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CAPITULO 23

Héctor miró fijamente a Max.

- ¿amigo? Creo que acabas de tener una regresión, te quedaste pasmado por varios minutos- Max sacó un papel de otro de sus cajones del ropero.

-perdón Max, estaba recordando, necesitamos ir a Capitol Hill, necesito que vengas con nosotros- dijo Héctor sollozando.

-hay algo más, también me había dejado una dirección en este papal, efectivamente es de Capitol Hill y perdón, pero no puedo dejar a mi familia-

- ¡por favor, es por algo más, si Edgar te confió esto es por algo, hay que hacer algo por saber que está pasando, ya no puedo más, necesito saber la verdad de todo! – Héctor se empezaba a desesperar.

- ¿y qué haremos si la verdad que vamos a obtener es mala? Diferente a lo que pensamos-

-aremos lo correcto con las respuestas que tengamos, lo que yo quiero es que nos dejen en paz-

Al parecer Héctor sonó muy convincente he hizo que Max accediera a acompañarlos, él sabía que era muy arriesgado pero entre más personas fueran, más fuerza tendrían. Los dos bajaron las escaleras un poco a prisa pero haciendo el menor ruido posible. Max ya llevaba una chamarra muy gruesa con peluche alrededor del cuello. Salieron de la casa pero justo antes de cerrar la puerta Héctor vio a una persona con una máscara de pájaro, la misma que habían visto ya varias veces intentando abrir la puerta de la casa donde se encontraban su demás grupo. Héctor llevaba la pistola en la mano, eso hizo que le diera valor y se comenzara a acercar poco a poco a él, aquel sujeto no se había dado cuenta de que Héctor y Max estaban detrás de él hasta que Jones puso la pistola justo en la cabeza del sujeto. La adrenalina estaba al mil por hora en los corazones de aquel par de chicos pero el enojo de Héctor no lo hizo retroceder, el tipo no hizo nada, solo se quedó quieto, sin hacer ningún movimiento más. Pasaron un par de minutos y todos seguían en la misma posición pero justo entonces el detective Watson salió de la casa ya percatado de que Héctor estaba afuera y tomó del cuello de la chamarra a aquel sujeto, comenzó a jalarlo hacia adentro de la casa mientras Héctor y Max también ayudaban a empujarlo. Cuando por fin lo lograron meterlo, Héctor agarró la pistola con todas sus fuerzas y golpeo a la persona de la cara haciendo que la máscara saliera volando. Se percataron que era un señor de unos cuarenta años, un poco fornido y pelón, ojos azules claros y con una sonrisa perturbadora.

-así que lograron detenerme, un grupo de personas que ni siquiera saben lo que hacen- El señor habló con un tono sínico.

-eres un hijo de...- El detective también golpeo al señor de la caja haciendo que se quedara hincado.

- ¿Qué es lo que quieren? - el sujeto escupió un poco de sangre en los zapatos de Héctor.

- ¿Qué es lo que quieres tú? Tú y tu grupo son unos cobardes, raptan chicos, asesinan gente- Héctor se empezaba a alterar.

-como a tu madre, exactamente-

- ¡estás muerto! - Héctor quitó el seguro de la pistola y sin pensarlo más disparó a la cabeza de aquella persona.

Todos en la habitación se quedaron estáticos, sin decir nada, estaban seis personas vivas y una muerta, Héctor se sentía bien pensado que había matado a la persona que había terminado con la vida de su madre.

- ¿Qué acabas de hacer? - El detective Watson volteo a ver a Héctor.

-estamos muy cerca, lo presiento, esto que acaba de pasar es solo una consecuencia de lo que nos están haciendo, pero acabo de analizar la siguiente foto y necesitamos ir a Capitol Hill, esta vez logré descubrir dos posibles pistas más, Usted, Dana y Osvaldo irán a esta dirección- Héctor le entregó el papel con la dirección al detective Watson- y Lisa, Max y yo iremos a "Gold and chocolate"-Héctor estaba muy decidió, parecía como si no acabara de matar a alguien.

- ¿estás seguro Héctor? - Lisa lo abrazó apartándolo del cuerpo del señor.

-demasiado, te lo juro, ya estamos dentro, y no podemos dejar esto a medias-

-pero necesitamos salir ya- Osvaldo empezó a recoger todo lo que fuera útil- necesitamos irnos, acabamos de asesinar a alguien, es cuestión de tiempo para que la policía llegue y nos empiece a buscar-

-tiene razón, tenemos que actuar ya- Dana también empezó a acomodar todo.

El detective Watson junto con Héctor taparon el cuerpo con una sábana blanca que habían sacado del cuarto principal, solo se tomaron unos cinco minutos para recoger todo lo necesario y casi a las doce de la noche partieron hacia Capitol Hill. La mayoría de ellos estaba confundidos, asustados, llenos de preguntas, acababan de ver dos asesinatos en el mismo día y en la misma casa. Lisa notaba a Héctor diferente, ahora tenía rabia, ira, solo pensaba en descubrir la verdad de todo. El camino era ahora de tres horas. Fueron las tres más largas horas de Héctor, sus pensamientos solo eran recuerdos son su padre, su madre, ellos en Five Points como una familia normal, llenos de amor. Las mañanas cuando su madre les preparaba pan tostado con huevo, recordaba como su padre se enojaba cuando su pan quedaba más dorado de lo normal, pero su enojo bajaba al instante cuando su madre le daba un beso en la frente y le decía palabras dulces para hacerlo reír de nuevo. También tenía un recuerdo muy plasmado en su memoria y era cuando tenía unos diez años, fueron a las montañas para a acampar por dos días, sus padres armaron la enorme casa de acampar junto a un rio. Héctor iba muy enojado ya que no le habían comprado las botas de lluvia con estampado del pato Donald que quería ya que sus padres pensaban que unas con estampado de aviones eran mucho mejores. Sus padres lograron prender una fogata en la noche, quemaron bombones, salchichas, a la luz de la luna, todo era perfecto, aunque el Héctor de antes hubiera estado enojado, El Héctor de ahora estaba agradecido por haber compartido momentos con los padres que ya no tenía.

Llegaron aproximadamente a las tres de la madrugada a Capitol Hill, los dos carros lograron encontrar un estacionamiento de veinticuatro horas. Los dos grupos se dividieron justo como habían dicho. Héctor ya sabía dónde se encontraba la tienda de chocolates a la que tenían que ir. Las calles estaban solas por completo, todos dormían, ningún carro circulaba, ni siquiera las lámparas de las calles estaban encendidas pero eso no iba a impedir que Héctor llegara a su destino. Cruzaron calles, giraron a la izquierda, después derecha hasta que por fin Hector, Lisa y Max lograron llegar a la famosa tienda. A Lisa se le formó un nudo en la garganta al recordar viejos tiempos cuando iba a ese lugar con sus padres, ya tenía más de dos años que no había regresado. Hector no lo sabía aun pero esa casa, que era la tienda de chocolates era la que se había convertido en uno de los lugares de reunión de la secta, el lugar donde el halcón estuvo ese día que asesinaron a una persona, donde el halcón conoció a colibrí.

Los tres se acercaron lentamente a la casa, a Hector se le hizo raro ya que la casa ya no tenía ninguna propaganda de los productos que vendía, como casi no había luz no podían notar que la puerta principal junto con las ventanas ya estaban muy descuidadas, la pintura de la casa estaba en un estado fatal. Max intentó abrir la puerta, al primer intento no lo logró, pero al segundo intento cuando ya lo hizo con más fuerza la puerta se abrió haciendo un rechinido muy fuerte, el cual causó que los tres se agacharan un poco para que nadie los viera y casi al instante por instinto los tres se metieron corriendo a la casa. Su sorpresa mayor justo cuando empezaron a alumbrar con las lámparas de sus celulares fue que la casa ya no era la tienda que conocían, ni siquiera se parecía, ya no había ninguna pared en el primer piso, no había nada, a excepción de una mesa redonda la cual ya estaba totalmente inservible. Inspeccionaron el lugar de pies a cabeza, en el segundo piso si estaban todas paredes que dividían los cuartos pero no había absolutamente nada, ni una sola cama, parecía que el lugar llevaba un año abandonado. Lisa soltó un grito cuando encontró lo que parecería un dedo meñique en uno de los cuartos, Hector y Max corrieron a ver qué era lo que estaba pasando pero Lisa ya estaba tranquilizándose mirando por la ventana del cuarto. Max se acercó a Lisa para preguntarle como seguía pero se detuvo cuando vio una mancha de sangre en el papel tapiz de la pared, le llamó la atención puesto que parecía que la macha formaba una figura como cuando pones una hoja encima de una moneda y comienzas a rallarla para que se calque la imagen de la moneda. Se acercó y comenzó a raspar el papel tapiz hasta que logró abrirlo de un lado, comenzó a quitarlo, mientras más lo quitaba más se daba cuenta que había cosas dibujadas echas con algún cuchillo o algún desarmador. Hector y Lisa al ver lo que estaba haciendo Max se acercaron a ayudarlo hasta que la pared quedó descubierta por completa. Los dibujos parecían ser personas grandes las cuales tenían chicos amarrados en lo que parecía un calabozo, también había muchos dibujos de pájaros, y de la típica mascara que esos sujetos usaban siempre, pero lo que más llamó la atención fue que en centro de la pared dentro de un circulo estaba escrito "Día de la primer revelación 28 de octubre del 2019 en Rocky Mountain National Park" Los tres se alejaron de la pared muy impresionados. Ese lugar era un destino turístico con un área geográfica muy grande, muchas montañas, ríos, era el lugar donde acampaba con sus padres y se encontraba a varias horas de donde estaban, como a quince horas aproximadamente.

- ¿crees que ahí este Edgar? - Lisa preguntó pero sin quitar la mirada de la pared.

-no lo sé Lisa, primero tenemos que terminar las dos fotos que nos faltan para saberlo pero de todos modos ¿sabes qué significa? - Hector observo la pantalla de su celular.

-claro que si amigo- Max se adelantó a responder- estamos a cinco días de que eso suceda.

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