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Capítulo 26: Nuestras sombras.

Me dirijo a la cafetería, pensando en las teorías de Ian. Ambas tienen muchísimo sentido y también tienen en común que no quiero que sean ciertas. Charlotte me decepcionó bastante con su reciente comportamiento. No quiero que este tipo de acciones aumenten mi rechazo hacía ella.

Una mano tira de la mía, haciéndome voltear.

— ¿Me estás ignorando? —me pregunta con los ojos entrecerrados, pero sin perder la diversión en su voz.

— ¿No? —contesto desconcertada— Nos vimos anoche, ¿Lo olvidaste? —me repongo rápidamente con una sonrisa igual a la de él.

— Hablo de este momento. Te llamé y no volteabas —señala detrás de él con su mano libre.

— Oh... —frunzo levemente el ceño— No te escuché.

Ahora es Rhett quién frunce el ceño y muerde su labio, pensativo.

— ¿Estás bien, Nova? —pregunta entre preocupado y extrañado.

— Perfectamente —sonrío.

Rhett sostiene mi otra mano, como las suyas son más grandes que las mías y trae guantes, no tardo en comenzar a sentir un gratificante calor.

— Esto es por Charlotte, ¿verdad? —pregunta serio.

Elevo mis cejas y abro la boca para negar, pero nada sale, mi garganta nuevamente vuelve a congelarse. Rhett no parece notar que estoy teniendo problemas con la parte de mi cerebro que me hace hablar y continúa.

— No quiero que te sientas presionada de alguna forma —frunzo el ceño y cierro la boca, lo cual mi garganta agradece— Cuando mencioné lo del sexo no fue para darte ninguna indirecta. Lo siento si te lastime o te hice sentir insegura o presionada con mis palabras. No fue mi intención.

¡Casi me desmayo! Juro que mi presión sufrió con esto. Pensé, por unos segundos, que Rhett ya sabía lo del embarazo de Charlotte. Me siento mejor al saber que solo se refería a esa vez que mencionó que no tiene relaciones hace tres meses. No me siento presionada de alguna manera con ello. Para ser honesta, hasta este momento no lo pensé con detenimiento.

— No era eso es... —suspiro— Mi madre está aquí.

No puedo contarle todo, pero me alivia poder compartir lo que más me está molestando en estos momentos.

— Oh... —parece aliviado—... ¿Quieres café?

Esas palabras me hacen sonreír. Agradezco que no me pida hablar de ello o detalles específicos de mi madre.

— Por favor.

Comenzamos a caminar hacía la cafetería y no tardamos en llamar la atención de varias personas. Al principio no le presto mucha atención, después de todo, no iban a olvidarnos tan rápido. Se necesitara más que golpes para olvidar aquella foto. Después de fulminar con la mirada a algunas personas, me percato que nos miran porque vamos de la mano. Ni siquiera me había dado cuenta. Estaba tan cómoda que no pensé a fondo porqué una de mis manos tiene frio y la otra no.

Tras obtener nuestros cafés y algo para comer, nos sentamos en una de las mesas que se encuentra junto a los grandes ventanales que iluminan todo. Sin importar si está nublado o soleado afuera, de día no encienden las luces de la cafetería. La naturaleza se encarga de ello.

— Es el ser humano más insoportable del mundo. No aguanté ni hora y media, y me fui —finalizo mi queja— ¡Y debías ver a Crystal! —exclamo, comenzando una queja nueva— Ella solo decía: Sí, mamá. No, mamá. ¿Qué hay de ti, Heaven? Cuéntanos.

Rhett suelta una carcajada.

— Es la hija favorita, obviamente —entorno los ojos— Teme dar un paso en falso y que mamá la agregue a su lista negra, la cual seguramente encabezo.

— Ahora entiendo porque Crystal estaba pálida y nerviosa en clase. Miraba constantemente la puerta o el reloj —comenta, divertido— Posiblemente temía que aparezca tu madre.

— Me sorprende que no haya ido —elevo las cejas. Bebo un sorbo de mi café y continuo— ¿Y sabes por qué esta aquí realmente? —Rhett me escucha con atención— ¡Por mis malas calificaciones! Y ni siquiera me lo dijo. Está esperando a que esté feliz para atacar.

— ¿Y cómo sabes que está aquí por eso? —pregunta frunciendo el ceño, pero sin perder la diversión.

Me sorprendo de mis propias palabras y recuerdo automáticamente las de Ian: «Estoy seguro de que planea conquistarte, por eso no le habla a Rhett, pero si a ti»

— Yo...

Planeo decir una mentira, pero entonces recuerdo el gran secreto que estoy ocultándole y no me siento capaz de inventar algo. Además, la verdad no tiene nada de malo tampoco.

— Ross me lo dijo —digo finalmente.

Silencio.

— Hablaste con él —lo dice con un tono de sorpresa que noto es fingido.

— Síp.

— Bien.

Nuevamente silencio.

— Deberías hablar con Ross —propongo.

Esperaba que cambie de tema o niegue al instante, pero en vez de eso...

— Tienes razón.

Me sorprendo al escuchar eso y al parecer mi rostro lo demuestra demasiado, porque Rhett se ríe.

— También debo hablar con Charlotte —dice pensativo— ¿Sigue muy enojada conmigo? —me mira.

— No lo sé —bajo la mirada, centrándome en mis manos frías, debo comprarme unos guantes— No hablé con ella.

— Pero las vi hablando esta mañana... —alarga, extrañado.

— Quise decir que no hable con Charlotte sobre ti —me las ingenio para enmendar mi error— Deberías hablar con ella, sí.

A ver si te dice lo que yo estoy esforzándome en ocultar...

Rhett asiente con la cabeza, pensativo, no sé si la razón de ello es tener que volver a hablar con su ex o mi rostro nuevamente está fallándome, demostrando lo que en verdad siento.

Mira unos segundos detrás de mí y vuelve a centrarse en mis ojos.

— No quiero asustarte, pero una mujer que jamás he visto en Saint Rose viene caminando en nuestra dirección —susurra.

Cierro los ojos, soltando un bufido.

— Prefiere que le digan señora Montgomery, no Nova —le aconsejo señalándole con mi dedo índice y entrecerrando los ojos— Jamás la mires más de cinco segundos o se meterá en tu cabeza y te torturará hasta que te mueras.

Rhett parece estar disfrutando tanto de esto.

En el momento que Rhett deja de sonreír, puedo sentir una mano sobre mi hombro. Entonces sé que mi madre ya vino para atormentarme un rato. Ese es su pasatiempo desde que nací.

— Casi no te reconozco. Tu cabello creció mucho desde la última vez que te vi —Tiene razón. Cuando llegué mi cabello estaba un poco más arriba de mis pechos, ahora está por mi cintura— Agradece a tu hermana que estoy aquí. Ella prácticamente me juro que eras tú.

Voy a matar a Crystal.

— Rhett, ella es mi madre —los presento con una sonrisa falsa— Y mamá, él es Rhett Kingston, mi...

Ambos se quedan esperando a que termine la oración, pero no sé cómo finalizarla. Mi perdida del habla hace que mi madre me observe con curiosidad.

— Es un placer conocerla, señora Montgomery —gracias al cielo, Rhett no padece lo mismo que yo— Heaven me ha hablado muy bien de usted.

Mi madre sonríe. Yo aprieto los labios.

— Eso significa que no ha dicho nada agradable —no lo dice enojada, se la escucha muy divertida, pero posiblemente me regañe luego por ello— Independientemente de lo que te haya dicho mi hija de mí, es un placer conocerte Rhett.

Puedo sentir que Rhett se siente algo avergonzado por haber sido descubierto en plena mentira, por eso decido continuar.

— ¿Te paseas por Saint Rose? ¿Es tu nuevo pasatiempo, mamá? —pregunto sonriendo.

Rhett me agradece con la mirada.

— Admito que es interesante caminar por aquí luego de los... recientes acontecimientos —linda manera de llamar a los asesinatos— Estaba con tu hermana mientras esperaba que Jessie se desocupe, pero básicamente me obligo a venir a saludarte y conocer a tu amigo.

¿Para qué necesito enemigos si mi propia hermana me traiciona así?

— Por cierto Rhett, conocí a tu madre está mañana —vuelve a centrarse en mi acompañante— Es encantadora.

— Lo es.

— Me sorprendí al saber que abandono su trabajo en Oregón para venir aquí —comenta— Y no solo yo pienso eso, la directora Monroe opina lo mismo.

Rhett se remueve en su lugar.

— La medicina exige mucho tiempo de uno mismo —comienza a decir con seriedad— Por más que ama ejercer como cirujana, también le resultaba bastante estresante porque tenía que hacer malabares para estar con su familia y en el trabajo. Venir a Saint Rose es... —hace una pausa, pensativo— como un descanso, temporal claro, de todo eso.

— Siento tanta admiración por el personal médico —mi mamá toma demasiada confianza y se sienta junto a mí, completamente decidida a mantener una conversación.

Le miro de reojo.

— Una profesión admirable, sí —a Rhett no parece incomodarle la presencia de mi madre como a mí— De hecho, mi madre me inspiró a elegir medicina. Aunque todavía no sé qué especialidad voy a elegir.

Me sorprendo al escuchar eso. Jamás imaginé que a Rhett le interesara la medicina.

— ¡Eso es genial! —exclama, encantada— Siempre alenté a mis hijas para que elijan medicina. Claramente Crystal no me hizo mucho caso, pero aun mantengo la esperanza de que Heaven cumpla mis deseos.

— Sería interesante —cruzo mis brazos— Después de todo, quizás pueda elegir psiquiatría. Tengo bastante experiencia, ¿Qué dices, mamá?

Mi madre se mantiene inmóvil, casi petrificada con mis palabras y no sabe cómo seguir la conversación. Puedo sentir como mis ojos comienzan a estar húmedos por recordar las graves consecuencias que tuvo aquella noche en mi salud mental.

Sé que posiblemente no es agradable para mi madre escucharme hablar de ello de tal forma, pero quiero que sienta al menos la mitad del dolor que sentí al ver como evitaba verme y se iba de la sala cuando le conté lo que sucedió.

Ataques de pánico, insomnio y pesadillas son las palabras que usare para describir los meses que le siguieron a la noche más horrible de mi vida. Si bien mis padres no frecuentaron más a la familia Thomas, ni los mencionaban a ellos o a su repugnante hijo, no me digirieron la palabra durante mucho tiempo y se ausentaron gran parte de este.

Crystal cumplió el rol que ellos debían haber tomado. Hablándome en las madrugadas que no podía dormir y haciendo las preguntas más estúpidamente graciosas que su mente —a esas altas horas de la noche— le permitían crear. También venía a acostarse conmigo y me abrazaba cuando despertaba después de las pesadillas.

Estuvo para mí durante esos fatídicos meses, los cuales debieron ser felices y mágicos porque estaba en plena organización de su boda, pero no, hasta eso le arruiné.

Cuando terminó con Travis o bueno, cuando él la engañó con nuestra prima, no conté tanto como antes con ella. Por eso cuando le llame aquella noche, indicándole lo que sucedió, lo que... hice me sorprendió que acudiera al instante. No la culpo por decidir irse de Los Ángeles tiempo después y venir aquí. Debió ser agotador tener que lidiar con su tristeza y encima, con la mía.

Tener a mi madre ahora sólo me recuerda aquellos meses horribles y su indiferencia. Al principio me reconfortaba pensar que quizás ella si me creyó, pero le dolió tanto lo que pasó y entró en una especie de negación o algo parecido. Pero luego deseche aquellas ideas. Ella ni siquiera se esforzaba por comprenderme, ¿Por qué debería hacerlo yo?

Rhett nos observa con intriga y entonces me arrepiento de haber hablado así frente a él.

— ¿Aquella no es Crystal con Matt? —por suerte veo a mi hermana y no dudo en devolverle la jugada, y de paso, salir de este momento incómodo.

Sigo luchando contra mis sentimientos, pero me esfuerzo por sonar divertida.

— ¿Matt Miller? ¿Su ex novio de la preparatoria? —pregunta sorprendida.

No sé si está fingiendo con el mismo propósito que yo o de verdad no sabía de la estadía de Matt aquí. Sea cual sea la verdad, lo tomo.

— Sí, deberías ir a saludarlo —la animo a irse.

— Tienes razón —dice manteniendo la mirada en la pareja— Fue un gusto hablar contigo, Rhett y espero que te vaya muy bien en la universidad.

— Gracias, señora Montgomery. Fue un placer —contesta sonriendo, pero sé que detrás de esa simpatía, sigue estando su curiosidad por lo que dije.

Observo como mi madre camina hasta Crystal y Matt. Estos se dan cuenta un poco tarde de su presencia, así que no pueden huir, ella no se los permitiría tan fácilmente. Segundos después de sorprenderlos, mi hermana no tarda en buscarme con la mirada y cuando lo hace, puedo leer en sus labios «Voy a matarte». Esto último logra sacarme una sonrisa.

Vuelvo a centrarme en mi mesa, encontrándome con la mirada de Rhett.

— Lamento que mi madre te haya incomodado —evito verlo a los ojos y cambio de tema.

— No lo hizo —contesta secamente.

— Qué mal —le doy un sorbo a mi café— Usualmente es una experta en ello —intento hacerlo reír.

Lo único que consigo es una sonrisa que dura dos segundos y luego desaparece, de no haberlo visto en el momento justo, jamás me enteraría de su efímera existencia.

Rhett sigue viéndome como si quisiera descifrar todos mis secretos, motivo por el cual comienzo a incomodarme. A veces me aterra pensar que el ser tan cerrada con los demás no sirve de nada, que con solo verme por más de cinco segundos podrán saber todo lo que escondo dentro de tanto encierro y temo que eso este sucediendo en este momento.

Sintiéndome como un libro abierto frente a él, de repente se pone de pie.

— Vamos.

— ¿A dónde? —pregunto, desconcertada.

— A un lugar.

— Qué gracioso.

— No tardaremos. Lo prometo.

Observo su mano frente a mí y luego a mi madre, donde se encuentra charlando animadamente con Matt, y mi mirada recae de nuevo en la mano de Rhett. Acepto esperando que cuando vuelva aquí para cenar, no haya rastros de Demi.

Salimos de la cafetería siendo objeto de algunas miradas indiscretas, pero este momento no me interesa lo que los demás puedan sentir. Ahora me importa menos que nunca.

Mi ceño se frunce al ver que caminamos hacía el instituto. De alguna manera tenía ganas de que me lleve a un lugar bastante lejos de Saint Rose, de mi madre y todos los problemas que hay aquí. Me río bajito pensando en esto último.

No importa a donde vayas, siempre acarrearas un problema; tú.

Que sea mi conciencia no significa que vaya a ser agradable conmigo.

— ¿A dónde vamos? —pregunto al notar que nos dirigimos al área donde se encuentra la sala de profesores y otros salones que utilizan para tener reuniones.

— Te gustará —es lo único que dice.

Hasta el momento no me atreví a venir para acá, después de todo, ¿Qué podría hacer aquí? Es el área de los profesores. Así que no conozco muy bien el camino y que más puede haber por estos silenciosos pasillos, lo único que sé es lo que Crystal me dijo una vez.

Llegamos al final del pasillo. Hay una puerta que para abrirla se necesita una especie de código. Rhett coloca el número 469250 y la puerta hace un sonido en respuesta. La abre y comenzamos a subir escaleras. Más arriba hay otra puerta, solo que esta no tiene clave. Hacemos todo este recorrido sin soltarnos de las manos, ni un solo segundo y eso me agrada.

— Así que este es tu lugar secreto —digo cuando estamos arriba.

Es una azotea bastante amplia, donde se tiene la vista de casi todo el internado. Puedo ver los dormitorios femeninos en una dirección y si camino hasta la otra, fácilmente veo la cafetería y las personas que salen, y entran de ella. No podré apreciar el atardecer porque el sol está cubierto por algunas nubes, pero la luz de este, sobresaliendo detrás de ellas sigue siendo algo hermoso de ver. Como es un lugar alto, hay más viento que abajo y no es una brisa demasiado agradable, ya que estamos en invierno, pero al mismo tiempo es genial. Al inhalar y exhalar, al sentir el frio adentrarse por mis fosas nasales y esparcirse por todo mi cuerpo, me siento más calmada.

— Más bien el lugar secreto de los profesores —escucho que dice Rhett a mis espaldas— Aquí vienen a fumar durante clases.

Las reglas de los profesores, además de incluir nada de fraternización con otros colegas, también dice que tienen prohibido consumir alcohol o fumar frente a los estudiantes. Después de todo, ellos son nuestro ejemplo.

— ¿Cómo sabes la clave? —recuesto mis brazos sobre el barandal, perdiéndome en la gran distancia que hay hasta el suelo.

— Ross —puedo sentir que se coloca junto a mí— Aunque no siempre se necesitó una clave para subir.

Miro a Rhett, pero él no me devuelve la mirada, entonces comprendo porque hay una clave para entrar.

— ¿Se suicidó aquí? —pregunto volviendo la vista al frente.

— En la azotea del ala este. Era un área para el club de jardinería. Tenían muchas plantas y bueno, cosas usuales de un club de jardinería —ladea la cabeza— Savannah era parte del club. Juntó firmas, reunió dinero y gente para crear ese club. La directora Monroe aprobó su idea, pero debía tener por lo menos diez personas interesadas en anotarse, así que nos obligó a unirnos hasta que vengan otras personas.

Sonríe al recordar a Savannah y el corazón me duele.

— Veníamos aquí a beber —aclara su garganta, reponiéndose de ese pequeño momento de tristeza y nostalgia— Podíamos hacer todo el ruido que queramos. No pueden escuchar nada desde aquí. Nadie viene a molestar. Ni profesores, ni madres.

— ¿Puede ser está mi nueva habitación? —pregunto, cerrando los ojos, dejando que la brisa helada acaricie mi rostro.

Cuando abro los ojos, Rhett está viéndome como hace minutos en la cafetería. No me arriesgo a preguntar que le sucede, solo vuelvo a admirar la distancia entre los demás y nosotros.

— ¿Qué fue eso? —pregunta.

— ¿Qué cosa? —me hago la desentendida.

— Lo que le dijiste a tu madre —no contesto— ¿Tiene que ver con tu secreto?

Tardo unos segundos en pensar si contestar o no. Confío en Rhett, demasiado para mi gusto, lo cual me hace sentir extraña también. Sin embargo, no puedo contarle lo de Chase porque no solo yo estoy involucrada, hubiera sido la única aquella noche, las cosas ahora serían muy distintas. Me habría entregado sin dudarlo, no estaría siendo sometida por un asesino. Primero porque detesto que me digan que amenacen y segundo, es una locura.

Me arrepiento de haber acudido a Crystal, pero usualmente —y en aquella época mucho más— a quién recurro cuando tengo miedo.

— Sí —contesto finalmente.

— Bien.

Nuevamente silencio. Agradezco que no quiera intentar, no puedo decir mucho y tampoco quiero. Si bien recuerdo a la perfección esos dos días, no significa que quiera hablar o reflexionar sobre ello.

Intenta hablar nuevamente, así que aprovecho para sacar el tema que tanto he pospuesto y hoy ha salido a relucir cuando lo presente a mi madre.

— ¿Qué somos? —suelto girando mi rostro para verlo.

Mis palabras no lo sorprenden, más bien provocan otra sonrisa efímera. En ese momento, las nubes parecen cederle el protagonismo al sol, lo que causa que estemos iluminados por la golden hour. Los ojos de Rhett se vuelven de un color más claro y puedo apreciar sus facciones con mucha más claridad.

Admire mucho las facciones de Tanner y Ross en su momento, sobre todo las del segundo, pero las de Rhett ni siquiera se compara a ellos. Son muy atractivos, por supuesto, pero hay algo en Rhett que me inspira misterio y peligro, lo cual encuentro sumamente excitante. Su pálida piel bajo el color anaranjado se ve como si fuera de porcelana y me dan muchas ganas de pasar una de mis manos, acariciándolo y comprobando su suavidad, pero me abstengo en lo que contesta mi pregunta.

— ¿Qué quieres que seamos? —pregunta sin perder aquella sonrisa.

El viento empuja su cabello hacía atrás y bajo la mirada a sus labios rosados. Gracias a mis ganas de besarlo, me percato que tiene una cicatriz debajo del labio inferior. Es pequeña, pero gracias a la iluminación y a la extrema atención que estoy prestándole a esa parte de su cuerpo, puedo notarla. Jamás la había notado antes.

— Quiero que seas la persona que se quede conmigo, sin importar qué —contesto volviendo a verlo a los ojos— Quiero me elijas, sin importar que esté llena de defectos.

No me había percatado de cuanto quiero a Rhett hasta este momento. Tal vez estoy equivocada y no le cuento lo de Chase, no por Crystal, sino por mí. Temo que se aleje cuando sepa como soy realmente y lo que he pasado.

Rhett me toma de las manos, pero al instante me suelta y se quita los guantes, guardándolos en los bolsillos de su abrigo negro. Vuelve a tomar mis manos, pero está vez puedo sentir la calidez de su piel pasar a la mía. Estoy segura de que las mías deben estar congeladas y quizás la sensación no sea tan agradable como la que estoy sintiendo yo, sin embargo, me acerca más hacía él.

— Te elijo sin importar que no sepas cuan perfecta eres y no importa que pase entre nosotros en el futuro, siempre estaré contigo, Heaven. Pero... —remoja sus labios—... debes abrirte conmigo. No tengas miedo de mostrarme tu oscuridad. Te prometo que todos tenemos tonalidades oscuras. La vida no es rosa, es negra y va marcándonos de diferentes formas.

El solo pensar en tener que contarle como la vida decidió marcarme a mí, comienzo a ponerme nerviosa. De todas formas, asiento con la cabeza aunque no estoy segura de querer mostrarle tan pronto que tan oscura puedo ser debajo de toda la apariencia que mantengo.

Rhett besa una de mis manos mirándome a los ojos.

— ¿Qué tal si utilizamos el termino novios? —pregunta divertido, pero esforzándose por verse serio— Quiero decir, los otros términos son muy románticos y sin duda destacaríamos de los demás, pero es algo largo, ¿No lo crees?

Me río.

— Sí, me parece bien —asiento con una sonrisa.

Rhett coloca una de sus manos en mi cintura y me acerca para besarme.

(...)

Salir de la azotea fue muy difícil y sobre todo, divertido. Cuando las clases terminan usualmente los profesores tienen una especie de reunión, así que los pasillos del área de docente estaban bastante transitados. Al no escuchar nada, salimos esperando que nadie nos vea, pero entonces una voz nos llamó la atención, no nos detuvimos a ver quién nos descubrió, solo corrimos.

Ahora —esperando haber perdido a aquel profesor— nos dirigimos a la cafetería para cenar. Posiblemente encuentre a Ian y V allí también. Espero que mi amigo haya podido contenerse y no le haya revelado el secreto de Charlotte a la Gossip Girl de Saint Rose. No le dije que mantenga la boca cerrada, pero hay cosas que simplemente se sobreentienden.

— No puedo creerlo —dice Rhett totalmente sorprendido con la anécdota que acabo de contarle— ¿Estamos hablando de la misma Crystal Nova? ¿Mi profesora de literatura?

— Y deberías haberla visto cuando estaba en preparatoria —continuo divertida— Cuando nuestros padres estaban viajando ella y Jazmín Donnet organizaban fiestas en mi casa. En ese entonces tenía once, por ende no podía beber alcohol, ni estar en una fiesta llena de adolescentes, pero me dejaban quedarme despierta hasta tarde en mi habitación y comer chocolates ilimitados. Me escabullía por mi balcón a ver la fiesta de todas formas —se ríe— Al otro día, les ayudaba a limpiar y también era testigo de la resaca horrible que cargaban.

— ¿Jazmín Donnet? —asiento con la cabeza— ¿La psicóloga?

— Exactamente.

Rhett se ríe, mencionando cuanto he distorsionado su visión de ambas. Seguimos caminando hasta encontrar una mesa disponible, pero en vez de eso, nos encontramos con un Ian demasiado serio para mi gusto.

— ¿Estás bien? —le pregunto apenas lo tengo enfrente.

— ¿Sabías que Cole Ray está muerto?

Pero Ian no se dirige a mí, sino a Rhett.

— ¿Qué? —suelta Rhett— ¿De verdad?

Ian le enseña su celular y me acerco para poder ver yo también. Es un chat de instagram donde habla con una chica llamada Harriet Ray, diciendo ser la hermana de Cole y que él falleció por una sobredosis, tres semanas antes que Savannah.

Al instante toda diversión y tranquilidad abandona mi cuerpo.

Rhett le quita el celular a Ian y comienza a buscar a alguien con la mirada. Mi amigo y yo intercambiamos miradas. Comienza a dirigirse hacia una mesa donde se encuentran Ross, Charlotte y V.

— ¿Sabías esto? —le pregunta Rhett a Ross.

Me sorprendo un poco y espero que Ross reaccione de mala manera, pero en su lugar, toma el celular con el ceño fruncido.

— No tenía idea —contesta aun con la vista en el chat.

— ¿Qué cosa? —V deja de prestarle atención a su celular.

— Cole Ray está muerto —le contesta Rhett.

— ¿El Cole Ray de Savannah? —Charlotte arquea una ceja, incrédula.

— El mismo —vuelve a hablar Rhett.

Lia no tarda en unirse al círculo con Tanner a su lado. No puedo evitar ver a Charlotte al sentir la presencia de la pareja. Mi ex amiga aparta la mirada, incomoda.

— ¿Somos todos amigos otra vez? —pregunta Lia con una sonrisa, mirando a todos por turno.

Pero nadie puede devolverle la sonrisa.

— Cole Ray está muerto —anuncia Ross, despegando su mirada del chat. Puedo ver en sus ojos una completa tristeza. Recuerdo que Lia me dijo que eran bastante cercanos.

— ¿Qué? —pregunta Lia, su sonrisa ahora se vuelve una mueca.

Desvío la mirada para no ver la expresión triste de Lia, pero entonces noto algo que quizás los demás no, una mirada entre V y Tanner. Dura unos instantes, pero esas miradas transmiten mucho en poco tiempo.

— Oh por Dios... —murmura Lia sentándose para abrazar a Ross.

Mantengo mi mirada en Tanner lo suficiente para que este se sienta incómodo y acompañe a su novia. 

¡Hola! Lo prometido es deuda :)

¿Qué opinan de Rhett y Heaven? ¿Todavia hay personas del team Ross? Jajaja. Algo dentro de mí siempre va a ser team Ross. 

¿Qué piensan de Cole Ray? ¿Su muerte no es sospechosa? ¿Y que hay de V y Tanner? Mmm...

Gracias por leer :) 

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