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Capítulo 12: Luke Moore

Hola mis queridos lectores, LO SIENTO, de verdad, me resfrié y no tenía muchas fuerzas :( Pero ya estoy mejor y aquí les traigo un nuevo capítulo. No penséis que me he olvidado de vosotros, que no es así!! Por eso, les traigo un capítulo... mmm... emotivo. Espero que os guste el capítulo, un bezazooo :3

P.D.: Le dejo una foto de un nuevo personaje :))

John Moore

Odio tratar con los administradores, siempre buscan tener más beneficios o hacer recortes de cualquier tipo incluso de personal. Son unos auténticos buitres carroñeros. Solo miran el dinero como si el resto de cosas en la vida no fuesen importantes. El dinero no da la felicidad, aunque sea una frase que siempre dicen las personas sin dinero yo sé que esa afirmación es cierta.

Entro en el ascensor y me vuelvo a acomodar el chaleco del uniforme. Hace tiempo que no visto de manera tan formal. Para limpiar la piscina no me sirve.

Me estoy planteando seriamente volver a la habitación con Alison. Me moría de ganas de besarla, pero hacerme el duro como ella me está empezando a gustar. Recuerdo su mirada confusa y anhelante esperando a que posara mis labios sobre los suyos.

El ascensor se detiene y entonces me doy cuenta de que he llegado a la recepción, como la sala de juntas está al lado del salón de eventos sé que estarán ahí esperándome. Levanto la vista y veo toda la recepción llena de gente. Como siempre, los administradores me miran de mala manera. No les gusta que el limpia piscinas o chico para todo, como ellos me llaman, se encargue de escucharles y transmitir lo que dicen al jefe. No entienden como él confía tanto en mí, pero por supuesto eso tiene un motivo de ser.

Ver sus caras de fastidio me hace reír, me encanta hacerles el día imposible. Me acerco a ellos y sin esperarme se dirigen a la sala de reuniones. Niego con la cabeza y el portero se ríe conmigo. Todos aquí conocemos a estos tipos.

Me siento en la silla de cuero del jefe que encabeza la mesa, empiezan a hablar pero no les presto demasiada atención. Mis pensamientos viajan a mi habitación donde he dejado a mi dragona, ojala pudiese volver, desprenderme de este vestuario y meterme en la cama rodeando su cintura con mis brazos.

—Creo que para poder aumentar los ingresos deberíamos reducir plantilla —vuelvo mi atención a la reunión. No me gusta nada lo que acabo de escuchar.

—No, el jefe no quiere ni escuchar hablar de despidos —el hombre calvo y con un enorme barrigón se levanta dando un manotazo sobre la mesa. Es quien ha sugerido los despidos, nunca me ha caído especialmente bien pero hoy quiero partirle la cara.

— ¡Pues si el jefe no quiere despedir a nadie que venga de una maldita vez a alguna de estas reuniones y dé la cara! —sus gritos aumentan mi mal humor. Seguro que le han escuchado hasta los clientes que se encuentran en recepción.

Llaman a la puerta y veo al chico de seguridad mirándome fijamente, parece que no sabe qué hacer.

—John necesito que vengas un momento, es importante— le miro y asiento. Vuelvo mi vista hacia el hombre que ha gritado y mientras me levanto le digo de manera fría.

— Yo solo soy el que transmite el mensaje. Y hago esto porque Rose me lo ha pedido. El que tenga que decirle algo al jefe que le mande un correo.—  sin decir nada más, me levanto y salgo de esta sala con verdaderas ganas  de golpear a alguien. — ¿Qué ocurre?— pregunto saliendo de la sala detrás de él e ignorando los gritos de los administradores. Ahora mismo me importan una mierda, lo mismo que a ellos les importan los trabajadores de este hotel.

—Parece que Rose no se encuentra bien, se ha desmayado— me quedo quieto y le miro fijamente. Rose, espero que esté bien.

— ¿Dónde está? Necesito ir a ver cómo está— el chico me mira sorprendido por mi tono de voz pero de inmediato me acompaña a los ascensores. Aprieta el botón de la planta donde se encentra Rose pero no me fijo cual es, ahora no tengo tiempo para fijarme en eso.

—No sé exactamente, estaba limpiando con Alison... y ya no sé más— parece que voy a tener que averiguarlo por mí mismo.

Cuando el ascensor se detiene salgo directamente sin esperar al chico de seguridad. Este sale disparado detrás de mí porque quiere saber qué ha sucedido. Entonces me doy cuenta de que estamos en la planta donde se encuentran los clientes más adinerados. Espero que ninguno le haya faltado al respeto ni nada por el estilo o se las verá conmigo y no será agradable para nada.

Escuchamos voces, reconozco la de Alison y sé que está asustada. Cada minuto me arrepiento más de haberla dejado esta mañana por ir a atender a esos tiburones del demonio. Cuando los tenemos más cerca veo que está Edward con ese amigo suyo, no recuerdo como se llama y sinceramente no me importa. Ese tipo no me agrada y prefiero mantenerle alejado.

— ¿Qué ha ocurrido? —sin ningún tipo de miramiento aparto a Edward y su amigo. Veo a Alison sosteniendo a Rose que está inconsciente.

—No lo sabemos, parece que se ha sentido mal —Edward intenta hablar calmado pero, ahora mismo calma es lo único que no tengo.  Le miro sin prestarle atención a su amigo.

—Yo me encargo, gracias— asiente y ambos se retiran sin dejar de mirarnos. Me vuelvo hacia Rose y no me gusta verla tan pálida.

— ¿Puedo hacer algo? —el chico de seguridad está inquieto porque no sabe si quedarse o irse.

—No, vuelve a tu lugar de trabajo tranquilo. Yo me encargaré —cojo a Rose entre mis brazos y Alison acaricia mi hombro. La miro y veo preocupación en sus ojos. ¿Por Rose o por mí?

—Tranquilo John, estará bien —asiento y le dedico una media sonrisa para que se quede más tranquila. Vamos hacia mi habitación y la recostamos allí.

—Voy a por alcohol, a ver si se despierta. No sé qué ha pasado John —mi dragona parece apenada y seguro se siente culpable. La miro y le dedico una ligera sonrisa, la alegría no me llega a los ojos pero ella parece tranquilizarse. Me aprieta el hombro y yo pongo mi mano sobre la suya.

—Tranquila dragona, se pondrá bien seguro — sin esperarlo, me da un ligero beso en la mejilla y sale de la habitación en busca de un botiquín. Miro a Rose y compruebo su pulso, parece que está bien pero hasta que no abra los ojos no me voy a quedar tranquilo.

Siento mi corazón latir acelerado y un calor extraño en la mejilla donde antes se han posado los labios de Alison. A lo mejor Rose tiene razón y ella está despertando el único órgano de mi cuerpo que he mantenido dormido durante mucho tiempo, mi corazón.

La puerta de mi habitación se abre y no necesito volverme para saber quién es, he dormido envuelto en ese aroma y he despertado saboreándolo. Por suerte, ella ha dormido como un tronco y no se ha dado cuenta de que la he observado. Creo que me estoy volviendo completamente loco y un blando romanticón.  Muevo la cabeza para alejar esos pensamientos, ahora no es el momento  y estoy hecho un lío.

—Toma — cojo el alcohol y una gasa, hecho un poco del líquido y se lo acerco a Rose a la nariz. No tarda demasiado en reaccionar y abrir los ojos desorientada.

— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? — acaricio su rostro y me levanto para que pueda verme la cara.

—Tranquila, estás en mi habitación. Te has desmayado — le dedico una sonrisa sintiéndome aliviado. Parece que solo ha sido un susto pero, ¿qué le ha provocado el desmayo?

— ¿Estás bien? —miro a Alison que se ha acercado y la ha tomado de las manos. Ella la mira y le sonríe, aprecia mucho a mi dragona y creo que es porque son iguales.  Dos mujeres luchadoras y fuertes que no se dejan vencer por nada ni por nadie. Con un carácter que asusta hasta al más valiente y con una dulzura que enamoran. Joder, otra vez esa palabra.

—Sí, solo ha sido un desmayo — la miro y veo en su mirada que hay algo que no nos está contando.

—Creo que deberías descansar —intenta protestar pero Alison la detiene. Su gesto me hace sonreír.

—John tiene razón, tienes que descansar Rose. Yo me encargaré de tu trabajo así que no tienes de que preocuparte — le da un beso en la frente y mi pecho se hincha al observar a esta mujer que lo da todo por ayudar a Rose sin apenas conocerla. Necesito poner en orden mis pensamientos y sentimientos porque por primera vez en años me empiezan a superar y eso no me agrada lo más mínimo.

—Está bien, sois los dos igual de cabezotas —Alison le sonríe y yo no puedo evitar imitarla.

—Puedes quedarte en mi habitación Rose, descansa y relájate. Todo está controlado — digo guiñándole un ojo. Ella me sonríe pero sé que sigue guardándose algo, la conozco desde hace mucho.

Nos mira sonriendo cuando Alison y yo nos alejamos hacia la puerta para dejarla sola, su voz nos deja a ambos paralizados —Hacéis muy buena pareja, deberíais tener una cita —Alison y yo nos miramos, sus ojos azules me atrapan porque por primera vez me mira de una forma... cálida. No sé qué decir por primera vez así que simplemente sonrío.

—No será por falta de ganas, pero aquí la morena es muy dura de pelar — Alison hace una mueca graciosa y golpea mi hombro sin poder ocultar su sonrisa.  

Salimos de la habitación riéndonos suavemente como un par de adolescentes en plena edad del pavo. Vaya pareja.

–Oye debo admitir que te queda bien ir con el uniforme, hasta pareces un tipo importante —levanto una ceja listo para seguirle la broma a esta dragona juguetona.

—Lo dices porque esta mañana estabas demasiado dormida como para haberme visto bien. Es el efecto que tiene dormir entre mis brazos — le guiño un ojo y ella vuelve a golpearme el hombro sin dejar de sonreír.

—De verdad estás muy guapo, pero tampoco te lo creas tanto. No pienso decírtelo nunca más. Ahora me voy, algunos sí trabajamos... — sin intención de dejarla escapar la tomo de la cintura y pego su cuerpo al mío. Sus manos se han quedado apoyadas en mi pecho y su respiración se ha acelerado. Sus pupilas se han dilatado y siento como nuestros cuerpos encajan perfectamente. Está hecha para mí, ¿me estoy oyendo? Definitivamente me ha dado demasiado el sol últimamente. Volviendo a sacar mi coraza de tipo duro acerco mis labios a los suyos.

— ¿Nerviosa dragona?

—Para nada, no eres tan gran cosa John —mentirosa.

— ¿A no? Y si ahora te beso ¿te gustará? No lo niegues, lo estás deseando... —acerco mi boca a la suya y nuestros labios se rozan, ella cierra los ojos y alguien se aclara la voz a nuestras espaldas. Lo que hace que nos separemos de repente rompiendo todo contacto. Maldición, ¿no podré probar nunca a esta mujer que consigue que piense con los pies?

Es la chica de recepción, se mira los pies apenada por habernos interrumpido. Miro a Alison que tiene las mejillas rojas a causa de la excitación y la vergüenza de que nos hayan pillado. Yo no puedo hacer otra cosa que sonreír, el universo conspira contra mí. Miro a la pobre chica indicándole que no pasa nada.  Ella toma aire y se decide a hablar, sin duda si nos ha interrumpido ha sido por algo.

—Alison lo siento mucho pero, hay un gran estropicio en la recepción y no he encontrado a nadie disponible...

—Tranquila, es mi trabajo. Gracias por avisarme —Alison sale disparada hacia el ascensor pero cuando pasa por mi lado consigo acariciar su mano y siento como se estremece. Su cuerpo empieza a reconocer el mío y eso me encanta. Seguramente me está gustando demasiado.  Desaparece y veo a la pobre chica todavía plantada delante de mí, seguramente no sabe cómo disculparse.

—No te preocupes, voy a ver para qué soy bueno por el hotel.

—John han dejado esta carta para ti en recepción, casi se me olvida dártela —me tiende el sobre blanco y yo lo guardo en mi bolsillo. Luego leeré la carta con tranquilidad. Doy un paseo por el hotel y al final ayudo a los trabajadores del bar. Esta noche hay una pequeña fiesta y van a necesitar mucha bebida.

Cuando me doy cuenta la noche ha caído estoy demasiado cansado hasta para cenar. Voy hacia la piscina y me siento en mi hamaca habitual. Este lugar me relaja. Desabrocho el chaleco y los primeros botones de la camisa blanca.

Saco la carta del bolsillo y la abro, antes de hacerlo ya sé de quién es y eso me hace sonreír.

Querido John, (mierda parezco Amanda Seyfried en la película esa).

Hace tiempo que no hablamos y como sabes que soy un tipo romántico me he decantado por una carta escrita de mi puño y letra. En eso no nos parecemos ¿eh? Aunque yo sí recuerdo a un John romántico, no sé si se ha perdido o simplemente tiene miedo y está escondido. Pero bueno no te he escrito para eso.

¿Cómo va todo por Miami? Espero que tan bien como a mí. Tengo un nuevo proyecto entre manos en la clínica, he pensado en ampliar la zona para los niños enfermos de cáncer. Conoces mi trabajo y ellos pasan mucho tiempo aquí, creo que merecen algo mejor que paredes blancas y malas noticias a su alrededor. Conociéndote como te conozco seguro estás leyendo esta carta al lado de esa piscina tan relajante, ojala pudiese disfrutar de ese lugar. Pero ser médico me absorbe y me encanta así que no me pienso quejar. A parte también te quiero contar algo... he conocido a alguien. Es una chica increíble y a la que voy a salvar. No es una opción John, estoy enamorado de ella pero está enferma y no tiene demasiadas esperanzas. En cambio, yo las tengo por los dos. No me atrevo a confesarle lo que siento por miedo, yo tengo miedo al rechazo y tú a que te hagan miedo. Hasta en eso nos parecemos hermano.

Haz el jodido favor de responderme de una maldita vez o no te pienso volver a hablar. Si no quieres escribir al menos llámame, sé que mi nuevo proyecto habrá despertado tu curiosidad.

Dale besos a Rose y Carl, te extraño hermano.

Luke.

—Jodido Luke, yo también te echo de menos —siempre que me escribe consigue emocionarme. No soy una persona fácil de emocionar pero es mi hermano, siempre hemos sido uno solo hasta que tomamos caminos distintos. Él es un sentimental y yo... me he vuelto bastante frío.

—Sé que estás enamorado de mí pero no esperaba que me echaras tanto de menos —levanto la vista y frente a mí está mi dragona con una enorme sonrisa. Se la devuelvo mientras guardo la carta en el sobre blanco.

—No estaba hablando de ti pero sin duda has aparecido en el momento adecuado —se acerca y se sienta frente a mí —Estás demasiado lejos, ven —señalo la otra punta de mi hamaca. Ella se levanta y se sienta a mi lado pero mirándome a la cara, uno frente al otro pero en el mismo sitio. Solo unos centímetros nos separan.

— ¿Una carta de amor? —creo que he escuchado celos en su voz pero no estoy seguro.

—No, de mi hermano.

— ¿Tienes un hermano?

—Sí, no quiero hablar de ello. ¿Tú tienes hermanos? —cambio de tema porque ahora mismo estoy demasiado tocado como para hablar de eso. Ella parece notarlo y sonríe acariciándome la mano suavemente. Ese simple roce hace que me sienta mejor.

—Sí, tengo una hermana. Se llama Viki y está como una cabra.

— ¿No se parece a ti? —pregunto intrigado.

—No la verdad. Ella es todo alegría y fiesta allá donde va. Es extrovertida y muy guapa. Siempre llama la atención de todos —mira hacia nuestras manos para no mirarme a los ojos, la extraña y eso se nota.

—Tú eres hermosa, fuerte, valiente y luchadora. Has llamado mi atención y eso es complicado —me mira con esos enormes ojos azules que me persiguen por las noches.

—Todas se  fijan en ti.

—Pero yo me he fijado en ti. No sé lo que tienes Alison pero me haces sentir — cuando digo eso no puedo evitar cerrar los ojos. Pero sus manos acarician mi rostro. Dejo escapar un suspiro y lentamente los abro para observarla a la luz de la luna.

Un grito nos hace volvernos de repente, es un niño que corre sonriendo. Por su cara debe haber hecho alguna travesura. Oigo la risa de Alison y la miro sin saber de qué se ríe.

—Seguro que se la ha vuelto a jugar a Edward.

— ¿Collins?

—Sí, es su canguro — los dos empezamos a reír más fuerte cuando el niño empieza a dar vueltas alrededor de la piscina y Edward aparece detrás de él.

—Ven aquí Hugo, te vas a enterar cuando se lo cuente a tus padres. Espero que mis hijos sean más tranquilos o me niego a tenerlos — nos mira poniendo los ojos en blanco cuando por fin logra coger al niño y cargarlo sobre sus hombros. Sin embargo el pequeño no deja de reír a carcajadas. Los dos nos acercamos sin dejar de sonreír.

—Ser canguro no es lo tuyo Edward.

—La verdad es que no, este pequeño diablillo me vuelve loco.

—Tienes que ir con cuidado, podrías haberte caído a la piscina —el niño mira a Alison que le sonríe mientras le regaña dulcemente. Asiente con su cabecita pero sé que en algún momento volverá para atormentar a Edward. Entonces es a mí al que se le ocurre una diablura.

—Ella tiene razón, ir por el borde de la piscina es peligroso. Mira —le doy un pequeño empujón a Alison que cae dentro de la piscina sin esperarlo. Cuando consigue sacar la cabeza me mira muy mal y yo dejo de reír pero no de sonreír.

—Suerte amigo, seguro que la vas a necesitar —Edward golpea mi hombro y se va con el pequeño. Yo miro a mi dragona y me acerco al borde de la piscina.

—¿Está fría?

—Sí, ayúdame John. Eso ha estado muy mal y me las pagarás, no lo dudes — la veo tiritar y empiezo a sentirme un poco mal. Le tiendo la mano para sacarla pero ella tira de mí y termino vestido y completamente mojado dentro de la piscina.

—Eres muy vengativa dragona —digo acercándome a ella.

—El que me la hace me la paga John, ahora ya lo sabes — la tomo por la cintura pero antes de poder reaccionar ella me ahoga.

Cuando saco la cabeza del agua la miro, está mojada y la luna hace que su pelo negro brille, pero lo que más brilla es su enorme sonrisa. Su reflejo parece una verdadera obra de arte y por algún motivo quiero que esa imagen se quede grabada a fuego en mi interior. Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida.

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