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CAPITULO 14"31 de diciembre del 2015"Día de la foto 3

Eran las cinco de la mañana y el celular de Héctor comenzó a sonar, él dejó pasar la llamada porque aun tenia sueño pero una vez más empezó a sonar. Así que decidió contestar.

- ¿bueno? –

- ¿listo para otra aventura por Denver? - La voz de Edgar parecía entusiasmada.

- ¿A dónde es capitán? - Una pequeña risa salió de Héctor.

-Es a Lodo, otra pequeña ciudad de Denver, ¿la conoces no? -

-claro que sí, también queda como a dos horas de aquí-

-exacto Jones, hay un pequeño restaurant-bar famosísimo, te quiero invitar a comer ahí, para celebrar que términos un año más Jones y después regresamos a mi casa para que felicites a mis padres. ¿Qué dices? –

-claro que si Edgar, y dígame ¿a qué hora es la salida? –

-a las diez en punto mi querido Jones, así que apúrate-

La llamada se colgó y Héctor comenzó a levantarse un poco atareado aun gracias al enorme sueño que tenía. Bajó por un vaso de leche y unas galletas que había en la mesa, prendió la televisión para ver noticias, algo que por lo regular no hacia pero gracias a eso se dio cuenta de lo mal informado que estaba acerca de su país. Cuando terminó de tomar la leche se dio una larga ducha donde pensaba en lo linda que era Lisa, le empezaba a gustar, era muy guapa, linda, dulce y muy inteligente, pensaba en la posibilidad de que un día fuera su novia. Salió de la ducha, avisó a sus padres a donde iría y se fue directo a la casa de Edgar Walker. El auto ya estaba encendido y Edgar en el asiento del piloto fumando un cigarrillo, casi no lo hacía pero ese día está fumando uno, por lo regular fumaba cuando estaba nervioso o ansioso. Héctor pensó que lo estaba haciendo por los nervios de entrar a otro año. Se acercó al carro y se subió.

-fumar es malo- Héctor comentó mientras lo miraba fijamente con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

-hoy es día de dar gracias por todo lo bueno del año y para pedir por cosas mucho mejores para el siguiente, así que el día lo amerita-

Después de manejar durante una hora llegaron a la autopista para llegar a Lodo, estaba un poco solitaria pero lo bueno era que se podía manejar tranquilamente. Le subieron a la música a casi toda la potencia y comenzaron a cantar. Héctor vio por el retrovisor que una camioneta negra completamente polarizada iba atrás de ellos, lo único raro era que no los rebasara ya que Edgar iba muy despacio y no había más carros, solo ellos dos. Héctor le comentó a Edgar pero él le respondió que no había problema, que aumentaría de velocidad. Justo cuando comenzaron a aumentar de velocidad la camioneta los rebasó a una velocidad exagera y pasando muy pegada al carro de Edgar haciendo que volanteara un poco hacia afuera de la carretera. La camioneta se puso enfrente de ellos y volvió a bajar la velocidad, pasaron unos segundos y volvió a aumentarla pero justo después avanzar dos metros más se comenzó a salir de su carril y giró para quedar completamente atravesada y no dejar paso, quedando a cinco metros de ellos. Edgar frenó completamente, la camioneta ya tenía toda la atención de ellos dos. Héctor sacó su celular pero no había señal.

- ¿Qué hacemos Edgar? –se sentía una tensión impresionante en el carro.

-no te alteres Jones, no podemos rodearla porque hay bordes de tierra en las orillas de la carretera, pero si quieren dinero o algo hay que darles todo y no negarnos-

De repente del lado del copiloto una persona vestida de campesino y con un sombrero todo agujerado salió y comenzó a caminar hacia el carro de Edgar, parecía que cojeaba un poco del pie izquierdo, parecía que era un señor de alrededor de cincuenta años de edad. Lo más impactante para los dos chicos era que el campesino llevaba una pequeña pistola en su mano derecha. El solo los veía fijamente mientras avanzaba. Héctor le gritaba a Edgar que lo atropellara antes de que los matara pero Edgar un poco paralizado le decía que no iban a cometer una tontería. Cuando el señor llegó por fin al auto se fue hacia la puerta del copiloto donde se encontraba Hector y comenzó a tocar la ventana con su pistola, una sonrisa salía del campesino.

-chicos, ábranme la ventana- lo dijo mientras intento abrir la puerta pero no pudo ya que tenía seguro, Héctor no quitaba la mirada de enfrente, ya paralizado por el miedo.

- ¿Qué es lo que quiere? le daremos todo nuestro dinero- Edgar le dijo mientras sacaba una pistola que tenía debajo de su asiento, esto hizo que Héctor se pusiera todavía más mal.

-no comentas una tontería chico y...-

- ¡si, si Edgar, no vayas a disparar! - Héctor interrumpió al señor.

-hazle caso a tu amigo, él es más inteligente, así que baja el arma y ábreme la ventana del carro ¡ahora ábreme! ¡ábreme! ¡ábreme! – De la nada empezó a gritar y jalar de la palanca de la puerta del carro.

- ¡¿Qué es lo que quiere?!- Héctor se empezó a alterar.

- ¿Qué tan valientes son chicos? - el campesino volvió en sí y se tranquilizó de nuevo.

- ¿Por qué lo dice maldito campesino? - Edgar aún tenía la pistola en la mano.

-prepárense para todo, los chicos como ustedes son más valiosos de lo que creen-

Entonces otro campesino, aun mas alto salió del lado del conductor y comenzó a caminar hacia el carro, un poco más aprisa que el primero, el no llevaba una pistola si no un palo de béisbol. Al llegar se colocó del lado del conductor y comenzó a tocar con el palo toda la puerta, como calculando de qué lado podría empezar a golpear, entonces paró de deslizarlo en la ventana del piloto, alejó el palo y se empezó a encarrerar para golpearlo pero al momento de casi golpear el vidrio se detuvo y empezó a reír a carcajadas.

- ¡feliz año nuevo! - dijo el segundo campesino.

-manténganse atentos- dijo el primer campesino.

Los dos campesinos regresaron a la camioneta y con un rugir del motor desaparecieron por detrás de los chicos a toda velocidad. Héctor aún estaba estático, las manos le temblaban pero logró decirle a Edgar que avanzaran lo más rápido posible. Edgar también tenía miedo pero tenía que ser fuerte por su amigo. Condujeron lo más rápido posible y por fin lograron llegar a Lodo después de otros cincuenta minutos de camino. Los dos llegaron en un silencio absoluto. Ni la alegría que se notaba afuera en las calles por la espera de año nuevo lograba animarlos un poco.

-Por más que la situación se vea difícil nunca debes bajar la guardia Jones, si te ven débil, si no demuestras ser capaz, te comerán- Edgar volteó a ver a Héctor.

-En esa situación de unos dementes, no es tan fácil no tener miedo-

-no se trata de no tener miedo, si no de estar bien decidido a que enfrentaras la situación-

Las calles estaban repletas de gente haciendo compras o simplemente paseando con la familia. Edgar mencionó que al lugar donde irían se llamaba "JOGO seafood" se encontraba no tan lejos de la entrada a Lodo así que solo se aria unos diez minutos más en carro. Héctor se tranquilizó viendo algunos mensajes de Lisa que le habían llegado, logró sacar una pequeña sonrisa cuando leyó que Lisa había perdido una apuesta y se pintaría el cabello color purpura. Edgar frenó de golpe y Héctor alzó la cabeza, vio el restaurant-bar, no era el más decente que había visto pero tal vez la comida era deliciosa. Bajaron del auto y prosiguieron a entrar, el lugar era color café con toques de color negro, al entrar habían figuras de pez globo y pez espada colgando del techo de aquel lugar, las mesas eran circulares de madera, no había manteles pero había dibujos de algunos pescados que hacía a las mesas demasiado llamativas. Por el aspecto del lugar se veía más bar que restaurant, esto hacia que Héctor se pusiera un poco incómodo, y aún más puesto que casi todos los clientes eran adultos. Edgar tomó la mesa principal y se sentaron.

- ¿Qué tal Jones? - Dijo Edgar un como nervioso.

-No era lo que me esperaba pero si es muy famoso debe ser por algo ¿no? Así que dime ¿Por qué es muy famoso? – Héctor aun miraba a todas direcciones por si veía algún extraño, se había quedado con la duda de que alguien más los siguiera.

-Es muy famoso porque aquí venden el mejor coctel de camarón del mundo, casi literalmente-

- ¿Aunque no estamos en las costas? –

-Así es Jones, te vas a enamorar te lo aseguro-

Edgar volteo a ver hacia la barra y cruzó miradas con señor de chaqueta de cuero, él era barbón y calvo. Edgar le mencionó que era su tío y que tenía que ir a saludar. Héctor asintió mientras se quedaba solo en la mesa un poco asustado aún. Un mesero llegó y el pidió dos cocteles de camarón. Ya habían pasado diez minutos y Edgar seguía hablando con aquel señor, Héctor había pensado que solo iba a ser de rápido pero vio que no era así. Edgar regresó después de quince minutos, justo había llegado cuando habían traído su orden.

-te tardaste demasiado Walker-

-La primera vez que me llamas por mi apellido Jones, eso me agrada-

- ¿Por qué no está con su familia? –

-sí, de hecho ya solo una cerveza más y dijo que se iría con su hija y su esposa, pero perdón tenía mucho tiempo que no lo había visto-

-sí, hasta vi que te dio un sobre- Héctor comía un gran camarón.

-son algunas fotos que me dijo que le diera a mi madre, pero ya basta de preguntas sobre mi tío, mejor hay que platicar, ¿Cuál es tu mayor meta para el siguiente año?-

-creo que sería poder comprar un auto, ahorraré y trabajaré muy duro ¿y el tuyo Walker? –

-El mío creo que ya sabes cuál es, es encontrar a mi hermano- La mirada de Edgar se quedó perdida en algún punto del restaurant.

-Lo harás, ya veraz que si- Héctor lo tomo del hombro y le dio una sonrisa.

-es por eso que lo de hace rato ya no me afectó tanto, no creas que no le estoy dando importancia, lo vamos a denunciar, pero necesito ser fuerte para mi hermano, si no, ¿Quién más lo será? –

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