Capitulo 2: Narcissa
La guerra había sido brutal para todo el mundo, la mayoría de los magos pensaban que al estar de lado de Voldemort los Malfoy habían estado en el paraíso pero lo cierto era que en esa época habían vivido un infierno.
Atrapados en su ancestral hogar por un mago mestizo con ínfulas de dominación mundial y tratados como esclavos, si eso definitivamente era encantador… aun que dejando de lado el sarcasmo esa amarga experiencia había logrado un milagro.
Unió a su familia aun mas, en esos momentos cuando estaban asustados de cometer un error, de no cumplir las expectativas de ese mago demente y ser asesinados sin piedad como simples animales, lo único que tenían era ellos mismos, los tres, Lucius, Draco y ella misma eran concientes de que eran fuertes en la medida que estuvieran unidos.
Sonrío un poco al pensar en que gracias a Merlín habían sobrevivido a ese infierno y terminaron bastante bien parados gracias a las acciones de su hijo al no delatar a Potter, Granger y el chico menor de los Weasley cuando fueron apresados en su mansión y a lo que ella misma hizo en esa escalofriante batalla en el colegio la noche en que el mago oscuro mas temido de todos los tiempos fue derrotado por un simple chiquillo al mentir sobre la muerte de Potter.
Si bien la mayoría de los magos pensaban que deberían ir a Azkaban por apoyar a Voldemort los testimonios del trío dorado los habían salvado de ser condenados y ellos, incluso su testarudo marido estaban agradecidos por ser libres, por no estar pudriéndose en una húmeda y hedionda celda en Azkaban y aun conservar sus varitas.
Luego de los juicios volvieron a la mansión Malfoy por unos días pero ese lugar solo les traía terribles recuerdos de épocas oscuras. Recordaban a la serpiente del Lord devorando el cuerpo sin vida de una mujer, una maestra de estudios muggles, en el comedor principal, los gritos de los prisioneros en las mazmorras de la casa y aun peor los desgarradores gritos de agonía de Hermione Granger en el salón de su casa mientras su hermana Bella la torturaba a crusios.
Cada rincón estaba tan lleno de malos recuerdos que decidieron demoler la mansión y reconstruirla, borrar ese pasado y comenzar de nuevo esta vez de la forma correcta.
Se habían marchado a Francia, vivían en una hermosa mansión que había sido la primera casa familiar de los Malfoy.
Habían estado unos meses viviendo allí cuando Draco se marcho a Australia a cerrar un negocio nuevo y muy importante mientras Lucius se encargaba de todo en Londres, había sido una semana tranquila mientras su marido estaba lejos y ella se había dedicado a llenar el invernadero de hermosas flores y de que los extensos jardines lucieran llenos de vida.
La tranquilidad sin embargo se acabo cuando su hijo volvió a casa de ese viaje acompañado de nada mas y nada menos que Hermione Granger. La sorpresa los había dejado mudos al verlo aparecerse con una pálida, lastimada y ojerosa chica entre sus brazos e incluso tardaron un poco en reconocerla bajo la sangre y polvo que manchaban su rostro.
Suspiro recordando lo mal que lucia la chica, su piel estaba enfermizamente pálida con muchas zonas purpuras y cortes aun sangrantes, sus ojos opacos y el pelo era aun mas desastroso de lo que jamás había sido, incluso Lucius se perturbó al verla así de demacrada y con esa expresión desgarradoramente triste.
Estaba conciente que por todo lo que el mundo sabe de su marido lo tachan de ser un hombre sin corazón pero ella y su hijo sabían que no era así, solo había sido un hombre equivocado por mucho tiempo que cuando se dio cuenta de sus errores no pudo hacer nada sin colocar a su familia en peligro mortal.
Ese día su hijo solo los miro un segundo y sin decir palabra alguna cargo a una chica más muerta que viva a una habitación libre en el segundo piso, muy cerca de la gran biblioteca y algunas horas después bajo el solo y se sentó frente a ellos en el salón.
Ni ella ni su marido preguntaron nada, ambos sabían por la mirada perdida de su hijo que él hablaría cuando estuviera listo, cuando terminara de aclarar sus ideas, les había costado una guerra y muchas humillaciones entender que debían dejar que su hijo fuera libre de decir, pensar, hacer y vivir según sus propias reglas.
Ser prisioneros en su propia casa les había enseñado que lo más valioso que existe es la libertad, que los prejuicios sobraban pues la sangre que corría por sus venas era tan roja y calida como la de los demás, la sangre era solo eso, sangre y no definía el valor de un mago o bruja.
Pasaron algunos minutos antes de que su hijo hablara, cuando lo hizo su rostro permaneció serio, su voz tranquila mientras les contaba como unos minutos antes se había encontrado a Granger en ese estado lamentable en un callejón, no fue necesario que él lo dijera, la había ayudado por que le debía su libertad y si algo odiaba su hijo era estar en deuda con alguien, ayudándola a ella pagaba su deuda.
Durante días Granger había permanecido en su alcoba recuperándose de sus heridas físicas, comía un poco cuando Winky, uno de los elfos domésticos, le llevaba una bandeja rebosante de alimentos sobre todo ante la insistencia del pequeño elfo.
Pasaron semanas antes de que Draco cansado de verla todo el día llorando en la cama la había arrastrado a la biblioteca, Narcissa aun recordaba claramente como por primera vez desde que la chica llego mostró algo de vida en sus ojos castaños al ver su basta biblioteca frente a ella.
Su hijo había murmurado muy bajito algo que sonaba como siempre un ratón de biblioteca… antes de marcharse y dejar a la chica vagando entre las imponentes estanterías de caoba con una expresión de avidez ante tantos tomos antiguos e invaluebles.
Luego de eso la chica comenzó a reponerse, las horas que pasaba leyendo en el jardín le devolvieron un poco el color a sus mejillas pálidas y gano un poco de peso, claro que lo mas sorprendente fueron sus ojos, volvían a brillar ligeramente con cada día que pasaba y dejo de ser sorprendente verla sentada bajo algún árbol con su hijo charlando en voz baja o sentados en la biblioteca cada uno perdido en un libro.
Lucius se había mantenido lejos de la chica en medida de lo posible, una vida llena de prejuicios no se borraba de golpe, pero al menos lo estaba intentando siendo cortes con ella de la misma manera en que Narcissa lo hacia. Con el paso de los meses se dio cuenta de cómo brillaban los ojos de su hijo cuando hablaba con Granger y como ella comenzó a sonreír mientras estaba con él.
Ella era la madre de Draco y como buena madre tenía una especie de sexto sentido especial que le decía que algo fuerte estaba creciendo entre su adorado hijo y su huésped, tal vez antes se horrorizaría de solo pensar en que una hija de muggles pudiera relacionarse con su hijo pero después de ver como no solo ella estaba recuperándose sino también Draco lucia cada día un poco mas feliz decidió que si el destino coloco a esa chica en el camino de su hijo era porque estaba destinados a estar juntos.
Un día cuando Granger ya estaba recuperada del todo ambos se habían aparecido sin decir nada con maletas en sus manos, Narcissa sospechaba que iban a buscar a los padres de la chica, sus sospechas se confirmaron cuando una semana más tarde volvieron.
Draco sostenía en sus brazos a Granger nuevamente, pero no herida físicamente como la primera vez que entraron a esa casa sino mas bien rota emocionalmente, lloraba aferrándose a Draco mientras repetía una y otra vez las mismas palabras me odian… ellos me odian Draco…
Narcisa siempre había querido tener una hija pero Merlín quiso que solo naciera Draco de su vientre, en ese momento al ver a la chica así de desesperada sus instintos maternales, esos mismos que reprimía constantemente, la obligaron a moverse y consolar a la chica junto a su hijo.
Un gesto que Narcissa hizo sin detenerse a pensar o dudar dejo una huella profunda en Hermione, por primera vez desde que la guerra había acabado alguien estaba con ella reconfortándola, ya no solo estaba Draco para abrazarla mientras lloraba al hablar de sus padres, de Ron y sus actitudes después de la muerte de Voldemort o simplemente despertándola por las noches de sus pesadillas para ofrecerle una taza de té.
El aroma a vainilla de Narcissa y a menta de Draco la reconfortó un poco después de lo que había pasado y lentamente se quedo dormida en regazo del rubio aun sosteniendo la mano de la mujer con fuerza, asustada de que al despertar estaría sola.
Pero en ese momento Narcissa se juro a su misma que repararía un poco del mal que su familia hizo en el pasado, se juro que ella estaría allí para esa chica ayudándole siempre que pudiera hacerlo sin importar si se daba o no algo mas entre su hijo y ella.
Sonrío al ver a su hijo tomarla en sus brazos con delicadeza y llevarla al segundo piso, ella era su madre y sabia leer esos ojos grises como nadie en mundo, esa noche entendió que su hijo por fin lo había aceptado, estaba enamorado.
Se seco una lagrima rebelde de la mejilla mientras subía a su alcoba, era mejor ir preparando el anillo de compromiso de la familia por que estaba segura de que muy pronto habría una nueva señora Malfoy en casa.
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