anegados en llanto, yo no moví un dedo para retenerla, al verla ir se me quitaba un peso de encima, ya me estaba cansando esa relación, con su insistencia de contraer matrimonio.  Algunos días después me busco Lucas.

—Braulio necesito hablar contigo.
—Claro Lucas dime.
—Olivia y yo empezamos una relación, quiero que te enteres por mí y no por terceras personas.
—Está bien, Olivia y yo cortamos nuestra relación en buenos términos, tu relación con ella no va empañar la amistad.

  Nos despedimos con un abrazo y tan amigos como siempre. Por unos meses no supe de ellos un buen día que salí del trabajo me estaba esperando Lucas.

—¡Hola que tal! Que gusto verte, como has estado.
—Yo bien, Olivia tuvo un aborto espontaneo, este día sale del hospital, pero no completo el dinero de la cuenta.
—No te preocupes ¿cuánto necesitas?

Le di la cantidad de dinero que me pidió como un préstamo y se alejó, a Olivia ya no la volví a ver, pasó un tiempo más, Lucas me volvió a buscar, para pedirme otro favor. 

—Lucas, que te habías hecho tenía tiempo de no saber de ti.
—Pues nada, ya soy papá de una niña, vengo por ti, la voy a registrar y necesito a un testigo.

 Me sorprendió su petición, pero accedí con gusto, fue la primera vez que volví a ver a Olivia después de nuestra separación, no recuerdo a ver visto la cara de la criatura, simplemente estampe mi firma en el acta de nacimiento, sin fijarme en la fecha en que había nacido yo lo que quería era alejarme del lugar lo más rápido posible, esa fue la última vez que vi a Olivia, a Lucas lo veía esporádicamente, era un buen amigo de la familia. Por lo tanto me dispuse a contestar la pregunta de Lucero. 

—Sí, la conci, fuimos buenos amigos hace muchos años.
—Exactamente 26 años ¿no es así?
—¿Pero cómo sabes la fecha exacta? ¿Acaso eres Olivia?
—No soy Olivia, soy su hija y creo que tú eres mi Padre.
—¡No, no! Que estás diciendo, eso no puede ser posible, tú eres hija de Lucas.
—No te exaltes por favor, yo solo quiero corroborar lo que me dijo mi madre, es por eso que necesito que hablemos en persona.
—Está bien, que te parece mañana mismo, dime el lugar y la hora y ahí estaré.
—Te queda bien a las siete de la noche en el café Gandhi de Chapultepec.
—Ahí estaré.
—Iré vestida de blanco.
—Bien, yo te busco.

 Esa noche no pude conciliar el sueño, entre más pensaba en el asunto, menos probabilidades había de que esa joven fuera mi hija, al siguiente día me presente en el café Gandhi, en cuanto entre al lugar pasee la mirada por el lugar, mis ojos se posaron en una mesa donde estaba la chica vestida de blanco, en cuanto me vio me saludo con una mano. Dirigí mis pasos hacia ella, por una extraña razón mis sentimientos afloraron, no me explicaba que era lo que estaba pasando conmigo, mientras me acercaba a ella, no pude dejar de verla, su pelo era del mismo color que el mío, sus ojos también tenían el mismo color de obsidiana, su piel era un poco más clara que la mía, pero su nariz y la forma de la boca eran idénticos a los míos. 

—Hola, soy Braulio
—Hola Lucero.

Se acercó la camarera pedimos las bebidas, la chica  regreso con las bebidas retirándose de inmediato

—Y bien, aquí estamos, que fue lo que te llevó a deducir que soy tu padre.
—Mi madre me lo confeso, después de varios años de hacerle la misma pregunta una y otra vez.
—¿Pero cómo es que tengo una hija sin que yo supiera nada ni siquiera lo sospechaba?
—Si me permites hablar.
—Mi nombre es Lucero acosta Ríos, soy hija de Olivia Ríos y ante la ley de Lucas Acosta, tengo 25 años, soy licenciada en mercadotecnia, trabajo en una compañía Alemana, vivo sola en un apartamento de mi propiedad. Tengo una hermana y un hermano, mi hermana es la misma imagen de mi madre, y mi hermano es idéntico a mi padre, mira aquí tengo unas fotos de ellos.

Cuando vi las fotografías, corroboré lo que me dijo, los jóvenes eran una réplica de sus padres.

 ─Me di cuenta que no encajaba en mi familia, yo era diferente en todos los sentidos, toda la familia de mi padre son altos, blancos, rubios, con ojos claros, en la familia de mi madre, también son blancos no tan altos, pero no son bajos, yo soy todo lo contrario, cuando cumplí doce años le pregunte a mi mamá.

—¿Por qué el color de mi piel, mi cabello y mis ojos son diferentes a las de mis hermanos? ¿a quién me parezco?
—Te pareces a mi bisabuela, la mamá de mi abuela, era igualita a ti, cuando visitemos a mi madre te voy a enseñar una fotografía de ella.
— Está bien.
—Pero nunca me enseño la bendita fotografía, y no solo era diferente físicamente, también en mis aficiones, a me encantaba ir a la escuela, quería convertirme en lo que soy, mientras que mi hermana, solo pensaba en crecer para contraer matrimonio, mi hermano a insistencias mías siguió estudiando, tú conoces a la familia de mi padre, ninguno de ellos llegó a la universidad, mi padre solo curso la secundaria, al igual que mi madre.
Yo soy la única universitaria tanto del lado de la familia de mi padre como de mi madre, entre más años pasaban más me diferenciaba de la familia. 

—¿Cómo fue tu niñez?

—Mis padres peleaban mucho, él le propinaba unas golpizas a mi madre, pero a nosotros sus hijos nunca nos tocó un pelo, pero no era nada agradable, escuchar los insultos y ver como golpeaba a mi madre.  Nunca tuvimos un hogar propio, aquí en la ciudad vivíamos en la casa de mis abuelos, los padres de mi papá.
  
—Cuando golpeaba a mi madre, nos íbamos con mi abuela materna, pasaba algún tiempo, mi padre iba por nosotros y volvíamos a regresar a la ciudad, y así estuvimos hasta que mi madre se decidió a divorciarse, ella se fue al puerto con su familia, antes de irse le volví a preguntar sobre mis orígenes.
   
—Ahora que ya te separaste de mi papá, creo que ya es tiempo de que me digas las verdad ¿ Mi papá Lucas es mi padre o no?
—No, él no es tu padre biológico.
—Lo sabía, él...
— Lo único que te voy a decir, es que él no sabe de tu existencia, nunca le dije que estaba esperando un hijo (a), él es un buen hombre, su familia me aceptaba, pero él no estaba listo para formar una familia. Su familia vivía en la misma colonia dónde vives.
—¿Eso quiere decir que somos vecinos? Pudimos habernos encontrado.
—¿Al menos me puedes decir su nombre?
— Su nombre es Braulio Duran Bautista.

 ─Tengo tres años que se de ti, pero hasta ahora me decide a buscarte, no voy a interferir en tu vida, solo quiero saber de dónde provengo.

Yo estaba estupefacto, era una historia increíble, tenía una hija de veinticinco años solo unas cuantas cuadras nos separaban yo nunca supe nada, sentía unas ganas tremendas de llorar. 

—¿Lucas sabe que eres mi hija?
—No lo sé, mi madre no me dijo, lo que si se, es que el me trato igual que a mis dos hermanos al igual que mis abuelos, de hecho yo llevó el nombre de su madre.

 No había ninguna duda que esa joven que estaba enfrente de mí era mi hija, no hacía falta ninguna prueba de ADN, nos estrechamos las manos, seguido de un cálido abrazo los dos llorábamos en silencio.  Le conté mi verdad, sin omitir nada, le pedí perdón por no estar a su lado, no quise juzgar a su madre, solo ella supo porque me saco del juego, quizás por miedo, de que le pidiera que diera fin al embarazo, o tal vez por venganza, eso nunca lo iba a saber, ni me interesaba eran cosas del pasado, en este momento solo importaba el presente.

 Lo siguiente que hice fue presentarla a mi familia, mis padres, a mis hermanos todos la aceptaron, mis hijas la aceptaron como una hermana más después de todo eso pasó antes de conocer a su madre.
Hoy por hoy tenemos una relación de padre e hija respetando nuestro espacio, ella sabe que siempre estaré ahí para apoyarla si ella necesitará mi ayuda.
Fin.