Parte 7: Ustedes son importantes para mí
Isla Melemele...
Para cuando Ash y sus Pokémon llegaron a la escena del desastre, la policía ya había acordonado el área y se encontraba interrogando a los testigos. Charizard había regresado a su forma base, y Ash y Pikachu comenzaron a ver por todas partes. Oricorio se echó a volar hacia una Enfermera Joy que estaba atendiendo a un Pancham, y por los lentes (que estaban rotos) supo que se trataba del de Serena.
- ¡Ori, ori! – empezó a graznar, preocupado por su colega.
- ¿Qué te ocurre? – preguntó la enfermera al verlo, pero este solo siguió agitándose.
- ¡Enfermera Joy! – se aproximó Ash a toda prisa. – ¿Qué sucedió aquí?
- Estaban organizando un torneo femenino, pero alguien atacó durante la final. – explicó la enfermera. – Parece ser que su objetivo no era el dinero del premio, sino secuestrar a las dos chicas que estaban peleando. Este Pancham pertenecía a una de ellas. La anunciadora del torneo dijo que sus nombres eran Serena y Misty.
- No... – Ash apretó los puños, sintiendo la creciente preocupación mezclada con una ira que comenzaba a arder. ¿Quién podría haber querido secuestrar a Serena y a Misty, y por qué?
- ¡Ash Ketchum! – escuchó anunciando a la oficial Jenny por el megáfono. – ¿Hay algún Ash Ketchum por aquí?
- ¡Soy yo! – replicó el aludido. – ¿Qué pasa, Oficial Jenny?
- Estuvimos examinando la escena y encontramos esto. Está dirigido a ti por alguna razón.
La oficial le entregó un par de dispositivos, junto a una nota doblada que decía "Entregar solo a Ash Ketchum". Uno de ellos tenía una ranura USB, pero el otro no tenía idea de lo que pudiera ser, solo tenía una lucecita que parpadeaba y un par de botones, parecía un control remoto para cerrar portones o autos. Por suerte para él, su teléfono tenía una ranura para dispositivos USB, tal vez en él hubiera alguna respuesta. Sin perder tiempo lo conectó y lo abrió. En pantalla apareció una figura encapuchada, y habló con una voz claramente filtrada con un modulador.
- Saludos, Ash Ketchum. ¿Me recuerdas? Porque yo sí te recuerdo a ti. Después de todo, es difícil olvidar al culpable de que casi me haya muerto en el Lago Valor hace tantos años.
- ¿Lago Valor? – se preguntó de repente Ash. Pero entonces se puso a pensar y poco a poco se acordó. – No... no puede ser que se trate de ella.
- No tengo idea de cómo fue que sobreviví a eso. – prosiguió la mujer en el mensaje. – Pero si lo hice, imagino que debió de ser una razón. Jamás imaginé que me encontraría con el mocoso que arruinó mi vida hace tantos años, y decidí que es tiempo de que tú y yo arreglemos cuentas de una vez por todas. Este es el trato. Si quieres volver a ver a tus queridas amiguitas, todo lo que tienes que hacer es usar el dispositivo rastreador que te dejé junto con este mensaje para encontrarme. Imagino que no necesitaré decirte que más te vale que vengas solo, o de lo contrario... algo malo podría pasarles. Hasta entonces, el tiempo corre. Nos veremos.
Y ahí terminó el mensaje. Así que el otro dispositivo era un rastreador, y se lo había dejado para que pudiera encontrarla. La oficial Jenny también lo observó con interés; quienquiera que fuese esa mujer, tenía una cuenta pendiente con Ash y quería saldarla, usando a Misty y Serena como palanca para que no se atreviera a rehusarse. Ash sin embargo, supo exactamente de quién se trataba.
- Temo que tendrás que acompañarme a la estación de policía. – dijo Jenny. – No sé cómo, pero considerando que tú pareces estar en el centro de todo esto, tendremos que pedir tu colaboración para resolver eso.
- De acuerdo, pero antes, ¿será que puedo llamar a mis amigos? – preguntó Ash. – Esto también les concierne, y quizás podamos pedirles ayuda.
Jenny accedió, y de inmediato Ash se dispuso a marcarle a Lillie para avisarle de lo ocurrido. En otro tiempo, él se habría ido de cabeza a tratar de rescatarlas él solo, pero con todo y que estaba seguro de que él y sus Pokémon podrían manejar cualquier cosa, si estaba de por medio quien él creía, no iba a tentar a la suerte.
- "No es posible... la Cazadora J no pudo haber sobrevivido a eso." – pensó mientras sonaba el tono de llamada.
Al mismo tiempo, en algún lugar fuera de Isla Melemele...
¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? A medida que abría los ojos, los recuerdos más recientes de Serena fueron regresando a su mente en sucesión rápida: se encontraba en medio de una emocionante pero amigable batalla con Misty, hasta que alguien, una mujer encapuchada con un Salamence, un Ariados y un Drapion irrumpió en el escenario y las atacó. Lo último que supo fue que dicha mujer la agarró personalmente y la electrocutó para dejarla inconsciente. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta que estaba encerrada en lo que parecía ser una especie de tanque de vidrio, sin otra compañía que una Misty que estaba en las mismas condiciones. Todavía tenía rastros de Red Pegajosa en la ropa, pero ya se había disuelto casi por completo. Algo más que notó, fue que además, cada una tenía uno de sus pies encadenados a un grillete al suelo, y la cadena apenas era lo bastante larga como para moverse un poco.
- Por fin despertaste. – dijo Misty con voz cansada. – ¿Te sientes bien?
- Eso creo. – respondió Serena. – ¿En dónde estamos?
- El Salamence nos hizo volar fuera de Isla Melemele, pero fue demasiado rápido y no pude ver hasta que llegamos aquí. – dijo Misty. Serena miró alrededor y su primer pensamiento fue golpear los vidrios. – No te molestes, ya lo intenté.
Aun así Serena trató de golpear y después patear los vidrios, pero solo logró que le dolieran las manos y los pies. Ese no era vidrio ordinario, parecía tan duro como el acero o más. En aquel preciso instante oyeron un aleteo y vieron como la mujer encapuchada se aproximaba volando sobre su Salamence. Misty se puso de pie y fue a encararla a través del muro transparente.
- Oh, por lo visto la bella durmiente finalmente despertó de su letargo. – dijo de manera burlona. Las dos se percataron de que ya no usaba su modulador para distorsionar su voz. - ¿Tuviste una buena siesta?
- ¿Quién eres tú, y por qué nos secuestraste? – preguntó Serena. – ¿Qué te hicimos?
- ¿Ustedes? Absolutamente nada, lo admito, pero tengo una cuenta pendiente con alguien a quien ustedes dos conocen. – les dijo. – Solo estoy asegurándome de que vendrá para que resolvamos ese asunto.
- ¿De qué estás hablando? – preguntó Misty. En respuesta, la mujer se bajó la capucha y se quitó las gafas, revelando un cabello corto plateado y unos ojos azules de un tono tan frío que a ambas chicas se les heló la espina.
- Supongo que no hará daño que sepan esto. He tenido una gran variedad de alias, pero se me conoce mayormente como la Cazadora Pokémon J. O al menos, así era hasta hace algunos años. – les dijo.
- ¿Cazadora Pokémon? – A Misty y Serena no les gustó cómo sonaba eso.
- Me dedicaba a capturar Pokémon raros y valiosos, y venderlos al mejor postor. – prosiguió J. – Siempre me traía buenos beneficios, ¿tienen idea de cuánto dinero se puede ganar en el mercado negro por ciertos Pokémon en particular?
- Eso es horrible. – dijo Serena, y Misty estuvo de acuerdo. – Los Pokémon son seres vivos, no bienes para comerciar como si fueran objetos.
- Todos tenemos que ganarnos la vida de alguna forma. – argumentó la cazadora. – Como sea, mi negocio era muy exitoso, hasta que me topé con cierto mocoso en la región Sinnoh. Ustedes dos se llevan muy bien con él, puedo darme cuenta. Y me cuesta creer que haya llegado tan lejos desde entonces.
- ¿De qué estás...? Un momento... ¿estás hablando de Ash? – Misty rápidamente juntó las piezas, y la sonrisa de J le dijo que efectivamente había acertado.
- En ese entonces no era más que un simple mocoso, aunque debo admitir que tenía un talento especial para arruinarme los planes. – dijo J, cuya sonrisa se tornó más sarcástica. – Y no sé cómo, pero estoy segura de que él tuvo algo que ver con que esos tres Pokémon de los lagos utilizaran Vista al Futuro para hundir mi nave. Estuve así de cerca de terminar muerta.
Serena y Misty intercambiaron miradas entre ellas. No había que ser un genio para saber lo que pensaban; J le echaba a Ash la culpa de algo que claramente ella misma se había buscado. De nuevo, viendo que estaban tratando con alguien que parecía ser una criminal muy peligrosa, tampoco era de extrañarse, pero no dijeron nada. No estaban en posición de amenazarla o provocarla de ninguna forma.
- Terminé flotando a la deriva, un barco alolano me recogió. Cuando por fin pude volver a la civilización, casi todas mis cuentas bancarias y activos habían sido completamente congelados. Lo perdí casi todo por culpa de ese mocoso. ¿Tienen idea de lo que ha sido, tener que hacerme pasar por una ciudadana modelo todos estos años? ¡Es humillante, tener que rebajarme a esto!
- Yo en tu lugar más bien agradecería estar viva. – dijo Misty. – Y no veo qué pintamos nosotras en todo esto.
- A eso quería llegar. – dijo J sin inmutarse por la interrupción de Misty. – Con gusto me encantaría cobrarme las cuentas pendientes pero he estado viéndolo. Con los Pokémon que tiene a su disposición ahora, sería muy difícil pelear contra él directamente. Así que bueno, ahí es donde entran ustedes dos, ¿sí me entienden?
Misty y Serena volvieron a mirarse una a la otra. Si esta mujer había conocido a Ash durante sus viajes por Sinnoh, costaba creer que hubiese guardado ese rencor durante tantos años. Ninguna de las dos podía negar que Ash tenía un talento especial para frustrar los planes de criminales de todo tipo, pero nunca se imaginaron que alguno de ellos pudiera andar por allí en busca de venganza.
- No creo que vayan a irse a ninguna parte, pero de todas maneras...
J tomó una Pokébola y la abrió, revelando nada más y nada menos que al Gyarados de Misty. Ya estaba curado de los daños que había recibido durante la batalla contra la Delphox de Serena, pero había algo raro en él. Tenía los ojos en blanco, su mirada estaba vacía, sin mencionar que encima de su cabeza tenía un extraño dispositivo. Por si fuera poco, no hizo absolutamente nada cuando J se le acercó para tocarlo, como si fuese su mascota.
- Impresionante, has entrenado muy bien a este Gyarados tuyo. – le dijo. – Sin duda podría venderlo por una excelente suma, aunque la verdad, también me siento tentada a quedarme con él.
- ¡Maldita, no te atrevas! – le gritó Misty, golpeando la pared con sus puños. – ¡Gyarados, sácanos de aquí!
- Ni te molestes. – le dijo J, y efectivamente, Gyarados ni se inmutó con la voz de Misty. – No obedecerá tus órdenes.
- ¿Qué quieres decir? – preguntó Misty.
- Misty, mira su cabeza, tiene algo puesto. – señaló Serena. Misty miró y se dio cuenta de lo que decía, el dispositivo emitía unas luces extrañas.
- Es sorprendente lo que se puede hacer con algo de ingeniería reversa y los componentes correctos. – dijo J. – Es una pena que sean tan difíciles de conseguir en esta región, y solo pude construir uno, pero con un Pokémon como este, eso es todo lo que necesito. Ahora tu Gyarados no obedecerá a nadie que no sea yo.
- ¡Maldita perra, devuélveme a mi Gyarados! – empezó a gritar Misty, volviendo a golpear el vidrio furiosa.
- ¡Cuando Ash sepa que estamos aquí, te vas a arrepentir! – agregó Serena, tratando de disimular el terror que sentía por dentro. – ¡Él nos encontrará, ya lo verás!
- Oh, y yo cuento con que así sea. – replicó J sin amilanarse. – Gyarados, vigílalas bien, en caso de que intenten algo. Aunque de todas maneras, sin sus Pokémon, no es que puedan hacer mucho para salir de ahí, ¿verdad?
J se dio la vuelta, y se marchó dejándolas con Gyarados. Misty no podía creerlo. No le había tenido miedo a Gyarados desde que uno casi se la devoró cuando era bebé. Se había esforzado mucho por hacer que el suyo la obedeciera y para convertirlo en el más fuerte de sus Pokémon. El pensar que alguien más lo estuviera controlando para ponerlo en su contra, era un retorno aumentado no menos de diez veces de aquel terror que sintió. Serena no estaba en mejor estado: con toda su experiencia como coordinadora y artista Pokémon finalmente había sentido que había ganado fuerza y confianza en sí misma, que ya no era una niña inútil y vulnerable. No quería volver a sentirse así nunca más, como lo estaba ahora.
Y algo más que compartían en ese momento era un extraño conflicto de emociones, entre preocupación por saber que la Cazadora J las quería usar como carnada para atraer a Ash, y un deseo de que viniera a rescatarlas. A ninguna le agradaba estar en la posición de la "damisela en peligro", pero en aquel momento no podían hacer otra cosa que esperar y confiar en que vendría por ellas.
Estación de policía de Melemele...
Sobra decir que los amigos de Ash se sorprendieron mucho de que este los llamara para ir a la estación de policía. Le dijo a Lillie que trajera a todos para explicarles lo sucedido de una sola vez, ya que entre menos tuviese que volver a relatar esa historia que no le gustaba recordar en lo más mínimo. Por suerte, para ese momento Gladion ya se había puesto en contacto con Mallow en el restaurante y ella ayudó a buscar a Lana, y a su vez Lillie y Kiawe que se encontraban en la escuela cuando Ash llamó, se dirigieron de inmediato. Ya con todos reunidos, Ash se dispuso a relatarles toda la historia:
- No sé su verdadero nombre, solo se hacía llamar "Cazadora Pokémon J". Era una criminal de la región Sinnoh que se dedicaba a robar Pokémon raros y valiosos para venderlos en el mercado negro.
- Creo haber escuchado un poco sobre ella, era muy conocida en el bajo mundo. – dijo la Oficial Jenny. – Pero hace algunos años, desapareció del radar y nunca más se supo de ella. ¿En serio llegaste a enfrentarla?
- Sí, varias veces de hecho, y no creerán lo que intentó hacer en nuestro último encuentro. – La expresión de Ash se tornó sombría. – ¿Alguno de ustedes conoce a los Pokémon Legendarios que residen en los Grandes Lagos de Sinnoh?
Al parecer, la mayoría de ellos nunca había oído hablar de ellos. Por fortuna, en ese momento, salió al paso un dispositivo rojo flotante fuera de la mochila de Sophocles. Uno que resultó bastante familiar, salvo por el hecho de que era más grande y las "alas" que extendía eran un poco más largas y terminaban en una especie de cuchillas parecidas a las de un Scyther pero hechas de energía transparente.
- Uxie, Mesprit y Azelf. Se dice que estos Pokémon representan el espíritu de toda conciencia. Uxie es la encarnación del conocimiento, Mesprit de las emociones, y Azelf de la voluntad. Según la leyenda, los tres fueron creados por Arceus y tienen el poder de domar a los Dragones que controlan el tiempo y el espacio.
- ¿Rotom? ¿Eres tú? – dijo Ash al verlo. Pikachu también parecía sorprendido.
- Saludos, joven Ash, gusto en verlo después de tanto tiempo. Soy el Rotom Dex Mark-II, a su servicio. – lo saludó el dispositivo respetuosamente. – En estos años, solicité que se me hicieran algunas mejoras, especialmente, para poder asistir en combate cuando sea necesario. Espero poder serle de ayuda.
- Vaya, eso es muy oportuno, gracias. – dijo Ash. – En fin, ¿dónde me quedé? Ah, sí. Como les decía. J intentó capturar a los tres guardianes de los lagos de Sinnoh, por pedido del Equipo Galactic. Pero antes de ser capturados, ellos utilizaron un ataque de Vista al Futuro retrasado para hacer que su nave se hundiera en el Lago Valor mientras intentaba escapar. La nave fue tragada por un remolino y explotó, así que...
Todos asintieron al entender lo que quiso decir. Era muy difícil, si no imposible, que alguien hubiera sobrevivido a algo como eso, así que lo más lógico era darla por muerta. Pero no había muerto ni estaba de parranda; y ahora había vuelto con muchos deseos de venganza. Lo siguiente que hicieron fue volver a ver el mensaje de J, y este era muy claro: quería que Ash se fuese solo para lidiar con ella, o de lo contrario Misty y Serena pagarían las consecuencias. Y para eso estaba el otro dispositivo, el rastreador para guiarlo hasta ella.
- ¿Y bien, qué planeas hacer? – preguntó Kiawe. – Seguro no estarás pensando en acceder a sus demandas, ¿o sí? Esto sin duda es una trampa, y las está usando a ellas como carnada.
- Lo sé. – dijo Ash. – Pero al menos por ahora... creo que debería acceder a lo que dice. Es mejor que vaya yo solo.
- ¡¿QUÉ?! – exclamaron todos al unísono.
- Ash, sin ofender, pero eso es una locura. – dijo Lillie. – Si vas solo no tendrás quién te cubra las espaldas.
- ¿Y quién dice que no lo tendré? – replicó Ash. Tomando una de sus Pokébolas para ilustrar. – Tengo a todo mi equipo Pokémon conmigo, y J no podrá decir nada respecto a eso. Cuando me dijo que fuera solo, quiere decir "sin compañía humana".
- No lo entiendo. – dijo Sophocles.
- Para J, los Pokémon no son otra cosa que herramientas o bienes para comerciar. Ella no los ve como seres vivos. No los toma en cuenta como nosotros, solo le importan por el beneficio que le traigan. – explicó Ash con amargura. – Para ella, su valor se mide en dinero o en cómo pueden serle útiles, nada más.
Todos los presentes intercambiaron miradas entre ellos. En particular, Gladion y Lillie se horrorizaron de escuchar eso. Sonaba incluso peor que la forma en cómo se comportaba su madre bajo la influencia de Nihilego, solo que esta mujer J, si lo que Ash decía era cierto, no necesitó ninguna infección de Ultra Ente. Ya era malvada por naturaleza y no solo lo sabía: se enorgullecía de serlo.
- El plan será, yo iré a enfrentarla solo, tal como lo exigió, donde sea que esté. Pero ustedes manténganse en espera, y estén listos para evitar que intente escapar.
- Cuenta conmigo. Esa ladrona de Pokémon no va a escaparse de nosotros. – dijo Kiawe.
- Tratar a los Pokémon como bienes comerciables... eso es imperdonable. – agregó Lana.
- Haremos todo lo que podamos para ayudarte. – dijo Sophocles. – Es más, con ese rastreador, seguro que puedo hacer un programa para triangular la posición y con eso establecer un perímetro para que no pueda escapar.
- Misty y Serena son tus amigas, y también nuestras. Hay que salvarlas a toda costa. – dijo Lillie.
- Considera esto nuestra forma de agradecerte lo que hiciste por nuestra madre hace tantos años. – concluyó Gladion.
Ash sonrió con viva gratitud. Era muy alentador tener a tantos amigos dispuestos a ayudarlo con esto. Él sabía perfectamente que no podía enfrentarse a J solo (aun teniendo a su mejor equipo Pokémon con él), pero con ellos como apoyo, sin duda se sentía mucho más valiente.
- Muy bien, en tal caso, creo que es tiempo de empezar a hacer nuestros planes. – dijo Jenny, sacando un mapa de la isla principal y todas las aledañas. – Si esa mujer J quiere que vayas tras ella, es improbable que se haya ido demasiado lejos. Todavía podemos atraparla.
Mientras Jenny se dedicaba a explicar lo que harían, todos escucharon con mucha atención. Todos a excepción, por supuesto, de Ash, pues la mente del moreno estaba en otro lugar. Específicamente, en Serena y Misty. Por fuera intentaba mantener la calma, pero por dentro sentía que iba a explotar de rabia. La Cazadora J con vida ya de por sí era como una pesadilla vuelta realidad, pues estaba dentro de las pocas personas a quienes Ash juzgaría como malvados incapaces de ser redimidos, alguien por cuya muerte él jamás lloraría. Pero haberse metido con sus dos mejores amigas para llegar hasta él... eso jamás se lo iba a perdonar.
- "Misty, Serena... aguanten por favor. Las rescataré pase lo que pase."
Al día siguiente...
Pese a las protestas de Ash, no pudieron iniciar con las operaciones de rescate sino hasta el amanecer del día siguiente. La oficial Jenny le dijo que entendía su preocupación por sus amigas, pero tenía que calmarse. Aquella noche Ash no durmió casi nada, tenía la cabeza fija en si Misty y Serena se encontrarían bien, y tratando de no imaginar lo que sería capaz de hacerles una mujer como la Cazadora J. Le tranquilizó un poco que el resto tampoco se fue a dormir, ya fuera para ofrecerle algo de apoyo moral, o en el caso de Sophocles, de diseñar el programa para rastrear la señal del dispositivo que le había dejado J y tratar de triangular su ubicación. No fue sencillo, pues la señal estaba en una frecuencia difícil de interceptar (lo que seguramente era intencional), pero aunque no pudo dar con la ubicación exacta, el joven programador pudo al menos reducir el área a un radio de unos cinco kilómetros, en un conjunto de islas menores que estaban al sureste de Melemele. Seguramente ahí era donde se ocultaba, y con eso era suficiente para que la policía y la guardia costera de Alola establecieran un perímetro para cortarle todas las posibles rutas de escape a la Cazadora J.
Y eso era lo que hacían en aquel momento. Ash y sus amigos se encontraban en un bote, acercándose lo más que podían, pero manteniendo una distancia segura para que J no supiera que Ash había venido con apoyo en lugar de venir a enfrentarla él solo. El plan era acercarse para que Ash pudiese llegar a lomos de uno de sus Pokémon. Le iban a dar cuatro horas de ventaja para que encontrara a sus amigas, y si no tenían noticias de él en ese momento, empezarían a actuar.
- Hasta aquí podemos traerte. – dijo la Oficial Jenny, al timón del bote. Todos los demás también estaban con él.
- Eso será suficiente. – dijo Ash mirando al horizonte, cogiendo dos de sus Pokébolas. – ¡Charizard, Pidgeot, yo los elijo!
El pájaro y el lagarto volador aparecieron, listos para actuar. Ash se montó en Charizard, y Pikachu en Pidgeot, para de ese modo tener dos pares de ojos adicionales para divisar cualquier trampa mientras buscaban a Misty y Serena. Rotom también los iba a acompañar, pues además de las funciones ofensivas, le habían instalado un sistema de comunicación de dos vías para ponerse en contacto con ellos. Aun con el dispositivo rastreador, había la posibilidad de que solo fuese algún engaño, y era mejor ir con cautela.
- Buena suerte, Ash, ve con cuidado. – le dijo Kiawe.
- Lo haré. Cuento con ustedes si algo sale mal. – dijo Ash. – Vámonos.
Charizard y Pidgeot despegaron, dejando atrás el bote. Ash miró atrás y vio como más de ellos habían empezado a colocarse, formando el perímetro para prevenir el escape de la Cazadora J. Los demás se quedaron en el bote, algunos molestos por tener que esperar para actuar (odiaban esperar), mientras otros expresaban su preocupación por Ash.
- ¿Creen que estará bien él solo? – preguntó Mallow.
- No estará solo. Con sus Pokémon y Rotom cuidándole las espaldas, nada puede salir mal. – dijo Sophocles.
- Decir eso es una tentación para que todo salga mal. – dijo Kiawe. – Detesto que tengamos que quedarnos aquí sin poder ayudarlo.
- Confiemos en él. – intervino Gladion. – Ash es un buen entrenador, seguro sabrá qué hacer pase lo que pase.
- ¿Qué tal si me acerco por debajo del agua con Lapras para no ser vista? – sugirió Lana. – Así puedo ayudarle.
- Mejor no todavía. – dijo Lillie. – Mi hermano tiene razón, debemos confiar en él.
Por ahora, eso era todo lo que podían hacer, esperar. Dejar todo en manos de Ash y sus Pokémon, y esperar lo mejor. Si fuera necesario, ellos también actuarían. No iban a permitir que esa Cazadora J lastimara a las amigas de Ash de ninguna manera.
Entretanto, mientras Ash surcaba el aire sobre el mar explorando el área, hubo alguien más que se percató de lo que hacía, viéndolo desde lejos y fuera de la vista de los demás. Alguien con quien se había encontrado muchos años antes, y que fue el responsable de darle su actual Anillo-Z. Desde el principio, ese muchacho le había parecido interesante, y fue por eso que se lo dio en primer lugar, pero ahora, parecía que necesitaba una mano con un problema. Bueno, él técnicamente no tenía manos, pero sin duda podía mantener un ojo sobre él, y ayudarle un poco si era necesario. Tal vez hasta sería divertido y todo.
Minutos después...
Después de sobrevolar las islas una por una tratando de ver en cuál de ellas se podría estar ocultando la Cazadora J. Incluso la vista aguda de Pidgeot y los sensores visuales de Rotom no eran de mucha ayuda, pues las islas tenían bosques tan espesos que mirar desde arriba parecía inútil. El único medio viable parecía seguir el pitido del rastreador a medida que se acercaban. Estando ya sobre una de las islas, este se hizo más y más fuerte, hasta volverse casi continuo... y sin más, el rastreador de repente se apagó, así sin más.
- ¿Qué rayos? – exclamó Ash, pulsándolo, pero no respondía. – Maldición, ¿qué pasa con esta cosa?
Mirando hacia abajo vio la isla sobre la cual estaban volando. Parecía que no tenía más opción que descender y empezar a buscarlas por su cuenta. Tal vez J intencionalmente le había dado el rastreador con una carga limitada para que no pudiese encontrarla tan fácilmente. Tenía sentido, esa mujer haría lo que fuera para evitar que la atraparan.
- Charizard, desciende. – dijo Ash. – ¡Pidgeot, Pikachu, vengan con nosotros!
Charizard obedeció y se dirigió a aterrizar en la isla. Pidgeot los siguió con Pikachu a lomos y tras verificar que no había peligro, Ash tomó las Pokébolas de sus Pokémon restantes, dejándolos salir a todos. Había llegado el momento de la verdad.
- Escuchen todos. Charizard y Pidgeot, ustedes dos sobrevuelen la isla y busquen desde el cielo. Sceptile y Tyranitar, adéntrense en el bosque por su cuenta y disparen un ataque hacia el aire para alertarnos si encuentran algo. Pikachu, Greninja y Rotom, ustedes vengan conmigo.
Todos los Pokémon asintieron. Los dos voladores de nuevo se elevaron y empezaron a explorar desde arriba. El lagarto arbóreo y el dinosaurio de roca se fueron cada uno por un extremo del bosque y Ash fue a adentrarse por el centro, con Pikachu sobre su hombro, Rotom flotando frente a ellos para actuar de aviso temprano y Greninja caminando junto a él para actuar como su guardaespaldas. Ahora sí, no había tiempo que perder.
Los bosques de esta isla eran realmente espesos. Una vez que Ash se adentró, la vegetación se hizo tan espesa que cada vez era más difícil ver por dónde iba. Por un momento, consideró ponerse a llamar a Serena y Misty, pero sin tener idea de la clase de Pokémon que habría en esa isla, y para evitar alertar a la Cazadora J, decidió que mejor no.
- Alerta, adelante hay enjambres de Vikavolts aproximándose a nosotros. – advirtió Rotom.
- Eso no nos detendrá. – dijo Ash con determinación. – ¡Pikachu, Greninja, ataquen!
El roedor y la rana saltaron al frente, el primero soltando chispas y el segundo agarrando un par de shurikens. Greninja se adelantó para atacar arrojando sus estrellas, haciendo que explotaran y salpicaran a los que estaban cerca. Pikachu inmediatamente siguió con un Atactrueno, que se propagó rápidamente al grupo. Aunque fueran de tipo Eléctrico, el agua amplificó el ataque y rápidamente dispersó al enjambre, dándoles tiempo para avanzar. Rotom también ayudó disparando una descarga dispersa para mantenerlos a raya cuando intentaron volver por atrás.
A pesar de que se defendieron bien, pronto el enjambre se hizo demasiado grande para ellos, así que cuando se les lanzaron haciéndoles montón, se ocultaron en una zanja y los dejaron pasar. Una vez que el terreno estaba despejado, Ash volvió a salir y verificó que se hubieran ido bien lejos.
- Rotom, ¿crees que puedes escanear el área? – preguntó Ash.
- Escaneando... múltiples señales de Pokémon, y la espesa vegetación interfiere con mis sensores. – dijo el artefacto viviente. – Percibo algunas señales humanas en dirección noroeste, pero no puedo estar seguro de que sean quienes estamos buscando.
- Bueno, no tenemos nada que perder. Andando. – dijo Ash.
Con Rotom al frente para guiarlos (siendo que él era una brújula viviente), continuaron en esa dirección. Los sensores de Rotom cada vez captaban más de cerca, y confirmó que había tres señales de vida humanas. Esas tenían sin duda que ser Misty, Serena y la Cazadora J. En otro tiempo, Ash se habría lanzado de frente a tratar de rescatarlas, pero no podía arriesgarse a que la cazadora les hiciera algo. Abriéndose paso con mucho cuidado, fue llegando a las cercanías de un claro, y finalmente pudo divisarlas.
Ahí estaban ellas. La Cazadora J se encontraba recostada contra un árbol, ajustándose una especie de guantelete, y con sus tres Pokémon tal y como él los recordaba: su Salamence, Ariados y Drapion. Serena y Misty estaban encerradas en una especie de tanque, y junto a ellas se encontraba nada más y nada menos que Gyarados, y si no estaba haciendo nada para liberarlas, seguramente J le habría hecho algo. Estando tan cerca, no podía arriesgarse a que J advirtiera su presencia.
- Escuchen... sepárense y ataquemos por sorpresa. – les dijo a sus Pokémon. – Yo trataré de irme por detrás de J para sorprenderla.
Todos asintieron, y comenzaron a rodear el claro. Ash se subió a un árbol tratando de no hacer ruido, esperando el momento para lanzarse encima de la Cazadora J. Al estar más cerca, pudo notar que al menos sus amigas parecían estar bien; no se veían heridas y si estaban asustadas, lo disimulaban bastante bien. De acuerdo, más valía mantenerse así.
- ¡Pek, pek!
- ¿Qué pasa? – murmuró Ash. – ¡No, lárgate, ahora no!
Mala suerte para él, en ese árbol había un Pikipek que no pareció agradarle que invadiera su lugar. Y en ese momento empezaron a llegar más.
- ¡No, no empiecen ahora! – exclamó Ash, y lamentablemente lo forzaron a dar un paso en falso haciendo que se partiera la rama donde estaba parado. Como era de esperarse, esto alertó a J.
- ¡Ariados, Red Pegajosa! – exclamó.
La araña inmediatamente disparó unas bolas pegajosas justo cuando Ash intentaba incorporarse, y antes de darse cuenta lo habían dejado pegado contra el tronco del árbol.
- ¡Ash! – gritaron Misty y Serena al verlo.
- Vaya, vaya, llegaste antes de lo que pensé. – dijo la Cazadora. – Veo que fuiste lo bastante tonto para intentar venir tú solo por tus amiguitas.
- Te equivocas, no vine solo. ¡AHORA! – gritó Ash.
Dos descargas eléctricas y una Shuriken de Agua gigantesca inmediatamente comenzaron a llover sobre los Pokémon de J, que apenas alertados saltaron para esquivar. Pikachu aprovechó además de lanzar uno al aire para que actuara como bengala y alertar al resto de los Pokémon de Ash para que vinieran a ayudarlos.
- ¡No se queden ahí parados, ataquen! – exclamó J.
Serena y Misty se pusieron contra la pared del tanque mirando lo que sucedía. Pikachu empezó a atacar a Salamence, y Greninja a su vez se las veía contra Drapion. Rotom intentó luchar contra Ariados, y se mantuvo bien por un momento, hasta que este le disparó su Red Pegajosa y lo estampó contra otro árbol, para luego irse a ayudar a Drapion contra Greninja. Al mismo tiempo, Ash forcejeaba por soltarse de la Red Pegajosa pero sin mucho éxito, y la Cazadora J tomó ventaja de que parecía tener todo bajo control, y se le acercó.
- Así que por fin nos vemos de nuevo, mocoso. Vaya, has crecido mucho desde nuestro último encuentro.
- También me da gusto verte. – replicó Ash sarcásticamente. – ¿Qué, has seguido en tus viejas andadas todo este tiempo en secreto?
En respuesta, la Cazadora le dio una bofetada, que le dejó una buena marca por dársela con el guantelete de choque, que era bastante más duro que una mano normal.
- Arruinaste mi vida. Por tu culpa lo perdí casi todo. Mi dinero, mi estabilidad, todo mi equipo... ¿tienes idea de todo lo que tuve que hacer para sobrevivir todos estos años? ¡NO PASA UN DÍA QUE NO ME ACUERDE DE QUE CASI MUERO EN ESE LAGO!
- ¿Y qué culpa tengo yo? – replicó Ash, sin inmutarse. – Tú fuiste la que intentó robarse a esos Pokémon. Eres una criminal que se metió con algo que no debía, y pagó las consecuencias.
- Pues ahora tú pagarás las tuyas. – dijo J, presionando un botón en la muñeca de su guantelete. – Ya que fue por ti que perdí mi antigua vida... ¿cómo te sentirías si yo te quitara algo importante para ti?
- ¿Qué insinúas? – preguntó Ash. Presentía que eso no le iba a gustar.
- Esas dos muchachitas, son tus amigas, ¿verdad? O quizás algo más, si tuviera que adivinar. El punto es, ellas son muy importantes para ti, ¿o me equivoco?
La expresión de Ash se quedó totalmente en blanco. Sabía perfectamente lo que J estaba insinuando, y todo el color de la cara se le fue. No, eso no lo podía permitir de ninguna manera.
- No... por favor, a mí hazme lo que quieras, pero a ellas déjalas ir. Ellas no tienen nada que ver en esto. – le dijo.
- Oh, ¿así que suplicas? – se burló J, colocándose la muñeca cerca de la boca. – Veamos cómo te sientes al verlas morir delante de tus ojos, sin poder hacer nada para evitarlo. Gyarados... usa tu Hidrobomba y llena el tanque.
Y sin más, Gyarados obedeció, y poniendo encima del tanque su cabeza, abrió la boca para soltar un chorro de agua constante, para el horror tanto de Ash como de las chicas que estaban adentro. Así que ese era su plan desde el principio, ahogarlas y que Ash lo viera.
- No... ¡no! ¡NO! ¡NO LO HAGAS! – gritó Ash, empezando a forcejear para soltarse. - ¡PIKACHU, GRENINJA, HAGAN ALGO, RÁPIDO!
- ¡ASH! ¡ESTÁ CONTROLANDO A GYARADOS CON ESA COSA QUE TIENE EN LA CAB...!
Misty no alcanzó a terminar de decirle, antes que el agua la cubriera por completo, pero por la primera sílaba, Ash miró la diadema que Gyarados tenía en la cabeza, y como esta empezó a echar chispas cuando J habló por su artefacto en la mano. Ahora las cadenas que tenían en los pies tenían un propósito, eran para que no pudiesen nadar a la superficie para poder respirar, y empezaron a golpear el vidrio, aunque supieran que no podían romperlo. Y Gyarados no se detuvo, siguió echando agua incluso después de cubrirlas por completo hasta llenar el tanque, mientras los Pokémon de Ash seguían enfrascados peleando y sin poder acudir en ayuda de su entrenador o de sus amigas. Drapion tenía a Pikachu sujeto con sus pinzas y amenazándolo con su cola, y Ariados le había lanzado Red Pegajosa a los pies de Greninja para inmovilizarlo en ese lugar, mientras este intentaba sacar sus Cuchillas Nocturnas para liberarse, pero estaba muy ocupado en usarlas para repeler el constante asalto de la araña. Por fortuna, en ese momento, venía la caballería aérea.
- ¡CHAR! – Con un poderoso rugido, un Lanzallamas desde el cielo rostizó a Ariados, y el Charizard de Ash hizo acto de presencia. Ariados, sin embargo, aguantó el fuego y aunque le afectó, miró desafiante al recién llegado.
- ¡Charizard, haz algo para romper aquel tanque! – gritó Ash. – ¡Sácalas de ahí, rápido!
- ¡Ah no, no lo harás! – gritó J, volviendo a hablarle a su guantelete. – ¡Gyarados, detén a ese Charizard y no le dejes acercarse!
Y sin perder tiempo, Gyarados comenzó a atacar a Charizard lanzándole chorros de Hidrobomba. Serena y Misty seguían tratando de aguantar la respiración, pero la kalosiana parecía estar llegando a su límite. La líder del Gimnasio Cerulean podía resistir un poco más con su entrenamiento de natación, pero tampoco podría durar por siempre. La mente de Ash empezó a moverse como un relámpago, especialmente cuando una de las Hidrobombas de Gyarados golpeó a Charizard de frente y lo hizo caer, aunque se repuso rápidamente.
- ¡Charizard, la cosa que tiene Gyarados en la cabeza, quítasela primero! – gritó Ash en un arranque de desesperación.
Charizard volvió a alzar el vuelo, y esforzándose por esquivar los torrentes de Hidrobomba, finalmente logró ponerse encima de la cabeza de Gyarados, empezando a jalar el artilugio que tenía puesto. Pero no fue fácil: no solo estaba sujeto fuertemente, sino que además echaba choques eléctricos que los afectaban a ambos cuando intentaban retirarlo.
- ¿Creíste que no le pondría un seguro? – dijo la Cazadora J. – No será tan fácil quitárselo así. Pero tranquilo, en cuanto ellas se hayan ido... tú pronto podrás reunirte con ellas.
- Maldición... – masculló Ash entre dientes, viendo como Serena ya casi ni se movía, y Misty parecía esforzarse por retener el poco aire que le quedaba en los pulmones.
Eso no podía estar pasando. Ellas no merecían morir así, y no por culpa suya. ¿Por qué J tuvo que traerlas a esto? ¿Por qué no pudo ir solo tras él? Ellas no tenían nada que ver con lo que le ocurrió. Fue él quien arruinó sus planes, y aunque no se arrepentía siendo ella una criminal, si había que afrontar consecuencias que fuera solo él quien lo hiciera, nadie más. La frustración de estar ahí, inmovilizado, e incapaz de hacer nada para salvarlas, para protegerlas de esa mujer... pronto empezó a hacer paso a una gran furia. Una furia desmedida, y concentrada en la responsable de todo esto. Esa mujer... tenía que pagar. Tenía que hacerla pagar.
- ¡Grr... RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!
Simultáneamente, los ojos de Ash y Greninja adoptaron un tono rojizo. Eso fue todo lo que J pudo ver, pero no tenía idea de lo que estaba pasando realmente dentro de ellos. El Fenómeno Lazo era un sistema de dos vías, una sincronización perfecta que hacía que los sentimientos de ambos se fusionaran en uno solo, y esa era la fuente de su poder. Pero eso no incluía solo los sentimientos positivos, como la determinación por ganar, o la amistad. El dolor, la ira, o el sufrimiento, también podían sentirlo. El dolor de Ash también era de Greninja. La ira de Ash también era de Greninja. Cuando Ash sufría por un ser querido, como ahora, Greninja también podía sentirlo. Y eso... también era una fuente de poder diferente.
- ¡Gre... nin... JAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Una explosión de energía azul rodeó a Greninja disipando la Red Pegajosa que lo tenía sujeto, liberándose en el acto. La rana se vio rodeada por el velo de agua, y este comenzó a echar chispas pseudoeléctricas como en la pelea con Alain. Solo que esta vez, en lugar de ser azules, eran rojas, y un poco más erráticas y salvajes, dándole un aspecto mucho más agresivo y peligroso.
- ¿Pero qué rayos? – exclamó la Cazadora J, y fue entonces que se percató de algo más.
Greninja no había sido el único que se había soltado; Ash también lo había hecho, y sus ojos, igual que los de su Pokémon, también se habían vuelto en un brillo rojo. Algo que J nunca podría haber predicho, era que el Fenómeno Lazo funcionaba a dos vías mucho más de lo que podría parecer a simple vista. Es decir, que si Greninja ganaba algo de la fuerza de Ash, era lógico que algo del poder de Greninja se pasara también a Ash, aunque este no se manifestara de la misma forma (por ser él un humano). La Cazadora vio sorprendida como la rana ninja se desplazaba hacia el tanque, y sacando su gran Shuriken de Agua, la congelaba con un Puño Hielo, y comenzaba a golpear con todas sus fuerzas la pared del tanque, al tiempo que Ash imitaba sus movimientos.
- ¡Eso no servirá de nada! – le gritó. – ¡Eso es vidrio blindado, no hay forma de que...!
Y fue entonces que se percató. La punta de la shuriken había empezado a agrietar la pared del tanque, y sin cesar de atacar, se esforzó por seguir golpeando en ese punto para aumentarla. ¡No podía creerlo, cómo podía ser capaz de partir un material como ese!
- ¡AAAAAAARRRGGHHH!
Y tras el último golpe, las grietas se propagaron por toda la pared, y la presión del agua hizo el resto, vaciando el tanque. El torrente del agua casi se lleva a Greninja, pero este se anticipó y saltó para esquivarlo. El agua se vació en un instante, y Misty empezó a toser y a escupir el agua.
- ¡Serena! – exclamó, revisando a su amiga, empujándole el estómago para que expulsara también el agua que había tragado. – ¡Vamos, reacciona!
- ¡Gulp! Ay... – Serena se incorporó con cuidado, llevándose la mano a la garganta. – ¿Qué es lo que... Ash? ¿Qué está pasando?
Ash no respondió; simultáneamente él y Greninja solo dirigieron la mirada hacia la responsable de todo esto. Sus amigas ya estaban a salvo, pero eso no bastaba. La mujer tenía que pagar por lo que les hizo. Con los ojos inyectados de rojo y de pura furia, Greninja todavía con su Shuriken de Hielo la levantó, dando a entender que ella era la siguiente. Y si esa Shuriken pudo partir la pared de vidrio blindado del tanque...
- ¡No se queden ahí, inútiles, protejan a su ama! – gritó la Cazadora J, con una voz llena de pánico que jamás en su vida había utilizado.
Salamence, Drapion y Ariados se colocaron entre Greninja y J, con toda la intención de protegerla. Mientras Charizard por fin lograba retirarle (tras mucho esfuerzo) el dispositivo de control a Gyarados, tanto la serpiente marina como el lagarto volador de fuego se desplomaron en el suelo, el primero por un choque a su sistema por la separación brusca del dispositivo, y el segundo porque ya no aguantó más las descargas que este le soltó encima y quedó agotadísimo (podría haberlo soportado más con su Mega Forma). Una lástima, porque estaban a punto de perderse de la diversión.
Ariados fue el primero en aventurarse, tratando de inmovilizar a Greninja con su Red Pegajosa, lanzando bolas más grandes que antes, pero todas terminaron cortadas con rápidos y precisos tajos sin que dejaran ningún residuo. Los ojos de la araña se ensancharon de ver que la rana se le aproximaba, y lo siguiente que supo fue que recibió un tajo vertical desde abajo que lo volteó patas arriba. Pero no había terminado allí: Greninja le saltó encima y con As Aéreo le estampó directo en la panza una patada doble sacándole todo el aire y algo más. Luego, para rematar, lo agarró de las patas y lo lanzó contra sus otros amigos. Salamence lo tuvo que desviar de un aletazo haciendo que se estampara en un árbol para no volver a levantarse.
Serena y Misty intercambiaron miradas de sorpresa y horror. La kalosiana, especialmente, que había visto el Fenómeno Lazo muchas veces, pero nunca así de violento o agresivo. Los gritos y gruñidos de Ash, que denotaban una furia incontrolable con cada golpe que conectaban, tampoco ayudaban. Y obviamente no eran las únicas; la Cazadora J se quedó en shock de ver como derrotó tan fácilmente a uno de sus Pokémon, y por primera vez en su vida experimentaba algo que nunca se había imaginado.
Drapion fue el siguiente en reaccionar, lanzándose con las pinzas envueltas en energía venenosa, que Greninja interceptó con sus propias cuchillas, comenzando a golpearlo salvajemente hasta que dejó de brillar. En un arranque de desesperación, trató de darle con la cola, pero Greninja se ladeó ligeramente no solo para esquivarlo, sino para agarrársela, para su gran shock. Y de un fuerte jalón lo levantó sobre su cabeza para azotarlo de espaldas en el suelo. Y después de frente. Y después repetirlo dos, tres, cuatro veces para empezar a darle vueltas. J se quedó con la boca abierta. Su Drapion pesaría al menos el doble del promedio y aun así este Greninja lo estaba sacudiendo como trapo viejo con una facilidad imposible. Salamence trató de lanzarse a atacarlo, y todo lo que recibió fue un golpe con Drapion usado de maza viva que lo hizo revolcarse a un lado, hasta que finalmente Greninja terminó por arrojarlo, y dejarlo desparramado en el suelo. J, todavía sin tener idea de lo que pasaba, decidió ir por otro enfoque distinto.
- ¡SALAMENCE, HÍPERRAYO CONTRA EL MOCOSO, OLVÍDATE DEL GRENINJA! – vociferó con desesperación.
- ¡NO LO HAGAS! – gritaron Serena y Misty, todavía tratando de soltarse las cadenas de los pies, y furiosas de no poder hacer nada.
Salamence se elevó a distancia segura y empezó a cargar el Híperrayo. Las chicas empezaron a gritarle a Ash que se apartara, pero este no se movió. Cuando Salamence disparó su ataque. Greninja apareció frente a él y materializó una Shuriken de Agua gigantesca, que congeló con otro Puño de Hielo, colocándola en el camino del ataque evitando que golpeara a Ash, resistiéndolo hasta que Salamence no pudo más. La shuriken quedó algo agrietada, pero más allá de eso no sufrió ningún daño aparente. Salamence quedó agotado por el esfuerzo, y no pudo hacer nada cuando Greninja se la arrojó con todas sus fuerzas. Al ser sólida golpeaba mucho más duro, sin mencionar que él, como cualquier Pokémon de tipo Dragón/Volador tenía una natural aversión por el hielo. Salamence cayó sobre su espalda, y Greninja apareció encima de él, estampándole un rodillazo de As Aéreo en todo el estómago. El dragón sintió que por lo menos le partió unas cinco o seis costillas, además de sacarle todo el aire, solo para encontrarse con los ojos furiosos de la rana sujetando otra Shuriken sobre su cabeza y congelándola, para luego empezar a aporrearlo con ella en toda la cara hasta que finalmente se dejó de mover.
J no podía creer lo que acababa de ver. Ese Greninja... acabó con sus tres Pokémon él solo como si no fueran nada. Eso no fue una batalla, literalmente los masacró sin piedad. Pero eso no era nada comparado con lo que venía ahora. Simultáneamente, los ojos tanto de Ash como de Greninja se fijaron en ella, todavía con ese resplandor rojizo y furioso, y su mirada de odio decía claramente "Ahora sigues tú." Y fue entonces que se dio cuenta de otra cosa: que sin sus Pokémon, ahora ya no tenía nadie que la protegiera. Nunca en toda su vida había sentido semejante terror, como una presa a punto de ser devorada por un depredador. Había dejado de ser la cazadora para ser cazada.
- ¡RAAAAAAAARRGHH! – exclamó Ash, y Greninja empezó a correr con la Shuriken en mano directo hacia J.
- ¡ASH, NO! ¡NO LO HAGAS! – exclamaron Misty y Serena. Esa mujer era una malvada, pero ellas no querían que él y Greninja fueran a convertirse en asesinos.
Greninja no se detuvo, a pesar de los gritos de Serena y Misty. En aquel momento, el único pensamiento en la mente de ambos, era que la Cazadora J tenía que pagar por lo que les hizo. Pikachu, por su parte, estaba demasiado sorprendido por lo que estaba viendo como para pensar claramente, y simplemente no supo qué hacer. J se quedó paralizada del terror y solo atinó a cubrirse con las manos el rostro cuando vio a Greninja alzando su arma, listo para darle el golpe fatal...
... que jamás llegó. Al cabo de unos segundos, J de pronto se percató de que no había sido golpeada, empalada, cortada en dos, ni nada por el estilo. Cuando al fin se aventuró a mirar, fue que se dio cuenta que Greninja se había detenido justo antes de clavarle la punta de su shuriken en la cabeza, y que el velo de agua con chispas pseudoeléctricas que lo rodeaba se había ido por completo. Al igual que ese resplandor en los ojos que tanto terror le daba de solo mirarlo. Y no solo en él, Ash también se veía similar. Se había quedado paralizado, y los ojos se le habían puesto en blanco. Inexplicablemente, el entrenador colapsó sobre sus rodillas y se desplomó en el suelo sin motivo aparente, casi al mismo tiempo que la rana. De pronto el terror de que fueran a asesinar a J se había ido tan rápido como había llegado.
Ahora con Ash y Greninja en el suelo, el único pensamiento en la mente de Pikachu, Serena y Misty era: "¿Qué demonios acaba de suceder?" La Cazadora J estaba en estado similar, entremezclado con el terror de que estuvo ASÍ de cerca de no vivir para contarlo. Nunca en toda su vida había tenido esa sensación, excepto tal vez en aquella ocasión en el Lago Valor... y no le gustó para nada.
- ¡Pidgoooooooooo!
Un graznido y un aleteo se hicieron presentes en ese momento. Pidgeot apareció en aquel momento. Y en pocos segundos, también lo hicieron Tyranitar y Sceptile, abriéndose paso entre los árboles (derribándolos en el caso del primero y saltando entre ellos con el segundo), que empezaron a mirar a su alrededor por todo el claro. Serena y Misty empapadas y con los pies encadenados en una especie de tanque roto, Ash, Greninja, Charizard y Gyarados inconscientes, un Pikachu totalmente desconcertado, tres Pokémon que no reconocían, un Salamence, un Drapion y un Ariados, todos con marcas de haber sido objeto de una brutal paliza cada uno... y una mujer temblorosa que sin duda tenía que ser la que estaban buscando. Ella tenía que ser la Cazadora J.
La llegada de estos tres nuevos Pokémon hizo que finalmente el cerebro de J volviera a reaccionar. Con el poco armamento que tenía no podía pelear contra ellos. Su mejor oportunidad ahora era huir, por mucho que lo detestara. Cogió de su cinturón una granada cegadora y colocándose sus gafas se preparó para lanzarla.
- ¡A diablo con todo esto! ¡Mi venganza puede esperar un poco más! – gritó, lanzando el artilugio.
Este estalló en una cegadora luz al impactar en el suelo, y todos gritaron por el resplandor. Pidgeot fue el único que alcanzó a recuperar la vista rápidamente, gracias a su habilidad de Vista Aguda pudo ver que la Cazadora había empezado a correr para escapar. El pájaro alzó el vuelo y trató de lanzarse a perseguirla entre los árboles, pero la Cazadora todavía tenía algunos trucos bajo la manga, y cuando vio a su perseguidor, colocó un cartucho en el lanzador de su guantelete y se lo disparó, haciendo que apareciera una red electrificada que lo detuvo en seco, y permitiéndole escapar.
Entretanto, con los demás, apenas recuperó la vista Pikachu usó Cola de Hierro para cortar las cadenas que sujetaban a Serena y Misty y les dio la versión abreviada de lo que había pasado, para luego ir a sacar a Rotom de la Red Pegajosa que lo dejó fuera de toda la diversión. Las chicas empezaron a buscar por todos lados, y afortunadamente encontraron sus Pokébolas entre las cosas que J había dejado atrás junto con sus propios Pokémon. Ya que Sceptile y Tyranitar eran los únicos todavía en condiciones de seguir peleando, Serena y Misty les pidieron que fueran tras la Cazadora J, mientras ellas se encargaban de regresar a los Pokémon caídos de vuelta a sus Pokébolas. Las dos se pasaron uno de los brazos de Ash por encima de los hombros y lo levantaron. Esta era una forma muy inusual de tenerlo entre ambas, pero por ahora, tenían otras preocupaciones.
Entretanto, desde arriba, sin que nadie más lo viera, el guardián de la Isla Melemele decidió que ya había disfrutado del espectáculo lo suficiente. El muchacho demostró un gran poder, pero por lo visto fue demasiado para él y terminó colapsando. Mejor dejarlo descansar por ahora, él se encargaría de lo demás. Pero no estaría mal divertirse un poco con esa cazadora antes de darle su debido castigo.
Poco después...
Atravesando toda la isla, J finalmente pudo llegar hasta donde había escondido su medio de escape alternativo. Un mini submarino para escapar sin ser detectada, en caso de que las cosas salieran mal. Aunque esta vez, no se imaginó que iban a salir TAN mal como para incluso tener que huir dejando atrás a sus Pokémon.
- "¿Qué diablos fue eso?" – pensaba. – "Ese Greninja tenía un aspecto diferente de lo normal, pero esa clase de poder... casi podría pensar que ese mocoso no es humano."
Esa parecía la única explicación. Eso no fue una batalla: Greninja barrió el piso con los tres Pokémon de J, y aunque estos no hubieran estado algo oxidados de las batallas, ella estaba segura de que por lo menos tendrían que haber sido capaces de enfrentarse a cualquier cosa con la planeación apropiada. ¿Qué clase de entrenador era Ash Ketchum? ¿Lo había subestimado?
- Algún día me vengaré por esto, pero no hoy. No valdrá de nada si después terminan capturándome. Esas niñas ya conocen mi rostro y será solo cuestión de tiempo antes de que corran la voz. Es hora de largarme de Alola.
Ya no tenía sentido quedarse más tiempo en esta región llena de toda esa gente tan asquerosamente amigable, que la hacía sentirse asqueada. Todavía tenía suficiente dinero y un par de casas seguras en Hoenn o Sinnoh, esas estarían bien. Pero lo primero, era llegar hasta su submarino...
- ¡Kokooooooooo!
- ¿Qué rayos? – exclamó, y de manera irónica, empezaron a caer rayos del cielo, obligándola a detenerse cuando estuvo a punto de llegar a su vehículo de escape. Al mirar para ver al responsable, se llevó una sorpresa. – Tú... tú eres...
Tapu Koko. El Pokémon Deidad Guardiana de Isla Melemele, su protector, según se decía. Nadie cuestionaba su existencia, pero muy rara vez se dejaba ver, excepto cuando ocurría algo importante o decidía divertirse (esto último más a menudo). A J jamás se le había aparecido, pero entre sus planes, hubiera deseado capturarlo para sacarle un gran beneficio. Aunque claro, ella ya sabía las consecuencias de intentar capturar a un Pokémon Legendario sin entender totalmente su poder y no iba a cometer ese error.
- ¿Qué quieres? Si no estás buscando problemas, es mejor que me dejes atender mis asuntos. – lo amenazó J.
En respuesta, Tapu Koko dirigió su mirada hacia el vehículo sumergible que estaba medio oculto en el agua bajo una tela que aparentaba ser una roca. Qué disfraz tan obvio, en esta isla no había rocas como esa. Sin más, clavó una de sus manos en el suelo, y soltó una potente descarga de color rosa que salió disparada hacia el submarino. La energía lo envolvió por completo y al cabo de unos segundos, explotó.
- ¿Pero qué...? ¡Maldita sea, ¿qué acabas de hacer?! – gritó J, viendo como su ruta de escape ahora quedaba inservible.
La rabia le nubló el juicio por completo a la Cazadora, que intentó echar mano de su guantelete de proyectil. Grave error: Tapu Koko se le adelantó y le soltó otra descarga, esta vez a ella, y de color amarillo, concentrada directo a la mano donde tenía el artilugio, no lo bastante fuerte para lastimarla a ella, pero sí para dejarle su arma totalmente inutilizable. J no lo podía creer; primero su intento de venganza contra Ash Ketchum le salía por la culata, ¿y ahora esto?
- Maldición, ¿acaso mi día no puede empeorar? – murmulló entre dientes.
Tenía que preguntar eso, y era precisamente lo que estaba a punto de comprobar. Tapu Koko no estaba nada feliz con lo que ella le había hecho al muchacho, y se aseguraría de que pagara por ello. Por ahora, disfrutaría de esa expresión de frustración y terror en esta mujer, mientras él se encargaba de llevarla a donde pertenecía.
...
En el bote de la Oficial Jenny, los amigos de Ash todavía seguían esperando. El plazo todavía no se cumplía, pero estaban impacientes por hacer algo. La espera los estaba agobiando, y varios de ellos, además de estar preocupados por no tener ninguna noticia suya desde que se marchó solo a ir a buscar a Serena y Misty, también estaban preocupados por ellas.
- ¿Acaso Ash no descubrió como usar la característica de comunicación de Rotom? – preguntó Sophocles. – Podría habernos avisado que ya las encontró o algo.
- Cálmate. – dijo Lillie. – Yo también estoy preocupada, pero tengamos fe en él.
Entretanto, Gladion, que estaba haciendo de vigía, de pronto enfocó los binoculares cuando alcanzó a ver un pequeño punto acercándose a ellos desde la isla. Decidió aumentar el zoom, y entonces...
- Ese es... ¿Tapu Koko? – Enfocó todavía más, y fue entonces que se dio cuenta que venía agarrando una silueta que pataleaba y se agitaba violentamente. – ¿Y acaso trae a alguien? ¡Oficial Jenny, algo se acerca por el frente!
La oficial y todos los demás se fueron hacia la proa del bote, y fue entonces que vieron como Tapu Koko se aproximaba, sujetando por la retaguardia a una mujer que forcejaba por soltarse y claramente estaba furiosa de estar en una posición tan embarazosa, y a medida que se venía acercando pudieron oírla gritar.
- ¡Ya bájame! ¡Bájame de una vez, maldita cosa! ¡Me las pagarás, te lo aseguro!
Cuando por fin llegó lo bastante cerca de la embarcación, la deidad guardiana simplemente soltó a su prisionera de cara en medio y todos se quedaron perplejos de verla. La cazadora no tardó en percatarse de que ahora sin sus gafas todos los que estaban allí habrían visto su rostro, incluyendo, para su desgracia, una Oficial Jenny. Su primera reacción fue intentar usar su guantelete con ella, hasta que recordó que ya no le servía de nada, y pronto el cejo fruncido se apoderó de su rostro.
- Asumo que usted, señora, debe ser la que llaman la Cazadora J, ¿correcto? – preguntó la policía.
- ¿Quién quiere saberlo? – replicó J con desdén, pero esa era toda la respuesta que necesitaban, así que sin más, Jenny le agarró las manos y le colocó las esposas.
- Si se escapó, algo debe haber pasado con Ash y los otros. – dijo Mallow. – Tenemos que ir rápido.
- Así será. – Jenny cogió su radio. – Atención todas las unidades. Tenemos a la Cazadora J bajo custodia. Avancen hacia la isla y busquen a Ash y a sus amigas.
- Entendido. – replicaron del otro lado.
Los botes que rodeaban el perímetro empezaron a avanzar hacia la isla, y Jenny se llevó a J para registrarla y asegurarse que no tuviera nada más que pudiera ser una amenaza para ellos, como armas o cualquier cosa. Tendrían que registrar toda la isla en busca de cualquier evidencia que tuvieran para poner a esta criminal tras las rejas, y por supuesto, asegurarse que Ash, Misty y Serena estuvieran sanos y salvos.
Entretanto, Tapu Koko se alejó mientras veía las embarcaciones dirigirse al lugar. Le gustaría quedarse un poco más y ver cómo resultaba todo, pero su muchacho estaría en buenas manos. Lo hizo bien hasta que él llegó, después de todo, y entre sus dos amigas, sus otros Pokémon, y cuando llegaran el resto, no le pasaría nada. Él podía volver otro día sin ningún problema.
Horas más tarde, Hospital General de Isla Melemele...
Apenas fueron rescatados de la isla y volvieron a Melemele, lo primero que hizo el grupo fue llevar a al Centro Pokémon a los equipos de Misty y Serena, al igual que a Greninja y Charizard (y también al resto solo por si las dudas). Por su parte, Ash tuvo que ser llevado directo a la sala de emergencias del hospital general de la ciudad. El grupo completo, compuesto por Misty, Serena, Pikachu, Gladion, Kiawe, Mallow, Sophocles y Lana ahora aguardaba en la sala de espera a que les dieran alguna noticia. En particular, Misty y Serena eran las que se veían más preocupadas, y no era para menos. Lo que fuera que le pasara a Ash, era porque había tenido que ir a rescatarlas de esa cazadora psicópata. Las dos se aferraban una a la mano de la otra con fuerza, tratando de tranquilizarse, mientras Pikachu descansaba en el regazo de Serena.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la luz de la sala de emergencias se apagó, y la doctora a cargo salió para dar las noticias, con una expresión indescifrable. Pikachu saltó fuera del regazo de Serena y junto con ella y Misty fueron los primeros en acercársele.
- ¿Cómo está Ash, doctora? – preguntó Misty antes que la doctora pudiera hablar. – ¿Está bien?
- ¿Qué fue lo que le pasó? – añadió Serena. – Por favor díganos algo.
- Relájense, por favor. – les dijo levantando las manos para que se detuvieran. – Les tengo buenas noticias. Su amigo no corre peligro alguno. Pero hicieron bien en traerlo pronto. Hubiera sido mucho más difícil estabilizarlo entre más tiempo hubiera pasado.
Las chicas dieron un suspiro de alivio, igual que todos los demás. Serena sin embargo, inmediatamente retomó la pregunta que había hecho. Necesitaba saberlo.
- ¿Qué le sucedió exactamente? – le dijo. – Nunca antes lo había visto hacer el Fenómeno Lazo de esa manera tan... furiosa.
- No sabría decirles, pero si tuviera que suponer, por lo que me dicen eso del Fenómeno Lazo es un sistema de doble sentido. – dijo la doctora. – Es posible que así como Ash le da un poco de su energía a Greninja al sincronizarse, algo del poder de Greninja también se pasa a Ash. Pero al ser potenciado por una emoción muy fuerte, como la ira en este caso... la carga física y mental fue demasiado para él, y no pudo soportarla.
- Por eso empezó a atacar así, y luego colapsó de golpe. – dijo Misty. Serena también asintió, eso tenía sentido.
- Bueno, lo que importa es que ya está bien, ¿verdad? – intervino Mallow. – ¿Cree que podemos entrar a verlo?
- Lo moveremos a una habitación para que descanse. – dijo la doctora. – Pueden entrar, pero no más de dos o tres a la vez. Puede que tarde en despertar tal vez hasta un par de días, así que hasta entonces es mejor no perturbarlo.
Todos aceptaron los términos. La doctora se retiró y mientras tanto todos se fueron a la cafetería a tomarse algo mientras esperaban. Ya después cuando la doctora les avisó que Ash estaba en su habitación, decidieron dejar que Misty, Serena y Pikachu entraran primero. Después de todo, esto les concernía más a ellos que a ninguno de los otros.
Al entrar, Ash reposaba tranquilamente en la cama, con una bolsa inyectándole suero intravenoso al lado. Pikachu se subió a la cama y miró a su compañero tocándole la frente.
- Pikapi... – dijo con algo de tristeza mezclada con alivio. Serena y Misty cogieron unas sillas y se sentaron una a cada lado de la cama.
- Como me duele verlo así. – dijo Misty. – Él que siempre está tan lleno de energía, no me gusta nada cuando le pasa algo como esto.
- Lo sé. – Serena asintió estando de acuerdo. – Pero al menos ya sabemos que va a estar bien.
- Sí, bien para que cuando lo despierte pueda darle un buen regaño. – dijo Misty. – ¿Cómo pudo arriesgarse así? Si algo le hubiera pasado... si esa mujer psicópata le hubiera hecho algo por culpa mía, jamás me lo hubiera perdonado.
- ¿Y crees que yo no me siento igual? – preguntó Serena, aunque su tono no era de reproche. – Yo también me pondría furiosa si alguien tratara de llegar a mí de ese modo. Haría lo que fuera por proteger a quienes me importan.
Las dos muchachas miraron a Ash enternecidas. Les pareció aterrador verlo así, tan furioso, tan violento... pero eso no quitaba que esa furia que demostró fue porque realmente se preocupaba por ellas y quería protegerlas a toda costa. Le importaban, ellas le importaban mucho. Misty no se resistió y con mucho cuidado alargó la mano para acariciarle suavemente la cara. Serena a su vez, puso su mano sobre la de él, y ninguna de las dos dijo una palabra por un buen rato.
En aquel momento, un pensamiento simultáneo apareció en la mente de las dos chicas. Esta era una faceta que ninguna de las dos veía en Ash tan a menudo. Normalmente era enérgico, alegre, entusiasta, algo escandaloso y competitivo. Era muy difícil, por no decir imposible, imaginarse a un Ash vulnerable, tranquilo y silencioso. Pero así estaba precisamente en aquel momento, y aunque fuese extraño... no les parecía del todo algo malo. Se veía tan dulce, tan tierno... y despertó algo dentro de ambas mientras seguían viéndolo y escuchando su respiración pausada.
- Oye Misty/Serena. – dijeron las dos de repente. Las dos se quedaron estáticas al darse cuenta que hablaron al mismo tiempo.
- Tú primero. – dijo Serena.
- No, está bien, habla tú primero. – insistió Misty.
- Bueno... estaba pensando... sé que habíamos dicho en nuestro pacto que ninguna de las dos intentaría besar a Ash durante estas vacaciones, hasta que él se decidiera, ¿verdad? – dijo Serena.
- Sí, eso fue lo acordado. – respondió Misty, aunque por dentro se preguntaba a dónde querría llegar con eso. O quizás no tanto, si era lo que ella estaba pensando.
- Pero tú me dijiste que nunca le habías dado un beso a Ash. – dijo Serena. – Y creo que no me parece justo que yo sí lo haya hecho.
- Je, no te preocupes por eso. – la pelirroja se encogió de hombros. – Conociéndolo, hasta se pondría frenético con un beso mío.
- ¿Pero no te gustaría? – preguntó Serena.
La líder de gimnasio se quedó viendo fijamente a su amiga. La respuesta de eso era muy obvia: claro que sí le gustaría. Diablos, ¿cuántas veces no se lo había imaginado? Pero su orgullo no le permitiría admitirlo de dientes para afuera, menos enfrente de Ash (ni porque estuviera inconsciente). Aun así, Serena podía verlo en sus ojos. La kalosiana adoptó una sonrisa con un cierto toque de picardía que Misty no le había visto antes hasta ese momento. Pikachu no intervenía, pero las miraba una a la otra de lado a lado, interesado en lo que venía.
- El pacto fue que ninguna de las dos intentaría besar a Ash. – dijo Serena. – Si ambas lo hiciéramos al mismo tiempo... las dos lo rompemos y ninguna quedaría mal, ¿verdad?
- Bueno, ahora que lo dices... – Misty se puso a pensar. Eso no sonaba del todo mal. – Yo no tengo ninguna objeción. Y como Ash todavía está dormido, el único que podría oponerse sería Pikachu, ¿no?
Las dos miraron al roedor eléctrico con expresión interrogante. Este sonrió con algo de malicia, y sin perder tiempo se apartó para dejarles espacio. Eso era suficiente para decir "adelante", y las dos chicas sonrieron triunfantes. Sin necesidad de decir nada, las dos pudieron leerse el pensamiento una a la otra. Por tentador que fuera, robarle un beso a Ash en los labios mientras dormía parecía demasiado cruel, sin mencionar que no había suficiente espacio para que las dos lo besaran en ese lugar al mismo tiempo. Por otra parte, Ash tenía dos mejillas, y ellas eran dos. Ese parecía un trato justo.
- Bueno, vamos a hacerlo. – dijo Serena, acercándosele.
- Aguarda. – dijo Misty deteniéndola. – Si vamos a hacer esto, hay que hacerlo como se debe.
- ¿Eh? – Serena ladeó la cabeza confusa, sin entender a lo que Misty se refería. La pelirroja cogió un estuche de maquillaje y agarró específicamente los pintalabios, de tonos variados. A Serena le tomó unos segundos darse cuenta de a dónde quería llegar. – Oh... así que eso.
- ¿Cuál es tu tono preferido? – preguntó Misty guiñándole el ojo.
Obviamente no se deberían conformar con solo darle un beso a Ash cada una, querían dejarle una buena marca. Misty eligió un labial rojo oscuro, y Serena un tono rosa claro. Reflejo de ambas, por sus personalidades opuestas, estos iban perfectos para cada una. Después de pintarse los labios y mientras todavía estuviese fresco, las dos se inclinaron para ponerse en posición.
- Muy bien... a la una. – dijo Misty.
- A las dos. – agregó Serena.
- Tres. – terminaron por decir al mismo tiempo.
Y dicho esto, las dos suavemente plantaron sus labios en las mejillas del muchacho dormido, manteniéndose todo lo que podían para asegurarse de dejarle cada una su marca. La doctora les había advertido que no perturbaran su sueño, ¿pero qué daño podrían hacerle unos dulces e inocentes besitos? Además, esa era su forma de darle las gracias. Por estar siempre con ellas, por ser su amigo, su compañero, por siempre apoyarlas para que lograran sus sueños. En resumen, darle las gracias solo por ser él, Ash Ketchum, el chico al que ambas amaban con todo su corazón.
La mañana siguiente...
Los párpados se le sentían muy pesados. Se sentía realmente cansado y con algo de dolor en el cuerpo. Poco a poco los recuerdos comenzaron a volver hasta él. La Cazadora J había encerrado a Misty y Serena en un tanque, y estaba usando al Gyarados de Misty para llenarlo de agua y hacer que se ahogaran, forzándolo a él a ver. En aquel momento, una furia desmedida se apoderó de él, y sus únicos pensamientos eran salvarlas a como diera lugar, y justo después castigar a la responsable. Pudo ver el terror en sus ojos, y estuvo a punto de...
- Hmm... ¿qué?
Ash finalmente abrió los ojos y vio donde estaba. Un cuarto de hospital, y él estaba postrado en una cama, con una bolsa de suero intravenoso inyectándole el fluido en el brazo. Pero eso era lo de menos, pues a cada lado de su cama, se encontraban nada más y nada menos que Serena y Misty, ambas aparentemente dormidas, y cada una sujetándole una mano entre las suyas. El corazón del entrenador se derritió al verlas allí, primero aliviado porque estaban sanas y salvas, y enternecido porque seguramente las dos se habrían quedado con él todo el... ¿cuánto tiempo había estado fuera de circulación?
- Pi... ¡Pikapi! – Pikachu, que se encontraba enrollado junto a la almohada de Ash se despertó en aquel momento, y saltó al pecho de su entrenador.
- Pikachu, hola. – dijo Ash, tratando de quitar las manos para acariciar a su compañero, pero el agarre de las muchachas (particularmente el de Misty) era bastante fuerte, incluso para estar dormidas. – ¿Qué sucedió? Lo último que recuerdo era que estábamos peleando con la Cazadora J, y luego...
- Hmm... – En ese momento, las dos muchachas también se despertaron y se restregaron los ojos con pereza, y como era de esperarse, lo primero en que se fijaron fue que Ash ya había vuelto en sí, y sin perder tiempo se abalanzaron a abrazarlo. – ¡Ash!
- ¡Ay! ¡Chicas... me están estrangulando!
- ¡Te aguantas! – gritó Misty. – ¡¿Qué diablos fue lo que te pasó allá?!
- ¿Qué me pasó? – preguntó Ash.
- Algo te sucedió con Greninja. – dijo Serena, aflojando un poco el abrazo. – Usaron el Fenómeno Lazo, pero esta vez fue diferente. Se volvieron violentos y agresivos.
- Y casi matan a la Cazadora J. – agregó Misty. – Bueno, no es que hubiera llorado la muerte de esa mujer, pero...
- ¡Perdón por eso, pero si no me sueltan el que va a morir soy yo! – exclamó con la voz ahogada. Cuando por fin recuperó el aliento, las miró fijamente, y se rascó detrás de la cabeza. – En ese momento... realmente estaba furioso. El pensar que ella quería hacerles daño a ustedes dos, que casi mueren frente a mí... eso me hizo perder el control por completo. Jamás me lo hubiera perdonado. Y como sea... no quiero volver a hacer eso nunca más.
- Bueno, ya no hay por qué lamentarse. – dijo Misty. – Ahora estamos bien, y todo gracias a ti, y la Cazadora J no volverá a causar problemas nunca más. Después de lo que pasó, decidimos dejarte dormir un poco, creímos que te lo habías ganado, pero no para tanto.
- Hablando de eso, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente? – preguntó Ash.
- Dos días completos. – dijo Serena. – Los demás han estado preocupados, pero tuvieron la gentileza de dejar que nos quedáramos contigo hasta que despertaste.
- ¿Es decir que... realmente se quedaron conmigo todo este tiempo? – dijo Ash.
- Pues claro, ¿qué creías? – dijo Misty. – En serio, a veces no sé qué harías si no estamos para cuidarte, de verdad.
- Creo que es mejor que les digamos a los demás. – intervino Serena. - Solo nos dejan entrar de dos o tres a la vez, así que deberíamos avisarles que ya despertaste para que no se preocupen.
- En tal caso, mejor es que yo... ¡ay! – Ash trató de pararse, pero todavía tenía el cuerpo muy adolorido y cansado para hacerlo.
- Ah-ah, tú te quedas aquí. Todavía tienes que descansar. – dijo Misty, moviendo el dedo en negación. – Mientras charlas con los demás, nosotras iremos a traerte algo para comer, debes estar muriéndote de hambre.
Ash quiso protestar, pero su estómago le rugió escandalosamente. Tenía sentido si había estado inconsciente por dos días completos, y claro, jamás podría negarse a una buena comida. Viendo que no les dio ninguna negativa, las dos chicas salieron de la habitación. Ash se recostó en la cama quedándose con Pikachu. Por lo menos ya podía sentirse tranquilo.
Un minuto después, Lana, Lillie y Mallow entraron juntas y rápidamente le rodearon la cama.
- ¡Ash! ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? – preguntó Mallow.
- Bueno, aparte de que siento como si hubiera peleado suficiente para toda una vida, el cuerpo me duele en lugares que no sabía que tenía y me muero de hambre... sí, estoy muy bien. – dijo Ash.
- Nos alegra que hayas despertado. Por cierto, mi hermano se marchó esta mañana, pero te dejó esta nota. – Lillie sacó de su bolsillo un papel doblado y se lo entregó a Ash. El muchacho la desdobló y decía lo siguiente:
*Para cuando despiertes ya me habré marchado. Tengo que volver a la Fundación Aether a hacerme cargo de todo. Lamento mucho que no hayamos podido terminar nuestra batalla, pero estaré esperando con muchas ansias a nuestro próximo encuentro. Hasta entonces, sigue entrenando para volverte más fuerte, igual que hasta ahora.
Gladion.*
- Qué considerado. – dijo Ash, guardándosela. Él también lamentaba no haber podido terminar la batalla, pero no quedaba más opción que esperar hasta la próxima ocasión. Fue entonces que se percató de que Lana lo miraba fijamente y se estaba riendo por lo bajo. – ¿Qué es lo gracioso?
- ¿Ya te miraste la cara? – dijo la peliazul.
- ¿Qué, qué tengo en la cara? – preguntó Ash, tocándose, y fue entonces que sintió algo en la mejilla. Una especie de pasta roja. Se puso a mirar en busca de algún espejo, y Mallow se sacó uno del bolsillo para pasárselo. – Esto es...
Al ver su reflejo fue se percató: tenía marcas de pintalabios rojo oscuro y rosa claro por todas las mejillas. Algunas todavía se sentían algo frescas, y si Serena y Misty habían estado con él todo ese rato que estuvo inconsciente... no podía creer que se hubieran atrevido de ese modo, aunque por alguna razón no le incomodó para nada.
- Como sea, ¿nos vas a contar lo que pasó? – intervino Mallow. – Ya Serena y Misty nos contaron su versión, ahora queremos oír la tuya.
Con un suspiro de resignación, Ash se dispuso a relatarles cómo fueron las cosas desde que se separó de ellos. Bueno, no era que hubiese demasiado que contar, pero era lo mejor que se le ocurría para pasar el tiempo hasta que Misty y Serena volvieran con algo de comida para él... y ahí podría decirles algunas cosas sobre haberle robado besitos mientras estaba dormido.
Días después, en el crucero...
Afortunadamente para ellos, tanto Ash como las chicas se recuperaron rápidamente de esa horrible experiencia. En un par de días estuvieron de vuelta para disfrutar lo que quedaba de sus vacaciones, y excepto por tener que firmar una declaración para poner a J tras las rejas, el resto de los días transcurrieron sin ninguna complicación. La cazadora pasaría una larga temporada encerrada mientras la policía local e internacional conducía una investigación para asegurarse que ninguno de sus crímenes pasados quedara impune. Justicia poética en su máxima expresión.
Pero como todo lo bueno tiene que terminar, había llegado el momento de la despedida. El S. S. Anne ya estaba zarpando, y el trío se despedía de sus amigos alolanos, que les hacían adiós con la mano desde el muelle, y como siempre, prometiendo volverse a encontrar algún día. Ahora partían de regreso a Kanto.
- Bueno... no han estado tan mal estas vacaciones, ¿verdad? – dijo Misty.
- Las mejores de toda mi vida. – sonrió Serena. – Bueno, excepto por esa cazadora psicótica.
- No es broma. – dijo Misty. – Ash, en serio, creo que es mejor que la próxima vez nos adviertas si puede haber algún otro loco sediento de venganza contra ti.
- Hey, en mi defensa, no tenía manera de saber que esa mujer seguía viva. – se defendió Ash.
- Pikachu. – Pikachu negó con la cabeza en resignación.
- En fin. – Misty se estiró y miró a Serena, intercambiando con ella un mensaje silencioso. La kalosiana asintió y las dos lo encararon con una expresión de mucha seriedad. – Ash, Serena y yo tenemos algo importante que discutir contigo. Creo que ahora es un buen momento, ya que no hay mucha gente por aquí.
Efectivamente, la mayor parte de los pasajeros se estaban yendo bajo cubierta a establecerse en sus camarotes. Nadie se iba a fijar en ellos, ahora era el momento perfecto para hablar de... ese asuntito.
- Ash... creo que en estos momentos ya sabes lo mucho que significas para nosotras. – dijo Serena. – Como amigo, como compañero de viaje, y como alguien que nos inspiró a luchar por nuestros sueños. Pero...
- Pero ya no estamos conformes con ser solo tus amigas. – continuó Misty. – Siempre te hemos visto como algo más, y quisiéramos que nos vieras de la misma forma.
Ash ladeó la cabeza, como fingiendo que no entendía. Por supuesto, el mensaje era claro, pero igual, siendo él, quería divertirse un poco con ellas haciéndose el tonto. A final de cuentas, ellas lo habían hecho con él durante todo lo que habían durado las vacaciones.
- Y con "algo más" quieren decir...
- Ash, no empieces ahora. – dijo Misty, sabiendo a lo que quería jugar. Ash solo se rio por lo bajo, lamentando que el juego había terminado antes de comenzar. – Tú ya sabes lo que ambas sentimos por ti. ¿O crees que esa canción de "Me vuelves loca" fue solo porque sí?
- Sin mencionar el beso que te di antes de despedirnos en Kalos. – agregó Serena.
- Lo siento. – replicó él. – Pero como sea, fuera del hecho de que las dos están claramente locas por mí, y no crean que no me di cuenta, no sé a dónde quieren llegar con esto.
Serena y Misty intercambiaron miradas de nuevo por un momento. Ya no había vuelta atrás; lo mejor que podían hacer era formular la pregunta de frente. Era una suerte contar con la otra, pues individualmente, ninguna de las dos se sentiría lo suficientemente valiente para hacerla. Serena fue la primera en hablar, tras tomar un profundo respiro.
- Ash, lo que Misty y yo queremos que nos digas... es lo que piensas de nosotras.
- En el sentido romántico. – aclaró la pelirroja. – Y queremos que seas lo más sincero posible. ¿Nos encuentras atractivas, o alguna vez lo hiciste? No te ocultes nada, queremos que nos digas todo.
Ash se quedó viéndolas, pasando la mirada de Misty a Serena y viceversa varias veces, mientras meditaba su respuesta. De acuerdo, si querían que fuese sincero, eso no era ningún problema. El problema, era saber elegir las palabras. Sabía bien lo que quería decir, pero primero, tenía que pensar cómo sería la mejor manera.
- Está bien. – dijo tomando un profundo respiro. – Pienso que ustedes dos... son unas chicas realmente bellas, talentosas, y las mejores amigas que alguien como yo podría desear. Puedo decir que cualquier hombre que se respete sería muy afortunado de tener a cualquiera de ustedes como novia, y me incluyo.
Las dos chicas sonrieron, ruborizándose levemente. Eso había sido realmente dulce de su parte, y Misty tuvo que contenerse las ganas de soltar un comentario sarcástico para arruinar el momento. Ahora, sin embargo, las dos sabían que venía el condenado pero, que nunca faltaba.
- Pero el asunto es... miren, mentiría si les dijera que no me siento atraído hacia las dos, cada una de manera diferente, y les aseguro que no he sentido esto por nadie más. – les dijo. – Ustedes son muy importantes para mí, ninguna menos que la otra. Lo que intento decir es... que no quiero elegir a una de ustedes si eso significa herir a la otra, ¿me comprenden?
Misty y Serena guardaron silencio. De acuerdo, le habían pedido una respuesta sincera, y se las había dado, no podían quejarse. Podía ser inconclusa, pero definitivamente era una respuesta digna de alguien como Ash. Estaba pensando en los sentimientos de ellas antes que en los suyos, y la preocupación de perseguir una relación con una estaba en el hecho de que no quería que la otra se sintiera despreciada o rechazada. Y eso era otra de las cosas que ellas amaban de él, ese noble corazón suyo.
- Bueno, Ash, si eso es lo que te preocupa, creo que hay algo más que deberíamos decirte. – rompió finalmente el silencio Misty. – Serena y yo... hicimos un pequeño pacto, en relación a ti.
- ¿Un pacto? ¿Qué clase de pacto? – preguntó él.
- En resumen... las dos decidimos que competiríamos por ti. – dijo Serena. – Que lo haríamos de manera justa entre nosotras, pero... cualquier otra competencia tendría que irse.
- Lo que Serena quiere decir, es que preferimos verte con una de nosotras dos, antes que con cualquier otra, ¿sí me entiendes?
Ash sonrió de lado. Eso definitivamente sonaba como Misty, pero considerando lo celosilla que ella siempre había sido cada vez que él recibía atención femenina, era decir mucho que estuviese dispuesta a darle una oportunidad a Serena, cuando jamás habría hecho eso por nadie más. Las dos muchachas tomaron cada una por la mano a Ash, mirándolo fijamente.
- Una de las reglas de ese pacto, fue que la que no resultara elegida apoyaría el amor de la otra. – dijo Misty. – Es decir que las dos estamos preparadas para cualquier escenario.
- Y sin importar cuál sea tu decisión, ninguna de nosotras te odiará. – concluyó Serena. – Eso no cambiará que siempre serás alguien importante en nuestras vidas.
La sonrisa de Ash se volvió más amplia. Estas chicas de verdad que eran únicas. Las dos se sentían afortunadas de haberlo conocido, pero en aquel momento, él era quien se sentía el afortunado. Mejor no decirlo en voz alta, con eso se ahorraba alguna burla de parte de Misty.
- Gracias, significa mucho que digan eso. – les expresó con viva gratitud. – Entonces... ¿creen que podrían darme algo de tiempo?
- No creas que vamos a esperarte para siempre. – dijo Misty. – Unos meses, a lo mucho un año, eso debería ser suficiente para que aclares tu mente. Pero hasta entonces...
Hecho esto, Misty se le acercó para agarrarle el brazo, dándole su mirada más seductora. Serena hizo lo propio, excepto que le puso su cara más tierna. Por Arceus, las dos eran un contraste tan perfecto que parecía criminal.
- No nos importa esperar y seguir así por un tiempo. – dijo Misty.
- Nuestro tiempo contigo siempre será de valiosos y hermosos recuerdos. – dijo Serena.
Ash no les dijo más nada, pero al final de cuentas, no sería necesario. Él también podía estar feliz, solo por tenerlas a su lado. Era difícil no sentir al menos una viva gratitud por alguien que profesara un amor tan sincero como el de ellas dos. No iba a ser una decisión fácil, pero se prometió a sí mismo darles una respuesta como debía ser. Y siendo él Ash Ketchum, cumpliría esa promesa aunque le costara una vida (no que tuviera intenciones de hacerlas esperar tanto, por supuesto).
Aquella noche en el camarote...
Por ser el primer día en el crucero en el viaje de vuelta, el trío todavía no había decidido qué sería lo que haría durante el viaje de regreso a Kanto. Habían tenido suficientes emociones con lo de la Cazadora J, y lo único que querían era relajarse. Inclusive el propio Ash, lo cual era bastante inusual, pero luego de semejante experiencia, definitivamente se lo había ganado.
Sin embargo, aunque Misty y Serena estaban de acuerdo en que Ash se merecía relajarse un poco, las dos todavía tenían ganas de divertirse un poco a expensas de él. Las vacaciones todavía no terminaban, ¿por qué no disfrutarlas un poco mientras duraran?
- Oye, Ash. – lo llamó Misty con voz melosa, mientras estaba ocupado haciendo su cama. – Serena y yo tenemos otra cosa que preguntarte.
- ¿De qué se trata? – dijo Ash. – Oigan, ya les dije que todavía no estoy listo para tomar una decisión respecto a ustedes dos, así que...
- No, no se trata de eso. – interrumpió Serena. Eso fue bastante inusual. – Solo es una pregunta que hemos querido hacerte desde hace tiempo, nada serio.
- Ah bien. No estoy de humor para jugar a favoritos ahora. – dijo el entrenador. – Adelante, pregunten.
Las dos chicas intercambiaron miradas de complicidad, y esas sonrisas le dijeron a Ash que querían sin duda hacerle alguna broma o algo por el estilo. Mejor salir de eso rápido para no darles demasiado gusto. De Misty no le extrañaba, ¿pero cómo había podido convencer a Serena de seguirle el juego? Bueno, quizás eso era solo otra prueba de lo cercanas que se habían vuelto como amigas.
- Muy bien... igual que antes, queremos que seas honesto. – dijo Misty. – Entre nosotras dos... físicamente hablando, ¿quién te parece más atractiva?
- ¿Eh? – Los ojos de Ash se ensancharon al oír la pregunta. Ese fue un golpe bajo; les acababa de decir que no estaba de humor para jugar a favoritos y ahora lo estaban obligando a que lo hiciera. Involuntariamente, se encontró mirándolas a ambas, pasando la mirada de una a la otra constantemente, como intentando decidirse.
- Jaja, ¿qué te dije? – se rio Misty. – Se quedó en blanco, no hay forma de que pueda responder a eso.
Serena también se reía, y no era para menos, la expresión de Ash no tenía precio. Sin embargo, Misty no se imaginaba que en ese momento, Ash ya estaba empezando a formarse una respuesta que seguramente le daría la vuelta a su pequeña broma.
- Bueno, si quieren mi opinión honesta... creo que Serena es más linda de rostro que tú, Misty. – les dijo. Las risas se interrumpieron. Serena se sonrojó, y Misty de pronto pareció que se hubiera atragantado con algo. – ¿Qué? No me negarás que tiene rasgos faciales mucho más delicados y femeninos. Y su cabello también le ayuda.
Las dos chicas se miraron otra vez, sorprendidas de que Ash realmente se hubiese inclinado por una de las dos, especialmente Misty, que realmente se sintió ofendida, y no porque la insultara, sino porque ella secretamente también estaba de acuerdo. Sin embargo, el chico todavía no había terminado de hablar.
- Por otro lado... de las dos Misty tiene el cuerpo mejor formado. No me malentiendas, Serena, tú también tienes bonita figura, pero... – Ash miró las piernas de Misty como sin querer la cosa, y luego por un segundo hacia su pecho. – Es difícil competir en ese departamento con un cuerpo de nadadora olímpica, ¿verdad?
Esta vez las expresiones de ambas se invirtieron: fue Misty la que se sonrojó, y Serena la que se sintió ofendida. La kalosiana de manera involuntariamente se llevó las manos a su pecho. Ella no era plana, pero comparada con Misty... ciertamente sus atributos en ese departamento no eran tan notables. Tenía sentido; Misty hacía mucha más actividad física, y había desarrollado un cuerpo más atlético que Serena. Quizás debería seguir ese ejemplo.
Y fue entonces que un pensamiento las invadió simultáneamente. Ash acababa de darles la vuelta a su pequeña broma. No solo les dio una respuesta que era totalmente honesta, sino que además, las halagó a ambas en sus atributos respectivos, y no quedó con favoritismos. ¿Cómo pudo hacer eso? ¿Acaso Ash era más inteligente tratando con mujeres de lo que habían pensado? Pero en algo estaban de acuerdo, eso no podía quedarse así, de ninguna manera. Sonriendo con malicia, Misty agarró una almohada, y Serena hizo lo mismo.
- ¿Qué te parece, Serena? – preguntó la pelirroja.
- Hagámoslo. – dijo la aludida. Las dos voltearon a ver a Ash, y este sintió que se le iba toda la tranquilidad.
- Oigan, ¿qué están tramando ustedes dos?
Ninguna le respondió, simplemente se abalanzaron para caerle a almohadazos juntas. Pikachu no pudo hacer otra cosa que alejarse por un momento, para ir a buscarle su propia almohada y que contraatacara. Después de lo que pasó en la isla, ya no iba a dejar a su entrenador a que se quedara solo en el fuego cruzado. Contra una sola, Ash podría haberse mantenido bien solo, pero entre las dos lo tendrían dominado. Aunque eso no quitaba que realmente se estaban divirtiendo.
Si esto era lo que le esperaba hasta tomar una decisión entre las dos, tal vez no sería tan malo esperar un poco antes de darles una respuesta definitiva.
Esta historia continuará...
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