Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23: Clases de biología.

Charlotte en multimedia. 

Las clases siguieron con normalidad. En casi todas coincidí con Ian. Ahora él es el nuevo tema de conversación de los alumnos de Saint Rose. Bueno, además de Tanner y posiblemente Rhett y Ross por sumarse brevemente a la pelea.

— Lo que no entiendo... —comienzo a decir en voz baja, sólo para que nosotros lo escuchemos— ¿Qué podrías decir sobre la familia de Tanner?

Estamos en clase de historia, viendo un aburrido documental. Nos sentamos detrás de todos para poder dormir o charlar en paz. De hecho, hay un chico junto a mí que está haciendo lo primero.

— Bueno, según V, la familia de Tanner es rara —me cuenta, acercándose más a mí— Cómo sabes, V sabe todo sobre todos, así que está enterada de los oficios de cada uno de nuestros padres —hace una pausa— Menos de los padres de Tanner. Desde hace un año se sabe que ellos hacen considerables donaciones a Saint Rose. Cada vez que le preguntan a Tanner porqué las hacen o de qué trabajan, se pone a la defensiva.

— ¿Y? A nadie debería importarle eso.

— Ya sé, pero bueno, es V —ladea la cabeza— De ahí surgen los rumores de que su familia tiene negocios ilegales —frunzo el ceño.

A mi mente viene la palabra "droga" y el recuerdo de la descripción de Tanner sobre Cole Ray: "Era un drogadicto".

— ¿Crees que esos "negocios ilegales" tengan que ver con las drogas? —pregunto.

— No me especializo en negocios ilegales, pero quizás.

— ¡Shh!

La profesora nos llama la atención desde su lugar. Estoy segura de que no escuchó nuestra plática, sólo nos vio conversando. Ian y yo volvemos la mirada al frente, sin prestar atención a la película.

— ¿Recuerdas a Cole Ray? —puedo ver por el rabillo de mi ojo que Ian asiente con la cabeza— Tanner me habló mal de él y Lia no podía creerlo. Me dijo que se llevaban muy bien.

— Eso no tiene sentido.

— Lo sé.

— Podríamos preguntarle a V la verdad.

— O podríamos intentar ubicarlo —propongo— Ya sabes, en redes sociales.

— Definitivamente.

— ¡Ian y Heaven!

Decido mantener mi boca cerrada y mis ojos en el proyector, pero permitiendo a mi mente seguir pensando en el tema.

(...)

En cuanto salimos de la sala de proyección, nos ponemos a buscar a V por todos lados. Luego de caminar mucho, la encontramos charlando con Charlotte. Detengo a Ian tirando de su brazo, él me observa sin entender, ya estaba dispuesto a ir hasta ella.

— ¿Qué no ves? Está ocupada. Deberíamos buscarla después —digo intentando persuadirlo de nuestra idea inicial.

Pero Ian no es estúpido.

— ¿Qué no acordaron pelear por hombres mayores y no por Rhett?

— Ya no estamos peleando —entorno los ojos— Solo no quiero estar cerca de Charlotte.

— Pero, ¿Por qué? —entrecierra los suyos.

Si bien Charlotte y yo hicimos las pases, no me siento cómoda estando a su alrededor. Porque sí, estamos bien y somos nuevamente amigas, pero por compromiso. Ella aceptó perdonarme solo para que yo guardara el secreto de su embarazo. Lo cual me resultó ofensivo porque desde un principio eso fue lo que prometí y mi promesa seguirá intacta fuéramos amigas o no.

No quiero acercarme y hablarle como si nada hubiera pasado porque está pasando. Ella está allí, sonriéndome en el exterior y odiándome en el interior. No la estoy culpando por hacerlo. Puede odiarme, puedo vivir con eso, pero no quiero que finja quererme para comprar mi silencio.

— Porque no quiero —espeto como si fuera una niña de cinco años relevándose contra sus padres— Si quieres ir, ve. No pienso detenerte. Yo me voy a la cafetería.

Sin agregar nada más, ni esperar una respuesta, volteo sobre mis talones y comienzo a alejarme de él. Sin embargo, no tardo en tenerlo caminando junto a mí en cuestión de unos pocos minutos.

— ¿Crees que Lia me odie? —me pregunta, cambiando de tema.

Me río secamente.

— ¿Por qué? Ni siquiera llegaste a golpear a Tanner.

— ¡Lo hice! ¡Tres veces! —exclama, ofendido. Mi mirada incrédula borra toda su indignación y suspira frustrado— ¡Bien! Fue una sola vez, pero fue el golpe que más le hizo daño. Yo lo sé.

Mi respuesta es una breve mirada burlona.

— Hablando en serio, tenías que haber visto como me miró... —sus ojos ven al vacío por un momento, recordando ese instante—... Su mirada me dolió más que todos los golpes que recibí.

— Debió ser una gran mirada —hago una mueca, centrándome en sus moretones rojos que mañana serán más feos aún— No puedo entender por qué está con Tanner. Él es un imbécil.

— ¡Lo sé! —vuelve a la realidad— Deberías hablarle.

— ¿A Tanner?

— A Lia —se ríe de mí— Siento que necesita con quién hablar. No creo que Charlotte sea buena oyente y, como sabes, nadie habla con V sobre asuntos muy personales.

— Tú lo haces —me encojo de hombros.

— Yo confío en V —dice— Lo cual no muchas personas hacen. Me atrevo a decir que soy el único.

No sé por qué siento esto último como una indirecta. Quizás es solo mi imaginación. Ian no puede seguir herido por no haber incluido a V en el plan como tanto quiso.

— Hablaré con ella —respondo volviendo la vista al frente.

— Y asegúrate de que no me odie —lo dice tan despacio, como si su pedido fuera el secreto más confidencial del mundo.

— Lo haré —asiento sonriendo.

(...)

Encontrar a Lia no fue una tarea muy difícil. De camino a los dormitorios, yendo a quitarme el uniforme y ponerme algo más abrigado, puedo reconocer su cabellera rubia a la distancia.

Ella está sentada a unos metros de los dormitorios femeninos, bajo un árbol que, curiosamente, posee los restos de un árbol que cayó hace mucho tiempo pero que puede ser usado en la actualidad como asiento. Este no fue hecho apropósito —creo—, porque en todo Saint Rose hay asientos y ninguno es un viejo tronco.

Lia está dándome la espalda, mirando hacía el bosque. Me anuncio pronunciando su nombre, pero ella no voltea al instante. Tarda unos segundos en estar lista para verme, pero entonces ya estoy justo a su lado y puedo percatarme de que tardó unos segundos porque estaba secando sus lágrimas.

— ¿Estás bien? —pregunto sentándome preocupada— Qué pregunta. Claramente no lo estás. Estás llorando —Lia aprieta sus labios— Aunque tus lagrimas también podrían ser de felicidad, pero sería extraño teniendo en cuenta de que hay más cosas por las cuales estar triste que feliz aquí en Saint Rose.

Creo que Lia ríe para no volver a llorar.

— No soy buena con las palabras —le digo completamente apenada.

— No te preocupes —mueve la mano restándole importancia— Con todos los discursos compasivos que me dieron, me pregunto si existirá algo que no haya escuchado antes —borra su sonrisa soltando un suspiro— Solo... quería llorar. Es agotador ser fuerte... o bueno, intentarlo.

— Eres fuerte —afirmo posando una de mis manos sobre las suyas.

Lia sonríe nuevamente, pero la sonrisa no llega a sus ojos.

— Es agradable escucharlo de ti —coloca su mano libre sobre la mía— Las personas que no son buenas con las palabras, suelen ser malas mintiendo. Así que significa que eres honesta conmigo —se ríe— Bueno, eso según yo.

Sonrío forzadamente ante sus erradas conclusiones.

— En efecto, mis palabras son sinceras —es lo único que digo.

Lia vuelve la vista al frente, dejando de sonreír y permitiendo demostrar lo que hay en su interior.

— Estoy tan cansada —enfatiza cada palabra— No tienes idea.

Me acomodo en mi lugar.

— Soy buena escuchando —me encojo de hombros.

Lia me mira unos segundos, dudativa, pero finalmente dice:

— Es Tanner.

Me siento un poco mal por interesarme más en esto. Lia quiere compartir sus sentimientos y problemas conmigo mientras yo busco conseguir algo que puedas servirnos en la investigación.

— Él es tan ingrato conmigo —presto atención a sus palabras y dejaré mi odio hacía mi misma para después— Desde hace tiempo que no es el mismo y con su actitud de "Solo importo yo. No necesito a nadie más que a mí mismo. Que los demás se vayan al infierno" alejó a todos. Ross y Rhett eran sus mejores amigos, pero su comportamiento los hartó. El haberme lastimado, engañándome con Stella, fue suficiente para que se alejaran de él. Alejó a todos, menos a mí —sus ojos vuelven a cristalizarse— Si no lo quisiera tanto, me atrevo a decir que más que a mí misma, posiblemente ahora estaría solo.

Me rompe el corazón escucharla hablar de esa forma.

— Y él... ni siquiera lo nota —asumo que por el nudo que debe tener en su garganta, apenas puede articular palabras— Desde pequeña me han enseñado que la familia va primero, no importa qué —una perfecta lagrima se desliza por su mejilla— Y Tanner es mi familia. No tienes idea de cuánto he hecho por él, yo...

Lia se detiene, como si acabara de darse cuenta de que cometió un error o está a punto de hacerlo. Algo dentro de mí me dice que lo ha hecho. Esas palabras me hacen dudar de muchas cosas, pero pretendo que no.

— Eso se escuchó muy mal, ¿No es así? —pregunta esforzándose por reírse de ello, pero puedo notar que siente más temor que gracia.

— En absoluto —finjo estar desconcertada.

— Lo que quise decir es que lo he apoyado mucho desde siempre. Estuve a su lado mientras lidiaba con la perdida de Savannah, incluso después de engañarme con una de mis mejores amigas —baja la mirada, como si sus ojos fueran a delatarla— Tanner ni siquiera parece notarlo. Creo que ni siquiera nota que estoy ahí.

Miro alrededor, esperando que alguien venga a interrumpirnos, pero las personas que están a unos metros de nosotras ni siquiera miran en esta dirección y de hacerlo, no vendrían de todas formas. Sé que no tengo que decir nada, pero siento la necesidad de decir algo.

— Te mereces algo mejor —Lia me mira, quizás sorprendida porque abrí la boca para aconsejarle— Algo mucho mejor. Honestamente creo que cualquiera sería mejor que Tanner, sin ofender —niega con la cabeza— Mereces ser feliz y a su lado no creo que puedas serlo.

Lia sonríe desanimada.

— Mi cerebro comprende que debo terminarlo, pero mi corazón se niega a soltarlo —dice con pesar— Pasamos por tanto juntos que no me imagino una vida sin él.

Me cuesta entender cómo se siente Lia porque jamás tuve novio. Bueno, uno o dos noviecitos que duraron unas pocas semanas y que obviamente no fueron nada serio. Hasta el momento, nunca tuve algo como lo de ellos, tan serio y formal.

Aquí en Saint Rose las únicas interacciones amorosas que tuve fueron con Ross y Rhett.

No tengo dudas de que, si no me hubiera interesado más su mejor amigo, Ross y yo podríamos haber tenido algo serio.

Actualmente con Rhett, creo que las cosas serán serias, por lo menos de mi lado. Ni siquiera hemos hablado de qué somos, solo de que nos queremos. ¿Tendré que preguntarle? Bueno, después del discurso romántico que me dijo anoche no creo que haya nada más que decir. ¿O sí? ¿Deberíamos tener una plática sobre nosotros?

Agh, detesto ser tan primeriza.

Volviendo al tema de Lia, como dije antes, me cuesta entender qué siente en estos momentos pero puedo darme cuenta de que no es nada fácil y de verdad me siento impotente al no poder ayudarla a salir de aquello.

— Solo recuerda que no estás sola —digo pensando que mis palabras son inútiles— Para lo que necesites... llorar, desahogarte estoy aquí —hago una pausa— Incluso si necesitas consejos. Haré un esfuerzo por ti.

Lia sonríe y está vez, sus ojos expresan alivio.

— Oh —agrego, recordando las palabras de mi amigo— E Ian también. Se preocupa mucho por ti.

— Gracias.

(...)

Mis ojos se concentran en lo que dice el libro, pero mi cerebro no puede procesar lo que estoy leyendo. Estoy demasiado concentrada en la letra de la canción que escucho en mis auriculares y en evitar moverme al ritmo de la música.

Miro mi libro de notas frente a mí y hago una mueca al encontrar una página en blanco. Me quito los auriculares en un acto frustrado por concentrarme, pero mi mente piensa en todo menos en historia.

Sin dudas tendré que pedirle ayuda a Ian y también a Crystal, aunque esto último signifique recibir un regaño de su parte.

— Hey.

Rhett me sorprende apareciendo y besando mi mejilla cariñosamente. Se sienta frente a mi lado.

— Hola —respondo completamente enternecida— ¿Cómo te fue con tu mamá?

Apoya uno de sus codos sobre la mesa y deja descansar su cabeza sobre su mano. Me mira con una pequeña sonrisa pícara que me provoca algunas cosquillas en el estómago.

— Durante treinta minutos me dejo en claro cuán decepcionada estaba de mí y luego, mientras curaba mis golpes, durante otros quince minutos lo demostró aplicando la ley del hielo —me cuenta divertido, sin cambiar de posición.

Me río. Por un momento me recuerda a mi madre. Salvo que su decepción es por cualquier cosa que no logre alcanzar sus altísimas e inhumanas expectativas. Quizás debería hablarle para notificarle que mis vacaciones están canceladas.

— Nunca he ido sido una persona violenta, ni estado en una pelea, así que comprendo su decepción. Se le pasará —se encoje de hombros, restándole importancia— ¿Qué hay de ti?

— ¿Qué hay de mí? —repito burlona.

— ¿Cómo estás? —mi ceño fruncido le hace soltar una risa seca— Te vi hablando con Ross, cuando salí de la oficina de la directora Monroe, ¿Cómo estás con eso?

Suelto un largo suspiro.

— No hablamos, sólo... —dudo unos segundos en decirle la verdad porque puede ser dolorosa, pero mentirle queda descartado, así que prosigo: — Ross me dijo que no está enojado conmigo, sino contigo.

— Tenía mis dudas... —señala sus golpes.

Dejo de reír para verlo con detenimiento, más bien, sus golpes. Ayer Ross lo golpeo en un ojo, el cual está comenzando a tomar un color entre bordo y negro. Su labio también está menos hinchado que ayer, pero no tanto, quizás lo volvió a golpear ahí. Lo único nuevo que adquirió en esta mañana fue

— Sí... mañana estarán peor —hago una mueca.

— Me alegra contar con una compañía tan positiva como tú —me dice sarcástico, pero manteniendo una pequeña sonrisa.

— Y a mí me alegra que mi positivismo sea de ayuda —respondo de la misma forma.

Rhett estira una de sus manos y coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Apenas roza sus nudillos con mi lóbulo derecho, pero causa chispas dentro de mí. Mis ojos bajan hasta sus labios y de ahí a su cuello, y allí recuerdo que tengo su corbata.

— Antes de que lo olvide —alargo girándome para buscar su corbata en mi mochila— Esto te pertenece.

— Mi cuello sin dudas no la extraño —contesta tomándola y guardándola en el bolsillo de su abrigo.

Mi reencuentro con Charlotte hace que mi risa se detenga poco a poco. Recuerdo su rostro cuando vio la corbata en mis manos.

— Anoche... —comienzo bajando la mirada— Charlotte y yo hablamos.

— ¿Y?

— Me perdonó. La perdoné —ladeo la cabeza— Nos perdonamos —aclaro más, por las dudas.

— No pareces contenta por ello —frunce el ceño.

Aprieto mis labios. No puedo explicarle a Rhett porqué su perdón no me hace feliz, más bien, me pone triste.

— Lo estoy —me apresuro sonreír forzadamente— Solo que es algo extraño. Ya sabes, después de todo, es tu ex novia —agrego como excusa.

Rhett me observa durante unos segundos, pensativo, como si supiera que mis últimas palabras son mentira.

— Sí, de título —contesta, al parecer, dejando sus sospechas atrás— Si te hace sentir mejor dejamos de tratarnos como novios tres meses antes de que termináramos.

Eso capta mi atención, aunque no sé muy bien que es para Rhett tratarse como novios...

— Te refieres a... —alargo, dejando la vergüenza de lado.

— Sexo —contesta asintiendo sin una pizca de pudor.

No han pasado tres meses desde que Charlotte me contó sobre su embarazo, ni siquiera dos. Apenas llevo un mes sabiéndolo o está a punto de serlo. Si bien ella tampoco sabe desde cuando está embarazada, algo dentro de mí me dice que vaya a preguntarle. Quizás me arriesgo a quedar como una tonta por no prestar suficiente atención a las clases de biología o quizás me entero de algo más.

— Heaven... ¿Estás bien?

Vuelvo a ver a Rhett.

— Perfectamente.

Al parecer mi rostro expresa lo contrario a mis palabras porque su confusión no se va, pero no me quedaré para aclararle el porqué de mis expresiones faciales.

— Tengo que irme.

Junto mis cosas tan pronto como puedo, bajo la mirada desconcertada de Rhett.

— ¿Fue por...?

No le dejo terminar la pregunta. Planto un corto beso en sus labios.

— Nos vemos luego.

— ¿Puedes...?

Tampoco me quedo a escucharlo. Salgo tan pronto como puedo de la biblioteca. A medida que camino, las personas me observan algo extrañadas quizás por la rapidez con la que muevo las piernas o por llevo una expresión de loca.

A pesar de mis esfuerzos por llegar rápido, la longitud de mis piernas no ayuda mucho o quizás todo está en mi mente y estoy caminando normal.

Llego acalorada y sudando al gimnasio, donde el equipo de Vóley está teniendo práctica. Para mi suerte, no debo pararme en medio de la red para llamar la atención de una jugadora porque parecen estar teniendo un descanso.

No tardo en ubicar a Charlotte. Está sentada en las gradas, charlando animadamente con una chica que no conozco. Puedo ver a V volviendo de llenar su botella de agua. Antes de beber un sorbo sonríe de forma maliciosa.

La compañía de Charlotte parece avisarle de mi presencia porque tan pronto como me ve, la rubia voltea en la misma dirección. Una sonrisa se dibuja en su rostro y baja para acercarse a mí.

— Heaven, qué sorpresa verte por aquí —me dice manteniendo una encantadora sonrisa cuando está frente a mí.

Estoy lo suficientemente lejos del resto del equipo como para soltar:

— ¿Es de Rhett?

No es necesario que formule bien la pregunta, me entiende completamente. Su sonrisa poco a poco se desvanece hasta terminar en una línea recta. Traga duramente buscando fuerzas para volver a su estado inicial, pero mi pregunta alejo aquella alegría por verme. 

¿Qué piensan de todo lo que está pasando en Saint Rose? 

¡Gracias por leer! :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro