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CAPITULO 8

Ya habían pasado alrededor de dos horas y media de viaje, Osvaldo y la madre de Héctor se quedaron dormidos. Lisa y Héctor no habían dejado de observar a todas direcciones esperando que nadie los siguiera. Sus corazones se calmaron cuando notaron que ya nadie los seguía. Nadie dijo ni una sola palabra, solo Héctor quien quiso pasar al baño en una gasolinera, todos bajaron a comprar comida, agua y algunos lentes obscuros, querían gorras pero no había, igual compraron cargadores de celular, papel, algo de medicamento para dolor de cabeza. Lisa pagó con su tarjeta y se sorprendieron cuando le preguntaron al cajero por lo sucedido en Five Points, que si había oído alguna noticia en la televisión, pero el cajero les respondió que si había una noticia, que un camión donde llevaban a criminales se había descompuesto a unos kilómetros de Five Points y los criminales llegaron ahí, por eso tuvieron que evacuar a las personas. La madre de Héctor muy enojada grito y le dijo al chico que eso no había pasado, era muy diferente y que todo era en relación con desapariciones de chicos y persona encapuchadas disparando a todos los habitantes. Todos la intentaron calmar y pidieron una disculpa al cajero, salieron corriendo hacia el coche, era un Jetta 2015 color rojo, lo habían acabado de pintar.

-Toda la noticia fue una mentira, manipularon la información- Lisa giró a observar a todos en el carro.

- ¡Eso quiere decir que las personas ya se podrán creer ese cuento! - Osvaldo lo dijo en un tono burlón.

-Tenemos que hacer algo, tenemos que recabar pruebas para poder demostrarle a todos que es lo que en verdad está sucediendo para así poder encontrar a los desaparecidos- Mencionó Héctor mientras encendía el carro de nuevo.

El viaje duró otra hora más pero por fin llegaron, el lugar era bonito pero no tenía tanta diferencia con Five Points, calles llenas de casas casi al mismo estilo, un parque, restaurants, una clínica, etc. Llegaron a la calle Shoshone donde se encontraba la cafetería, estacionaron el carro, aun había dos lugares disponibles de los posibles cinco que había, ya eran casi las diez de la noche del mismo día en que había sucedido el tiroteo en Five Points. La cafetería era mediana, color rojo con dorado, había una cara feliz en cada ventana, estas tenían unos bigotes de espuma dibujados por todas sus mejillas, ese era el logo del lugar. Héctor fue el primero en entrar aun confundido por la decisión que habían tomado, sin saber que pista podrían encontrar ahí. Por dentro la cafetería se veía aún más grande, todavía estaban las mesas circulares con los grandes manteles que casi tocaban el piso. Observaron el lugar de esquina a esquina, pero no notaban nada peculiar así que decidieron primero sentarse a tomar un café. En seguida un señor de unos setenta años de edad, uniformado con los mismos colores de la cafetería fue a recibirlos.

-Muy buenas noches mis queridos amigos, bienvenidos a "happy mornings" bueno donde también los recibimos de noche, ya deberíamos cambiar nuestro nombre ¿no? - una carcajada salió del señor- ¿qué les servimos? las cartas ya estaban en sus mesas así que creo ya debieron de escoger-

-Deme un capuchino de vainilla por favor mi querido señor- Dijo Osvaldo levantando la mano

-A los cuatro lo mismo y unas galletas por favor señor- La mamá de Héctor tomó la iniciativa.

-Claro que si, en un momento se los traemos, ¿algo más? -

-Un amigo- Héctor comenzó a hablar, no podía más con la duda- venia aquí conmigo, venimos un par de veces, pero le encantaba el lugar no sé si usted pudiera darme una referencia de él, si lo conocía o algo, me recomendó aún más el lugar - ya no sabía que más inventar pero prosiguió- y me dijo que tal vez aquí podría encontrar respuesta al algo- El señor se le quedo mirando muy fijamente.

-A usted no lo recuerdo amigo, pero si me dice el nombre del joven del que habla-

-Se llama Edgar Walker señor-

- ¡Por supuesto! Pero hace más de un año que no me visita y...-

- ¿usted lo conocía? - Lisa lo interrumpió.

-Claro que sí, el venia muchas noches aquí, a trabajar en su laptop, siempre le daba el mismo café, las mismas galletas o el mismo pastel, pasó el tiempo y me comenzó a hablar, me contó de lo bien que le iba en la escuela, hasta de que estaba enamorado de alguien, a veces venía con dos personas como de unos treinta años...-

- ¿Recuerda a los señores? - Lisa volvió a interrumpir.

-No, lo siento mucho, solo llegó como tres veces con ellos a platicar y después se iban, pero regresando al tema, me hice gran amigo de él, a veces dejaba mucha propina pero después no volvió a venir, apenas me mando un sobre con una carta hace como dos semanas-

-Si no es molestia ¿me podría decir que le mando? - Héctor parecía que estaba muy tenso ahora.

-yo mismo quisiera saberlo, en el sobre me mando saludos y dijo que me deseaba lo mejor y en otra pequeña hoja me mando un numero de cuatro dígitos, eso no tiene lógica si lo analizan muchachos-

- ¿me podría mostrar el numero señor? - Lisa le lanzó una gran sonrisa al señor.

-Claro que si señorita, y de igual forma voy por su orden-

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