Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1: La cabaña del horror.

Trailer en multimedia :)

5 años antes...

—No te arrepentirás de haber venido a este internado, Heaven. Te lo aseguro —me dice la directora con tanto entusiasmo. Desde que llegué no ha parado de elogiar a este lugar, como si su vida dependiera de ello.

—Si usted lo dice —respondo con una sonrisa forzada. ¿Por qué no es tan amable de ayudarme con mis maletas?

—Aquí asisten los hijos de personas muy importantes tanto del mundo empresarial como el de la política —me cuenta, caminando delante de mí. Entorno mis ojos aprovechando que no puede verme— Me alegra que Demi por fin te dejara venir.

—Creo que no tuvo alternativa.

Desde lo que pasó, mamá me ve como algo que hay que "arreglar" y al enviarme aquí piensa que todo volverá a ser como antes.

La directora voltea a verme con expresión confusa. La observo durante unos segundos antes de darme cuenta de que en realidad pensé en voz alta. Sonrío nerviosamente.

—Es decir —intento arreglarlo— Crystal habló maravillas de Saint Rose. Mamá quedó encantada.

La sonrisa de la directora Monroe me indica que mi error fue enmendado. Dejo de sonreír falsamente. Antes de seguirla mi vista se desvía a uno de los pasillos del internado, un chico rubio se adentra en un salón con una castaña. Frunzo mi ceño. Los tacones de la directora me hacen volver a seguirla.

En todo el camino hacía el dormitorio de las chicas no paró de halagar al internado. Mientras yo pensaba, ¿Cómo mamá podía ser amiga de una señora tan charlatana y aduladora? Es decir, ¿Puedes pasar más de veinte minutos sin hartarte? Porque a mí no me está pasando.

Cuando estamos frente al edificio, la directora Monroe simplemente me indica el número de mi habitación y me dice dónde está la de Crystal. Luego se va dejándome sola. Vaya, gracias.

—¿Necesitas ayuda con eso?

Escucho una voz a mis espaldas. Volteo encontrándome con una chica rubia que me observa con curiosidad y diversión.

—Serías mi salvación —le digo, sonriendo un poco apenada. Está chica escuchó como maldecía a mis maletas.

—¿Cuál es tu habitación? —pregunto, tomando el mango de la violeta.

—La 57 —respondo. La rubia deja de sonreír con lentitud y su expresión me da hace pensar que la insulte. Se paraliza mostrándose aturdida— ¿Queda muy lejos de tu habitación?

—No, está a unas puertas de la mía —contesta intentando mostrarse tan entusiasmada como hace segundos, pero aún parece extraña— Me sorprendió. Eso es todo.

Asiento sonriendo levemente. Por su expresión estuvo muy lejos de verse sorprendida, pero como sea. Es muy pronto para cuestionar a las personas y mucho más a alguien que está siendo agradable conmigo.

La extraña de cabello rubio va por delante y sólo me abstengo a observar sus risos rebotar por cada paso. La escalera va en espiral. Por cada escalón que subo me hago mucho más la idea de que tendré que recorrerlos por lo que queda del año. También agradezco cada uno. En el primer piso están las habitaciones de las profesoras. Lo que significa que cada escalón que dé es un suspiro de mi estabilidad mental. No tendré que estar cerca de Crystal, ni escuchar sus sugerencias. Es como mamá 2.0.

—Por cierto, soy Lia —la chica delante de mí se presenta por fin— Amelia, en realidad. Pero dime Lia.

—Soy Heaven —digo en cuanto terminamos de subir los escalones. Nos detenemos por fin en un piso— Gracias por ayudarme con las maletas.

—No es nada —me dice, volteando para sonreírme divertida— Además, es parte de mi deber.

—¿Deber? —pregunto, arqueando una ceja.

—Bueno, mejor dicho campaña —se detiene en la puerta con el número 57— Me postulo para la presidencia estudiantil.

—Si me preguntan, diré que cargaste mis maletas en tu espalda —le digo de forma burlona.

—Me alegra que colabores con mi campaña de marketing —me guiña un ojo— Estoy en la 55 —señala su habitación— Si necesitas algo, no dudes en tocar.

Asiento con la cabeza sonriendo. Lia se despide y vuelve a bajar, posiblemente a seguir con su campaña. Luego de adentrar ambas maletas a mi habitación, cierro la puerta. Volteo para ver mi nueva habitación; es un mono ambiente con un baño, un armario y un escritorio junto a una silla. La luz del día ilumina toda la habitación, aunque el color blanco de la pared ya la mantiene muy iluminada.

Me siento en la cama. El colchón es cómodo. Esperaba uno gastado y que me genere dolor de espalda, pero hasta el momento no puedo quejarme.

(...)

Abro mis ojos desconcertada. No veo nada. Saco mi celular de mi trasero —resulta que me acosté sobre él— y enciendo la pantalla para intentar divisar mi entorno. Ya es de noche, ¿Cuánto tiempo dormí?

Nuevamente dos golpes en mi puerta. Eso fue lo que me despertó desde un principio. Me pongo de pie para encender la luz. Abro la puerta, agradeciendo que sea Crystal quién está detrás y haya tenido que ver mi cara de zombie.

—¡Hola! —exclama al verme, lanzándose a abrazarme con emoción. Correspondo su abrazo. Por más que sea insoportable, la extrañé—Vaya, al parecer alguien ya se siente como en casa —me dice al notar que recién me despierto.

No necesito decirle que puede entrar porque se adentra en mi habitación, empujándome levemente y sólo cierro la puerta.

—Bueno, viendo que es un internado, dormir parece la única opción contra el aburrimiento —le digo encogiéndome de hombros.

—Si haces amigos sería más divertido —contesta, arqueando una ceja. No respondo a eso y ella continua— Lamento que te haya tocado este cuarto. Era el único vacante.

Frunzo el ceño.

—¿Qué tiene este? —pregunto.

Crystal aprieta los labios.

—Jessie me dijo que no te lo contó... No pudo —dice encogiéndose de hombros— Hace un año una estudiante se suicidó.

La mujer literalmente me contó la historia de este aburrido internado desde que puse un pie aquí, pero ¿No pudo mencionarme que alguien se suicidó aquí?

Me sobresalto.

—¿En está habitación? —pregunto haciendo una mueca de desagrado.

—No aquí —me contesta Crystal— Pero está era su habitación.

Genial. Ahora no sólo me alejaron de mis amigos sino que también estaré en una habitación embrujada. Agh, sería lo último que necesito.

—¿Qué le pasó? —pregunto, esta vez más calmada.

Crystal baja la vista a sus uñas y comienza a juguetear con sus dedos, mostrándose de alguna forma nerviosa.

—Se lanzó desde uno de los balcones del internado —responde finalmente— Fue dos meses antes de que viniera a trabajar aquí.

—¿Cómo se llamaba? —pregunto, estupefacta.

—Savannah Jones.

Puedo sentir como la piel se me pone de gallina. Siento una extraña sensación al pensar que esa pobre chica estuvo en la misma habitación que yo. Por Dios, ¿Acaso ese será el mismo colchón? ¿El mismo en el cual acabo de tener una placentera siesta?

—Mañana pediré tu horario —vuelve a hablar Crystal, cambiando de tema— Creí que vendrías el domingo, por eso lo pospuse.

Me pongo de pie y me siento en el suelo, frente a mi maleta. Comienzo a desempacar mi ropa, aun sintiendo un sabor agridulce en la boca por la noticia de la chica. Puedo sentir la mirada curiosa de Crystal en mi espalda.

—Mamá y papá estaban muy emocionados de deshacerse de mi —digo con tono burlón pero sin ningún poco de gracia reflejada en mi rostro.

—Ellos sólo están preocupados por ti.

—No tienen porqué —sentencio— Tenia buenas notas. Comencé las lecciones de piano, como ellos querían y me gusta. Estoy bien.

Crystal suspira. Fue el suspiro más delicado pero el silencio que, nuevamente invade la habitación, me permite escucharlo.

—Sabes que no me refiero a eso, Heaven —dice con un tono de lastima.

Por supuesto que sé no se refiere a mi nivel académico o a que aprendí a tocar estrellita, ¿Dónde estás? Pero no quiero hablar de eso. Mis padres al enviarme aquí querían que me olvidara de lo que pasó.

—¿Podemos... simplemente olvidarlo? —digo y me río secamente, viendo como mi vista se vuelve un poco borrosa.

Sigo desempacando la ropa. Escucho como Crystal se pone de pie.

—Sabes que no podemos simplemente olvidarlo y ya —dice con dureza, exigiendo cooperación de mi parte. Aprieto mis labios.

Dos golpes en la puerta hacen eco en la habitación. Tomo una gran bocanada de aire porque sentía que me estaba ahogando. Como si fuera un pez fuera del agua. Tras recargar mis fuerzas, volteo hacía mi hermana, poniéndome de pie y sonrío forzadamente.

—Obsérvame.

Al abrir la puerta, me encuentro con Lia sonriéndome con una vibra muy distinta a la que había dentro de estas cuatro paredes. Sus ojos rápidamente van hasta Crystal.

—¿Vine en un mal momento?

Crystal abre la boca para responder, pero me apresuro.

—Ya se iba —digo viéndola.

Crystal aprieta los labios en una sonrisa. Al parecer ella quería seguir con nuestra conversación. Qué pena que yo no.

—En efecto, ya debo irme —Crystal se pone de pie con resignación— Fue un gusto verte, Lia —le dice con un tono dulce— Buenas noches —se despide de mi con un asentimiento de cabeza.

En cuanto mi hermana está lo suficientemente lejos, Lia se dispone a hablar.

—Vine a hacerte una invitación que no podrás rechazar —me dice con seguridad, subiendo y bajando sus cejas de forma que logra hacerme reír.

—Lamento decirte que soy algo difícil —bromeo cruzándome de brazos, esperando a su propuesta.

—Dos palabras: Fiesta. Cabaña —suelta teniéndome la mano dando por sentado mi aceptación.

Estiro mi mano, aceptando la invitación de Lia, sin dudarlo ni un segundo. Acabo de enterarme que mi colchón le perteneció a alguien que ahora está muerta y además, mi insoportable hermana vino a decirme que hacer. No me quedaría a llorar y a hacer limpiezas espirituales.

—Andando —digo, tomando con mi mano libre el pomo de la puerta y cerrándola detrás de mí.

(...)

—Entonces, la candidata a la presidencia estudiantil organiza fiestas clandestinas, ¿eh? —digo, riendo mientras divisamos a lo lejos la cabaña de la que habla.

—¡No la organizo yo! —exclama y luego ríe— Uno de los mejores amigos de mi novio la organiza.

—Oh, ¿Y cómo se llama? —pregunto.

—Zack Rinaldi —responde sonriendo— Le agradarás —agrega muy segura de ello.

Seguimos caminando por el bosque, iluminando nuestro camino con las linternas de nuestros celulares. A mi mente vuelve Savannah y el hecho de que Lia no mencionó que su antigua habitación sería mía. Bueno, no necesariamente tenía que decirlo, no es como si fuera una agente de bienes raíces y le esté comprando un departamento. Pero hubiera sido agradable mencionarlo.

—¿Por qué no mencionaste a Savannah? —pregunto tomándola por sorpresa.

Lia va caminando delante de mí, por ende no puedo ver la expresión de su rostro, pero si puedo notar como sus movimientos energéticos pasan a ser más lentos. Arqueo una ceja.

—Sé que debí mencionarlo, pero no sabía cómo decirlo o mejor dicho, como decirlo sin llorar —frunzo el ceño. Lia se detiene y voltea para verme— Savannah era mi mejor amiga.

—Oh, lo siento mucho —me disculpo apenada por haberla cuestionado.

—No importa. No lo sabias —me dice, volteándose para comenzar a caminar nuevamente. Hago lo mismo. Lia agrega: — A nosotros no nos gusta hablar de eso.

—¿Nosotros? —pregunto, nuevamente, sintiendo que otra vez estoy tocando una herida.

—A nuestro grupo —contesta, mientras ilumina el camino con la linterna de su celular. A lo lejos, puedo divisar luces— Savannah era la persona más alegre del mundo. Jamás hubiéramos pensando que ella haría eso.

—Lo siento, Lia —vuelvo a decir, sintiéndome culpable por seguir con las preguntas, pero en realidad me da curiosidad.

—Hace unas semanas fue el aniversario de su muerte —comienza a contar con nostalgia— Nos reunimos en esa cabaña para recordarla. Todos elegimos una de nuestras anécdotas favoritas para contar. Fue realmente lindo.

Sonrío con algo de tristeza. No puedo imaginar el dolor que es perder a un ser querido de esa forma. La impotencia de no poder haber podido ayudar.

—Sí... —continua— el 7 de octubre es una fecha muy dolorosa para nosotros.

Octubre. Crystal comenzó a trabajar en este internado en septiembre. Ella me dijo que la muerte de Savannah ocurrió dos meses antes de que trabajara aquí...

—Vamos. Falta poco —escucho que Lia me dice unos metros adelante.

Seguimos caminando en silencio lo que queda del camino. Cuando comienzo a pensar que nunca alcanzaremos las luces que divisé pasos atrás, por fin llegamos. En efecto, hay algunas personas afuera, sentadas en el pórtico. Al notar nuestra presencia acercándonos, dejan de su charla de lado y nos observan llegar.

—Creímos que nunca vendrías —le dice un chico rubio a Lia, viéndole de forma divertida.

Junto a él, tenemos a una chica castaña a su lado. Ella se pone de pie y me observa con curiosidad.

—Chicos —dice Lia con cierta emoción— Les presento a Heaven Nova. Ella es...

—La nueva —le interrumpe la castaña, dándome una mirada rápida de pies a cabeza. En cuanto vuelve a mis ojos, sonríe— Soy Stella.

—Y yo Ross —el rubio da un paso adelante, sonriéndome de forma mucho más simpática que Stella— Un gusto.

—Igual —respondo para ambos sonriendo levemente.

Lia sonríe.

—Bueno, entremos.

Lia toma la delantera y Stella le sigue, no sin antes volver a sonreírme. ¿Por qué siento que a ella ya le caí mal? No me sorprendería de todas formas si así fuera. Por alguna razón la primera impresión que tienen de mi es que no soy alguien agradable y cuando me conocen, se dan cuenta de que en realidad si soy buena persona.

Ross y yo comenzamos a caminar juntos. Detrás de Stella y Lia. Cuando nos adentramos a la casa y está vacía, frunzo el ceño. El rubio a mi lado, quién estaba pendiente de mi expresión, se ríe.

—La cabaña es de la directora. La fiesta es en el sótano —me explica Ross— No planeamos asesinarte, si es lo que piensas.

—No es lo que pensaba —miento un poco— Entonces, hacen fiestas en la cabaña de la directora. No le temen a la expulsión, ¿eh?

Ross se ríe.

—No hay expulsión si la directora es tu madre —me guiña un ojo.

Así que este es el dichoso hijo que a la directora Monroe le encanta presumir. Ross es el hijo perfecto, palabras de Jessie Monroe, no mías. Aunque estoy segura de que mis padres pensarían lo mismo.

Ahora me pregunto, ¿Qué tan perfecto es si organiza fiestas clandestinas en el prestigioso internado Saint Rose? Sonrío. Me agrada.

En cuanto estamos acercándonos al sótano, puedo escuchar la música. Lia nos está esperando en lo que parece ser un armario. Al adentrarnos más, puedo ver que al correr la ropa hay una puerta. Elevo mis cejas, sorprendida. Ambos se ríen de mi expresión. Esta puerta secreta me hace acordar a la película el conjuro y no sé qué tan bueno será eso.

—Después de ustedes, señoritas —dice Ross.

Lia me tiende la mano y bajamos juntas. La música se hace mucho más notoria una vez que pasamos la puerta secreta. No hay muchas personas, pero si bastantes para que se considere una fiesta. Algunas están bailando, otras jugando en una mesa de billar, otras simplemente charlando y hay un grupo que está sentado en un rincón donde hay un sillón rojo y una mesa de centro. Ross se dirige a ese grupo.

—¡Zack! —exclama Lia a un chico de espaldas que está a unos metros de nosotras. Él se voltea y comienza a acercarse al ver quién lo estaba llamando— Ella es Heaven. La nueva —me presenta una vez que está frente a nosotras.

Hago una mueca divertida al escuchar a Lia nombrarme "la nueva". Zack se da cuenta.

—Es una etiqueta molesta, ¿eh? —pregunta divertido.

—Algo así —me encojo de hombros.

Zack observa a Lia por unos segundos y luego vuelve hacía mí con una sonrisa pícara.

—Bienvenida a Saint Rose, Heaven —me dice con un asentimiento de cabeza, sosteniendo el palo de billar, mientras de fondo se escucha como sus compañeros lo llaman para que vuelva a jugar— Espero que te diviertas.

—Gracias —asiento, sonriendo.

Lia tira de mi mano y Zack vuelve a la mesa de billar, mirándome unos segundos más mientras me alejo con mi nueva amiga rubia. Nos dirigimos al grupo que está en el sillón donde Ross se encuentra. Asumo que esos serán sus amigos y los de Zara.

—¿Ves esa chica de allí? —me pregunta Lia, cuando aún nos encontramos a unos metros de ellos, se detiene. Puedo ver que se refiere a una chica asiática que está relatando con alegría— Es V. Conocerla es algo abrumador.

—¿Por? —pregunto.

—Sabe todo sobre todos —responde y niega con la cabeza divertida, como si fuera un caso perdido— Si quieres saber algo, pregúntale.

—Entiendo —digo riendo levemente.

Lia vuelve a tirar de mi mano, acercándonos más a ese grupo. Ross quién estaba escuchando el relato de V, deja de prestarle atención para observarnos a ambas con diversión. Los demás a su alrededor también hacen lo mismo.

—Chicos, ella es H... —intenta decir Lia.

—Heaven Nova. La nueva. Vienes de Los Ángeles y eres hermana de la señorita Nova —tal como Lia dijo, V parece estar un paso adelante o quizás Ross se lo dijo. Me sonríe con superioridad— Soy Valerie, pero dime V.

Sonrío y asiento con la cabeza, manteniéndole la vista. En realidad es un poco abrumador. Siento que ya podría saber todos mis secretos.

—Él es Tanner, mi novio —me presenta Lia, besando la mejilla del chico.

Observo a Tanner. Tiene el cabello rubio, casi semejante al de Lia pero más oscuro. Sus ojos celestes me observan con inquietud, como si ya nos hubiéramos visto. Esperen un momento. Es el mismo chico que estaba metiéndose en el cuarto del conserje cuando llegue. Si él es novio de Lia, ¿por qué estaba escondiéndose con una castaña?

—Es un gusto conocerte —me dice, sonriendo. Al parecer no recordó de donde nos conocemos.

—Igualmente —asiento sonriendo sin tanta emoción y entrecerrando un poco mis ojos.

—¿Dónde está Rhett? —pregunta Lia, buscando con la mirada a alguien.

—Con Charlotte Rinaldi —contesta Stella de forma divertida, pasando junto a Lia y sentándose junto a Ross.

Lia entorna sus ojos y niega con la cabeza.

—No importa. Luego lo conocerás —me dice a mí con más ánimos.

(...)

Me encuentro sentada en el sofá rojo. Sostengo un vaso rojo y finjo que bebo su contenido, pero en realidad prefiero no hacerlo. Hace meses que no ingiero alcohol y gracias a la última vez que bebí, me encuentro aquí.

Se me eriza la piel al pensar en esa noche y todo lo que vino después. Crystal tiene razón, no puedo simplemente olvidarlo y seguir. Pero puedo fingir que lo olvidé. Pensarlo ya es vergonzoso y doloroso, no quiero imaginar cómo me sentiría si hablara de esto con alguien más.

—¿Aburrida, Novy? —me pregunta Ross, sentándose junto a mí.

Frunzo el ceño sin comprender por qué me llamo de esa forma. Él se ríe.

—Novy, Nova —me explica encogiéndose de hombros— La imaginación es mi fuerte —agrega con sarcasmo.

Ahora soy yo quién ríe. Novy, es algo adorable.

—No imaginé que en mi primer día vendría a una fiesta —digo moviendo levemente mi vaso— Y que tendría un apodo —agrego, sonriendo.

—Bueno, le debes caer muy bien a Lia —responde, encogiéndose de hombros— Y también a mí por eso te puse un apodo. Creí que te gustaría más que el de "la chica nueva".

Ross y yo nos quedamos viendo con una pequeña sonrisa estúpida en el rostro.

—¡Eres un imbécil!

Salimos de nuestro pequeño trance de estupidez y prestamos atención a los gritos. Todos se quedan igual de sorprendidos que nosotros y bajan la música. Zack y Tanner están cerca de la mesa de billar, discutiendo. Ross se pone de pie y va hacía ellos.

—Zack, estás ebrio —le dice Tanner riendo nervioso al ver que todos somos espectadores de su show— No sabes lo que dices.

—¡No! ¡¿Qué diablos dices tú?! —Le contesta Zack, enojado— ¡Esto fue suficiente!

—Ambos deberían calmarse —interviene Ross, colocándose frente a ambos.

Me pongo de pie y me acerco un poco más. Termino junto a un chico de cabello rojo oscuro, puedo ver de reojo como me observa unos segundos para luego prestar atención al espectáculo de enfrente.

—¡No, él debería calmarse! —exclama Tanner, ahora molesto, dejando la timidez de lado.

Lia llega a su lado y toma su mano.

—Tanner, déjalo, ¿sí? —le dice Lia con ternura.

—¡No, Lia! —se suelta de su agarre— ¡Él tiene que superarlo!

Otra rubia aparece, colocándose junto a Zack, son bastante parecidos así que asumo que debe ser su hermana; Charlotte Rinaldi.

—¡Púdrete, Tanner! —le responde Zack, histérico.

Todos a su alrededor no sabemos qué hacer y el sótano queda en un completo silencio.

—Lo siento, amigos. El espectáculo terminó —dice Ross con una sonrisa— Y la fiesta también.

Las personas comienzan a abuchear, pero no hacen más nada para quedarse. Lia nota que estoy a unos metros de ella y también observa al chico pelirrojo que está a mi lado. Frunzo el ceño.

—No puedo volver contigo —me dice Lia con pena— No te importa, ¿no?

—Claro que no —le digo— Tienes que ir con Tanner. Lo entiendo.

—Rhett, ¿podrías acompañarla? —le pregunta al chico que estaba a punto de irse.

Así que el pelirrojo es Rhett, ¿eh?

Los ojos marrones de Rhett me observan unos segundos y finalmente asiente con la cabeza, sonriéndole levemente a Lia.

—Gracias, Rhett —le dice ella con una sonrisa— Nos vemos mañana.

Me despido con una leve sonrisa. Lia vuelve con Tanner. Todos se encuentran más calmados ahora. Zack dejo su enojo de lado, pero se nota que sigue inconforme con algo. Charlotte junto a él, tiene el mismo gesto. Me pregunto que habrá sucedido que hizo que todos se pusieran tan histéricos.

Sigo a Rhett, quién va por delante. Me pregunto si él sabrá que ocurrió. Si mal no recuerdo, también forma parte del grupo de amigos de Lia así que quizás pueda ayudar a mi curiosidad hambrienta.

—Eh... soy Heaven —digo, rompiendo el silencio— No nos hemos presentado oficialmente.

—Soy Rhett —responde secamente— ¿Eres familiar de la señorita Nova? —pregunta.

—Hermana menor, lamentablemente —eso lo hace reír— ¿Estás en su clase?

—Lo estuve —contesta.

Y con eso mi intento de conversación muere. Seguimos caminando en la oscuridad, iluminando el camino entre el bosque con nuestras linternas. Por suerte delante de nosotros va un grupo bastante risueño que no permite que el ambiente sea completamente silencioso.

—¿Las fiestas siempre terminan así por aquí? —pregunto, nuevamente intentando conseguir información.

—Solo últimamente —responde voltea a verme unos segundos y luego gira su vista al frente otra vez— Zack y Tanner tienen distintas opiniones.

—¿Sobre qué? —vuelvo a cuestionar.

Rhett se ríe secamente. Se detiene para observarme y hago lo mismo. La linterna de su celular apunta un poco hacia su rostro, por ende puedo ver que me mira con diversión.

—¿Siempre haces muchas preguntas? —pregunta ladeando la cabeza.

—No pensaba incomodarte —respondo, encogiéndome de hombros.

—No lo hiciste.

Nos quedamos mirando el uno al otro. Rhett es realmente apuesto. Tiene las facciones perfectas y me siento un poco celosa, debo admitir, de no haber nacido así de atractiva. Mis ojos bajan hasta sus labios rosados y ligeramente entre abiertos.

—Pero si fuera tú, no haría tantas preguntas —dice haciéndome volver a verlo a los ojos— Aquí son... muy reservados.

Tras eso sigue caminando. Me quedo parada pensando en la palabra que utilizó para describirlos. ¿Reservados? Escucho pasos detrás de nosotros y sigo caminando.

(...)

—¿Qué tal tu noche? —me pregunta Crystal al recibirme en su habitación.

—Divertida. Jugué a la ouija —bromeo sentándome en el sofá. Crystal me observa confusa y me río— Fue un chiste.

—Pues a mí no me da gracia —dice con una ceja arqueada.

Las habitaciones de los profesores están en la primera planta del edificio y son mucho más amplios que los dormitorios de los estudiantes. Estoy indignada de que ella tenga seguramente un jacuzzi escondido en el baño y yo sólo una simple cama.

—Me ofende que tu cuarto sea un departamento —Crystal coloca un paquete junto a mí y sobre el mis horarios. Entorno mis ojos— ¿Por qué debemos usar uniforme? Vivimos aquí. No tiene sentido.

—¿Quieres café? —me pregunta yendo hacia la cocina.

—No —contesto abriendo el paquete y observando lo horribles que son las faldas— ¿Qué es está combinación de colores? ¿Acaso estamos de luto?

—Creí que te gustaba el negro —dice confundida.

—Me gusta sólo... Estoy en contra de estar aquí —me encojo de hombros divertida.

El uniforme se basa en una camisa blanca y una falda negra. Bléiser del mismo color. Me gusta. Es clásico. Pero es otra cosa que cambia mi rutina. En mi escuela no usábamos uniforme y me molesta tener que usarlo aquí.

—Yo necesitaré café para aguantar tus quejas —escucho que dice y suelta una pequeña risa.

Mis dedos se deslizan por la tela de la falda negra y no puedo evitar recordar a Savannah Jones. Lia me dijo la fecha en la que se suicidó Savannah y mi hermana ya estaba trabajando aquí mucho antes. ¿Por qué Crystal dijo que vino dos meses después?

—¿Cuál es tu primera clase? —me pregunta con su taza de café en manos.

—Matemáticas —respondo echándole un vistazo a mi horario.

A Crystal le llega un mensaje al celular y tras leerlo, hace una mueca. Arqueo una ceja, preguntándome internamente qué pasó.

—Tengo que irme. Debo... hacer algo que olvidé —me dice sonriendo— ¿Nos vemos después?

—Claro... —alargo extrañada.

Al verla caminar de prisa en dirección al instituto, volteo lista para ir nuevamente a aburrirme en mi dormitorio Voy caminando con la caja que contiene mi ropa en manos. Todavía es muy temprano y no hay casi estudiantes por el campus. Además es domingo, ninguna persona coherente se despertaría temprano.

Puedo ver a la primera persona incoherente corriendo a unos metros de los dormitorios. Realmente admiro su fuerza de voluntad por salir a correr un domingo por la mañana. Entrecierro mis ojos para ver mejor y creo que es Tanner, el novio de Lia. Parece que no tuvo resaca.

Sigo mi camino y cuando voy a pasar frente a la habitación de Lia, la puerta se abre y me observa con alivio.

—¡Ay, Heaven! Qué bueno que te encuentro —exclama y suelta un suspiro. Ve lo que cargo frunciendo el ceño— ¿Estás ocupada?

—Sólo llevo mi informe. ¿Necesitas algo? —arqueo una ceja.

—Olvidé mi chaqueta en la cabaña. ¿Podrías acompañarme a buscarla? —pregunta con mirada suplicante.

—Bien, sólo dejaré esto antes.

Camino lo que queda hasta mi habitación y dejo la ropa sobre la cama. Luego vuelvo y vamos hasta la cabaña. En el camino no hablamos mucho, sólo me cuenta que al final Zack y Tanner sólo discutieron porque ambos estaban ebrios, pero finalmente se resolvió y ella estuvo con su novio lo que restaba de la noche en su habitación porque estaba realmente ebrio.

Me extraña lo bien que se recuperó. Alguien con los síntomas que presentaba Tanner estaría ahora mismo con una gran resaca y no corriendo...

Finalmente llegamos y Lia saca una llave de debajo del tapete. Miro a mí alrededor sintiendo que alguien nos observa. Sólo veo árboles. Ya estoy paranoica.

Al adentrarnos el sentimiento persiste y me incomodo mucho más. Lia camina hasta el sótano, abrumada por esa sensación, la sigo pero me quedo en la entrada mientras ella baja.

Me pregunto si la directora sabrá de estas fiestas. Es decir, sería muy tonto no saberlo, pero al mismo tiempo dudo que ella ignore las reglas sólo por su hijo.

—¡Ay, por Dios!

El grito desgarrador de Lia hace que pegue un salto y casi me muera del susto. Bajo con rapidez, preocupada. Lia está llorando desconsolada en medio de la escalera, mientras cubre su rostro con ambas manos. Miro hacia abajo con todo mi cuerpo temblando y al instante que lo hago, siento que me quedo sin aire.

—Dios mío —logro decir tras ver lo que tengo frente:

El suelo tiene un gran charco con sangre. La pared de enfrente está manchada con marcas de manos ensangrentadas y lo más tétrico de todo es que en la misma pared están sus iniciales: Z.R.

—Hay que salir de aquí —le digo tirando de su mano y sintiendo ganas de vomitar.

(...)

Crystal me abraza mientras observamos como traen el cuerpo de Zack Rinaldi en una bolsa de plástico sobre una camilla. Mis piernas no pararon de temblar desde que salimos de la cabaña. La directora Monroe pasa junto a nosotras y le da una mirada a mi hermana. Frunzo el ceño.

—¿Pasó algo con Lia? —le pregunto a Crystal en voz baja.

Desde que encontramos a Zack, Lia no para de llorar. Está en su habitación hablando con la señora Kingston, la doctora del internado. Es como una madre para ella y está apoyándola tras haber encontrado a su amigo muerto.

—Lia está bien —me dice Crystal en voz baja— Pero nosotras debemos hablar.

Frunzo el ceño.

—¿Qué sucede? —le pregunto confundida.

Crystal observa a nuestro alrededor a los estudiantes que se encuentran aquí viendo la escena con tristeza. Tira de mi mano, alejándonos un poco de ellos. Cuando nos detenemos puedo ver el nerviosismo en sus expresiones.

—¿Qué sucede, Crystal? —vuelvo a preguntar duramente.

—Olvida lo que viste en la cabaña —suelta seriamente. Abro mi boca sin saber que decir— Sólo olvídalo. Es lo mejor. Ya tienes suficiente con lo que pasó en Los Ángeles. Esto solo...

—No —le detengo entrecerrando los ojos— Esto no es por lo que pasó en Los Ángeles —Crystal baja la mirada— ¿La directora Monroe tuvo algo que ver con esto? —pregunto recordando la mirada que le dio hace minutos.

—¡No! —niega con rapidez— Por Dios, no —vuelve a negar bajando la voz y viendo hacia la pequeña multitud que está a lo lejos— Jessie no tuvo nada que ver con esto.

—Entonces no entiendo, ¿Por qué quieres que lo olvide? —pregunto.

—Porque alguien lo asesinó, Heaven —contesta con la voz temblorosa— Por eso debes olvidarlo.

—Crystal, hay un asesino suelto donde nosotras estamos, ¿Acaso perdiste la cabeza? —le pregunto arqueando una ceja.

—La persona que asesinó a Zack tenía un motivo —me cuenta con lentitud— Zack tenía un secreto.

—¿Y cuál era? —pregunto.

—No lo sabemos porque está muerto —responde duramente— Zack quería hablar con Jessie y conmigo el lunes a primera hora. Quería contarnos un secreto. Dijo que no podía más con él y debía decirnos.

—Pero lo asesinaron antes de que pueda contarlo... —susurro comprendiendo.

—Por eso no dirás nada.

—Crystal, nosotras podemos... —me interrumpe.

—Nosotras no podemos hacer nada.

—Pero...

—Me desobedeciste una vez y casi moriste —vuelve a interrumpirme entre dientes, molesta— Ten cuidado, Heaven. Esta vez podrías no tener tanta suerte.

La veo alejarse mientras mis ojos se cristalizan. No puedo creer que haya tocado ese tema otra vez. ¿Cómo quiere que hable con ella sobre eso y después me lo recuerda de forma tan horrible?

Seco una de mis lágrimas. Vuelvo a ver en dirección a los alumnos que se encontraban a lo lejos y puedo ver que uno está viéndome; Rhett. Su ceño se encuentra fruncido levemente y me observa con seriedad. Segundos después de que nuestras miradas conectaran, se da vuelta y comienza a caminar hasta perderse de mi vista.

Frunzo el ceño. Eso fue extraño. Seco mis lágrimas y comienzo a caminar hasta los dormitorios nuevamente, preguntándome, ¿Cuál era el secreto de Zack Rinaldi? 

Holaaa! Desde ya les agradezco mucho por leer mi historia! Me emociona mucho escribir sobre suspenso y misterio, así que muchas gracias!!! 

¿Qué piensan hasta ahora de los personajes? ¿Por qué creen que Crystal mintió sobre su llegada a Saint Rose? ¿Y qué secreto ocultaba Zack? ¿Y cual oculta Heaven?  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro