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Abro los ojos, pero continuo en la oscuridad. Tengo una tela sobre mis ojos lastimándome por la fuerza que está amarrada. Lo último que recuerdo es aquel horrible olor a humo en ese supuesto laboratorio. Aquel que penetró en mis pulmones, llegando a paralizarme por completo.
No sé cuantas horas han pasado pero si su intención era hacerme convencer de que tengo amnesia, tal vez lo hizo y más porque logró hacerme perder la noción del tiempo.
Trato de moverme, pero ahora no tengo salida, esta silla está más asegurada, podría asegurar que esta vez no estoy atada con una simple cuerda, sino me equivoco es una especie de metal ¿será una silla eléctrica? Sea lo que sea está más cómoda que la primera.
Me percato de un sonido algo extraño seguido de unos pasos y una voz que no he escuchado antes.
ㅡZábar, mi padre te llama.
ㅡPero señor...
ㅡTranquilo, yo la vigilaré.
Nuevamente ese extraño sonido vuelve.
Puedo sentir la respiración de aquel sujeto. Quiero hablarle y ver si él responde a mis dudas, ya que el anterior sujeto que ahora sé su nombre "Zábar" solo me ignoraba y yo quedaba como loca hablando sola.
ㅡAsí que tú eres la niñita exploradora que decidió pasearse por las zonas prohibidas ㅡDice con sarcasmo rompiendo el silencio.
Siento sus pasos a mi alrededor. Y por alguna razón sé que no es una persona de fiar. Su voz es lo que me advierte mantenerme en silencio pero no estoy acostumbrada a escuchar a mi consciencia, así que hago todo lo opuesto.
ㅡEn primer lugar, no soy una exploradora; y en segundo no soy una niña.
Ríe.
¿Acaso dije algún chiste?
Este sujeto debe estar loco o le faltan neuronas.. o tal vez ambas.
ㅡMe agradas. Eres la primera que no se asusta con este mundo.
Tal vez si pudiera ver lo que me rodea todo sería distinto...
ㅡPues tú no me agradas ㅡInterrumpo al instante.
ㅡ¿Hay algo que puedo hacer para agradarte?
Me quedo en silencio.
¿Qué estoy pensando? Es obvio que no. Es el enemigo.
ㅡNo.
Intento mover mis manos pero es inútil, están muy pegadas a la silla. Ya empiezan a lastimar mis nudillos por la fuerza en que están sujetas.
ㅡ¿Te incomoda? ㅡpero qué pregunta más estúpida.
ㅡ¿Qué crees?
Siento sus pasos cerca.
ㅡ¿De qué color son tus ojos? ㅡCambia la pregunta de forma tan repentina que empiezo a creer que está ciego pero luego recuerdo que tengo algo cubriéndome.
ㅡ¿Acaso importa?
ㅡPara mi sí.
El silencio reina en esta... supuesta prisión. Me siento como una persona ciega y muda.
Unas manos frías se posan en mi nuca cerca del nudo de la venda que tapa mis ojos, el agarre de la venda se suaviza de a poco hasta quedar suelto, si mis manos no estuvieran en las mismas condiciones ya me quitaba la venda. Pero como no es así. El sujeto que está frente a mí y aún no lo he visto lo hace por mí.
Sigue oscuro.
ㅡAdelante. Puedes abrirlos.
《tonta》 Pienso.
Abro lentamente mis ojos, esa tela ya me estaba lastimando el rostro por la fuerza con que estaba amarrado. El lugar no era como me lo había imaginado: creí que era un calabozo. Pero no. Este lugar no es oscuro o cerrado. Al contrario es como una sala. Las paredes son de un color amarillo claro y las ventanas son enormes, diría que si no estuviera en esta silla me podría escapar.
Mis pupilas recorren el lugar que al parecer está muy decorado con flores y plantas ornamentales. Fuera de ser una prisión es una sala de visitas. Mis ojos dejan de explorar el lugar para fijarse en su liberador en frente mío. Que a pesar de haber liberado a mis ojos es el último a quien miran; cabello castaño claro, piel blanca, ojos... azules, tan azules como el mar o el cielo. El recorrido ahí se queda. Estoy como tonta admirando esos ojos nunca antes visto; entre la tensión y el silencio que se forma. Y él tampoco se queda atrás, estamos en una lucha de miradas, donde el que retire la conexión pierde. Pero nadie anunció que esto era una guerra de miradas ¿No?
Cuando me percato que estoy deteniendo la mirada más de lo debido, deshago la conexión y apenas es oído un gracias saliendo de mis labios.
ㅡPuedes decirme Jack. Un placer.
Ahora nuevamente ese sonido extraño se escucha, resulta que era una compuerta que se abre.
ㅡ¡Señor! ¿Cómo pudo..
ㅡ¡Alto! Zábar ㅡLo interrumpe dirigiéndole una mirada dura, para luego continuarㅡ La señorita acá no es peligrosa.
ㅡ¡Y si su padre se entera!
ㅡNo lo hará ¿Verdad? ㅡFrunce el ceño.
ㅡNo.
Ohh.
ㅡNos vemos más tarde niñita explotadora ㅡSale de la sala.
~|●|●|●|●|●|~
Horas más tarde:
Las horas pasan volando, por la ventana puedo ver la oscuridad de la noche y la luz de la luna en lo alto del cielo estrellado.
Zábar que ahora puedo ver su vestimenta y según mi deducción es como un guardia, o es un guardia que me vigila las 24 horas no es nada amigable o social.
Mis pensamientos dejan de centrarse en este lado del mundo. Necesito pensar en mi familia, ellos también merecen ser los principales en mi cabeza.
Recuerdo mi primer día de clases y mis primeras acciones en Maisón, recuerdo el día en que me dijeron que iba a tener un hermanito, por ese entonces yo tenía unos cuatro años y la tercer guerra mundial estaba por finalizar.
Mi abuelo que era el más anciano de la familia me tenía al tanto de todas las acciones de la guerra y a mí me encantaba oírle. Después de todo es la historia que pasamos y es justo para los héroes de aquella sangrienta lucha ser reconocidos por la sociedad.
Recuerdo también los deliciosos postres de mamá después de la comida... Pensando en comida ya me dió hambre.
Aunque no haya hecho nada todo este día, aparte de estar sentada en esta silla "eléctrica" estoy cansada o bueno en realidad me duele el trasero. Así que para hacer triunfar a mi aburrimiento estoy intentando dormir; pero la compuerta se abre de golpe, dejando paso a ¿Jack? ¿De qué me perdí?
ㅡZábar, los Triphianos se están reuniendo en la cabaña 222. Vé, te están esperando, yo me encargo de tu trabajo.
ㅡGracias.
Observo como Zábar sale a gran velocidad de la sala. Mientras Jack se acerca a una de las paredes donde parecer dibujar con el dedo índice una letra que no logro descifrar. De ahí aparecen unos teclados, "genial" pienso. Como si hubieran estado ahí, todo el tiempo en forma invisible. Jack escribe un código en el teclado del centro y luego en el del costado y lo que sostenía mi agarre de la silla a mí desaparece.
Oh oh. Esto no está bien..
¡Estúpida! Claro que está bien.
ㅡJack...
ㅡNo me pidas explicaciones.
ㅡJack...
ㅡ¡¿QUÉ NO LO ENTIENDES?! No pienso explicarte NADA ㅡgrita, jalando su cabelloㅡ No tenemos tiempo.
ㅡY yo no pienso ir detrás de alguien que no conozco porque mi interior me dice que no eres tan diferente a ellos y eres mi enemigo ㅡExplico enojada por su comportamiento tan extraño.
ㅡSi quieres vivir te sugiero que levantes tu trasero y empieces a mover los pies ㅡOrdena con una autoridad que me molesta.
Nadie, absolutamente nadie intercambia unas cuantas palabras y después de unas horas regresa para convertirse en un príncipe de cuento que rescata damiselas.
Debe ser un plan perfecto para llevarme a la muerte. Porque la salvación supe que la perdí desde que mis pies pisaron este territorio.
ㅡ¿Qué planeas?
Mira a su alrededor, buscando algo más allá de nuestro ambiente. Su recorrido se detiene en la ventana y es allí donde sé que es a lo que se refiere con ese gesto.
ㅡVoy a sacarte de aquí.
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