Capítulo 15: Corazón roto
Hola queridos lectores, vuelvo a disculparme por la tardanza. Pero aquí otro nuevo capítulo de Encuéntrame. Espero que la espera valga la pena *-* Os dejo una canción que le va perfecta al capítulo y recomiendo totalmente :)) Y una foto de John Moore ^^
Un besazoo :3
"Mi chico multiusos, mi jardinero, mi camarero, mi... todo. Sé que puede que no entiendas esta reacción, pero ha sido lo mejor que he podido hacer. No me ha quedado otra opción, mi mejor amiga se está muriendo, le han encontrado cáncer y me lo han soltado así, de sopetón, sin darme muchas esperanzas de nada. Es la única amiga que tengo de verdad y no puedo dejarla sola en estos momentos. No quiero perderla, sin embargo sé que por el contrario te pierdo a ti y no hay cosa que me duela más en el alma. No hace mucho que he reconocido lo peor que creía que me podía pasar otra vez, enamorarme. Tú, John Moore, me has enamorado como una tonta desquiciada con tus bromas, con nuestras peleas, con tus sonrisas, con tus preciosos ojos. No sabes cuánto te extrañaré, todavía no ha pasado media hora desde que te he visto arreglando ese pomo y ya te estoy echando de menos. No he querido buscarte, ni entregarte la carta personalmente porque hubiera sido mucho más difícil para los dos. Espero que me entiendas y espero que encuentres la felicidad que te debe el mundo. Porque te lo mereces, porque te lo mereces todo. Mi corazón también está latiendo como ahora el tuyo, lento, entristecido y llorando a lágrima viva. He sentido ese cariño, ese amor cuando nos hemos besado, he notado ternura en nuestras caricias, me he sentido querida y, por primera vez, segura. Sin embargo, parece que todo se vuelve en mi contra o en nuestra contra, porque en tú caso también parece que vaya a por ti.
No obstante, déjame decirte una última cosa antes de despedirme completamente de ti. TE AMO, te amo como no he amado a nadie, te amo desde esa primera vez, aunque te odiara, aunque quisiera matarte. No creía en el amor a primera vista hasta que te encontré a ti. He estado negándomelo todo éste tiempo, pero nadie puede luchar contra el amor, nadie y yo lo acepto, te amo.
Sé feliz John, te mereces a alguien que te dé lo que ninguna de nosotras te ha podido dar. Si nuestro destino es estar juntos, me encontrarás.
Te quiero,
Alison Keller."
Dejo el bolígrafo encima de la mesa. Doblo la hoja de papel y la meto dentro del sobre, pongo el nombre de John Moore y con la llave abro su habitación, dejando la carta en ésta. Estoy segura de que lo verá esta misma noche. Vuelvo rápido a mi habitación y coloco la poca ropa que tengo en el armario en una pequeña maleta que me trajo Rose desde hace tiempo. Me da lástima no poderme despedir de ella ya que ha sido como una madre para mí. No sé qué haré sin ella, sin Carl, sin John...
Limpio las lágrimas que han empezado a caer por mis ojos y cierro la maleta, ya es hora. Salgo rápidamente del hotel, sin despedirme de algunos empleados que me están viendo como corro hacia la entrada. Quizás piensen que he robado algo o que esté escapando de algo que he hecho, pero no me importa. Debo irme, ella me necesita a su lado. Por suerte hay un taxi en la entrada, subo en él y le pido que me lleve al aeropuerto. Espero que haya algún billete suelto y poder ir cuanto antes. El médico que me llamó se veía muy preocupado y era para estarlo "—Su amiga... —suspira —está en estado crítico. El cáncer la está consumiendo". Cuando escuché esas palabras, el corazón se me encogió en el pecho sin dejarme respirar, ¿por qué ella? Ella no se lo merece, ella es una de esas personas que siempre mira la vida de una forma optimista, fuerte y con esperanzas. Ayuda en lo que puede y siempre les regala a todo el mundo un trozo de su corazón. No entiendo como la vida puede jugar con ella. Ella no puede marcharse.
—Ya estamos señorita —dice el taxista mirando el contador. Le doy dinero sobrante y me bajo del coche. No importa el cambio, importa llegar.
Entro rápido al aeropuerto, llevándome por delante a una pareja que está en la entrada y algunos pasajeros más. En mi vida he ido así por algún lugar, me estarán tratando de loca. Busco el mostrador para comprar el billete y por suerte no tengo que hacer mucha cola. El reloj avanza, veo la cartelera donde están todos los vuelos y faltan menos de veinte minutos para que salga un vuelo con destinación California. Mi paciencia se está agotando, la mujer que hay delante de mí no para de poner pegas y está retrasando al resto. Mi pierna no para de moverse, cuando estoy muy nerviosa es como un tic, no puedo dejar de moverla. Me giro mirando al resto. Algunos hacen muecas, otros se dan por vencidos y se marchan y vuelvo a escuchar "—Ese no me convence, enséñeme otro—".
— ¡Señora ya está bien de dar por culo y dejar pasar a los que tenemos prisa! —le grito salida de mí.
—¿Es a mí? —pregunta con burla.
—No se lo digo a la pared, ¿usted que cree? Deje poner excusas y si está aburrida váyase a un bingo —me está tocando las narices y quien me busca me encuentra.
—Usted tiene muy poca educación, si no me ofrecen nada bueno tendré que protestar... —dice excusándose.
—Le están ofreciendo de todo y lo está negando, ha venido a hacernos perder el tiempo —escucho los cuchicheos traseros "ya era hora que alguien le dijera algo".
—Déjame —me da la espalda y se gira hacia la recepcionista. Mi sangre hierve más que antes, sin aguantar mi impulso la cojo y la empujo poniéndome yo en la recepción y notando como los que tengo detrás se apegan algo más a mí para no dejar que se ponga —Pero, ¿estás loca? —me grita.
—Sí, muy loca, y en cuanto no te marches te mataré aquí mismo y todos reiremos tú muerte, ¡lárgate ya! —me rio mirando a la recepcionista y me susurra un flojo "gracias".
Le explico la situación a la recepcionista y ésta no tarda en hacer retrasar el vuelo y entregarme uno de los asientos libres que quedan en el avión. Se lo agradezco como mil veces y voy corriendo a la puerta de embarque, cogen mi equipaje y lo etiquetan, y paso por esa pasarela y me alegro de que ésta vez haya solo una puerta. Entro y están todos sentados, mirando la televisión, otros mirando por la ventana... La azafata me ve buscando mi asiento y enseguida se presta ayudarme. Le tiendo el billete y ella me lleva a éste. Me siento al lado de una pareja y no puedo evitar pensar en John y en qué hubiera pasado entre nosotros dos si no me hubiera tenido que ir. Estos últimos días estábamos tan bien, con nuestras típicas bromas pero con esa esencia diferente, llena de ternura y cariño. Mis ojos se vuelven a aguar pero no quiero llorar delante de toda ésta gente, así que respiro hondo y cierro los ojos acomodándome en el sillón. Mi vida sin John no va a ser lo mismo, pero él tiene derecho a hacer la suya.
John Moore
Hace dos semanas que Alison se fue, se largó dejándome solamente esta maldita carta. Esta carta que leo todas las noches y todas las mañanas cuando me levanto. Ahora estoy más seguro que nunca, estoy totalmente enamorado de mi dragona. "Tal vez nunca la vuelvas a ver", mi cabeza siempre se encarga de devolverme a la realidad de golpe. Desde que no la veo siento que mi mundo ha dejado de girar, tengo la sensación que vivo en una noche permanente. Ni siquiera soy consciente de lo que hago, solamente sigo a mi cuerpo y sus instintos. Si fuese por mí no me acordaría ni de respirar.
Llaman insistentemente a la puerta de mi habitación, sé perfectamente quién es porque llama todas las mañanas. Su voz me irrita y temo perder la poca cordura que me queda en cualquier momento.
—John amorcito ábreme, tenemos que hablar de lo nuestro —. Estoy hasta las narices de Roxanne, le he explicado todos los días por las buenas y por las malas que lo nuestro terminó hace años. Pero ella no se da por vencida por más veces que le diga que no quiero ver ni su sombra.
Decido no responderle, tomo aire y me dejo caer en la cama. Tengo que ir a limpiar la piscina pero no tengo cabeza para eso. Vuelvo a coger el papel entre mis manos y lo pongo en alto para poder leer de nuevo la carta de Alison. No necesito tener el papel pues me la sé de memoria. Siento tantas cosas en mi interior que no sé cómo controlarlas. Todo en mí es un caos ahora mismo y necesito explotar.
Desde que mi ex está aquí y discutí con Rose, no he vuelto a hablar con ella. Le dije cosas duras y ella me las dijo a mí. No es fácil para ninguno de los dos ser el que da el primer paso aunque es mi madre y necesito un jodido abrazo. Alguien que me diga que esta carta es una jodida broma y que Alison va a volver, que no me estoy enloqueciendo y que mi corazón no está hecho trizas. Pensé que Roxanne había anulado mis ganas de querer y dejarme querer, pero sin Alison sé que nunca más volveré a enamorarme porque todo lo que guardo en mi corazón le pertenece y se lo ha llevado con ella.
—John, nos amamos y esto no lo podemos dejar morir —sigue insistiendo con su voz chirriante que me dan ganas de matarla. No sé cómo pude casarme con ella, sin duda estaba jodidamente loco para no ver la clase de persona que es.
—Déjale en paz jodida loca. Él no te quiere así que asúmelo y lárgate antes de que llame a seguridad —la voz de Sophia me sorprende. Vuelvo a leer la carta y siento que es Alison la que me está diciendo todo esto. Su recuerdo se ha quedado impregnado en mi piel, en mi mente y en mi alma. No la puedo sacar de mi cabeza y eso me está matando. El sonido de la puerta me sobresalta y me siento en la cama rápidamente sin soltar la carta.
—Esa tía está como una cabra John, no sé qué le viste para casarte con ella pero... —Sophia calla y me mira con los ojos abiertos como platos —Estás llorando, John —. Se acerca y me abraza, no me había dado cuenta de que las lágrimas que hace años no sentía, ahora empapan mi rostro. Estrecho a mi hermana entre mis brazos porque necesitaba esto, contacto con alguien que sepa de mi dolor.
—Se ha ido Sophia. ¿Y si no la vuelvo a ver? —las palabras que llevo dos semanas guardando salen de mi boca.
—John, sé cómo te sientes. De verdad que soy la que mejor te entiende. Aunque nos hemos dicho cosas bastante duras, eres mi hermano y no me gusta verte así —. Nos separamos ligeramente y toma mi rostro entre sus manos. Con sus pulgares seca mis lágrimas y le tiendo la carta, ojala me diga que Alison va a volver porque yo ya no veo esperanza alguna.
— ¿Volverá verdad? —mi hermana me mira y veo el dilema en sus ojos. La conozco perfectamente, es mi pequeña. —Miénteme Sophia o enloqueceré.
—No soy una mentirosa John, y tú no eres el hermano que yo recuerdo. Si por algo nos caracterizamos los Moore es por tirar hacia delante. Eso es justamente lo que vas a hacer. Ha llegado el momento de dejar de esconderte y ser el John Moore que has escondido durante todo este tiempo. Tienes que tomar las riendas de tu vida de una vez y si el destino tiene preparado que os encontréis de nuevo... sucederá —me sonríe y se levanta. Siempre he pensado que es la más fuerte y testaruda de los tres hermanos y sé que no me equivoco. Se dirige hacia la puerta pero se vuelve y me mira con la carta entre las manos. —Hermano, que esta carta te haga más fuerte porque esta mujer te ama más que a su propia vida y somos pocos los que tenemos la suerte de encontrar el amor verdadero. Ese amor que es desinteresado, ese amor que no es egoísta y por el que lo daríamos todo sin arrepentirnos. Eres afortunado de haberla conocido y saber que ella te quiere. Tú te necesitas a ti mismo y el resto también queremos recuperar a nuestro John, te veré luego hermanito —se despide de mí, no sin antes dejar la carta sobre la mesa y saliendo de la habitación.
Sophia tiene razón, me levanto con fuerzas renovadas. No tengo que pensar que he perdido a Alison porque tengo a mi dragona grabada en mi corazón, ahora seré yo el dragón.
Abro el armario, esa parte que hacía tiempo tenía olvidada. Cojo la percha con el traje negro, la camisa blanca y la corbata del mismo color que el traje. Me pongo los zapatos de empresario importante y los gemelos de platino que me regaló mi hermano. Me miro al espejo mientras me anudo la corbata. El reflejo que estoy viendo me devuelve unos años atrás.
—Bienvenido de nuevo John Moore, seguro que a Alison le hubieses gustado o al menos te hubiera gritado algo —pensar en eso me hace reír. Dragona nunca sabrás mi secreto aunque sí sabes que soy el hombre multiusos, el de las diferentes caras.
Salgo de la habitación directo hacia el ascensor. Subo a la planta de las oficinas donde también se hospedan las personas importantes, las saludo y ellas me saludan de manera respetuosa. Sin duda, no lo hacían así cuando limpiaba la piscina ayer.
Entro en la oficina, me quito la chaqueta del traje y me recuesto en el sillón de cuero negro. Giro en él para poder mirar por el enorme ventanal, veo todo Miami y eso siempre me ha gustado. Las palabras de mi hermana no dejan de martillearme la cabeza así que decido como ella ha dicho tomar las riendas de manera definitiva. Cojo el teléfono y marco el número de su habitación, lo coge enseguida.
—¿Sí?
—Hermanita, necesito una secretaria en funciones ¿estás disponible? —se ríe y se me contagia.
—Por supuesto señor Moore, ahora mismo voy a su despacho, jefe —cuelga y dejo escapar un suspiro. Hace tiempo que nadie me llama así, es más, la mayoría de los empleados no conocen esta faceta mía. Enciendo el ordenador y entro en el buscador de Google. "John Moore", tecleo mi nombre e inmediatamente la pantalla se me llena de montones de información. Algunas páginas afirman que estoy muerto y otras arruinado. Pero nada más lejos de la realidad, estoy vivo, soy rico y vuelvo a estar a cargo de mi empresa. El hotel más importante de Miami vuelve a tener al frente a su líder.
Llaman a la puerta y veo la cabeza de mi hermana.
—Creo que ayudarte me va a venir bien. William se ha tenido que ir por trabajo y ya lleva una semana fuera... —ella sigue hablando pero yo no le presto atención. Miro la foto que he conseguido de la cámara de seguridad. Es Alison, creo que el recuerdo que guardo de ella no le hace justicia. Es la mujer más hermosa del mundo y la añoro mucho.
—Está bien, ignórame. Pero al menos firma todos estos papeles John —. Asiento y empiezo a revisar y firmar, ella va a poner al día mi agenda y otras cosas. Habla sobre novedades pero yo no he tenido la cabeza para nada ni para nadie, ni siquiera sabría decir quiénes eran las personas con las que me he cruzado antes. Todo lo invade un rostro, un aroma, un cuerpo... el de mi dragona.
Después de tantas horas con papeles y mirando la pantalla del ordenador, siento la vista cansada. Cierro los ojos y me los froto con los dedos, ha llegado el momento de tomarse un descanso.
Me pongo la americana negra y salgo del despacho, ya nada es igual. Necesito salir y que me dé el aire, ya no lo soporto más. Cuando voy a darle al botón de llamada del ascensor, las puertas de éste se abren y sale un tipo que me mira fijamente. Es un tipo bastante alto y fornido. Sus musculosos brazos se pueden diferenciar aún con la camisa que lleva puesta. Su pelo negro como la noche está despeinado y le da un aire peligroso. Sus ojos azules me penetran, su mirada podría congelar todo un país. Me aparto ligeramente para que salga y me dedica una sonrisa de lo más maligna. Éste hombre da escalofríos y no me gusta.
Entro al ascensor y miro su espalda, aprieto el botón para bajar al hall pero, mis ojos se abren como platos cuando veo en la parte trasera de su pantalón asomar la empuñadura de un arma. Intento salir del ascensor pero las puertas se cierran. Aprieto el botón para que se detenga pero ya es demasiado tarde.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro