CAPITULO 10En el presente
Héctor regreso en sí, estaba en el baño de la cafetería, dos lagrimas recorrían sus mejillas, no podía creer que ya habían pasado cuatro años desde ese momento. Se limpió las lágrimas y como ya había recordado lo del anillo salió en busca de la mesa, necesitaba tener el anillo con él, era algo importe, ahora más que nuca. Vio que nadie estuviera sentado en aquella mesa, podía recordar que era aquella. Se dirigió a ella y observo por debajo del mantel, ahí estaba, el anillo con un hilo amarillo, Héctor lo logro quitar de ahí y lo guardo en su bolsillo. A lo lejos vio a Lisa que le hacía señas de que ya había llegado el café. Caminó a prisa y cuando vio, el papelito con los cuatro dígitos ya estaba en la mesa.
"1412"
Lisa sacó su celular y le tomó una foto, ella le explico que su amigo ahora estaba perdido y lo trataban de buscar, no le dijo más, solo eso, el señor entendió y los dejó. Se tomaron el café pero Héctor nuca dijo nada del anillo, tal parece no veía que fuera de mucho interés. Cuando Terminaron del café se pusieron de acuerdo para quedarse en un pequeño hotel a unos diez minutos de ahí. Para poder descansar, casi eran las once de la noche y el lugar estaba a punto de cerrar.
Salieron de la cafetería y comenzaron el viaje hacia el hotel. Osvaldo insistió en hacer rondines, pero al parecer nadie quiso, era mejor que todos descansaran al mismo tiempo para estar listos a la misma hora. La madre de Héctor insistió en que la llamaran Allison.
Al llegar al hotel la señora Allison reservó una sola habitación de dos camas, era mejor estar juntos que separados. El hotel era chico, de solo tres pisos, pero el interior era casi por completo de madera, unos hermosos canceles y varias fotos de pinturas de paisajes de los viejos tiempos. Al subir vieron que las habitaciones eran acogedoras y los pasillos con un olor a frescas flores, era un hotel muy acogedor, todos desearon haberlo conocido en otra circunstancia.
Vaciaron las fotos sobre una cama, Lisa tomó la foto que seguía, era de un "15 de diciembre del 2015" La foto era afuera de un museo, era una vieja casa con historias, decían que un hombre había matado a su esposa y dos hijas, que ahí guardo un tesoro pero nunca lo habían encontrado, eso les contó Héctor, ahora la casa era un museo, estaba en el centro de la ciudad Highland, era una ciudad que estaba a unas dos horas de donde se encontraban.
-La siguiente foto es un museo, ¿porque creer que sea ahí la siguiente pista Héctor? - Dijo Osvaldo mientras comía un dulce del centro de mesa de la habitación.
-No lo sé, solo quiso ir ahí por las historias que se contaban, y lo acompañé- Héctor miraba fijamente la foto.
-Tenemos un numero con cuatro dígitos, lo más seguro es que sea nuestra pista porque en esa cafetería no había nada más, esta nota le llego al señor hace dos semanas entonces tendría lógica- Lisa empezaba a deducir cosas.
-Es increíble que desde que dejó la dirección para encontrar la memoria ya haya pasado más de un año- Dijo la señora Allison.
-si madre, pero aún sigue vivo, y tenemos prueba, ya que le envió una nota al señor de la cafetería y el número que dejó tal vez sea para nosotros, no sé, tal vez de alguna forma vio que desciframos su juego y por eso envió apenas el número, todo podría ser- Héctor se recostó sobre una cama.
-mañana partiremos a las ocho de la mañana, pasaremos a comprar ropa- Lisa advirtió mientras se recostaba en una cama.
Ya pasaban las doce de la noche pero Héctor no podía dormir, se encontraba mirando al horizonte por la pequeña terraza de la habitación. Habían prendido la televisión para ver las noticias, pero era definitivo, no darían la notica verdadera, solo daban justo lo que el chico de la gasolinera había dicho, todo lo que sabían las personas externas de Five Points eran mentiras. Se encontraba preocupado por su amigo Edgar, por sus amigos, por su mamá, ya no habían obtenido más mensajes de las personas con las que estaban envueltas en todo ese caos y en sobre como él pudo haber influido sobre Edgar para que no cometiera errores que pudieron haber hecho que lo llevaran a su desaparición. Osvaldo se le unió un poco después en la terraza, apenas y cupieron los dos, el silencio delataba las dudas inmensas que tenía Osvaldo en relación a Edgar ya que el llego cuando las cosas se estaban complicando entre Héctor y Edgar, pero Héctor creía que aún no era hora de contarle todo a Osvaldo, de hecho, a nadie.
Todos terminaron de bañarse y cambiarse justo a las ocho de la mañana, Héctor en partículas ya estaba cansado de llevar el pants de la clínica de Five Points, pero se lo necesitaba poner de nuevo puesto que no había más ropa, se organizaron para ir al centro comercial más cercano el cual se encontraba a unos quince minutos del hotel. Dieron la llave de la habitación y salieron en el coche. Fueron los quince minutos más rápidos de todo el viaje, salieron corriendo a comprar algo de ropa y bebidas, todos optaron por pantalones de mezclilla, las chicas unas blusas y los chicos unas playeras con estampado de frases célebres de los adolescentes, las bebidas fueron desde refrescos a jugos y unos cuantos paquetes de galletas. Necesitaban administrar todo el dinero que aún les quedaba en efectivo y en las tarjetas de crédito de cada uno de ellos. Se separaron por todo el centro comercial, Héctor se dirigió justo al área de electrónica, extrañaba ir a algún centro comercial, comprar dulces, un par de ropa y observar un sinfín de celulares he imaginar que haría si tuviera cada uno de ellos. Solo caminó dos metros más cuando observo a un señor calvo de unos cuarenta años de edad, vestido completamente de negro, era alto y fornido, su corazón casi se paraba cuando logró ver que en su mano tenía una máscara de pájaro, idéntica a la imagen de los sobres. El señor estaba a unos siete metros de distancia entre los dos, los dos se miraron fijamente y cuando eso pasó ya no pudieron quitar la vista uno del otro. Aquel hombre parecía emocionado. Héctor, sin quitar la vista del señor comenzó a escribir un texto a los demás avisándoles lo que estaba viendo, les escribió que lo vieran en la entrada del centro comercial sin salir de él. Los dos se mantuvieron quietos por unos segundos más hasta que el hombre hizo un movimiento con su mano izquierda y entonces todo el centro comercial se quedó completamente sin energía, las luces que había se apagaron, todos los aparatos electrónicos que había encendidos dejaron de funcionar. Al ver el movimiento de aquel tipo, Héctor comenzó a correr por todos los pasillos del lugar, miraba atrás pero no veía que alguien lo siguiera, siguió corriendo hasta llegar al área de ropa de niños, fue ahí cuando la luz volvió, y una voz comenzó a hablar por el micrófono del centro comercial haciendo que se escuchará por todo el lugar.
<<No huyas de tu destino, sabes de quien hablo y porque lo digo, no te arrepientas de nada>>
Todas las personas de seguridad que se encontraban en el lugar comenzaron a correr hacia donde se encontraba el micrófono pero ya no se encontraba nadie. Héctor se reunió con su grupo. Todos quedaron impactados, salieron rápidamente del centro comercial y corrieron hacia el carro.
- ¿Qué significa? - Lisa dijo mientras se abrochaba el cinturón.
-muy probable se refería a nosotros, a que no huyéramos- Héctor respondió mientras agarraba fuertemente el volante.
-Pase lo que pase no duden en huir si algo pasa, cada quien debe ver por su vida- la señora Allison lo mencionó un poco confundida.
- ¡Cuando pongamos en evidencia a estas personas juro que iré a verlos a la cárcel y les recalcaré que no debieron meterse con nosotros! - Osvaldo lo mencionó muy enérgico.
Viajaron durante dos horas más hasta que por fin llegaron a Highland, ya habían buscado por internet el museo al que se dirigían, su nombre era "Murderer's house" y efectivamente se encontraba en el centro de aquella ciudad. Nadie lo expresaba completamente pero por dentro morían por la desesperación, temían por sus vidas, aunque Héctor a decir verdad se mantenía cada vez más firme, parecía más tranquilo. Las horas pasaban desde que salieron de Five Points, en cualquier momento la secta que los perseguían podía capturarlos pero no lo hacían, parecía como si esperaran algo, una cuestión, una respuesta, algo para que así ya los pudieran detener. La señora Allison pasó todo el camino recordando a su esposo, los bellos momentos, el día que el señor Jones le pidió matrimonio, absolutamente todo. No se perdonaba el haberlo abandonado, ya estaba muerto, pero era él o su vida junto con la de los amigos de Héctor. Lisa recordaba los momentos que pasó con Edgar tratando de recordar si le dijo algo importante que les pudiera servir pero nada importante venía a su mente. Osvaldo quien era el más nuevo, pensaba en sus padres aunque ya tenía veintidós años, uno necesita a sus padres siempre, también recordaba cómo junto con Héctor fueron al baile escolar hace dos años y le pidieron a dos chicas que bailaran con ellos, esto después de darse valor con un trago de vodka. obviamente después las chicas aceptaron y bailaron toda la noche.
Al llegar al lugar lograron encontrar un estacionamiento a unas dos cuadras del museo. Lisa se adelantó con la señora Allison a comprar las entradas al museo, mientras que Héctor y Osvaldo se quedaron para pagar el estacionamiento.
-Es lo más emocionante que he vivido en mi vida hermano- Dijo Osvaldo mientras caminaban hacia la pequeña caseta del estacionamiento.
-La mía igual, pero no la que hubiera imaginado, a veces uno no decide lo que hará, las circunstancias lo hacen y nos tocó esta, me tocó esta- Héctor lo dijo en tono tranquilo y serio.
- ¿Qué quieres decir Héctor? -
-Que esto apesta- se le salió una pequeña sonrisa.
-y con respecto a lo del centro comercial, al decir "no huyas de tu destino" y todo lo que dijo ¿lo quiso decir a todos nosotros? O ¿a alguien en especial? -
-No lo sé, tal vez a todos, uno nunca sabe lo locas que puedan estar las personas, pero no te preocupes, seamos cautelosos y todos estaremos a salvo, veas lo que veas, no olvides que vienes con nosotros, tal vez traten de voltearnos las cosas, no olvides que nosotros somos los buenos-
Osvaldo se quedó callado, prefirió no decir más, Héctor parecía un zombie desde que visitaron la cafetería, era diferente, más callado parecía que hablaba en silencio. Después de pagar entraron al baño, Héctor le pidió a su amigo que le diera cinco minutos, necesitaba pensar algunas cosas. Se miró al espejo, se hecho chorritos de agua a la cara, el baño no era el más limpio que había visitado pero eso no le importo, necesitaba concentrarse y recordar.
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