Parte 6: ¡Decisión interrumpida! Entra la Cazadora J
Restaurante de Mallow...
Ash no recordaba cuándo fue la última vez que lo arrastraron a una noche de karaoke, pero tuvo que admitir que la estaba pasando de maravilla. Bueno, quizás en parte porque hasta ahora no había tenido que subir al escenario y ponerse a cantar ni mucho menos. Se contentaba con solo disfrutar del talento de sus amigas, que parecían gozar de lo lindo, especialmente Serena, Lana y Mallow. Kiawe se veía bastante incómodo y no se atrevió a subir, y cuando Sophocles lo intentó... sobra decir que todos tuvieron la amabilidad de no taparse las orejas cuando intentó cantar.
Lillie salió un momento cuando sonó su teléfono, pues acababa de recibir una llamada urgente. Era un número no registrado, pero la voz la reconoció instantáneamente: se trataba de su hermano mayor, Gladion. El muchacho había tomado presidencia provisional de la Fundación Aether en ausencia de la madre de ambos (que todavía estaba bajo tratamiento médico), pero ocasionalmente se escapaba para llamarla o hacer alguna visita, y esta era una de esas ocasiones.
- Ash se pondrá muy feliz de verte, hermano, estoy segura de ello.
- Qué bueno que elegí tomarme precisamente estos días. – respondió Gladion del otro lado de la línea. – He esperado mucho tiempo para volver a pelear contra Ash.
- Y tienes suerte, solo van a estar aquí poco más de una semana – dijo Lillie. – Cambiando de tema... ¿cómo ha estado mamá últimamente?
- Bastante bien. De hecho, se puso bastante feliz con ese video que le enviaste. – dijo Gladion. – No recuerdo cuando fue la última vez que la vi sonreír así. Me pidió que te dijera gracias, tanto a ti como a tu amiga.
Lillie sonrió. Le alegraba mucho saber que su mamá se había puesto feliz con el regalo que le enviaron. Después tenía que agradecerle como era debido a Serena por haber hecho esa presentación. Por lo visto, en poco tiempo volvería a ser la misma de antes.
- En todo caso, ya es mejor que me vaya. Mi vuelo saldrá en unos minutos, así que si no hay contratiempos estaré llegando a primera hora mañana.
- Entiendo. – dijo Lillie. – Que tengas un buen viaje, hermano, nos vemos mañana.
Hecho esto colgó la llamada y exhaló un suspiro. Siempre era agradable tener noticias de su hermano y su madre, y le alegraba ver que estuviera progresando en su recuperación. No veía la hora de que los tres pudieran volver a ser una familia feliz como hacía tantos años.
Apenas regresó, Serena había terminado de tomar su turno en el escenario, terminando de cantar una canción romántica titulada "Candy Girl", y los demás estaban aplaudiéndola alegremente. La kalosiana hizo una reverencia antes de anunciar por el micrófono.
- Gracias, gracias a todos. ¿Quién quiere seguir ahora?
- ¿Qué tal que lo haga Misty? – dijo Mallow. – Es la única de nosotras que todavía no canta esta noche.
- ¿Yo? – La pelirroja se sorprendió. – Pues... no lo sé, no es que se me dé mucho cantar.
- Ah, vamos, ¿no me digas que te da miedo? – dijo Ash. – O tal vez, ¿no será que cantas tan mal que solo lo haces en la ducha?
- ¿Cómo te atreves? – exclamó Misty. – No me llaman la Sirena de Cerulean solo por aquel disfraz, ¿sabes?
- Sí cómo no. – dijo Ash. – No creas que se me olvidan todas las veces que casi me dejabas sordo con tus gritos.
- No me juzgues si nunca me has oído cantar. – aseguró la pelirroja. – Podría sorprenderte.
- ¿Ah sí? ¿Entonces por qué no me lo demuestras? – la retó.
Misty frunció ligeramente el cejo, pero sin decir nada, se subió al escenario y respetuosamente le pidió a Serena cederle el lugar y el micrófono. Se puso a ver en el repertorio de canciones para ver cuál interpretaría, y después de un par de minutos (era una lista de más de quinientas) se detuvo. Esta era perfecta. A ver qué le parecía.
- ¡Que ruede la música! – pidió la pelirroja, y echaron a andar.
Ash casi se esperaba que Misty eligiera una canción estridente para ponerse a gritar y aturdirlo por haberla retado, pero le sorprendió ver que en realidad eligió una canción bastante lenta. Por supuesto, eso no fue nada cuando finalmente abrió la boca para comenzar a recitar la letra.
*Oh, yeah...
De pronto vas sin rumbo alguno,
pues con nadie quieres estar.
Te trato de ayudar, y aconsejar;
no me escuchas, crees que solo vas a llegar.
...
Me vuelves loca, quiero decir.
Me vuelves loca, que sola me haces sentir.
¿Por qué me preocupo, pues qué más me da?
Siento que no puedo ayudarte,
pues me vuelves loca.
Con solo la primera estrofa, Ash se quedó con el ojo cuadrado y la boca totalmente abierta. En primer lugar, con lo gritona que siempre había sido Misty, jamás en toda su vida se la había imaginado cantando. Y ahora no solo lo estaba haciendo; la chica tenía una voz realmente preciosa. El resto de los presentes parecían estar de acuerdo, especialmente Serena. Sin embargo, todo el rato, mientras cantaba, Misty mantenía la mirada fija en Ash, y este no pudo evitar notar que la pelirroja había cambiado la letra ligeramente, como si intentara dirigirse a él específicamente. Pero ya la canción había empezado, así que no tuvo más remedio que seguirla oyendo.
Aquí y allá por doquier buscando
alguna novedad hallar.
Ya sé que extraño eres,
no cambiarás, tú dime,
¿una chica qué ha de hacer?
...
Me vuelves loca, quiero decir
Me vuelves loca, que sola me haces sentir.
¿Por qué me preocupo, pues qué más me da?
Siento que no puedo ayudarte,
pues me vuelves loca.
...
Vete ya sigue tu camino
a ver a quién le importa.
y no me pidas el perdón, Ash Ketchum.
Muy pronto te arrepentirás
mis consejos los recordaras... (Hey eh)
...
Me vuelves loca, quiero decir
me vuelves loca, que sola me haces sentir
¿Por qué me preocupo, pues que más me da?
Siento que no puedo ayudarte, me vuelves loca todo el tiempo...
Y al término de la música, todos empezaron a aplaudir emocionados. Todos menos, obviamente, Ash, que se había quedado tan sorprendido por esto que simplemente se quedó allí con los ojos abiertos y sin parpadear hasta que la pelirroja se bajó del escenario y volvió a sentarse junto a él, sonriendo con satisfacción.
- ¿Y bien? – le dijo ella. – ¿Qué decías?
- ¿Eh? – Ash salió de su trance al hablarle ella. – Bueno, pues...
- Wow, Misty, cantas increíble. – dijo Serena.
- Gracias, Serena. – dijo Misty. – Creo que esto le demuestra a Ash que todos tenemos talentos ocultos, ¿verdad?
El entrenador de Pueblo Paleta quiso decir algo más, pero lamentablemente no pudo. Tenía que reconocerlo, Misty tenía una voz preciosa para cantar. ¿Siempre habría sido así? En todos sus viajes con ella nunca la vio demostrar este "talento oculto" como lo había llamado. Sin embargo, ¿había sido realmente necesario cambiar la letra de la canción para dirigirse a él en específico? Él estaba bastante seguro que la versión original iba en tercera persona y no se dirigía a un "Ash Ketchum". Al ver que no decía nada, Misty se le acercó a susurrarle al oído.
- Admítelo, te gustó...
- Hmm... no lo niego, cantas bien. – dijo él a regañadientes.
- ¿Solo bien? – insistió ella.
- *Suspiro*, de acuerdo, tienes una voz preciosa, ¿eso era lo que querías oír? – le dijo finalmente. Misty sonrió triunfante y de manera juguetona le pellizcó la mejilla.
- Gracias, puedes ser un amor cuanto te lo propones. – dijo mientras guiñaba el ojo.
- Muy bien, ya me toca otra a mí. – salió al paso Sophocles. Todo mundo se preparó para el inminente chirrido que venía ahora. Qué pena no haber traído tapones para los oídos.
El resto de la noche de karaoke fue bastante amena para todos. Después de haber interpretado no menos de tres o cuatro canciones cada una, Misty y Serena obligaron a Ash a que subiera también al escenario. En vista de que no quiso hacerlo solo, intentaron forzarlo a cantar un dueto con una de ellas, y cuando eso tampoco resultó, terminó por cantar un trío. No era que Ash fuese exactamente un cantante como ellas dos, pero tampoco lo hacía del todo mal, tuvieron que admitirlo.
Ya era casi medianoche cuando todos se marcharon del restaurante, y para cuando volvieron al hotel Hanohano, Ash estaba tan rendido que se dejó caer en la cama casi de inmediato, igual que en la fiesta de disfraces en el barco. Serena y Misty se rieron ante esto, pero ellas no tenían sueño todavía, así que salieron al balcón para tomar algo de aire.
- Hmm... qué bien se siente la brisa nocturna. – dijo la pelirroja. – Oye, Serena, no sabía que además de bailar supieras cantar tan bien, qué bien guardadito te lo tenías.
- ¿Y qué me dices tú? – replicó Serena. – Me atrevería a decir que cantas mejor que yo, especialmente esas notas altas. Pero especialmente parecen dársete muy bien las canciones románticas.
- Era una forma de desahogarme. – dijo Misty. – A veces, cuando viajaba con Ash las cantaba sin que él lo supiera, aunque creo que en una ocasión casi lo desperté y se me salió decirle que estaba enamorada de él.
- ¿Y por qué desperdiciaste esa oportunidad? – preguntó Serena. – Habría sido una manera muy dulce de decirle tus sentimientos.
Misty quiso replicar algo, pero el punto de la kalosiana era irrefutable. Por supuesto, la canción donde le dijo a Ash "Me vuelves loca" no era solo porque sí. En aquel entonces, especialmente durante su primer año viajando por Kanto con él, Ash la sacaba de sus casillas con su inmadurez y terquedad. Eso no quería decir que ella no admirara sus mejores cualidades, como su buen corazón, disposición a ayudar a los demás y su determinación por lograr lo que se proponía, pero eso no quitaba que a veces pudiera ser irritante. Aunque admitiéndolo, la culpa también era en parte suya pues tampoco era que ella fuese mucho más madura que él. Le llevó años aprender a controlar su temperamento lo suficiente para no quedar como una niña.
- Pasando a algo más... ¿qué tal les fue en su cita? – preguntó Misty, queriendo cambiar el tema para evadirse la pregunta. Serena no le protestó pues ya la conocía lo suficiente y sabía de antemano cuál era la respuesta.
- La pasamos muy bien. – dijo Serena. – Salimos a comprar algo de ropa en el bulevar antes del picnic. Pensé que tal vez a Ash le vendría bien un cambio de imagen.
- Sí, eso lo noté. – Misty se dio cuenta que Ash había estado usando algo de ropa nueva, seguramente la que Serena le compró, y supo elegirla bien.
- Pasamos por un puente, y me contó cómo atrapó a uno de sus Pokémon en ese lugar. – dijo Serena. – Una historia muy linda... aunque también algo triste.
- ¿En serio? – Misty se mostró interesada en esto.
Serena entonces comenzó a relatar lo que le dijo Ash, acerca de cómo capturó a Litten. Misty se sorprendió bastante; parecía que los Pokémon iniciales de tipo Fuego de Ash tenían un patrón de historias bastante tristes y trágicas: Charmander, Tepig, Chimchar... pero al menos Litten se salvaba de haber sufrido abusos y tuvo quien lo cuidara, hasta que este ya no pudo más. La pelirroja disimuladamente tuvo que limpiarse una pequeña lagrimita al llegar a la parte donde Stoutland finalmente sucumbió a su vejez y se fue para no volver jamás.
- ¿Y qué hay de la tuya? – preguntó Serena, buscando cambiar el humor. – ¿Se divirtieron buceando en el arrecife?
- Oh, claro que sí. – dijo Misty, recuperando su humor habitual. – Hay muchos Pokémon de Agua que nunca antes había visto. Aunque... no me explico cómo puede haber arañas bajo el agua, ugh...
- ¿Algo malo con las arañas? – Serena ladeó la cabeza confusa.
- No solo con las arañas. – confesó Misty. – Para ser honesta... nunca me he llevado del todo bien con los Pokémon de tipo Insecto. Ni porque fueran parcialmente de tipo Agua. Podría hacer algunas excepciones, con los que son lindos, pero... en serio, siguen sin gustarme mucho.
- Entiendo. – asintió Serena. Cualquiera que tuviese Pokémon favoritos, también tenía que tener sus MENOS favoritos por alguna parte. – Si te hace sentir mejor, yo misma tengo mis propios problemas con ciertos Pokémon.
- ¿En serio? – preguntó Misty. Esto también era nuevo.
- Ya te conté una vez que mi mamá es corredora Rhyhorn profesional, ¿verdad? – dijo la kalosiana, y Misty asintió. – Bueno... no sé qué es lo que tengo, pero cuando estoy frente a multitudes de Rhyhorns... parece que enloquecen y vienen directo hacia mí.
- Oh vaya... – Misty se llevó la mano a la boca.
- No es que me ataquen ni nada, pero... es que tener a tantos de ellos amontonados a mi alrededor realmente me pone nerviosa. – confesó Serena. – ¿Me creerás que en una ocasión eso me ayudó a ganar en una exhibición Pokémon? Estaba que temblaba y solo quería salir corriendo de ahí, no me hubiera importado haber perdido solo en esa ocasión.
Misty no supo si debería reírse o no, pero se aguantó las ganas por no querer ofender a su amiga. Por dentro, sin embargo, tuvo que admitir que realmente le parecía gracioso. ¿Suerte o un talento extraño? Era difícil determinarlo.
- Por lo menos te fue útil para algo. – dijo finalmente. – En cambio, mi miedo a los bichos nunca me ha servido de nada. En fin...
Las dos chicas volvieron a mirar hacia el horizonte sobre el mar. Ya solo les quedaba poco más de una semana antes de tener que irse de Isla Melemele y abordar el crucero para regresar a Kanto. Después de eso, cada uno volvería a tomar su propio camino, y todavía no habían hecho para lo que habían venido en primer lugar.
- Creo que será difícil hacer que Ash se decida por una de nosotras de esta manera. – dijo Misty.
- Estoy de acuerdo. – corroboró Serena. – Ha sido divertido y todo, pero... quizás deberíamos preguntárselo directamente.
- Pero no será tan fácil. – dijo Misty. – Ya sé que a veces puede ser un despistado, pero... no creo que esté bien que le digamos así de frente "Hey, Ash, ¿a quién de nosotras dos preferirías como novia?" o algo por el estilo.
- Je, no, claro que no. – dijo Serena. – Pero quizás... no esté tan alejado. Solo hay que encontrar una manera de decírselo.
- Bueno, todo sea mientras respetemos el pacto que hicimos, ¿verdad? – dijo Misty, alzando el dedo meñique.
- Claro. – Serena lo entrelazó con el suyo.
Aunque seguían siendo amigas, a ninguna de las dos se le había olvidado que también eran rivales, y que la verdadera razón de haber tomado estas vacaciones era tratar de hacer que Ash se decidiera por una de ellas. Por lo que podían ver, él parecía sentirse a gusto con ambas, y casi se sentía un poco cruel tener que forzarlo a elegir entre una de las dos. Pero así tenía que ser, eso era inevitable.
- ¿Hmm? – De repente Misty miró hacia un lado del balcón, y después arriba sin razón aparente, como si sintiera algo.
- ¿Qué pasa? – preguntó Serena. – ¿Ocurre algo?
- ¿No sientes como que... como si alguien nos estuviera observando? – preguntó Misty.
Serena miró a su alrededor también. Extrañamente, Misty tenía razón, por un momento, fue como si sintiera los ojos de alguien mirándola. Ahora ya no, pero sí por un momento. Y no le gustaba esa sensación. ¿Acaso alguien estaría espiándolas?
- Quizás solo sea idea mía. – dijo Misty. – Mejor vámonos a dormir, mañana tendremos otro largo día para divertirnos.
Las dos jóvenes regresaron a la habitación para cambiarse de ropa e irse a dormir. Seguramente había sido solo su imaginación. ¿Quién podría estarlas espiando, y para qué? Y de ser ese el caso, tal vez solo fuese algún mirón que le gustaba ver chicas hermosas como ellas dos. Desagradable, pero no tanto para ponerse paranoicas.
Entretanto, la persona que vigilaba los movimientos de Ash y sus amigas muy detenidamente, era nada más y nada menos que cierta mujer de pelo plateado y con gafas oscuras. Tomando ventaja de la oscuridad de la noche, había salido a volar a lomos de su Salamence, tras comprarle un equipo de montura. Era bastante más cómodo volar así, y eliminaba el riesgo inherente de caerse desde una gran altura al volar de pie. Y con tanta gente que hacía lo mismo, nadie se fijaba en ella
Todo el día había estado siguiéndoles los movimientos a ese trío, Ash Ketchum y sus dos amiguitas. Aparte de estar hospedándose en aquel hotel, por lo visto pasaban mucho tiempo en este restaurante. Con tantos testigos iba a ser mucho más difícil echarles mano a esas dos chicas. Lo mejor sería esperar a que estuvieran solas y desprotegidas. Entonces podría hacer su movida y comenzaría a ejecutar su venganza contra el mocoso que arruinó su vida.
Al día siguiente, en el aeropuerto de Melemele...
Misty y Serena no podían creer su suerte. Cuando Lillie les dijo que iba a ir al aeropuerto para recibir a su hermano mayor que venía de visita, casi les da un ataque al oír que Ash quería acompañarla. Más por "obvias" razones de preocupación, pero les alivió un poco que en realidad era porque Ash también tenía su historial con Gladion, en la misma línea que Alain. Y como ya el kalosiano se había marchado, era evidente que Ash no dejaría pasar la oportunidad de una buena batalla con otro de sus (muchos) rivales. Algunas cosas por lo visto nunca cambiarían.
- El vuelo 767 de Aerolíneas Latios acaba de aterrizar por la pista número 14. Pasajeros arribarán al aeropuerto por la puerta 11.
- Ese es el vuelo de mi hermano. – dijo Lillie.
- Pues no perdamos el tiempo, ¡vamos a recibirlo! – dijo Ash, con Pikachu sobre su hombro como siempre.
Ash y Lillie se dirigieron hacia la puerta 11, manteniendo los ojos muy abiertos ante cualquier pelo rubio muy claro en la distancia. Entre tanta gente era difícil distinguir algo, pero finalmente Lillie logró avistarlo y sin perder tiempo empezó a agitar la mano.
- ¡Hermano, por aquí, aquí estoy! – lo llamó. Gladion volteó en su dirección y sonriendo ligeramente se fue caminando hacia ella. Su Umbreon caminaba junto a él. Lillie sin embargo no aguantó y se lanzó a abrazarlo. – ¡Te extrañé mucho!
- Hey, yo también. Me alegra ver que te encuentras bien. – dijo él, limitándose a sonreírle y corresponderle el abrazo con la mano libre. Fue entonces que se percató de quién venía detrás de su hermana. No se vio sorprendido, ella no iba a dejar de decirle.
- Hola, Gladion, cuánto tiempo sin vernos. – lo saludó Ash.
- Ash. – dijo el rubio extendiéndole la mano. – Me han llegado rumores muy interesantes sobre ti. Veo que no has perdido el tiempo, has trabajado para volverte más fuerte.
- ¿Esperabas algo menos? – dijo Ash estrechándole la mano. – Siempre me esfuerzo para ser mejor cada día, ya lo sabes. ¿Y qué hay de ti? Lillie me dijo que te estás haciendo cargo de la Fundación Aether.
- Es solo temporal, hasta que nuestra madre esté de vuelta en condiciones. – dijo Gladion. – Pero alguien tiene que hacerlo, solo lamento que casi no me deja tiempo para entrenar a mis Pokémon.
- Vuelvo a decirlo, si tan solo me lo pidieras, con gusto te ayudaría. – dijo Lillie, algo enfurruñada. – Aunque eso implique tener que dejar la escuela de entrenadores.
- No insistas, sé lo mucho que te gusta tu trabajo. – aseguró Gladion. – En todo caso, ya que Hobbes ofreció hacerse cargo de los asuntos por unos días, decidí aprovechar de venir a visitarte. Y qué bueno que lo hice justo ahora.
Gladion le echó otra mirada a Ash. Años atrás cuando se encontraron por primera vez pudo ver que el muchacho tenía potencial, y estaba seguro de que se volvería todavía más fuerte, y sin mencionar lo que ayudó en salvar a su madre de esa terrible infección de Nihilego. Siempre le estaría agradecido por ello, pero algo no había cambiado, y era que tenía deseos de probar qué tan fuerte se habría vuelto desde entonces.
- Escuché algo de que te volviste Cerebro de la Frontera de Batalla de Kanto. – dijo Gladion. – Imagino que habrás recorrido un largo camino desde la última vez que nos vimos.
- Puedes apostarlo. – dijo Ash. – Tú dime cuando, y podremos tener una buena batalla.
- Habrás mucho tiempo para eso después. – dijo Lillie. – Debes estar cansado por el viaje, hermano, ¿por qué no vamos al restaurante de Mallow para que puedas comer algo? Y además, con eso Ash también podrá presentarte a sus amigas.
- De acuerdo, ya que insisten. Vamos, Umbreon. – le dijo a su compañero.
Y con esto, el trío se dirigió hacia el restaurante de Mallow sin prisa. Gladion echó un ojo a sus alrededores. El aeropuerto de Melemele seguía igual de bullicioso que siempre. Eso era algo bueno de saber, pues le agradaba ver que las cosas no habían cambiado demasiado en su ausencia. Y no podía esperar a ver qué tendría Ash para mostrarle después de tanto tiempo.
En el restaurante de Mallow, poco después...
La celebración de bienvenida para el recién llegado no se hizo esperar. Gladion no era muy dado a las fiestas o reuniones sociales, pero por su hermana decidió hacer una excepción solo por aquella vez. Aunque no lo demostrara mucho, Gladion apreciaba que hicieran eso por él, y le agradaba ver que Lillie siguiera teniendo ese animado grupo de amigos.
Con todo, mientras los demás se divertían, al cabo de un rato el rubio decidió irse por un rato aparte para tener un poco de paz y tranquilidad, y también para tener oportunidad de conversar un poco con Ash. Había mucho de lo que quería ponerse al tanto, después de todo, los dos llevaban mucho tiempo sin verse ni tener ningún contacto.
- Y entonces... ¿cómo es ese Coliseo que tienes en tu pueblo natal? – le preguntó.
- Es casi como un Gimnasio Pokémon que se vería en casi cualquier región, pero tengo un estadio exclusivo para las mejores batallas. – dijo Ash. – Solo a los retadores de la Frontera les permito ver a mis mejores Pokémon.
- Vaya, suena a que es un trabajo difícil. – dijo Gladion.
- No tanto como ser presidente de toda una fundación. – replicó Ash. – Yo no creería poder con algo así.
- Bueno, tengo mis días buenos y días malos, pero me las arreglo. – dijo a su vez Gladion. – De todos modos, extraño poder viajar como entrenador. Es difícil mantener a mis Pokémon en forma cuando estás sentado frente a un escritorio. Sin mencionar que tengo que usar traje, y odio usar traje.
Ash podía simpatizar con eso. A él tampoco le gustaba mucho tener que vestirse de manera formal. Una de las ventajas de ser un Cerebro de la Frontera era que podía vestirse como le diera la gana durante las horas laborales, y en los eventos organizados, Scott era bastante flexible con el "código de vestuario". Definitivamente no envidiaba a Gladion en su posición actual.
- En fin. – dijo Gladion, mirando hacia la fiesta, y centrando su atención específicamente en Misty y Serena, que se encontraban en la mesa conversando, y eran las únicas a las que no reconocía al llegar. – Tus amigas son muy simpáticas.
- Como no tienes idea. – sonrió Ash. – Ellas fueron las que me convencieron de venir de vacaciones aquí en primer lugar.
- Tendré que darles las gracias por eso. – dijo Gladion. – ¿Es idea mía, o las dos se mostraron muy interesadas en ti? Si entiendes lo que quiero decir.
- Ya lo creo. – dijo Ash. – Esas dos dejaron de lado las sutilezas hace mucho. Es muy obvio que ya no están conformes con ser solo mis amigas, y quieren algo más conmigo.
- ¿Y qué piensas hacer? – preguntó Gladion.
Ash se quedó viéndolo, meditando su respuesta, y luego volteó a ver a Misty y Serena. Ellas dos eran quizás la encrucijada más difícil que había tenido en toda su vida. Antes, por ser entrenador, no pensaba en ellas fuera de que fuesen sus amigas y compañeras de viaje, aunque con el tiempo les había tomado aprecio más allá de eso. Madurar también le hizo darse cuenta de que cada una tenía sus cualidades, y no podía decir que no se sintiera atraído a los encantos de cada una. Eran muy opuestas, pero no menos atractivas por eso, y no era que él tuviese un "tipo" en particular al que se sintiera atraído.
- Todavía no lo sé. – dijo Ash. – Las dos son... muy importantes para mí, y creo que cada una de las dos tiene su encanto en particular. No podría decir que una es mejor que la otra de ninguna manera. Pero yo nunca fui bueno para este tipo de cosas, así que la verdad es que no sé qué hacer.
- Bueno, en ese caso, ¿por qué no lidiamos con algo con lo que sí seas bueno? – dijo Gladion. – ¿Una batalla Pokémon, por los viejos tiempos?
- Claro. – dijo Ash. – ¿Ahora mismo?
- No, creo que es mejor mañana. Y de preferencia... en un lugar que esté despejado y donde nadie vaya a molestarnos. Fuera de la vista de todos.
Ash arqueó la ceja ante esto, pero supuso que no haría ningún daño aceptar los términos de Gladion. Además, tampoco era que tuviese prisa ni mucho menos. No estaba mal tomarse descansos de vez en cuando, y además, tenía que avisarles a Serena y Misty lo que planeaba para que no fuesen a pensar que las dejaba plantadas o algo.
Al día siguiente...
Aunque Ash al principio no entendía el por qué Gladion quiso que tuvieran su batalla en un lugar privado y lejos de la vista de todos, no quiso protestar. Mientras le concediera una buena batalla, lo demás era irrelevante. Para él siempre había sido así.
El motivo para Gladion en realidad era porque el Pokémon al que quería poner a prueba era uno que no le gustaba mostrar en público (por muy obvias razones), y cuando Ash lo viera, entendería el por qué prefería que fuese así. Con todo y que Umbreon quería ser quien entrara al juego, el Pokémon tipo Oscuro aceptó la decisión de su amo y retrocedió para hacerles espacio.
- ¿Estás listo, Ash? – preguntó Gladion, ajustándose su Anillo-Z.
- Cuando tú digas. – replicó Ash, a su vez ajustándose el Mega Aro de su muñeca derecha. Ya tenía en mente a quién utilizaría para esta batalla, y sin esperar a que Gladion eligiera, él ya lo había decidido. – ¡Charizard, yo te elijo!
- ¡Char! – El lagarto volador de tipo Fuego apareció en el campo. A diferencia del de Alain, llevaba su Charizardita Y en una banda en el brazo derecho, y abriendo las garras y soplando un Lanzallamas a corta distancia, esperó sus órdenes.
Gladion observó a Charizard detenidamente. Sus colores brillantes, sus extremidades musculosas, y esos ojos que ardían llenos de determinación, todo apuntaba a años de experiencia y entrenamiento que debían hacerlo verdaderamente fuerte. Todo indicaba que sería un gran oponente para su compañero.
- ¡Ve, Silvally! – ordenó Gladion arrojando una Ultra Bola. Y fue entonces cuando Ash entendió por qué Gladion quiso que tuvieran su batalla en privado.
El Pokémon al cual Gladion eligió era uno al cual reconocía muy bien. Era un Pokémon artificial, creado como una especie de quimera por todos los atributos que tenía: el torso y las patas traseras, de color negro con manchas púrpuras, eran como de mamífero, pero las delanteras eran de color verde y terminaban en unas filosas garras aviarias, y tenía una cola azul y blanco con forma de aleta de pez. Lo único diferente, era que ahora no traía puesta una máscara que cubriera su rostro, que era como propio de un canino como un lobo mecánico y su cresta ahora tenía una especie de "plumas" blancas apuntando hacia atrás.
- Oye, ¿ese no es...? – dijo Ash al reconocerlo.
- ¿Type: Null? Ya no. – dijo Gladion con seriedad. – Decidí que merecía tener un verdadero nombre, y elegí llamarlo Silvally. O más bien... él lo eligió.
Ash sonrió ante esto. Aun sabiendo las circunstancias del origen de este Pokémon, que fue creado artificialmente, era agradable ver que Gladion no solo lo trataba como un ser vivo y consciente, sino como su compañero. Bueno, él habría hecho lo mismo en su lugar. De todas maneras, a un Pokémon único y raro como ese era mejor no dejarlo ver en público o la gente empezaría a hacer preguntas, y eso no le convenía.
- Muy bien, ¡vamos a empezar! – exclamó Ash. – ¡Charizard, inicia con Lanzallamas!
- ¡Chaaaaaaaar! – Con un rugido, Charizard dejó salir su Lanzallamas contra Silvally.
- ¡Esquiva y usa Avalancha de Rocas! – ordenó Gladion.
El Pokémon quimera saltó fuera del camino del chorro de fuego, y mientras estaba en el aire, los pelos alrededor de su cuello empezaron a brillar mientras generaban trozos de roca que salieron disparados hacia Charizard a gran velocidad.
- ¡Charizard, protégete con Ala de Acero! – replicó Ash.
Dicho y hecho, Charizard revistió sus alas de energía metálica y las cerró para cubrirse. Los trozos de roca golpearon contra la superficie de metal, deshaciéndose en pedazos aún más pequeños al chocar y sin hacer ningún daño significativo. Gladion de ver eso decidió combatir metal con metal.
- ¡Garra Destructora! – exclamó.
Las patas delanteras de Silvally empezaron a resplandecer también con una energía roja mientras saltaba hacia Charizard, todavía en posición defensiva. Al aterrizar sobre sus patas traseras, comenzó a golpear las alas metálicas con sus garras, y pese a ser un ataque de tipo Normal contra una defensa de tipo Acero, tenía la fuerza suficiente para hacerlo retroceder, pero sin lograr penetrar su guardia, hasta que finalmente Charizard cedió y se vio forzado a volver a abrirlas.
- ¡Nitrocarga! – exclamó Gladion.
Silvally se envolvió en llamas y se disparó envuelto en llamas contra Charizard, literalmente arrollándolo. Charizard se puso de pie y replicó con un Lanzallamas, pero el efecto de Nitrocarga se activó y Silvally se desplazó más rápido y pudo ponerse en un mejor ángulo para un contraataque.
- ¡Otra vez, Avalancha de Rocas!
Silvally volvió a disparar la lluvia de rocas contra Charizard, y esta vez Ash no tuvo tiempo de decirle que montara su defensa de Ala de Acero. No obstante, eso no quería decir que Charizard estuviera indefenso, todo lo contrario. Sin que Ash se lo ordenara, el Pokémon de Fuego comenzó a usar sus garras para desviar la lluvia de rocas, y la última, que era particularmente grande, la bateó de un coletazo mandándosela de vuelta. Tanto Silvally como Gladion se vieron sorprendidos por esto.
- ¿Dónde aprendió tu Charizard a hacer eso? – preguntó Gladion.
- En el Valle Charicific. – dijo Ash. – En ese lugar aprendió algunas cosas, como a tomar su iniciativa en determinadas situaciones.
- Interesante. – Gladion sonrió ante esto. Un Pokémon que fuese leal a su entrenador, pero que fuera capaz de tomar sus propias decisiones con iniciativa ciertamente era un compañero y aliado valioso. Eso era algo que tenía que trabajar él con Silvally. Por lo visto, el poder en bruto no sería suficiente para ganar. – ¡Silvally, usa Nitrocarga de nuevo!
- ¡Charizard, Cola de Dragón!
Esta vez, en vez de atacar, Charizard esperó a que Silvally llegara con su Nitrocarga a toda velocidad, y dio un coletazo bajo para hacerlo tropezar. Mayor velocidad implicó que se fuera de narices mucho más fuera de control cuando se tropezó, y en cuando la Nitrocarga se dispersó, Charizard inmediatamente le soltó un Lanzallamas por la retaguardia.
- ¡Ahora, Charizard, Ala de Acero! – siguió presionando Ash.
Determinado a continuar con el asalto, mientras Silvally todavía seguía en el suelo, Charizard se elevó y se lanzó en picada a atacar a Silvally con sus alas metálicas. Gladion alcanzó a ordenarle que usara Garra destructora para afianzarse en el suelo al recibir el golpe. Aunque Charizard lo arrastró un poco, finalmente se detuvo.
- ¡Multiataque! – ordenó Gladion.
Silvally rugió y empezó a resplandecer cargándose de energía. Acto seguido se disparó a toda velocidad hacia Charizard, embistiéndolo con fuerza. Pero no se detuvo ahí: apenas aterrizó del otro lado se dio la vuelta y atacó otra vez. Y repitió el patrón una, dos, tres veces más, logrando desorientar a Charizard lo suficiente para dejarlo abierto a otro ataque.
- ¡Ahora, Avalancha de Rocas!
Silvally volvió a invocar la lluvia de rocas contra Charizard, que esta vez no pudo poner ninguna defensa para protegerse, recibiendo todo el daño de lleno. Solo su aguante por toda su experiencia y entrenamiento le permitió resistirlo hasta que terminó. Al ver esto, Gladion decidió que era momento de liquidar el encuentro y levantó su Anillo-Z.
- ¡Aquí vamos! – dijo mientras comenzaba a hacer la pose para el Movimiento-Z de tipo Roca. – ¡Recibe mi poder ahora!
Ash supo que si Charizard recibía ese ataque de lleno en su estado actual perdería irremediablemente. El poder de Silvally era increíble. Pero Ash y Charizard todavía no habían utilizado todo lo que tenían. Quizás no tuvieran un Movimiento-Z para contrarrestar el de Gladion, pero tenía su Charizardita Y para incrementar su poder. Con suerte, eso sería suficiente para sobrevivir a este ataque y continuar la batalla.
- ¡CHOQUE CONTINENTAL!
- ¡CHARIZARD, MEGA EVOLUCIONA! – exclamó Ash, levantando su muñeca derecha y tocando su Piedra Activadora.
Al tiempo que el Cristal-Z de Gladion comenzaba a darle su poder a Silvally, la Charizardita Y comenzó también a reaccionar, cubriendo de energía a Charizard por completo y despertando el poder adicional. Silvally saltó en el aire atrayendo una enorme multitud de rocas que se fusionaron en una sola gigantesca, para luego empujarla de un golpe con sus cuatro patas hacia abajo donde estaba Charizard. Esta lo aplastó irremediablemente, pero a los pocos segundos y para sorpresa de Gladion, comenzó a agrietarse, hasta que los peñascos volaron violentamente, producto de una gran explosión de fuego.
Charizard todavía estaba de pie en el mismo lugar, algo golpeado, pero el poder de la Mega Evolución lo había salvado de caer noqueado después de ser aplastado por esa roca. Había crecido ligeramente en tamaño y su piel se había tornado de un tono ligeramente más oscuro. En sus brazos habían crecido unas protuberancias, sus alas eran mucho más extensas de lo normal, y un tercer cuerno había aparecido en medio de su cabeza. Se había convertido en Mega Charizard Y.
Gladion se quedó viéndolo con sorpresa. Esa había sido una maniobra inteligente; Mega Evolucionar a Charizard ayudó a que la energía mitigara parcialmente el daño del Movimiento-Z, y ahora tenía un segundo aire para continuar peleando. Era obvio que se estuviera guardando lo mejor para el final.
- ¡Lanzallamas! – ordenó el moreno.
Con un rugido, Charizard lanzó un chorro de fuego, más potente y rápido que antes de Mega Evolucionar, al punto que Silvally no tuvo tiempo de esquivar y recibió todo el ataque. Al terminar, le había dejado unas quemaduras bastante graves, y Silvally se resintió ante ellas. Gladion se dio cuenta que tenía que irse con todo para ganar ahora que había utilizado su mejor carta con el Movimiento-Z. Aunque Charizard había recibido daño del Movimiento-Z, la victoria sería incierta hasta el final.
- ¡Lanzallamas de nuevo! – volvió a ordenar Ash.
- ¡Silvally, Nitrocarga! – ordenó el rubio.
Para un ataque de Lanzallamas tan poderoso, lo mejor que podía hacer era combatir fuego contra fuego, usando la capa flamígera de la Nitrocarga como protección para acercarse a Charizard y embestirlo. Cuando Charizard dejó de soplar, Silvally también disipó la Nitrocarga, y Gladion le ordenó utilizar Multiataque otra vez. Silvally flanqueó a Charizard para atacarlo primero por la izquierda, luego por la derecha y finalmente por atrás. Pero cuando intentó el cuarto golpe por el frente, Charizard se anticipó y lo agarró por sus garras frontales, deteniéndolo en seco.
- ¡No! – exclamó Gladion.
- ¡Charizard, llévate a Silvally hacia el aire! – ordenó Ash. Sin perder tiempo, Charizard agitó las alas y se echó a volar hasta casi perderse de vista, y Gladion tuvo que cubrirse los ojos al estar contra el sol. – ¡Movimiento Sísmico!
Charizard rugió y comenzó a volar dando vueltas para ganar velocidad. Cuando ganó suficiente impulso descendió vertiginosamente hacia el suelo, estampando a Silvally con todas sus fuerzas de cara en la arena. Mucho polvo se levantó en el impacto y tras unos segundos los entrenadores vieron el resultado. Charizard estaba de pie jadeando mientras Silvally yacía en un cráter producto del impacto. Sin embargo, al cabo de unos segundos, la quimera abrió los ojos y volvió a ponerse de pie de un salto, encarando a su adversario nuevamente.
Gladion disimuladamente dio un suspiro de alivio al ver que Silvally no estaba fuera de combate todavía. Charizard y Ash observaron con algo de sorpresa a sus oponentes, pero luego sonrieron. No cabía duda que Gladion y Silvally eran un equipo realmente fuerte, y tenían que responderles con todo lo que tenían. El combate todavía continuaba.
De repente, Pikachu paró las orejas. Incluso en el calor (literal) de la batalla, a sus agudos sentidos nunca se les escapaba lo que ocurría a su alrededor, y en cuanto oyó un batido de alas que se aproximaba, se puso en alerta.
- ¡Pikapi, pikachu! – exclamó, jalándole el pantalón a Ash.
- ¿Eh? ¿Qué pasa, Pikachu? – preguntó el chico. Gladion también se detuvo por la interrupción. Ash miró a donde señalaba, y vio un pequeño punto que se aproximaba hacia ellos, difícil de ver debido al sol, pero poco a poco se fue haciendo más claro.
- ¡Ori, ori! – empezó a graznar a medida que se acercaba.
Gladion se sorprendió de ver que un Oricorio en forma Pom-Pom de repente aterrizaba y se ponía a hablar con Pikachu. Parecía realmente agitado. Pikachu se sobresaltó e inmediatamente empezó a hablar con Ash, haciendo muecas (y por un segundo, casi podría jurar que adoptó los rostros de las amigas de Ash, Serena y Misty). El caso fue que al terminar, Ash también tomó una expresión de total alarma, y sin perder tiempo se dirigió hacia donde estaba Gladion.
- ¿Ocurre algo? – preguntó Gladion.
- Parece que Misty y Serena están en problemas. – dijo Ash. – Odio decir esto, pero creo que tendremos que dejar la batalla para después.
- ¿Tienen problemas? ¿Cómo lo sabes? – preguntó Gladion.
- Este Oricorio es de Serena. Por lo que le dijo a Pikachu, parece que escapó para pedir ayuda y vino a buscarme. – explicó Ash. Gladion no se molestó en cuestionar cómo era que Ash podía entender lo que decía Pikachu, pero si lo que decía era cierto, y las amigas de Ash tenían problemas, no podían perder el tiempo.
- Iré a buscar a mi hermana y a los otros. – ofreció Gladion. – Si algo les sucedió, te ayudaremos en lo que podamos.
- Gracias. – dijo Ash. – Oricorio, llévanos. ¡Vamos, Pikachu, Charizard!
Oricorio echó a volar de nuevo y Ash, Pikachu y Charizard se fueron tras él, mientras Gladion se iba por su lado para buscar a los otros. Por mucho que le encantaría terminar la batalla (odiaba que lo interrumpieran cuando estaba en medio de una), si Oricorio había llegado así, algo serio tenía que haber pasado. Por dentro el moreno rezó porque Misty y Serena no se hubieran metido en algo malo. Si bien ellos nunca buscaban activamente problemas, algo que no había cambiado era que seguían teniendo un talento especial para que los problemas los encontraran a ellos a dondequiera que fuesen, muchas veces cuando menos los necesitaban. Ya le extrañaba que las vacaciones se le hubieran hecho tan relajantes hasta ese momento.
Unas horas antes, aquella mañana...
Misty y Serena no tenían ningún otro plan para aquel día. Ya a estas alturas las dos habían podido aprovechar el premio que se ganaron en la batalla que tuvieron en el crucero y no tenían prisa de terminar de gastarlo. Y en vista de que Ash de nuevo había ido a tener una batalla con un viejo amigo/rival, las dos decidieron seguir su ejemplo y ver si encontraban una forma de hacer lo mismo. En el caso de Misty, era una manera de desahogarse de la molestia que le provocó la decisión de Ash de no pasar el día con ninguna de las dos.
- No puedo creer que Ash prefiera irse a tener una batalla con Gladion antes que pasar el día con nosotras. – se quejó la pelirroja.
- ¿Puedes culparlo? Ash siempre será Ash. – lo defendió Serena. – Él jamás deja la oportunidad de una buena batalla.
- Supongo que tienes razón. – dijo Misty. – Aun así, ya solo nos queda una semana antes de marcharnos y... no parece que Ash vaya a decantarse por una de nosotras muy pronto.
- Bueno, tampoco es que se lo estemos poniendo fácil. – señaló Serena. – Sigo pensando que deberíamos preguntarle directamente. Ya sabes cómo es él, es mejor decirle las cosas de frente.
- Empiezas a convencerme. – admitió Misty, y luego se estiró un poco. – Ah, en este momento desearía tener a alguien a quien golpear para quitarme de encima este estrés.
- ¡Acérquense, acérquense! ¡Solo para las señoritas, tenemos un torneo femenil improvisado y quedan dos plazas disponibles! – anunciaba de repente una mujer con un megáfono. – ¡Las reglas son simples, batallas uno a uno, y en cada ronda tendrán que utilizar un Pokémon diferente! ¡La ganadora recibirá un jugoso premio en efectivo de 25.000!
Serena y Misty intercambiaron miradas, observando en la dirección donde la mujer anunciaba el torneo improvisado. Había una especie de tarima con un campo de batalla y un escenario que no parecía muy distinto de los de los Concursos Pokémon, aunque era al aire libre y las tarimas estaban llenándose de espectadores. Sin perder tiempo, las dos corrieron hacia allá.
- Disculpe, ¿podemos entrar? – preguntó Misty.
- ¡Por supuesto, vayan por allá! – dijo la anunciadora, señalando a un puesto donde había otra mujer con anteojos que tomaba notas.
La mujer registró los datos de las dos y con eso quedaron oficialmente en el torneo. Qué oportuno, justo lo que Misty necesitaba. Pero como dirían, cuando algunas cosas parecían demasiado buenas para ser verdad, normalmente lo serían, pues había alguien que les había puesto el ojo.
J había estado siguiendo los movimientos de las mocosas desde hacía rato, y ahora parecía tener la oportunidad perfecta para echarles la mano encima. Todo fue cuestión de meterse entre el público que venía a ver este estúpido torneo. Con suerte, tal vez los Pokémon de ambas estarían demasiado cansados una vez que hubiera terminado como para poder protegerlas. Aunque estaba preocupada especialmente por el Gyarados de la niña pelirroja, seguramente se lo guardaría para la ronda final.
Tras hacerse el sorteo, Misty y Serena quedaron en bloques opuestos, lo que quería decir que hipotéticamente no se enfrentarían sino hasta la final. Las batallas eran de eliminación, cuatro rondas y en cada una tenían que utilizar a un Pokémon diferente. Era obvio que ninguna de las dos querría utilizar su mejor carta en las primeras rondas. Cualquier herida que sufrieran los Pokémon sería curada después del torneo. También, las batallas durarían diez minutos y al término de ese tiempo, los jueces podrían decidir por un puntaje cuál de los dos Pokémon avanzaría a la siguiente ronda. Serena observó que esta mecánica era muy similar a los Concursos Pokémon, así que decidió que utilizaría esto a su favor. Misty, entretanto, decidió que simplemente intentaría golpear primero y tan fuerte como le fuera posible para no darle a sus oponentes la oportunidad de responder.
- ¡Comienza el primer encuentro del bloque A! ¡Nuestra primera batalla, Misty contra Madame Florence!
- ¿Qué tenemos aquí? – dijo la oponente frente a Misty, una mujer gorda y cuarentona con un vestido floral y dándose aires con un abanico. – Jovencita, ¿por qué no mejor te das por vencida ahora y te ahorras la humillación?
- Normalmente me enseñaron a ser respetuosa con mis mayores, pero si va a ponerse así, le tendré que dar una lección, señora. – replicó la pelirroja tomando su Pokébola. – No me guarde rencor cuando trapee el suelo con su Pokémon.
- ¿Competidoras listas? – dijo la réferi. – ¡Comiencen!
- ¡Shiinotic, querido, es tu turno! – ordenó Madame Florence.
- ¡Misty llama a Starmie! – exclamó a su vez la pelirroja.
Starmie de pronto se encontró de frente con un Pokémon que Misty jamás había visto, seguramente sería nativo de Alola. Cuerpo delgado y pálido con bracitos flacos como palillos y pies pequeños en una especie de "pantalones" rosas, y un enorme hongo sobre su cabeza morado con manchas blancas y el borde rosa. Un tipo Hierba seguramente, si tuviera que adivinar. Tenía que irse con cuidado.
- ¡Shiinotic, usa Somnífero! – ordenó la gorda. Inmediatamente el hongo agitó su cabeza y disparó una nube de esporas azules hacia la estrella marina.
- ¡Starmie, Giro Rápido y Chorro de Agua! – replicó Misty.
La estrella púrpura comenzó a girar al tiempo que disparaba agua por varias de sus puntas, creando lo que claramente era la versión de Misty para el Contraescudo, protegiéndose del Somnífero y al mismo tiempo acercándose a golpear al hongo con todo su cuerpo. La mujer gorda frunció el cejo por no haber podido acertar el primer golpe.
- ¡Shiinotic, querido, contraataca con Fuerza Lunar! – ordenó la gorda. El hongo se levantó y empezó a generar una luz multicolor, empezando a cargar su ataque.
- ¡Starmie, usa Atactrueno! – exclamó Misty. Starmie hizo lo propio, preparando el ataque eléctrico para contrarrestar el de Shiinotic.
Los rayos de electricidad colisionaron de frente con la ráfaga de energía de hada y la explosión hizo volar hacia atrás a los dos Pokémon, pero estos aterrizaron de pie frente a sus entrenadoras respectivas, poco o nada afectados y listos para continuar. Misty decidió seguir presionando con la ofensiva mientras todavía.
- ¡Giro Rápido! – ordenó, y al instante Starmie salió volando directo hacia Shiinotic dando vueltas.
- ¡Arraigo! – ordenó Madame Florence, y de inmediato Shiinotic clavó sus pies en el suelo sacando unas raíces para afianzarse y resistir el embate de Starmie con firmeza, aprovechando para agarrarse de ella cuando finalmente paró de girar. – ¡Ahora, Giga Drenado!
Unos hilos de energía verdes brotaron de todo el cuerpo de Shiinotic, envolviendo por completo Starmie. La estrella marina no tuvo tiempo de liberarse antes de que le succionaran una buena cantidad de su energía, pero logró que la soltaran cuando Misty oportunamente le ordenó hacer un Atactrueno a quemarropa, y saltó hacia atrás para ponerse a buena distancia y evitar que continuara con el Giga Drenado, pero la mujer gorda todavía no había terminado su asalto.
- ¡Vuelve a usar Somnífero, querido! – ordenó.
El hongo volvió a soltar la nube de esporas adormecedoras. Misty trató de defenderse de la misma manera que antes, pero la fuerza de Starmie había disminuido y con ella también su tiempo de reacción, así que no pudo montar bien el Contraescudo de la misma manera que antes y no alcanzó a dispersar el Somnífero. Starmie se encogió y se tumbó en el suelo mientras su gema roja empezaba a parpadear hasta apagarse. Misty apretó los dientes, pero lo peor parecía estar por venir ahora.
- ¡Come Sueños! – exclamó Madame Florence.
Shiinotic empezó a resplandecer y sus ojos se tornaron de color rojo, mientras comenzaba a absorber de nuevo la energía de Starmie mientras ella no podía hacer absolutamente nada. La gema roja parpadeaba cada vez con más debilidad, y si seguía de ese modo terminaría derrotándola de una manera muy humillante.
- ¡Starmie, deprisa, tienes que despertar! – exclamó Misty.
Shiinotic continuó absorbiendo la energía de Starmie, y eso sumado al hecho de que estaba enraizado y absorbiendo nutrientes para seguirse curando él mismo parecía que nunca podría derrotarlo.
- ¡Starmie, vamos, despierta! – siguió gritando la pelirroja.
- ¡Ah, jajajajajaja! – se rio la gorda. – Jovencita, es mejor que te des por vencida. No podrás derrotar a mi Shiinotic.
Afortunadamente, en aquel momento Starmie volvió en sí y se despertó, pero ya el daño estaba hecho. Al parecer apenas podía mantenerse en pie, pero Misty todavía no iba a darse por vencida. Todavía tenía algunos trucos bajo la manga. Primero lo primero; atacar el problema de raíz... literalmente.
- ¡Shiinotic, termina con Giga Drenado! – ordenó la gorda.
Misty ya no iba a dejarle seguir haciendo su juego. Fijando la vista primero en las raíces clavadas en el suelo, ese era el primer punto al que tenía que atacar, y sabía perfectamente cómo tenía que hacerlo.
- ¡Starmie, Rayo de Hielo, apunta hacia las raíces! – exclamó Misty.
Antes que los hilos del Giga Drenado lograran alcanzarla, el rayo congelante de Starmie golpeó las raíces de Shiinotic, congelándolas instantáneamente e interrumpiéndole su ataque. Pero Misty no se detuvo allí: aprovechando que estaba inmovilizado continuó disparándole Rayos de Hielo uno tras otro hasta congelarlo casi por completo. Ahora con eso tenía la oportunidad de darle la vuelta al encuentro.
- ¡Starmie, Recuperación, ahora! – ordenó Misty.
La gema de Starmie comenzó a resplandecer intensamente, y una luz de color rosa envolvió a la estrella marina, mientras lento pero seguro comenzaba a reponer sus energías. Entretanto, Madame Florence gritaba urgiéndole a su Shiinotic que se esforzara por salir del hielo, y este intentaba sacudirse para tratar de romperlo. Cuando estuvo a punto de lograrlo, Madame Florence se enfureció y decidió lanzarle su ataque más fuerte.
- ¡Rayo Solar!
Mientras Starmie intentaba reponer sus energías robadas, Shiinotic empezó a cargar su energía para darle con todo lo que tenía, con su hongo empezando a resplandecer intensamente. Misty tenía que darse prisa: si ese Rayo Solar conectaba, Starmie no lo sobreviviría.
- ¡Starmie, prepara una Hidrobomba y espera a que te diga para lanzarla!
El precio por el Rayo Solar era que el tiempo de recarga era algo tardío, y en ese momento no había clima soleado para acelerarlo. Sin embargo, con Starmie ocupada usando Recuperación eso no era un problema. Sin embargo, Misty había peleado con suficientes Pokémon de tipo Hierba con Rayo Solar en su gimnasio para saber cómo utilizarlo en su contra. Todo era cuestión de lanzar un ataque que le causara disrupción al ataque justo en el momento exacto, y ese momento era exactamente antes de que alcanzara el ápice de carga. Solo tenía que medir el brillo en el Pokémon...
- ¡Ahora! – exclamó Misty.
Starmie disparó un poderoso torrente de agua en espiral hacia Shiinotic. Aunque no fuese muy efectivo, la Hidrobomba tuvo el efecto deseado de desestabilizar al hongo justo cuando terminaba la carga del ataque, y este le explotó encima lanzándolo hacia el cielo, y haciéndolo caer noqueado.
- ¡Shiinotic no puede continuar! ¡Starmie gana el encuentro y Misty pasa a la siguiente ronda! – declaró la réferi.
- ¡Sí, así se hace, Starmie! – celebró Misty.
- ¡No puede ser! – se quejó Madame Florence. – ¿Cómo pude perder?
Mientras la gorda recogía a su hongo y se iba molesta, Misty retiraba a Starmie. Eso estuvo muy cerca; si las demás concursantes eran así de buenas, tenía que irse con mucha más cautela, y decidir con cuidado a quienes utilizaría en las próximas rondas. Obviamente planeaba guardar a Gyarados para el final, y Serena seguramente utilizaría a su Delphox, que era su Pokémon más fuerte. Hasta entonces, se quedaría observando y animándola en sus combates.
Serena tuvo que esperar hasta el último turno de su bloque, y aunque no lo demostrara mucho se sentía realmente ansiosa. Había visto que las otras concursantes eran bastante buenas, y con solo ver el combate que le tocó a Misty en su primer turno supo que no podía tomar a ninguna a la ligera. Finalmente, cuando la llamaron, al ponerse en su posición en el campo de batalla, tuvo la extraña sensación de que su oponente le era familiar. Una chica más o menos de su edad, con cabello negro muy largo y usaba un vestido veraniego con un sombrero de sol con una flor púrpura, con un aire de ser niña rica.
- Espera... yo a ti te conozco. – dijo la chica al ver a Serena. – ¡Tú fuiste la que me venció en la exhibición de Ciudad Fleurrh hace años!
- ¿Qué dices? – preguntó Serena.
- ¡Qué comience ahora el combate entre la señorita Amelia y la señorita Serena! – dijo la anunciadora, y fue entonces que el nombre hizo que Serena se acordara.
- ¡Por tu culpa perdí mi oportunidad en aquella ocasión! – exclamó Amelia tomando su Pokébola. – ¡Me las vas a pagar! ¡Espeon, ve!
- ¡Espeon! – La Eeveelution de tipo Psíquico apareció en el campo alistándose para la batalla.
Serena poco a poco fue recordando. Esta chica llamada Amelia había sido una de sus oponentes en Ciudad Fleurrh. En aquel momento Amelia era una de las favoritas y Serena no se sentía segura de poder vencerla, pero sorprendentemente, lo logró. Después de la competencia vio cómo Amelia se aproximaba a Palermo, pidiéndole otra oportunidad y diciéndole que había hecho una mejor presentación que Serena, pero fue rechazada. No la había vuelto a ver desde entonces, pero ahora se veía realmente enfadada. ¿Acaso le guardaba rencor? Fuera cual fuera el caso, no se iba a dejar intimidar por ella.
- ¡Sylveon, sal al escenario!
- ¡Syl! – Si Amelia la iba a enfrentar con una Eeveelution, parecía justo responderle con la suya propia.
- ¡Espeon, inicia con Fuerza Psíquica! – ordenó Amelia. Los ojos y la gema en la frente de Espeon comenzaron a resplandecer mientras concentraba su poder para iniciar su ataque.
- ¡Sylveon, Protección! – replicó Serena.
En respuesta, la Sylveon de Serena levantó una barrera protectora, manteniéndola hasta que Espeon cesó de emitir el poder psíquico. Esto tardó mucho más de lo que Serena se imaginó, pero Sylveon pudo resistir toda la duración.
- ¡Sylveon, usa Brillo Mágico! – exclamó Serena.
Sylveon comenzó a resplandecer en una luz arcoíris, y dando un enorme salto, hizo caer sobre Espeon una lluvia de rayos multicolor. Este trató de correr y saltar pero no pudo evitarlos todos, para gran irritación de Amelia por no poder conectar el primer golpe.
- ¡Espeon, acércate y usa Cola de Hierro! – ordenó Amelia.
- ¡Eon! – La cola de Espeon se tornó en un brillo metálico y se lanzó rápidamente hacia Sylveon para darle un golpe con ella.
- ¡Doble Equipo! – exclamó Serena.
- ¡Sylveon!
En rápida sucesión, copias de Sylveon comenzaron a aparecer por todo el campo, y Espeon golpeó a una de ellas, disipándola. Sin amilanarse, Espeon insistió y se lanzó hacia el siguiente, pero el resultado fue el mismo, y por cada una que desaparecía parecían reemplazarla otras tres o cuatro.
- ¡Espeon, usa Híper Voz por todo el campo!
- ¡ESPEOOOOOON!
Espeon se irguió en todo centro del campo y levantando la cabeza comenzó a gritar hacia el cielo mandando una gran onda sónica por toda su área cercana. Serena se sorprendió; era la primera vez que presenciaba un ataque de Híper Voz, aumentando la fuerza con cada grito. El área se fue expandiendo poco a poco, disipando las copias del Doble Equipo una tras otra, hasta que finalmente las ondas alcanzaron a la verdadera Sylveon, aturdiéndola.
- ¡Ahí está! ¡Golpéala con Cola de Hierro! – exclamó Amelia.
Sin perder tiempo, Espeon corrió hacia Sylveon aprovechando que seguía aturdida por el ataque de Híper Voz. Saltándole encima le dio uno, dos, tres coletazos, el tercero particularmente fuerte directo a la cara y haciéndola caer al suelo.
- ¿Sylveon, estás bien? – preguntó Serena preocupada. Esos ataques de Cola de Hierro tuvieron que haberle dolido.
- Syl... ¡Sylveon! – La Eeveelution de tipo Hada rápidamente se incorporó como si no le hubiera pasado nada y encaró a su contraparte valientemente, lista para continuar.
- Vaya, son muy resistentes. – dijo Amelia. – ¡Espeon, otra vez usa Fuerza Psíquica!
- ¡Sylveon, Protección!
Igual que antes, Sylveon trató de escudarse de la Fuerza Psíquica de Espeon detrás de Protección, pero esta vez, la Eeveelution de tipo Psíquico consiguió mantener el ataque durante más tiempo del que duró el domo protector, y apenas vio que caía la barrera, atacó con toda su fuerza y la hizo volar por los aires para azotarla contra el suelo. Amelia miró con satisfacción ver como su oponente caía y volvía a esforzarse por ponerse de pie.
- ¡Terminaremos esto con estilo! ¡Vista al Futuro! – exclamó Amelia.
Serena se paralizó ante esto. Vista al Futuro era un movimiento de acción retardada, pero el daño que provocaba podía ser masivo. Sin embargo, recordando la batalla de Ash en el gimnasio Anistar, la artista-coordinadora sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Ash había utilizado a Pikachu para medir el tiempo en que el ataque era ejecutado, y ella sabía por experiencia que un Pokémon bien entrenado podía ejecutarlo aproximadamente en un minuto, y que siempre había un destello que avisaba por donde y cuando llegaría un par de segundos antes.
- ¡Esquiva con Doble Equipo hasta que te diga, Sylveon! – ordenó Serena.
Igual que antes, Sylveon comenzó a multiplicarse por todo el campo. Amelia sonrió con arrogancia, ¿acaso estaba desesperada por escapar del inminente ataque y solo buscaba retrasar lo inevitable? La chica de pelo negro le ordenó a su Espeon volver a utilizar Híper Voz para dispersar el Doble Equipo. Sin embargo, esta vez, Sylveon se mantuvo fuera de su rango y en constante movimiento para evitar que dispersara los clones por completo. Entretanto, Serena contaba mentalmente y mantenía los ojos abiertos ante cualquier señal de la Vista al Futuro. Hasta entonces, tenía que permanecer alerta.
- "Cincuenta segundos... en cualquier momento." – Serena siguió mirando con cuidado. Por la esquina del ojo alcanzó a ver el destello psíquico. – ¡AHORA, PROTECCIÓN!
Dicho y hecho, justo antes de que una enorme columna de poder psíquico descendiera encima de Sylveon, el Doble Equipo se dispersó y Sylveon levantó su domo protector, salvándose en el último instante y dejando a Amelia y Espeon con las bocas abiertas.
- ¡¿Cómo supiste cuándo llegaría?! – exclamó la pelinegra.
- Ya he visto suficientes ataques de Vista al Futuro para medirles el tiempo. – replicó Serena. – ¡Sylveon, dispersa tu Brillo Mágico por todo el campo!
- ¡Sylveon!
Sylveon volvió a colocarse en todo el centro del campo de batalla para iniciar su ataque, pero en lugar de saltar, se quedó en el suelo, y tomando una página del libro de Espeon y Amelia ejecutó el ataque como una gran explosión luminosa centrada en ella. Espeon trató de saltar fuera de radio pero no alcanzó a escaparse. Serena sonrió; después de un ataque como ese estaban muy cerca de ganar. Amelia, por su parte, parecía sentirse más irritada a cada momento.
- ¡Espeon, vamos a quitarles esa sonrisa de la cara! – exclamó. – ¡Cola de Hierro y acaba con ellas!
Espeon envolvió su cola en energía metálica y volvió a lanzarse de frente a la carga. Serena y Sylveon suspiraron con resignación, debían estar desesperadas para intentar un ataque frontal de manera tan imprudente. Sylveon saltó para evadir el coletazo metálico y se puso detrás de Espeon mientras cargaba otra Fuerza Psíquica.
- ¡Fuerza Psíquica a todo poder! – exclamó Amelia.
Esta vez, Sylveon no alcanzó a reaccionar a tiempo para protegerse, y la Fuerza Psíquica de Espeon la atrapó, alzándola en el aire. Después de azotarla contra el suelo un par de veces, la arrojó describiendo un arco encima de ella hacia el otro lado del campo. Podría parecer el final, pero Serena no iba a dejarse caer sin estilo.
- ¡Sylveon, sujeta a Espeon con tus listones! – gritó Serena.
Sylveon alargó sus listones y agarró por las patas a Espeon, tomándola tanto a ella como a Amelia por sorpresa. Todavía en el aire le dio un tirón y la arrastró consigo, estampándola de cara. Pero en vez de soltarla lo que hizo fue apretarla más para atraerla. Amelia entró en pánico; ¿qué era lo que tramaban esa chica y su Sylveon?
- ¡Brillo Mágico, a todo poder! – exclamó Serena.
- ¡Syl! – Todo el cuerpo de Sylveon comenzó a resplandecer mientras empezaba a cargar su energía. Los ojos de Espeon se llenaron de pánico, no había manera de que pudiera escapar de ese ataque.
El Brillo Mágico explotó en un gran espectáculo multicolor, cegando la vista de todos del resultado. Serena y Amelia se quedaron estáticas hasta que finalmente pudieron volver a ver. Sylveon estaba de pie, agotada pero sonriente, y Espeon yacía tirada en el suelo, todavía amarrada por los listones de Sylveon, que no la soltó para asegurarse de que no escapara y recibiera todo el impacto del ataque. Después de eso, retiró los listones y la dejó en el suelo, donde se quedó inmóvil. Había quedado derrotada.
- ¡Espeon ya no puede continuar! ¡Sylveon gana el encuentro y Serena avanza a la siguiente ronda!
- No puede ser... – dijo Amelia, cayendo de rodillas. – ¿Vencida por esta chica, otra vez?
Parecía que la pelinegra quería romperse a llorar de furia. Serena quiso acercarse para felicitarla por darle una buena batalla, pero tuvo el presentimiento de que eso solo le haría pensar que le estaba teniendo lástima o algo y empeoraría las cosas. Regresando a su Espeon caída, se dio la vuelta y salió corriendo sin dignarse a mirar atrás antes de que nadie pudiera detenerla. Sin más, Serena se encogió de hombros y recogió también a Sylveon, felicitándola por un trabajo bien hecho. Al mirar hacia las tribunas, vio que Misty le daba una V de la victoria y le guiñaba el ojo. Serena le respondió de la misma manera.
Las rondas se sucedieron una tras otra. En la segunda, el Politoed de Misty tuvo que pelear contra un poderoso Nidoking que discretamente al salir soltó un ataque de Púas Tóxicas sin que se dieran cuenta (un movimiento algo sucio, aunque técnicamente no fuese ilegal). El veneno le causó muchas molestias a Politoed, pero cuando Nidoking casi lo rostiza con un Hiperrayo, Misty reaccionó haciéndole a Politoed utilizar Rayo de Hielo para crear un camino, deslizarse de panza por él y conectarle un Cabezazo en todo el pecho que lo dejó fuera de combate. Serena también tuvo que pasar algo similar: se enfrentó a un Marowak Alolano que inició infligiéndole quemaduras con Fuego Fatuo a Roselia, y sumado a su habilidad Cuerpo Maldito que le inhabilitó su ataque más fuerte (Danza de Pétalos), le dio complicaciones por el resto de la contienda. Sin embargo, Serena pudo devolverle el favor usando el combo de Lazo de Hierba y Polvo Venenoso, y unos cuantos golpes bien dirigidos de Venochoque sirvieron para darle la vuelta al encuentro, con lo que ambas avanzaron a la siguiente ronda.
Las semifinales fueron muchísimo más difíciles para ambas. Primero, Misty utilizó a su Corsola contra un poderoso Venusaur que para rematar era capaz de Mega Evolucionar, y la paliza que recibió Corsola fue brutal. Cuando empezó a recargar para terminarle con un Rayo Solar, Misty aprovechó de utilizar Recuperación y apenas lo disparó, llamó desesperadamente a que utilizara una Barrera Espejo para devolvérselo. Fue un verdadero milagro, pero gracias a la Recuperación, Corsola logró aguantar el disparo de puro milagro y devolvérselo con intereses a su oponente, dándole la vuelta de un solo golpe. En cuanto a Serena, ella y Froslass se las vieron contra un Sandslash Alolano, en una batalla de hielo contra hielo. Haber invocado una Tormenta de Granizo al inicio fue un tiro por la culata, pues al activar el Velo de Nieve de Froslass para ocultarse, también activó el Quitanieves del Sandslash, que incrementó su velocidad de movimiento, manteniéndose muy igualados una con el otro. Froslass tuvo que arriesgarse dejándose golpear por una Garra de Metal, y al hacerlo, le aplicó a Sandslash un Beso Drenador para quitarle su energía y reponer la suya propia, suficiente para lanzarle una Bola de Sombra que le dio a Serena la victoria para avanzar a la gran final. Ahora solo quedaban ella y Misty.
- ¡Qué emocionante torneo! ¡Hemos visto de todo el día de hoy, y ahora solo nos quedan las dos mejores participantes! ¿Quién ganará, Misty o Serena? ¡Démosles un gran aplauso!
- ¡Oye, Serena, solo porque seamos amigas no creas que seré suave contigo! – le advirtió Misty.
- ¡No quisiera que fuera de otro modo! – replicó la kalosiana. – ¡Demos todo lo que tengamos en esta batalla!
Curiosamente, se suponía que fueran rivales, pero hasta ahora no se habían enfrentado una contra la otra de ninguna forma. Esta era una excelente oportunidad de probarse entre ellas. Era tiempo de ver quién era más fuerte y habilidosa para las batallas. ¿La líder del Gimnasio Cerulean, o la Reina de Kalos y Kanto?
- ¡Competidoras, elijan a sus Pokémon ahora! – declaró la réferi.
- ¡Llegó la hora, Gyarados! – dijo Misty dándole un beso a la Pokébola antes de lanzarla. – ¡Ve!
- ¡ROAAAAAAAAAAR! – La serpiente marina azul se anunció con su tradicional feroz rugido. Aunque los espectadores se llevaron un susto por un momento, Serena ni se inmutó, pues ya se lo esperaba.
- ¡Nuestro turno! ¡Delphox, sal al escenario! – exclamó lanzando su propia Pokébola.
- ¡Phox! – La vulpina psíquica apareció en el escenario y encendió su vara, lista para el combate. Ambas utilizarían a sus Pokémon más fuertes para este combate.
- ¿Listas? – La réferi alzó los brazos y los bajó de golpe. – ¡Comiencen!
- ¡Gyarados, empieza con Hidrobomba! – exclamó Misty.
- ¡ROAR! – De las fauces de Gyarados brotó un potente torrente de agua. Serena sonrió; Misty no se andaba con rodeos. Por supuesto ella, tampoco lo haría.
- ¡Usa Fuerza Psíquica y redirígelo! – exclamó Serena.
- ¡Del... phox!
Concentrándose, Delphox apuntó hacia el frente con su varita cuando la Hidrobomba estuvo a punto de alcanzarla. Con movimientos controlados, desvió el agua haciendo que se diera la vuelta a su alrededor y mandándola de vuelta por donde vino. Gyarados simplemente se ladeó ligeramente para evadir su propio ataque. Misty sonrió: en un concurso Pokémon eso le habría ganado bastantes puntos, no solo desviar el ataque del oponente sino enviárselo de regreso. Pero esta era una batalla tradicional, y los puntos no contaban.
- ¡Furia Dragón! – exclamó Misty. Gyarados empezó a formar una bola de energía naranja en su boca, preparado para lanzarla.
- ¡Esquiva y usa Fuego Místico para atrapar a Gyarados! – contraatacó Serena.
Cuando Gyarados disparó su ataque, Delphox usó sus poderes psíquicos para impulsarse y aumentar la fuerza de su salto, y en el aire utilizó su varita para crear un aro de fuego. Acto seguido, utilizó su Fuerza Psíquica para controlar las llamas y colocar el aro alrededor de Gyarados para atraparlo, seguido rápidamente de otros tres, creando una especie de Giro Fuego improvisado. El control era impresionante, pero no tanto como la explosión que generó cuando usó su Fuerza Psíquica para que los aros se cerraran en sí mismos de golpe, haciendo que Gyarados rugiera de dolor.
- Impresionante. – admitió Misty. – Pero necesitarás más que eso para vencernos. ¡Gyarados, Aqua Cola!
Gyarados rugió y empezó a agitar su cola violentamente, salpicando agua y tratando de golpear a su oponente con ella. Delphox comenzó a dar saltos para evadir los coletazos, pero finalmente uno le dio desde arriba y la estampó contra el suelo.
- ¡Ahora, Triturar! – exclamó Misty. Gyarados cubrió sus colmillos con energía oscura para darle a su oponente una gran mordida.
- ¡Delphox, sal de ahí, rápido! – ordenó Serena desesperadamente.
- ¡Del!
En el último segundo, Delphox logró evadirse las quijadas de Gyarados antes de que fueran a devorarla de un bocado. La serpiente marina se masticó el trozo de suelo que arrancó con su ataque y se lo tragó, como si le gustara. Serena y Delphox tuvieron un respingo ante esto, y no fueron las únicas, hasta la propia Misty se vio algo perturbada. Gyarados era capaz de comerse prácticamente cualquier cosa, o incluso a cualquiera si no fuese porque ella lo detenía. La otra razón para mantenerlo en su equipo activo era precisamente tenerlo vigilado para que no se saliera de su "dieta regular".
- ¡Gyarados, Hidro Bomba otra vez! – exclamó Misty.
- ¡Delphox, Llamarada! – replicó Serena.
Gyarados de nuevo disparó el chorro de agua de alta presión, mientras Delphox invocaba un kanji de fuego. La colisión de los dos ataques creó una gran explosión que levantó una gran cantidad de vapor por todo el lugar, impidiéndoles tanto a las entrenadoras como al público ver lo que estaba sucediendo.
- ¡Gyarados, dispersa el vapor con Furia Dragón una y otra vez! – exclamó Misty.
Gyarados rugió y comenzó a lanzar esferas de energía naranja una tras otra tratando de disipar el vapor para recuperar la visibilidad. Por un golpe de suerte, una de estas golpeó de frente a Delphox que no la vio venir hasta que fue demasiado tarde. Tomando ventaja de esto, Misty decidió seguir presionando e hizo que Gyarados siguiera de inmediato con una Hidrobomba mientras Delphox seguía aturdida por el golpe anterior. El chorro derribó a Delphox, llevándosela unos cuantos metros por el impacto.
- ¡Delphox! – exclamó Serena preocupada. Delphox luchó por volver a levantarse, y Misty decidió tomar la oportunidad para terminar el encuentro.
- ¡Híperrayo, ahora! – le ordenó. Inmediatamente, Gyarados empezó a cargar en su boca una gran cantidad de energía color naranja.
Serena sabía que si ese ataque conectaba podía ser el fin. Sin embargo, por espacio de un segundo, percibió los pensamientos de Delphox. Al ser ella un Pokémon Psíquico, habían trabajado en tratar de desarrollar un enlace telepático para poder comunicarse entre ellas, pero todavía no lo lograban del todo, solo ocasionalmente lograban conectarse por breves instantes. Sin embargo, Serena supo lo que su inicial trataba de decirle: quería intentar un combo con sus dos mejores ataques de tipo Fuego que le hicieron ganar uno de sus Concursos Pokémon en Sinnoh tanto tiempo atrás. La kalosiana captó el mensaje de su compañera y asintió con determinación.
- ¡Hagámoslo, Delphox! – ordenó.
Delphox se puso de pie y creó el aro de Fuego Místico, para después empujarlo telekinéticamente con Fuerza Psíquica, justo en el momento en que Gyarados soltaba el Híperrayo. Misty creyó que era una locura: no había manera de que ese ataque fuera capaz de parar un rayo con esa potencia. Y tenía razón, no podía por sí solo, pero acto seguido, con la mano libre agitó la vara para crear un kanji de fuego y lo lanzó detrás del Fuego Místico, haciendo que los dos se combinaran en una sola explosión de fuego y todavía manteniendo su control psíquico.
- ¡¿Qué hacen?! – exclamó Misty.
El Fuego Místico quizás no fuera tan poderoso, pero la potencia adicional de la Llamarada resultó ser más que un desafío. Gyarados imprimía cada onza de energía en potenciar su Híperrayo, mientras que Delphox se concentraba y mantenía la mano al frente para mantener su control psíquico y empujar su Llamarada Mística (a falta de un mejor nombre) en la dirección opuesta. Las dos entrenadoras urgieron a sus Pokémon a empujar con todo lo que tenían, y el forcejeo se mantuvo por varios segundos, hasta que finalmente los dos ataques explotaron, levantando todavía más humo que antes.
Con todo mundo absorto en el combate, y esas dos enfocadas en derrotarse una a la otra, J supo que su momento para actuar por fin había llegado. Discretamente, y mientras nadie se fijara en ella, se fue detrás de las tribunas del público, y se colocó una enorme capucha oscura, junto con sus gafas características para ocultar sus ojos. Tenía que soportar el calor solo por un rato, pero lo mejor era no dejarse ver de nadie. Siempre era mejor mantener un bajo perfil.
- ¡Gyarados, Furia Dragón!
- ¡Delphox, Fuego Místico!
La serpiente marina disparó varias esferas de energía draconiana contra la vulpina psíquica, que contraatacó con aros de fuego. Al ver que los ataques a distancia no servían, Misty le ordenó a Gyarados acercarse para usar Aqua Cola y tratar de golpear a Delphox de cerca para derribarla como hizo antes, pero esta vez Delphox no se dejó alcanzar. Usando la cola de Gyarados como trampolín, saltó directo hacia su cabeza y alzó la vara preparando su ataque.
- ¡Llamarada! – exclamó Serena.
- ¡Del... PHOX!
El kanji de fuego le explotó en toda la cara de lleno. Sin embargo, Gyarados no dejó que Delphox se fuera limpia y alcanzó a darle con Aqua Cola antes de irse para atrás. Los dos Pokémon cayeron en lados opuestos, y lucharon para levantarse otra vez. Ya estaban llegando al límite; solo les quedaba un ataque a cada una. Con este se decidiría todo.
- ¡Gyarados, Híperrayo!
- ¡Delphox, Llamarada a todo poder!
Los dos Pokémon prepararon sus ataques finales, esto era todo. Gyarados cargó en sus mandíbulas la energía naranja del Híperrayo mientras Delphox dibujaba con su vara el kanji de fuego. Ya estaban listos para lanzarlos, hasta que...
*¡BROOOOOOOOM!* Antes de que Gyarados lanzara su Híperrayo, otro lanzado desde arriba lo golpeó y lo derribó, alertando a todos. A su vez, a Delphox un disparo de Red Pegajosa le cayó en la cara, y mientras trataba de quitársela una ráfaga de Misiles Aguja le llovió encima sin piedad.
- ¡¿Qué rayos?! ¡¿Quién hizo eso?! – exclamó Misty.
La gente alarmada comenzó a mirar, y entonces un trío de Pokémon, compuesto por un Drapion, un Ariados y un Salamence, este último montado por una figura encapuchada, cuyos pies calzaban lo que parecían botas de tacón alto propias de una mujer, hizo su entrada comenzando a atacar a todos los que estuvieran cerca. La gente salió corriendo en pánico, y Serena y Misty se quedaron ahí confundidas sin saber qué estaba ocurriendo.
Por fortuna reaccionaron en cuanto la figura encapuchada y sus Pokémon fijaron su atención en ellas dos.
- ¡Serena, corre! – gritó Misty regresando a Gyarados. Serena hizo lo propio con Delphox y las dos de inmediato salieron huyendo de ahí. Sin embargo, la figura encapuchada no iba a permitir que escaparan.
- ¡Atrápenlas! – ordenó. Su voz sonaba a que estaba filtrada por un modulador de voz para ocultar su identidad, pero de primera instancia parecía femenina. – ¡Recuerden que las necesito vivas!
- "¿Vivas?" – pensó Misty. No le gustó como sonó eso, ¿acaso venía por ellas específicamente? – ¡AAAHHH!
Algo pegajoso la golpeó en la espalda y la tiró al suelo. Cuando intentó levantarse, le cayeron varias más y se quedó literalmente pegada sin poder moverse. Apenas alcanzó a voltearse para mirar y vio con horror que el Ariados venía directo hacia ella.
- ¡No, no! ¡Aléjate de mí, no! – empezó a gritar. En respuesta este le escupió directo en la boca. - ¡Hmff, hmff, hmff!
- ¡Misty! – gritó Serena.
En respuesta, la pelirroja volteó a mirarla y aunque no pudo hablar, a juzgar por su expresión estaba intentando decirle que huyera. Serena de ningún modo quería abandonar a Misty, pero entonces el Drapion apareció y comenzó a bombardearla con Misiles Aguja. Como si sintiera el peligro, la Pokébola de Pancham se activó sola dejándolo salir, y este sin que le dijeran corrió a pelear contra el escorpión que atacaba a su entrenadora, invocando un Filo de Roca para voltearlo desde abajo.
- ¡¿Pancham, qué haces?!
- ¡Pan, pancham! – replicó el pequeño panda, urgiéndola a que se marchara.
Serena no supo qué hacer, pero ninguno de sus otros Pokémon estaba en condiciones para pelear después de ese torneo. Al ver que Drapion se volvía a incorporar y se disponía a atacar a Pancham, Serena corrió detrás de unas tribunas e hizo lo único que se le ocurría de momento. No sabía quién era su atacante o por qué venía tras ellas, pero en ese momento.
- Sal, ya. – dijo sacándolo lo más discretamente que pudo. – Oricorio, tienes que huir de aquí. Ve a buscar a Ash y a los otros, deprisa.
- ¿Ori? – El pajarito ladeó la cabeza, confundido por la petición de su ama. Pero justo entonces, algo se estrelló contra la tarima y al oírlo quejarse supo que muy posiblemente había sido Pancham.
- ¡Deprisa, por favor, ve a buscar a Ash antes de que sea tarde! – dijo Serena, mitad ordenando mitad suplicando.
En ese instante, un Lanzallamas destruyó la tarima, y Oricorio muy a su pesar tuvo que obedecer, yéndose volando tan rápido como podía. Serena tenía toda la intención de quedarse, pues no iba a abandonar ni a Misty ni a Pancham de ninguna manera. El Ariados había envuelto a Misty totalmente en una Red Pegajosa y la pelirroja parecía a punto de soltarse a llorar por el pánico, asqueada por la cercanía de esa araña patona. Pancham peleaba valientemente contra el Drapion, pero eso quería decir que...
- ¡Quédate donde estás!
Serena miró por encima del hombro y vio que se aproximaba la mujer encapuchada montada en su Salamence, este último con las fauces bien abiertas como si quisiera morderla. Presa del pánico la chica trató de correr, pero Salamence la derribó de un aletazo. La mujer se bajó de su montura y antes que se pusiera de pie la agarró del cuello de la blusa, levantándola hasta ponerla al nivel de los ojos, con los pies colgando en el aire.
- ¿Quién eres tú? ¿Por qué nos haces esto? – preguntó Serena. En respuesta, la mujer levantó su otra mano, mostrando un extraño guantelete que echaba chispas por la palma.
- Relájate, si no forcejeas esto no te dolerá... mucho. – susurró la mujer.
Y acto seguido, la agarró del brazo con la mano libre, soltándole una descarga y haciendo que gritara de dolor. Cuando decidió que ya era suficiente, la soltó y la dejó caer para que se desplomara en el suelo. En ese preciso instante, Drapion atacó a Pancham con un Veneno Cruzado y lo hizo estrellarse contra la tarima, haciendo que su piel se tornara púrpura. Miró después a Misty, que al parecer estaba aterrada con Ariados como para intentar hacer cualquier cosa. Tanto mejor para ella, eso le facilitaría las cosas.
- Buen trabajo todos. Ustedes dos, regresen. – les dijo a Drapion y Ariados, retornándolos a sus Pokébolas. – Salamence, llévate a estas dos al sitio acordado y espérame ahí. Tengo una última cosa que hacer.
Salamence rugió y agarrando con una mano a Misty, que ahora que no estaba Ariados se empezó a retorcer como gusano tratando de soltarse sin éxito, y con la otra a Serena, que seguía fuera de circulación, se echó a volar lo más rápido que pudo fuera de ahí. Entretanto, J se sacó del bolsillo un par de dispositivos, que necesitaría para dejarle al mocoso el mensaje, antes de que la policía inevitablemente llenara todo el lugar. Presionó un botón en uno de ellos y este comenzó a grabar.
- Saludos, Ash Ketchum. ¿Me recuerdas? Porque yo sí te recuerdo a ti...
Estahistoria continuará...
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