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Parte 3: ¡Alola! ¡Bienvenidos a Isla Melemele!


Región de Alola, acercándose a Isla Melemele...

El barco estaba a punto ya de llegar a su destino, el puerto de Isla Melemele. El día anterior, después de estar ocupadísimos con los eventos especiales en el crucero, Ash, Misty y Serena decidieron simplemente pasar la última noche en el crucero antes de llegar a su destino relajándose en la cubierta, observando las estrellas y disfrutando de la brisa marina nocturna mientras cenaban. Después de una buena noche de sueño, el trío ya estaba listo para iniciar sus vacaciones en este paraíso tropical.

- Atención, pasajeros, estamos a punto de atracar en el puerto de Isla Melemele. Por favor repórtense a cubierta para desembarcar. Gracias a todos por viajar a bordo del S.S. Anne.

- Ya estamos llegando. – dijo Misty. – Hora de recoger las cosas, amigos.

- Misty, ¿cómo se llama el hotel donde vamos a hospedarnos? – preguntó Serena.

- Hotel Resort Hanohano. – respondió la pelirroja. – Según esto, la cadena abrió un segundo hotel en Melemele, y es el más lujoso de toda la isla. Hasta tiene playa privada, muero por que lleguemos.

- Lo mismo digo. ¿No estás emocionado, Ash? – dijo Serena.

- Claro, por supuesto. – dijo el aludido, mientras metía las cosas en su maleta.

Él y Misty ya conocían el lugar, aunque seguramente en tantos años las cosas tenían que haber cambiado bastante. Se preguntaba cómo estarían los amigos que conoció en la Escuela de Entrenadores desde que se fue. Definitivamente tendría pasar luego por el lugar, aunque fuera solo por echar un vistazo y los recuerdos.

Ya habiendo recogido sus pertenencias, el trío dejó el camarote y se dirigió hacia cubierta para desembarcar. Todos los pasajeros que se bajaban en este lugar iban ya saliendo hacia la escalera que daba hacia el puerto, y como de costumbre, las dos muchachas iban bien agarradas de los brazos de Ash. Habiendo estado toda la semana haciendo esto a dondequiera que fueran, ya se había acostumbrado y simplemente lo aceptó con resignación, aunque admitiéndolo por dentro, estaba empezando a disfrutarlo.

Una vez que tocaron tierra, lo primero que hizo Misty fue llamar un taxi para que los llevara hasta su hotel. Mientras iban por las calles, los tres miraron por la ventana sus alrededores, con las chicas maravillándose con la vista de la ciudad, y Ash y Pikachu notando cómo habían cambiado las cosas desde la última vez que visitó la región. Los edificios ahora se veían mucho más altos, pero en esencia, seguía siendo el mismo lugar.

Por otra parte, Serena no pudo evitar interesarse en ver cómo, además de los automóviles y otros vehículos tradicionales, muchos de los lugareños usaban Pokémon como medio de transporte, ya fuera montándolos, tirando de carretas o algo por el estilo. Esto no era desconocido en sus regiones de origen, pero nunca habían visto a tantas personas hacerlo a la vez.

- Mira eso. – dijo Misty, señalando unos Tauros que tiraban de una especie de carruaje, como a la antigua.

- Aquí parecen usar mucho a los Pokémon para transportarse. – comentó Serena.

- Es una forma de trabajar juntos. – dijo Ash. Las dos chicas lo miraron.

- ¿Ustedes saben algo de eso? – preguntó Serena. Ash se quedó viéndola antes de responder.

- Sí, mamá y yo vinimos de vacaciones una vez. Bueno, estábamos de vacaciones al principio, pero yo pasé una temporada larga aquí. Cuando llegué la primera vez Alola ni siquiera tenía su propia Liga Pokémon. – les confesó.

- Y viendo que él se convirtió en el primer Campeón de Alola, probablemente podrás adivinar por qué es una celebridad por aquí. – dijo Misty.

La kalosiana los miró a ambos. Serena se había enterado un poco después que Ash participó (y ganó) en la primera edición de la Liga Alola. Por ser la primera vez fue un torneo bastante local y por eso no se televisó a otras regiones, pero se alegró mucho por él. Sin embargo, Ash no había tenido oportunidad de contarle mucho de su experiencia en dicha región, y se moría por saber qué otras aventuras habrían tenido. Seguro tenía que haber muchas cosas interesantes en ese lugar.

Nadie dijo más nada por el resto del trayecto, hasta que llegaron al hotel donde se hospedarían. Le pagaron al taxista con su propio dinero, ya que eso no estaba incluido en el servicio del premio que ganó Misty.

Ya después de bajar su equipaje, los tres contemplaron el edificio que tenían frente a ellos. Era bastante grande: cuatro pisos en total y abarcaba una extensión que Ash estimaba era al menos dos veces más grande que el vecindario donde él vivía, y eso sin contar las instalaciones adicionales, como la playa privada y lo que parecía ser un campo de golf, entre otras cosas.

- Muy bien, ya estamos aquí. – dijo Misty. – Andando, no perdamos el tiempo.

La pelirroja fue la primera en ingresar a la recepción, seguida de cerca por sus dos amigos. Parecía ser la que más tomaba la iniciativa, lo cual tenía sentido siendo que ella era la que había ganado el premio y que estas vacaciones habían sido su idea en primer lugar. Ash imaginó además que, habiendo estado aquí antes, tenía ganas de aprovechar de hacer más turismo, ya que por el tiempo limitado la última vez no pudo hacerlo tanto como le hubiera gustado.

Le entregó el certificado a la recepcionista, y esta buscó en la computadora para verificar su autenticidad.

- Habitación para tres, en total para tres semanas, con todos los servicios incluidos. – dijo la recepcionista, registrando los datos de los tres. Terminado esto, cogió las llaves y le entregó una copia a cada uno. – Habitación 311, tercer piso. Que disfruten su estancia con nosotros.

- Muchas gracias. Vamos chicos. – dijo la pelirroja.

Tomando el elevador al tercer piso, el trío se quedó viendo a ambos lados del corredor, hasta dar con la puerta de la habitación. Misty abrió la puerta, y tuvieron que admitir que se veía bastante bien: estaba bien amoblada, tenía un televisor de pantalla gigante, sillones con aspecto bien mullido con una mesa bien decorada, y el balcón ofrecía una excelente vista de la playa.

Solamente había un pequeño problema: había solo dos camas: una individual, y otra doble.

Ante esto, Ash supuso que era muy obvio quienes iban a ocupar cada una, así que sin decir nada, inmediatamente se fue hacia la individual y dejó su equipaje encima de ella.

- Hey, espera un momento. – dijo Misty. – ¿Con qué derecho te apropias de la cama individual para ti?

- ¿Derecho? – dijo él. – ¿No es obvio? Yo soy un chico, ustedes son chicas.

- Estás bromeando, ¿verdad? – dijo la pelirroja, poniendo los brazos en jarras. – ¿Qué te pasa? ¿Te da miedo compartir cama con alguna de nosotras dos?

El chico sintió que se le subía el color a la cara, y no fue el único, Serena también se puso roja ante ese comentario.

Y no precisamente porque le diera miedo, sino porque una parte de ella no era adversa a la idea, y se avergonzaba de que así fuera. ¿Cómo podía tener esa clase de pensamientos?

- Misty... yo no tengo ningún problema. – dijo Serena, tratando de ocultar sus verdaderos pensamientos.

- Serena, no te hagas la inocente. – replicó Misty. – Te encantaría, ¿verdad? Y no lo niego, a mí tampoco me molestaría. No sería la primera vez que dormimos tan cerca, ¿o sí?

Por supuesto, Misty no quería decirlo en "ese" sentido. Las veces que viajaron juntos, dormían en camas o sacos separados, pero usualmente muy cerca uno del otro, y ocasionalmente Misty se sentía tentada a querer acercársele más o hacer algo mientras dormía, como agarrarle la mano o robarle un besito. Nunca se atrevió, claro.

- "Grandioso, aquí vamos de nuevo." – pensó Ash, mirando de reojo a Pikachu.

- Pika. – El roedor le dio una mirada clara de "a mí no me pidas ayuda".

Ni modo, estaba solo en eso. Tenía que pensar en algo, y rápido. Tal vez esta era la mejor forma de resolver este... problemita. Para estos casos, por fortuna tenía algo. Metiéndose la mano en el bolsillo, sacó una moneda. Las chicas la vieron con algo de interés, parecía tener un grabado del Pokémon legendario Kyurem, de Unova.

- Decidámoslo a la antigua, con un volado. – dijo Ash. – Si sale este Kyurem, me quedo con la cama individual. Si no... tendrán que decidir quién de ustedes se queda conmigo.

El chico casi se odió por haber usado esas palabras, pero igual, no había mejor forma de decirlo. Y técnicamente solo era eso, compartir una cama y nada más.

- ¿No hay ningún truco? – preguntó Misty.

En respuesta, Ash giró la moneda para que viera que no era de dos caras. Misty entonces miró a Serena con expresión interrogante. La chica kalosiana se encogió de hombros, dando a entender que le parecía bien.

Las dos chicas asintieron, y Ash arrojó la moneda al aire, atrapándola de vuelta y tapándola con la mano. Esperó unos segundos y al levantarla, reveló el resultado...

- Rayos, sí salió Kyurem. – dijo Misty. Serena solo se rio nerviosa.

- Muy bien, eso quiere decir que me quedo con la cama individual. – dijo Ash.

Mientras acomodaban sus cosas, el chico volvió a guardar su moneda. Lo que Ash no les dijo, sin embargo, era que en realidad tenía dos monedas magnetizadas por caras opuestas. Una tenía a Kyurem negro, y la otra Kyurem blanco, pero esas diferencias no eran muy apreciables a simple vista sin el color. Solo Ash sabía bien cuál era cual, y lo que hizo fue ocultar una moneda en una mano al arrojar la otra al aire, solapándolas una encima de la otra sin que lo notaran.

En serio, tener que pasar estas vacaciones con ellas dos tenía sus problemas, aunque fuesen sus mejores amigas.

- De acuerdo, con eso resuelto, ¿qué vamos a hacer ahora? – dijo Misty. – Tenemos toda la tarde, y creo que me gustaría salir a alguna parte.

- Concuerdo. – dijo Serena. – Podemos aprovechar de ir a conocer el lugar, ¿estás de acuerdo, Ash?

- No suena mal. – dijo el chico. – De hecho... sé de un lugar que podemos visitar. Tal vez nos encontremos con algunos viejos amigos.

- Oh, eso sería grandioso. – dijo Misty. – Hace tiempo que no sé cómo les está yendo a Lana y a los otros.

Serena sonrió al escucharlos. Si Ash y Misty habían hecho amigos en Alola, sin duda debían de ser personas muy interesantes. Después de todo, ella sabía que Ash tenía un gran talento para hacer amigos en todas partes.

Un poco más tarde...

Otra vez, Ash se encontraba caminando por las calles de la región de Alola, con Misty y Serena agarradas firmemente de sus brazos.

No podía creer que hubiera pasado tanto tiempo desde que vino por primera vez de vacaciones con su mamá, y terminó quedándose una temporada entera en esa región. No se arrepentía, por supuesto. A pesar de que habían pasado varios años, las cosas no habían cambiado tanto como podría imaginarlo, y de hecho, el lugar al que iban seguía prácticamente igual que cuando lo dejó, excepto por algunas remodelaciones menores.

Se habían quedado un rato parados viendo en la entrada.

- ¿Escuela para Entrenadores Pokémon? – preguntó Serena, viendo el lugar.

- Estuve una temporada en este lugar. – dijo Ash. – Me pregunto cómo les habrá ido a todos desde que me fui.

- Tratándose de ti, no me extrañaría que hayas tenido que volver a la escuela. – dijo Misty. – De nuevo, ¿tal vez eso te haya ayudado a ganar tu primera liga?

- ¿Eso qué quiere decir? – dijo Ash viéndola con los ojos en rendijas. – Pensándolo bien, mejor no me respondas.

- Pikachu. – dijo el roedor eléctrico. En eso empezó a echar chispas involuntariamente, como presintiendo algo. – ¿Pi?

- ¿Qué ocurre, Pikachu?

- ¡Maru, maru!

Pikachu se tensó al reconocer ese grito, sabiendo perfectamente de quién se trataba. En ese momento, de pronto llegó saltando un pequeño Pokémon con forma de erizo redondo, de color y gris blanco con manchitas amarillas y marrones.

Serena no tenía idea de lo que era, ni de por qué de repente le saltó a Pikachu encima y se puso a... ¿hacerle cariños? Misty sin embargo, supo exactamente de quién era.

- ¡Pika, pikachu! – gritó el roedor en el suelo, con la bola de espinas encima de él.

- ¡Maru, toge, maru! – exclamó el erizo saltándole en la panza.

- ¡Togedemaru, vuelve! ¡No puedes salir corriendo de esa...!

En ese instante llegaron dos corriendo dos personas a quienes Ash y Misty reconocieron perfectamente. Un muchacho de baja estatura y algo barrigón, aunque ciertamente no tanto como Ash lo recordaba, con el pelo rubio naranja (más claro que el de Misty) algo erizado, cara redonda y ojos pequeños. Su acompañante era una joven de la misma estatura que Misty y Serena, cabello rubio claro amarrado en una cola de caballo, piel pálida y ojos azules.

Detrás de ellos, venía un Pokémon que los de fuera habrían reconocido como un Ninetales, excepto porque todo su pelaje era blanco-azul en lugar del amarillo tradicional que le conocían, y el copete de su cabeza y las colas eran distintos, más ondulados, como nubes. No pudieron negar que les parecía hermoso. Pero sin fijarse mucho, los dos humanos recién llegados rápidamente se fijaron en nuestro héroe.

- ¿Ash? ¿Misty? ¿Son ustedes? – dijo el chico.

- ¿Cómo están, Sophocles, Lillie? – les saludó Ash.

- Cuánto tiempo sin vernos. – agrego Misty, guiñándoles el ojo.

- ¡Qué gusto de verte! – exclamó la chica, corriendo hacia él para saludarlo. – ¿Han pasado ya qué, siete, ocho años?

- Más o menos. – dijo Ash, y en ese instante, otra vez. – ¡Huyyyyy! ¡Misty!

- Ash... ¿no te olvidas de las presentaciones? – dijo la pelirroja, de nuevo con esa sonrisa suya, señalando con la mirada a Serena. Esta última solo negó con la cabeza y se rio nerviosa, sudando una pequeña gota.

- Ya estaba en eso. – dijo el chico. – Chicos, les presento a Serena, viene de Pueblo Vaniville en Kalos. Serena, ellos son Lillie y Sophocles, dos de nuestros amigos de quienes te hablamos.

- Hola, gusto en conocerte. – dijo Lillie. – Tenemos que avisarles a los otros, seguro se pondrán muy felices de verte. Especialmente Lana; Misty, ha estado un poco preocupada por no tener noticias tuyas últimamente.

- Lo siento, he estado ocupadísima con el gimnasio, ya saben cómo es. – se disculpó Misty. – Seguro tendremos mucho en qué ponernos al tanto.

- ¿Qué les parece si nos reunimos todos después de clase? – sugirió Sophocles.

- ¿Después de clase? No me digan que todavía están asistiendo a la escuela de entrenadores.

- Ya no somos alumnos, Ash. – dijo Lillie. – Ahora somos profesores.

- ¿En serio? – dijo el moreno, bastante sorprendido. – Vaya, por lo visto me he perdido de muchas cosas.

- Y estaremos felices de contarte todo. – dijo Sophocles. – Pero ahora vamos algo tarde. Togedemaru, vámonos.

- También nosotras, Snowy. – dijo Lillie hablando con su Ninetales. – ¡Nos veremos después de clases!

Y sin tardanza, los dos ingresaron a la facultad con sus Pokémon, aunque Sophocles tuvo que agarrar a su Togedemaru con fuerza para que no volviera a saltarle a Pikachu encima. Tenían que llegar a su siguiente clase rápido.

Serena se acercó a Ash y Misty mientras los veían alejarse. – Sus amigos parecen muy simpáticos.

- Y te falta conocer al resto. – agregó Ash. – Cuando los conozcas te caerán bien.

- Siempre hacemos buenos amigos en todas partes, ¿no, Ash? – comentó Misty.

- ¿Se supone que sea algo malo? – replicó él.

Misty se rio por lo bajo. Serena, por otra parte, pensaba en otra cosa. Por una parte, hacer amigos en todas partes, eso de ninguna manera era algo malo. Hacer "amigas"... eso ya era una cuestión diferente, aunque la chica con el Ninetales azul no mostró interés en Ash en absoluto.

De cualquier manera, la kalosiana estaba muy ansiosa por conocer a los amigos alolanos de Ash y Misty. ¿Qué clase de personas serían?

Después de clases...

La mañana pasó volando, y después de mediodía Ash, Misty y Serena se encontraban en la sala de descanso de los profesores de la escuela de entrenadores.

Aquí pudieron presentar a Serena a los otros amigos de Ash, que también, sorprendentemente, eran profesores en esta escuela. Además de Sophocles y Lillie, los otros eran: Mallow, una peliverde de piel morena que enseñaba principios de nutrición para que los futuros entrenadores alimentaran mejor a sus Pokémon; Kiawe, un pelirrojo también de piel morena, especialista en batallas y que enseñaba estrategias de combate; y finalmente Lana, una chica peliazul que al igual que Misty, tenía pasión por los Pokémon de tipo Agua, y que como le revelaron después, se había vuelto una gran amiga de la líder de Cerulean, al compartir gusto por muchas actividades en particular. Todos tenían muchas anécdotas qué intercambiar con Ash

- Esto es increíble. – dijo Mallow, mientras les servía a todos un cucharón de su estofado. – ¿Quién hubiera pensado que te convertirías en Cerebro de Frontera y Líder de Gimnasio al mismo tiempo?

- Fue idea de Scott, a decir verdad. – dijo Ash. – Dijo que así Pueblo Paleta ganaría más notoriedad, y atraería muchos más retadores. No me quejo, la paga es excelente y tanto yo como mis Pokémon nos mantenemos en forma.

- Me alegro mucho por ti. – dijo Lillie. – Un día tendremos que viajar a Kanto para verlo con nuestros propios ojos, ¿verdad, Snowy?

- ¡Nine, nine! – dijo la vulpina blanca-azul.

- También me tiene interesada eso de las Exhibiciones Pokémon. – dijo Mallow. – Suenan muy divertidas, me gustaría intentarlas alguna vez.

- Podemos hacer una presentación si quieres. – ofreció Serena.

- ¡Eso sería maravilloso! – Mallow se emocionó ante la idea. – A veces invitamos entretenimiento en vivo en nuestro restaurante, tendremos que apartarles una noche.

- No te arrepentirás. No por nada ganó la primera Exhibición de Clase Maestra de Kanto. – comentó Misty.

- Por cierto, Ash, ¿te gustaría intentar de nuevo el desafío de las islas? – intervino Kiawe. – En estos últimos años hemos estado tratando de mejorarlo y hacerlo más interesante, con más pruebas y toda la cosa, especialmente ahora que es parte de la Liga Pokémon.

- Me gusta cómo suena eso. – sonrió Ash. – Quien sabe, podría participar este año si encuentro tiempo.

- Seguro muchos se emocionarán si tienen la oportunidad de retar al primer campeón. – agregó el pelirrojo. – Quiero ser yo el que te derrote personalmente esta vez.

El tono con el que lo dijo fue suficiente para encender esa llama dentro de Ash que todos conocían. Especialmente Misty y Serena, y la primera rodó los ojos, sabiendo lo que venía. Obviamente, querría limar asperezas de la manera más lógica para un hombre maduro como él: con una batalla Pokémon.

- Pues si es una batalla lo que quieres, ¿para qué esperar? – dijo Ash. – Podemos tenerla aquí mismo y ahora, estoy listo en cualquier momento.

- ¡Ja, por supuesto, empecemos! – exclamó Kiawe, poniéndose de pie y sacando una Pokébola, pero entonces cuando parecía que iba a estallar, alguien se interpuso entre los dos.

- Chicos, recuerden que las batallas no se permiten en los terrenos del colegio fuera de los horarios. – dijo Lillie tranquilamente. – Y menos en esta sala, no querrán destruirlo todo, ¿verdad?

- Es cierto. – agregó Lana. – Si quieren pelear, ¿por qué no usan una de las arenas de batalla de la escuela? Tenemos muchas desocupadas.

- Bueno, si Ash está de acuerdo, ¿vamos afuera entonces? – preguntó Kiawe.

- ¡Claro, lo tienes! – dijo el entrenador de Pueblo Paleta. – Sophocles, ¿te importaría ser nuestro réferi?

- Desde luego que no. – respondió el aludido con gusto.

Con todo listo, Ash y Kiawe dejaron la sala de inmediato, seguidos por Sophocles. Entretanto, Misty, Serena y las otras chicas se quedaron viéndolos con resignación, cada una con su propia reacción.

- Hombres, siempre quieren resolver todo peleando. – dijo Misty.

- Creo que es mejor que nos vayamos, yo ya tuve suficientes batallas en el crucero. – dijo Serena. – Mientras tanto... ¿qué tal si aprovechamos de conocernos un poco mejor? Estoy ansiosa por saber más de todos ustedes.

- Me parece una maravillosa idea. – dijo Lillie. – De hecho, hoy vamos a cenar todos en el Restaurante de Aina esta noche.

- El restaurante de mi familia. – explicó Mallow a Serena con alegría. –Ya que están ustedes, tendré que preparar raciones extra.

- Por mí excelente. – dijo Misty. – Y Lana, tú y yo tenemos mucho en qué actualizarnos, ¿no crees?

- Sí, así es. – replicó la aludida. – Tengo mucho qué contarte, y también me encantaría presentarte a varios de mis nuevos Pokémon.

- Con muchísimo gusto. – dijo Misty. – Entonces, ¿nos vemos a qué horas en el restaurante?

- A la hora de la cena, las siete en punto. – dijo Lillie. – Hasta entonces, si quieres puedes ir con Lana. Nosotras nos llevaremos a Serena, si ella está de acuerdo.

- Por supuesto. – asintió la chica kalosiana.

Ya sin más, Serena se fue con Lillie y Mallow, y Misty con Lana. Entretanto afuera, los chicos se preparaban para su batalla Pokémon. Por lo visto, todos tendrían en qué ocuparse esa tarde; nada mal para apenas haber llegado a la isla.

En el patio de la escuela...

Los estudiantes se empezaron a aglomerar ante el espectáculo que estaba a punto de comenzar. Habían tenido que despejar todo el lugar para dejarles suficiente espacio. Y claro, haber tenido que pedirle permiso al Profesor Kukui para tener esa batalla. Era una suerte que estuviera ocurriendo durante el descanso, pues nadie, absolutamente nadie, querría perdérsela.

Ash y Kiawe se encontraban a extremos diferentes, con Sophocles ya en medio de ellos listo para actuar como réferi del encuentro. Con el espacio delimitado, había montones de niños a la expectativa, esperando con impaciencia que comenzara esta batalla.

- La batalla entre Kiawe y Ash está a punto de comenzar. Cada uno de los dos solo podrá utilizar a un Pokémon, y el encuentro terminará cuando uno o los dos Pokémon sean incapaces de continuar. Decidamos a volado quién elige primero.

Hecho esto, el chico regordete tomó una moneda y la lanzó al aire, atrapándola y poniéndosela en el dorso de la mano.

- Cara. – dijo Kiawe, adelantándosele a Ash.

- Acertaste. ¿Quieres ir primero, o que lo haga Ash? – preguntó Sophocles.

- Que él vaya primero. Vamos a ver de qué está hecho. – dijo el pelirrojo cruzando sus brazos.

Ash por supuesto ya tenía en mente a quien quería utilizar. Después de todo, como se habían reunido recientemente, no había tenido muchas oportunidades de utilizarlo en el Coliseo de Batalla todavía. Sin duda quería demostrar de lo que era capaz.

Tomando una de sus Pokébolas, Ash reveló su elección. – ¡Tyranitar, yo te elijo!

El gran dinosaurio verde se materializó, y algunos al verlo trataron de ponerse a cubierto. Sin embargo, no levantó una tormenta de arena al aparecer, ya que no poseía la habilidad de Chorro de Arena.

- Que interesante elección. Muy bien. ¡Turtonator, vamos! – exclamó Kiawe, lanzando la suya propia. La tortuga dragón apareció también, y miró a su oponente con desafío.

- ¡Comiencen! – exclamó Sophocles, alzando los brazos.

- ¡Tyranitar, empieza con Terremoto! – ordenó Ash.

- ¡ROAAAAARR! – Tyranitar dio un pequeño salto y se dejó caer con fuerza para hacer retumbar el suelo, enviando una onda sísmica.

- ¡Turtonator, Protección! – exclamó Kiawe.

- ¡Nator! – En respuesta al Terremoto de su adversario, la tortuga se envolvió en un domo de energía verde para protegerse. Se mantuvo allí hasta que la tierra dejó de temblar, y miró a su oponente retándolo.

- ¡Ahora, Lanzallamas!

Turtonator disparó un torrente de fuego contra Tyranitar, que permaneció allí. Él no era un Pokémon evasivo después de todo, su fortaleza estaba más en soportar el daño que en evitarlo.

Con todo, con los años Ash había aprendido a adaptarse a utilizar otros estilos de batalla, sin limitarse mayormente a Pokémon que fueran veloces y evasivos con ataques de alto poder, y Tyranitar no era la excepción. A pesar de que el Lanzallamas de Turtonator era muy poderoso, se mantuvo firme soportando el daño.

- ¡Tyranitar, usa Triturar! – exclamó Ash una vez que cesó el ataque.

- ¡Turtonator, Coraza Trampa! – ordenó Kiawe en respuesta.

Tyranitar se echó a correr abriendo sus quijadas y cubriendo sus dientes con energía oscura para un potente mordisco, mientras Turtonator le daba la espalda y ponía de frente su caparazón para protegerse. Tyranitar fue a clavarle los dientes con toda su fuerza en el cuello. Aunque Turtonator gruñó de dolor, en ese momento los picos de su caparazón empezaron a arder, creando unas explosiones de fuego tan poderosas que mandaron a Tyranitar despedido hacia atrás.

- ¡Otra vez, Lanzallamas! – exclamó Kiawe, y de inmediato disparó de nuevo su torrente de llamas.

- ¡Poder Oculto! – gritó a su vez Ash.

El Poder Oculto de Tyranitar era de tipo Psíquico, y lo utilizó para levantar a Turtonator del suelo de modo que fallara el Lanzallamas. Acto seguido, azotó a Turtonator contra el suelo haciéndolo caer sobre su caparazón, e inmediatamente Ash le ordenó seguir con otro Terremoto, que esta vez la tortuga dragón no pudo esquivar y tuvo que soportarlo.

No que eso fuera un gran problema: Kiawe lo había entrenado para aguantar ataques tan fuertes o más que ese, y una vez que cesó volvió a levantarse, listo para continuar.

- ¡Turtonator, usa Draco Meteoro!

- ¡NATOR!

Turtonator apuntó la quijada hacia arriba y disparó un enorme meteoro de color naranja que se puso encima de Tyranitar. Este explotó y comenzó a llover en decenas de trozos más pequeños encima del dinosaurio, que no pudo más que intentar cubrirse mientras la lluvia de meteoritos le caía sin piedad. Ash tuvo que admitir que estuvo impresionado, ese ataque era realmente poderoso. Pero como él sabía perfectamente, ese poder venía con un precio: bajaría su efectividad en el próximo uso.

Tyranitar logró aguantar el ataque hasta el final, aunque le hizo un buen número. Todavía podía pelear, pero tenía que irse con cuidado. Turtonator todavía tenía su movimiento de Coraza Trampa y si se acercaba descuidado, el contraataque sería brutal. Ash todavía tenía guardado un as bajo la manga: el mes pasado le enseñó a Tyranitar a utilizar Híper Rayo, y la potencia de uno de esos a quemarropa debería ser suficiente para sellar el encuentro (y un buen sustituto para los Movimientos Z, ya que no había tenido oportunidad de practicar alguno con él).

- Estoy impresionado, Ash. – sonrió Kiawe. – Normalmente después de un Draco Meteoro de mi Turtonator el oponente ya no vuelve a levantarse.

- Hemos entrenado para resistir. – replicó Ash con una sonrisa.

Usualmente, él se inclinaba a pelear más con Pokémon veloces y ágiles, pero había aprendido a aprovechar a los Pokémon que carecían de dicha destreza en favor de una gran defensa y resistencia, para compensar por sus flaquezas. Además de Tyranitar, Ash tenía otros que sufrían mucho a raíz de no adaptarse a eso (como su Torterra), y se había dedicado a reentrenarlos para poder aprovecharlos a su máximo potencial cuando fuese necesario. Si no podían evadir el daño, el entrenamiento se centraba en aprender a soportarlo.

- ¡Tyranitar, Poder Oculto!

- ¡Turtonator, Protección! – replicó Kiawe.

Turtonator alcanzó a poner su barrera, salvándose del Poder Oculto Psíquico de Tyranitar justo en el último segundo. Inmediatamente, Ash le ordenó lanzarse a hacer otro ataque de Triturar. La reacción natural de Kiawe fue, obviamente, replicar con otra Coraza Trampa, pero el mismo truco no iba a resultar dos veces, y Ash sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

Otro de los trucos que había aprendido de pelear con un Pokémon fuerte pero lento para moverse, era cancelar un ataque y cambiarlo por otro justo a la mitad para tomar desprevenido al oponente. Usualmente, hacía esto con ataques de contacto.

- ¡Terremoto! – ordenó Ash.

Tyranitar canceló su ataque de Triturar, y deteniéndose en seco a buena distancia de Turtonator, dio un pisotón al suelo, haciendo volver a retumbar la tierra. Esto activó la Coraza Trampa de Turtonator, pero de poco sirvió ya que Tyranitar estaba totalmente fuera del radio de la explosión.

- ¡No! – exclamó Kiawe.

- ¡Ahora sí, Triturar! – replicó Ash.

Tyranitar rugió, y una vez que se disipó el fuego de la explosión de Turtonator, se lanzó a morderle el cuello con los colmillos envueltos en energía oscura. Turtonator gruñó de dolor, mientras Tyranitar ladeaba el cuello y lo lanzaba al otro extremo del campo. La tortuga dragón se puso de pie encarando al dinosaurio. Ya solo quedaba utilizar un ataque más para decidir el encuentro.

- ¡Turtonator, Draco Meteoro! – ordenó Kiawe.

- ¡Tyranitar, Híper Rayo!

Eso era todo lo que podían hacer, usar sus ataques más fuertes. Kiawe sabía que al ser la segunda vez que utilizaba el Draco Meteoro en el encuentro la potencia sería mucho menor que la primera (que Tyranitar había podido resistir), pero seguía siendo lo más fuerte que tenía. Entretanto, Tyranitar empezó a cargar una energía de color amarillo-naranja en su mandíbula.

Kiawe apretó los puños, ¿sería suficiente para derrotarlo? ¿Deberían recurrir tal vez a la Explosión Cataclísmica?

Desgraciadamente, Tyranitar le ganó a Turtonator en cargar su ataque más rápido y disparó el Híper Rayo a máxima potencia, impactando de lleno a Turtonator antes de que este tuviera la oportunidad siquiera de lanzar el suyo propio. Turtonator cayó de espaldas, desperdiciando la energía del Draco Meteoro e incapaz de volverse a levantar.

Todo mundo se quedó en silencio, sorprendidos de lo que acababa de pasar. Inclusive el propio Sophocles, que se olvidó de su deber de réferi por un momento, estaba demasiado emocionado con el combate.

- ¡Turtonator ya no puede pelear! – declaró alzando la mano izquierda. – ¡Los ganadores son Ash y Tyranitar!

- ¡Increíble! ¿Cómo pudo ganarle al profesor Kiawe? – exclamó uno de los niños.

- ¡Ese Pokémon es genial! ¡Y ni siquiera usó un Movimiento-Z! – comentó otro.

En medio de los vítores y alguno que otro llanto por la derrota de su profesor, los niños se reunieron alrededor de los dos combatientes, para felicitarlos por su esfuerzo y a Ash por su triunfo. Kiawe aceptó la derrota dignamente y recogió a su Pokémon caído.

- Lo hiciste muy bien, Turtonator. – le dijo, antes de caminar hacia Ash, que junto con Pikachu seguían felicitando a Tyranitar por su triunfo. – Fue una buena batalla, Ash. Y ni siquiera me diste oportunidad de usar mi Movimiento-Z.

- Bueno, en mi defensa, Tyranitar no ha tenido tiempo de aprender a usarlos. – confesó Ash. – Tal vez debamos tener una revancha cuando hayamos practicado más.

- Oh sí, ya estoy ardiendo por esa oportunidad. – dijo Kiawe. – De todas maneras, felicidades. Veo que lo de ser Cerebro de la Frontera no es solo para presumir.

Los dos se dieron un amigable apretón de manos, mientras los niños de la escuela empezaban a correr alrededor de Tyranitar para verlo más de cerca. Era comprensible, cualquier pequeño aspirante a entrenador se emocionaría de ver una batalla tan emocionante como esa.

- ¡De acuerdo, todos, el descanso acabó y aquí ya no hay nada que ver! – dijo Sophocles, adoptando un inusual tono de profesor estricto que no parecía ir del todo con él. – ¡Hora de volver a clase, les queda una hora antes de volver a casa!

Los niños empezaron a dispersarse, algunos un poco molestos porque se quedaron con ganas de más. Pero como lo dijo el profesor, tenían que marcharse.

Entretanto, los tres amigos también tenían que ir pasando su tiempo y prepararse para la reunión en el restaurante de Mallow, ya que el camino para allá sería largo. Viendo el lado positivo, una batalla así de emocionante sirvió para abrirles el apetito, así que comerían bastante cuando se reunieran en el lugar con las chicas.

En casa de Lana...

Saliendo de la escuela, Lana se llevó a Misty hacia su residencia, aunque no sin antes pararse a hacer una de las actividades favoritas de ambas entrenadoras de Pokémon de agua: la pesca. Lana le explicó que frecuentemente iba a atrapar Pokémon de este modo para llevar a sus clases y hacer demostraciones, y con Misty como compañera podrían hacerlo más rápido.

Lo mejor de todo era poder hacerlo a lomos del Lapras de Lana, pues la residente de Alola conocía muy bien dónde eran los mejores lugares para pescar tanto cerca como lejos de la costa. Misty casi se rio cuando la peliazul trató de convencerla de que una vez había logrado pescar un Kyogre.

- Tiene que ser una broma... ¿un Kyogre? ¿Un Kyogre, de todas las cosas?

- Estaba enfermo, y unos cazadores querían atraparlo. – explicó Lana. – Tengo que darte las gracias, no lo hubiera conseguido sin el anzuelo que me diste. Y claro, también gracias a que Primarina evolucionó justo en ese instante.

- No es posible. – dijo Misty.

- ¿No me crees? – insistió Lana. – Ash también estuvo allí conmigo, puedes preguntarle.

Sí, definitivamente le preguntaría a Ash al respecto más tarde. Lana era una chica divertida, y a Misty le gustaba su sentido del humor. Pero pensar que pescó un Kyogre, con el anzuelo que ella diseñó... era difícil de creer. De nuevo, con Ash cerca cualquier cosa podría pasar, así que...

Con todo, la mejor parte fue cuando Lana sacó a sus Pokémon para que las ayudaran un poco a atraer más a los peces locales. Misty por fin pudo ver a la evolución final del Popplio de Lana, un híbrido de sirena y león marino, con la parte superior del cuerpo blanca y una cola de sirena azul. Tenía una larga cabellera azul claro realmente hermosa, y adornos de perlas en el cuello y en el cabello. Misty quedó encantada al verla: era preciosa y elegante. Lana le explicó que era tipo dual Agua-Hada. Aparte de su Azumarill, Misty no tenía muchos con esa combinación en su gimnasio, y no pudo evitar en ese momento poder desear uno para ella.

Otro más, junto con Greninja, que había agregado a su lista mental de "Pokémon que necesito conseguir para mí".

- ¿Hmm? ¡Oh, parece que ya picó uno! – dijo Misty al sentir un jalón en su caña. – ¡Ah, y parece que es uno grande!

Misty se puso de pie y empezó a jalar con fuerza al tiempo que enroscaba el carrete de hilo, pero fuera lo que fuera que había atrapado, se estaba resistiendo. Aun así, la pelirroja no cejó en su intento y continuó luchando, aunque por momentos parecía ir perdiendo.

- ¡Huy, es muy fuerte!

- ¡Déjame ayudarte! – dijo Lana, soltando su propia caña para echarle una mano. – ¡A la cuenta de tres! Uno... dos... ¡TRES!

Las dos empezaron a jalar juntas. Pese a que el Pokémon que habían pescado era más fuerte que Misty individualmente, no podía competir con las dos a la vez. Lento pero seguro fueron jalándolo hacia ellas.

- ¡Ya casi! ¡Ya lo tenemos! – dijo Misty triunfante, y al acercarse más, pudo ver que se trataba de una sombra bastante grande. – ¡Jaja, ningún Pokémon acuático puede escapar de...!

Pero en cuanto logró sacar del agua a su captura, Misty se quedó congelada. Ciertamente no esperaba pescar una gigantesca araña verde y amarilla, de patas largas y con una enorme burbuja que parecía un casco de buceo, como salido de las caricaturas. La pelirroja de pronto sintió que le daba un tic en el ojo mientras soltaba una risita nerviosa.

- Oh, eres tú. – dijo Lana sin inmutarse. De hecho hasta parecía feliz.

- Bi... bi... ¡BICHO! – exclamó Misty, soltando la caña y escondiéndose detrás de Lana.

- ¿Qué pasa? Ah, es verdad, lo había olvidado. – dijo golpeándose la cabeza y sacando la lengua. – No te preocupes, Araquanid es mi amigo, no te va a hacer daño.

- ¿Amigo? – dijo Misty. – Discúlpame si estoy algo escéptica.

La araña chasqueó sus mandíbulas y se acercó, mientras Lana le daba unas palmaditas encima sin dejar de sonreír. Honestamente, en ese momento Misty sintió algo de envidia de su amiga, que claramente lo estaba viendo más como un Pokémon de tipo Agua que de tipo Insecto, y no tenía problemas con los de su clase.

- Creo que Araquanid vino porque quiere mostrarme algo. ¿No es así? – dijo Lana, a lo cual Araquanid respondió afirmativamente. – Y creo que también quiere que tú nos acompañes.

- Eh... no es necesario, yo puedo seguir pescando aquí un rato. – dijo Misty tratando de no sonar grosera.

- Vamos, Misty, no tengas miedo. – insistió Lana. – Te aseguro que no será tan malo.

- Pero... – Misty tragó en seco. No era su intención despreciar una invitación, y si Lana decía que era su amigo no tenía razones para desconfiar de ello.

El problema, era que seguía viéndose como un gran bicho ante sus ojos, y eso era difícil de soslayar.

- Misty, sé que no te gustan mucho los Pokémon tipo Insecto, y lo entiendo. – dijo Lana, con voz suave pero ligeramente severa. – Pero después de tantos años no puedes dejar que eso te controle. A veces tienes que dar el primer paso para superarlo.

Misty se relajó un poco. Lana decía la verdad. Aunque siguiera sin superar del todo su miedo, lo cierto era que Misty era capaz de tolerar a los Pokémon tipo Insecto cuando estos respetaban su espacio personal. De hecho, algunos hasta se le hacían lindos, como Butterfree o Ledyba, y no le provocaban esa reacción.

¿No podía intentar dar ese paso con Araquanid, apelando a su amor por los Pokémon de Agua?

- Está bien, solo por esta vez. – dijo Misty. – No me hará daño hacer una excepción.

- Muy bien. – Lana cogió entonces una de sus Pokébolas. – ¡Primarina, sal!

La sirena salió y tras lanzar un pequeño canto aguardó sus órdenes. ¿Qué estaría planeando Lana?

- Primarina, haz unos globos para mí y para Misty, por favor. – pidió.

Pronto se hizo evidente, pues Primarina lanzó un par de globos de agua por su nariz para ponérselas a Misty y Lana en la cabeza. Esos siempre venían muy útiles para bucear sin necesidad de usar máscaras o tanques de oxígeno. Lo que fuera que iban a ver, seguramente estaba debajo del agua.

- Muy bien, estamos listas. – dijo Lana, montándose en la espalda de Araquanid. – Vamos, súbete.

Misty dudó por un momento, pero finalmente le dio la mano a Lana para montarse también. Dio un respingo en cuanto hizo contacto con el abdomen de la araña, e involuntariamente se aferró a la cintura de Lana por protección. Ella sin embargo no pareció molestarse por esto.

- ¡En marcha! – declaró Lana.

Y sin decir más, Araquanid echó a surfear un rato, antes de zambullirse en el agua con ellas dos en el lomo.

A pesar de todo, Misty tuvo que admitir que cuando se sumergieron, el miedo que sentía inicialmente se le dispersó un poco. Tal vez tenía algo que ver con que siempre al estar nadando, buceando o de cualquier otra forma dentro del agua se sentía como en casa. Después de todo era una segunda naturaleza para ella.

Admirar el paisaje subacuático también ayudó un poco. Ver los Pokémon nadando a su alrededor le ayudó a olvidarse de que iba montada en un tipo Insecto. De hecho, hasta empezaba a ganarle la curiosidad por lo que querría mostrarles a ella y a Lana.

No tuvieron que esperar demasiado, pues la araña llegó hasta una pequeña zona llena de algas marinas, y tras abrirse paso por ellas, encontraron un nido que estaba lleno de huevecillos con los mismos colores que Araquanid. Misty miró a Lana, que estaba sonriendo ampliamente y con los ojos echándole estrellitas.

- "¿Qué podrá ser?" – se preguntó mentalmente. – "¿Acaso son sus...?"

- Quad... quad... – dijo Araquanid chasqueando sus mandíbulas. Y al poco tiempo, los huevecillos comenzaron a iluminarse y a reventar uno tras otro, dejando salir unas arañitas más pequeñas. Se veían similares a Araquanid, pero con el cuerpo y la cabeza más redondeados y pequeños, y las patas más cortitas.

Normalmente Misty se habría escandalizado de ver tantos bichos cerca de ella, pero ahora que los veía de cerca... hasta le parecían adorables y toda la cosa.

- Dewpiders... ¡Dewpiders recién nacidos! ¡No creí que los podría ver! – exclamó Lana emocionada.

- Qué lindos. – dijo Misty. – Para ser bichitos no se ven tan mal.

Las arañitas empezaron a moverse por todo el lugar, y una se le acercó a Lana, que puso la mano para que se posara en ella. Con una sonrisa empezó a acariciarle la cabeza, y la arañita chilló de gusto. Luego se la ofreció a Misty para que hiciera lo mismo.

- Vamos, anímate. – le dijo.

Misty tragó en seco, pero finalmente decidió animarse a intentarlo. Sorprendentemente, al hacer contacto con el pequeño Dewpider, no sintió repulsión, y al cabo de un rato se estaba riendo igual que Lana. Resultó que no fue tan malo.

Después de pasar un rato en la colonia, Araquanid se las llevó de regreso a la superficie, de vuelta al sitio donde esperaban Primarina y Lapras. Tras despedirse del arácnido marino, se volvieron a subir y retomaron sus cañas para continuar con su pesca.

- Eso fue... interesante. – dijo Misty. – ¿No has pensado en atrapar a ese Araquanid?

- No hace falta. – dijo Lana. – Es un buen amigo, y por alguna razón siempre sabe dónde encontrarme.

Misty tuvo un ligero respingo ante eso. De nuevo, ella conocía de casos de Pokémon que se enamoraban de los humanos. Estaba la Chikorita de Ash por ejemplo, y aquel Golduck que ella se encontró una vez en las Islas Naranja.

Si a Lana no le incomodaba, entonces seguramente no sería peligroso. Por ahora, Misty se alegraba de no ser la que potencialmente era acechada.

- Sabes, nunca creí que diría esto, pero... realmente me sentí a gusto allá abajo, para ser una colonia de arañas submarinas. – dijo la pelirroja con agrado.

- Te dije que no eran malos. – se rio su amiga. – Bueno, ¿qué dices si continuamos? Tal vez tengamos suerte y Kyogre aparezca hoy también.

Misty rodó los ojos, pero retomó su caña de pescar. Había pocas posibilidades de que ese Kyogre que Lana dijo haber pescado con el anzuelo de ella volviera a aparecer, pero valdría la pena intentarlo.

Nunca se sabía qué podrías atrapar, esa era una de las emociones de la pesca.

...

Habiendo terminado, las dos se dirigieron a la casa de Lana. Tenía que preparar su clase del día siguiente, pero no tardarían mucho, después de todo, todavía tenían que dirigirse al restaurante familiar de Mallow para la reunión.

- ¿A tu familia no le molestará que traigas visitas? – preguntó Misty, mientras Lana abría la puerta.

- No te preocupes por eso. – aseguró Lana. – Mis padres salieron de vacaciones, y mis hermanas menores ahora están en medio de sus pruebas en las otras islas. Pasará un buen rato antes de que vuelvan de todos modos. Además, ellos conocen a Ash, y cualquiera que sea su amigo es alguien en quien podemos confiar.

- Eso lo aprecio, gracias. – dijo Misty.

Las dos entraron a la casa, y Lana le dijo a Misty que se pusiera cómoda mientras iba a guardar los Pokémon que atraparon y a archivar las notas para la clase del día siguiente. Misty se sentó en el sillón a esperarla, mirando un poco a su alrededor.

El lugar era sencillo, pero acogedor. En las paredes había varias fotografías, de la propia Lana y varios de sus amigos (algunas también incluyendo a Ash). La que más le llamó la atención fue una donde salía con dos niñitas, y le pareció bastante curiosa. Las niñas no solo eran gemelas, sino que además parecían mini-clones de Lana. Lo único que las distinguía eran el número de puntas en los mechones que les caían en las sienes (la de la derecha tenía dos, y la de la izquierda tenía uno), y el dibujo de la camiseta que tenía cada una (la primera tenía un Shellder, y la otra un Slowbro). Fuera de eso, no pudo evitar pensar que realmente eran adorables.

- Disculpa la espera. – dijo Lana, trayendo un par de bebidas frías y pasándole un vaso a Misty.

- Gracias. – La pelirroja tomó un sorbo. – Ah, qué refrescante. Por cierto, en esa foto de ahí... ¿esas son tus hermanas?

- Sí, lo son. – dijo Lana. – Harper y Sarah.

- Se ven adorables ahí. Como tú, claro, el parecido es sorprendente. – comentó Misty.

- No te creas, a veces eran muy problemáticas. – dijo Lana. – Eran demasiado inquietas, especialmente con los Pokémon que les parecían adorables. Todavía recuerdo la primera vez que trajimos de visita a Ash y Pikachu.

- ¿Qué pasó? – preguntó Misty interesada.

- Comenzaron a jalarlo y a pellizcarlo por todas partes. Como era de esperarse, se enfadó y terminó electrocutándonos a todos. – dijo Lana. – Aunque esa no fue la peor parte.

- ¿Ah no? ¿Cuál fue la peor parte? – preguntó Misty. Lana se sonrojó ligeramente.

- Pues... asumieron que Ash era mi novio. Eso fue realmente embarazoso. – admitió la peliazul.

- Hmm... – Misty le dio una mirada inquisitiva. – Lana... ¿acaso te gusta Ash?

- ¿Qué? ¿Qué si me gusta? Como amigo, sí, pero si hablas de que me guste... en ese sentido... no, claro que no. – aseguró Lana.

Misty se quedó viéndola fijamente, como si quisiera saber si era sincera. Por alguna razón no se tragó el cuento, y la vio de manera penetrante. Pudo ver que Lana parecía sentirse algo intimidada, y aunque Misty no se puso violenta ni mucho menos, necesitaba hacerle la pregunta.

- Lana... dime la verdad, ¿Ash te gusta, aunque sea un poco? – preguntó la pelirroja.

La peliazul tragó en seco antes de contestarle. – ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso a ti te gusta? Espera, entonces...

- Sí, así es. – dijo Misty. – Y no solo a mí, también a Serena. De hecho... parte de la razón de estar en estas vacaciones, es porque estamos compitiendo, por él de manera justa. Pero acordamos algunas cosas. Y la primera, es que... cualquier competencia potencial, fuera de nosotras dos se tiene que ir. Sí me entiendes, ¿no?

- Oh... ya veo. – Lana no pudo evitar reírse un poco. – De acuerdo, en ese caso, no tienes por qué preocuparte por mí, ni por ninguna de las otras. Te aseguro que todas vemos a Ash como un buen amigo, nada más.

- Eso me alegra. – dijo Misty. – De todos modos, si no está mal que te lo pregunte... ¿qué piensas de Ash?

- No lo negaré, se ha puesto muy guapo con los años. Y diré que esos músculos que ha desarrollado con los años son una buena vista. Quiero decir, él siempre ha estado en buena forma, pero...

Misty le echó una mirada para que se detuviera. Eso era suficiente por el momento.

- Perdón, me distraje. Como sea, siempre fue muy agradable con todos nosotros aquí. – dijo Lana. – Pero como te dije, solo es un buen amigo, y además... ni siquiera es mi tipo.

- Oh, ¿y cuáles son los de tu tipo? – preguntó Misty interesada.

- No creerás que te lo voy a decir, o sí. – dijo Lana un poco apenada. – Además, con dos hermanas menores que quieren que te consigas un novio, eso solo les dará más munición para molestarme.

Misty se rio. – Ya lo sabes, yo soy la menor en mi familia. Mis hermanas también solían fastidiarme con eso. Siempre dijeron que me gustaban los chicos más jóvenes que yo. Cierto, no estaban tan erradas, pero tampoco es que Ash sea mucho menor que yo de todos modos.

- A mí no me importaría cambiar de lugar. – dijo Lana. – Tener que cuidar de Harper y Sarah a veces podía ser un fastidio, especialmente cuando mis padres salían.

- Créeme, no te gustaría. – aseguró Misty. – No con las que tengo yo, especialmente considerando que la que mantiene el gimnasio andando soy yo.

Las dos se rieron con ganas. No podían creer que estuvieran comparando sus situaciones. Pero algo tenían en común, sin duda tenían sus días en las que preferían ser hijas únicas.

- En fin... pasando a otra cosa... ya que me ayudaste a capturar Pokémon para la clase de mañana, ¿te gustaría que te regalara uno? – dijo Lana. – Elige el que quieras, además habías dicho que querías capturar uno para llevártelo de recuerdo.

- Eso dije, sí. – dijo Misty. – Es muy amable de tu parte, pero... creo que el Pokémon que más me gustó de los que vi fue tu Primarina. Pero es obvio que no puedo llevármela a ella, es tu compañera de toda la vida, ¿verdad?

Lana se puso pensativa al escuchar esto. Después de un momento sonrió de una forma que intrigó a Misty.

- Aguarda, creo que eso podemos resolverlo. Espérame un momento.

Sin decir más, Lana salió corriendo a la parte trasera de la casa, mientras que Misty se quedó allí esperándola. ¿Qué estaría tramando?

Unos minutos después, la peliazul volvió con una cápsula de huevo Pokémon. El huevo que tenía en su interior era totalmente azul oscuro, con una línea ondulada de color azul claro y una mancha blanca ovalada. Misty lo miró confusa, ¿para qué lo traería tan de repente?

- Primarina puso este huevo hace unos meses. – dijo Lana. – Quería regalárselo a mis hermanas, pero dijeron que no lo querían. Si lo quieres, es tuyo.

- ¿Lo dices en serio? – preguntó Misty.

- El temporizador indica que debe estar a pocos días de nacer, tal vez a lo mucho una semana. – dijo Lana. – Mejor así, con eso podrás hacer que te vea primero.

Misty casi no podía pronunciar palabra. La Primarina de Lana en serio la enamoró, y ahora le estaba regalando un huevo suyo. Algo más por lo cual darle crédito a Ash: sabía elegir muy bien a sus amigos, dondequiera que fuese.

Sonriendo, tomó la cápsula con mucho cuidado. – Muchas gracias. Te prometo que lo cuidaré bien.

- Sé que lo harás. – sonrió Lana. – Oye, ya que todavía falta para ir a reunirnos con los demás, ¿quieres ir a navegar en mi Lapras después? Hay un arrecife que conozco donde podemos ir a bucear. Seguro que te encantará.

- ¿Tienes que preguntar? ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos!

Misty tuvo que contenerse la emoción en ese momento, mientras metía la cápsula del huevo en su mochila. Se sentía como niña con juguete nuevo. Quizás estuviese lejos de Kalos para ir por su propio Greninja, pero al menos podría llevarse de Alola un buen recuerdo. No podía esperar a que naciera el huevo.

Cafetería de Aina...

El trío de chicas restantes se habían ido directamente al local. La familia de Mallow se encontraba de vacaciones, así que ella había tenido que hacerse cargo del lugar mientras tanto. Entre eso y sus deberes en la Escuela Pokémon, estaba un poco corta de manos, así que Serena y Lillie ofrecieron ayudarle un poco con la clientela.

Mientras tomaban un descanso, Mallow decidió sentarse a conversar con Serena, y preguntarle a la chica kalosiana algunas cosas de sí misma. Apenas había oído hablar sobre las Exhibiciones Pokémon en Kalos, y se sentía bastante emocionada de poder conversar con alguien que había participado y ganado en ellas.

- Las exhibiciones Pokémon suenan increíbles. – dijo la peliverde.

- Lo son. – le dijo Serena. – Aunque debo decir que los Concursos Pokémon también son emocionantes. Y creo que me ayudaron a entender un poco más la emoción de las batallas que siente Ash.

- ¿Cómo fue tu experiencia con ellos? – preguntó Mallow.

- Pues... fue casi igual que cuando comencé a competir en las Exhibiciones. – confesó Serena. – Al principio tenía algo de pánico, después de todo estaba frente a tantas personas y a un millón de años luz de mi zona de comodidad, y a veces no sabía qué hacer. Pero entonces, recordaba por qué lo estaba haciendo. Me prometí a mí misma ser más fuerte por Ash, sabiendo que sin importar lo que pasara, él jamás se daría por vencido. Él siempre afrontaba sus retos con valor y decisión, así que tenía que hacer lo mismo. Si no, nunca podría pararme frente a él de nuevo.

- Hmm... – Mallow se quedó mirándola con la mano en el mentón. – Dime algo... ¿Ash acaso te gusta?

Serena desvió la mirada, sonrojándose ligeramente. Eso era obvio para cualquiera. Por supuesto, para Serena era mucho más que solo "gustarle", sus sentimientos por Ash iban más allá de una simple atracción. Él era la persona más importante para ella, su modelo a seguir.

- No te culpo, estos años le han caído muy bien. – dijo Mallow guiñándole. – Si no fuera porque ya está apartado...

- ¿De qué hablas? – Serena no entendió qué quiso decir con eso.

- Oh, no te hagas la inocente. – dijo Mallow con algo de picardía. – Tú y Misty están compitiendo por él, ¿verdad? Yo sé de esas cosas.

- Bueno... sí, lo estamos. – admitió Serena.

- Jeje, ¿quién diría que sería tan popular? Bueno, ya que estamos en ello, ¿quieres que te eche una mano? – propuso Mallow. – ¿Sabes cocinar?

- Un poco. Mayormente se me da la repostería, eso sí. – dijo Serena.

- En tal caso, si quieres te enseño algunos de los mejores platillos alolanos para que puedas impresionarlo. Ya sabes lo que dicen, el camino al corazón de un hombre es a través de su estómago, y Ash tiene uno muy grande, todos lo sabemos.

Serena no pudo evitar reírse. Era obvio que todos quienes conocieran a Ash sabrían de su insaciable apetito, y sus amigos de Alola no eran la excepción.

- Mientras no se te ocurra el estofado eléctrico. – intervino Lillie. Serena se quedó viéndola confusa, y Mallow se enfurruñó ligeramente. – Oye, aquella vez no dije nada porque somos amigas, pero en serio, solo a Sophocles le gusta electrocutarse mientras come.

- Eres tú la que se lo pierde. – dijo Mallow. – Oye, Serena, ¿no quieres probarlo? Te aseguro que te encantará.

- Uhm... creo que paso, pero muchas gracias. – dijo Serena.

De pronto a Mallow se le bajó su entusiasmo usual, como si de pronto recordase algo. – Por cierto, Lillie... ¿cómo está tu papá?

Lillie también adoptó una expresión similarmente sombría, pero sonrió cálidamente poco después. – Se está recuperando a buen paso. Mi madre y los doctores dijeron que tal vez en un par de meses podrá haber recuperado toda su memoria, lo suficiente para regresar a casa.

- Me alegra escuchar eso. – sonrió Mallow.

- Disculpen, ¿de qué están hablando? – preguntó Serena. – ¿Le pasa algo a tu papá?

- Fue hace varios años. – explicó Mallow. – El papá de Lillie... desapareció en un incidente mientras investigaba a los Ultra Entes.

- ¿Ultra... Entes? – Serena ladeó la cabeza.

Mallow y Lillie intercambiaron miradas, como preguntándose una a la otra si deberían contarle a Serena. Solo unos pocos dentro de su círculo cercano (incluido Ash) sabían la historia completa, y prefirieron mantenerlo de ese modo. Sin embargo, si Serena era amiga de Ash, definitivamente podían confiar en ella con ese secreto.

- Los Ultra Entes son unos Pokémon provenientes de otra dimensión. – empezó a relatar Mallow. – Los padres de Lillie se dedicaban a investigarlos, pero hace varios años... algo salió mal durante un experimento con los Ultra Umbrales.

- ¿Qué es un Ultra Umbral? – preguntó Serena.

- Para ponerlo en términos sencillos, una grieta en el espacio tiempo que actúa como un portal que lleva hacia otra dimensión, denominada Ultra Espacio. – explicó Lillie. – Allí es donde residen la mayoría de los Ultra Entes, que aparentemente son los únicos capaces de abrirlos. Alola parece ser un punto de convergencia donde se abren con mucha frecuencia.

- Aunque no hemos visto ninguno en años. – agregó Mallow. – Los Ultra Guardianes no hemos tenido mucha acción debido a eso.

- El punto es – prosiguió Lillie – que mi padre quedó atrapado en uno de esos Ultra Umbrales. Hubo un tiempo que incluso lo creímos muerto, pero... mi madre nunca se dio por vencida. De hecho, dedicó todos los recursos de la Fundación Aether para tratar de encontrarlo, especialmente cuando supimos que aún tenía que seguir con vida.

»Y sí, eventualmente lo encontramos, aunque... había perdido gran parte de su memoria y ni siquiera nos reconocía. – concluyó la rubia, agarrándose el pecho.

- Oh no... – Serena hizo lo mismo. No debía ser nada fácil haber encontrado a su padre con amnesia.

- Ha estado un par de años en tratamiento. – prosiguió Lillie. – El progreso ha sido lento, pero... mi madre dice que ya puede reconocerla. Quizás en poco tiempo pueda reconocernos a mi hermano y a mí. Los doctores decían que tal vez sería imposible que recupere su memoria, pero... nosotros creemos que lo logrará. No nos rendiremos.

- ¡Ese es el espíritu! – dijo Mallow. – ¡Ya lo verán, todos pronto volverán a ser una familia!

Serena sonrió con alivio. Por un momento sintió algo de terror, imaginarse que Lillie hubiese perdido a su padre de esa manera tan espantosa, recordando el accidente que le arrebató a su propio padre. Era bueno saber que pronto lo recuperaría.

Algo en ese momento surgió dentro de la kalosiana, que le hizo sentir deseos de poder hacer algo por ella.

- Lillie... ¿crees que podríamos hacer algo por tu papá? – dijo Serena, adoptando una expresión determinada. – Tal vez... ¿crees que le guste si le dedico una de mis presentaciones?

- ¿Una de tus presentaciones? – Lillie y Mallow miraron fijamente a Serena.

- Al terminar mi viaje con Ash, aunque ya había decidido cuál sería mi sueño, me di cuenta de algo más. – dijo Serena. – La verdadera razón por la cual decidí convertirme en la mejor artista Pokémon de todo Kalos, era para hacer sonreír a todas las personas.

- ¿En serio? – preguntó Lillie. – ¿Harías eso... por mi papá?

- Oye, si eres amiga de Ash, también lo eres para mí. – dijo Serena con convicción. – Eso es algo que él haría, ¿no?

- Muchas gracias. – Lillie abrazó a Serena con viva gratitud.

- Más vale que vaya por una cámara de alta definición. – dijo Mallow. – La necesitaremos para grabar esa presentación y enviarle el video a la señora Lusamine para que se lo enseñe a su marido.

- Por eso no se preocupen. – dijo Serena, sacando la susodicha cámara. – Siempre llevo conmigo la mía, por si hago algo para mi canal de PokéVisión.

- Muy bien. ¿Necesitas algo, un escenario apropiado? – preguntó Mallow. Serena observó a su alrededor.

- Afuera estará bien, necesitaremos suficiente espacio. – dijo la kalosiana. – Si eso está bien para ti.

- Por supuesto. ¡Lillie, dame una mano por aquí!

- Claro. – dijo la rubia.

Mientras las dos chicas alolanas llevaban unas sillas afuera para el eventual público, Serena dejó salir a sus Pokémon. Pronto, el quinteto conformado por Delphox, Pancham, Sylveon, Roselia y Froslass se reunió alrededor de su entrenadora, listos para escuchar lo que tenía que decirles.

- Muy bien chicos... tenemos mucho trabajo por hacer.

Entretanto, afuera un pequeño pajarito amarillo con una especie de pompones en las alas, miró por la ventana con curiosidad, interesándose en Serena. Era un Oricorio en estilo Pom-Pom, y por algún motivo, ella llamó su atención, y no se imaginó que lo que estaba a punto de ver, lo haría todavía más.

Al anochecer...

Con todo el grupo reunido en el restaurante, la cena no se hizo esperar. De nuevo, Ash y Misty empezaron a competir por quién de los dos comía más, y cuando llegó la hora de las malasadas, al quedarse la última empezaron a jalar entre ellos a ver quién se la comía. Kiawe, que no aguantó más, cogió un cuchillo y la partió a la mitad, haciendo que los dos al seguir jalando se fueran de espaldas para atrás. Y sin poder resistirse, Mallow de nuevo preparó su estofado eléctrico, pero esta vez, sorprendentemente, le salió mucho mejor, aunque tanto Misty como Serena, aunque les gustó el sabor, se quejaron de haber sentido esas chispas en la boca. A la líder de gimnasio de hecho se le entumió la mandíbula por un momento y casi no pudo hablar. Lillie, entretanto, no quiso probarlo, argumentando que "ya estaba llena".

- ¡Muy bien, ahora que ya comimos, es hora de una sorpresa especial! – anunció Mallow. – Damas y caballeros, si son tan amables de dirigirse al patio trasero del restaurante, les tenemos preparado un gran espectáculo.

Lana, Kiawe y Sophocles se miraron entre ellos, preguntándose qué podría ser. Y a todo esto, ¿dónde estaba Serena? La chica kalosiana se había perdido los últimos diez minutos después de hablar con Mallow y Lillie. Ash y Misty, por otra parte, ya tenían una idea de lo que tenía planeado. Todo mundo salió, y a los pocos minutos, Serena apareció, ya preparada.

La artista-coordinadora ya se había vestido apropiadamente para la ocasión: traía un atuendo muy parecido al del uniforme de una bastonera (con el bastón incluido), con una blusa blanca con casaca larga que dejaba su ombligo al descubierto, botas de tacón mediano hasta la rodilla y guantes largos, y la falda roja con pliegues amarillos. Una corona de flores adornaba su cabello.

Ash levantó una ceja al verla, tomándose su tiempo para admirarla.

- Ese atuendo le queda muy bien. – dijo. Y justo después, sintió la mirada acusadora de Misty sin necesidad de voltear. El respingo que le provocó fue suficiente.

- ¿Me dirías lo mismo si yo me pusiera un atuendo similar? – le preguntó la pelirroja.

- Hmm... no lo sé, tendrías que ponértelo para averiguarlo. – sugirió él.

Misty pareció aceptar esa respuesta, ya que inmediatamente le sonrió. – De acuerdo, conseguiré uno de esos cuando vayamos de compras.

- De compras... y a mí me tocará cargar todo, ¿verdad? – comentó Ash. Misty solo se rio sin responderle, y volviendo la atención hacia Serena.

- Pika... – comentó el roedor eléctrico.

Aparte de Serena, Delphox, Pancham y Sylveon, "los tres originales", se habían puesto también los accesorios para la ocasión, llevando gorros de banda sobre sus cabezas. Roselia y Froslass no iban a participar en esto; solo ayudaron colocando el aparato de sonido y los altavoces para la música, y luego fueron a sentarse con el resto del público.

- ¡Corre video! – dijo Lillie, que ya tenía en mano la cámara de Serena. Esperaba que esto sirviera para animar al señor Mohn.

- Esta es una presentación especial desde la región de Alola, para mis amigos, tanto viejos como nuevos. Y también, dedicada especialmente para el señor Mohn. Le deseo una pronta recuperación, y además tiene usted una hija realmente maravillosa. ¡Que ruede la música!

*¡CLICK!* Mallow, que era la que tenía el control remoto del aparato, puso a reproducir. El tema era una versión instrumental de una canción llamada "Dream Dream", que era la más recurrente que Serena usaba en sus presentaciones. De hecho, Misty recordó que usó la misma canción en la presentación de Cerulean y en la de Clase Maestra.

- ¡Aquí vamos!

La presentación inició con Serena y Delphox en todo el centro, bailando en sincronía perfecta mientras giraban sus bastones y los arrojaban al aire un par de veces. Después tomaron distancia entre ellas y se arrojaron los bastones una a la otra mientras Pancham y Sylveon se ponían en el centro. La segunda lanzó un ataque de Fuerza Lunar hacia el primero, que se echó al suelo y comenzó a girar mientras hacía un Pulso Oscuro a su alrededor.

- ¡Oigan, ese es mi Contraescudo! – dijo Ash con una sonrisa.

- Han estado practicándolo. – comentó Misty.

No solo servía para las batallas y concursos; el Contraescudo de Pancham atrapó la Fuerza Lunar y la redirigió hacia el aire. Acto seguido, al recibir de vuelta su bastón, Delphox apuntó hacia el ataque combinado y disparó un Fuego Místico, haciendo que estallara en una lluvia de partículas luminosas y oscuras a la vez. El público inmediatamente se maravilló de ver esto. De hecho, muchos de las personas que iban pasando por ahí oyeron la música y al ver los "fuegos artificiales" decidieron acercarse a ver qué pasaba. Y no eran los únicos, desde el techo del restaurante, cierto pajarito amarillo también disfrutaba del espectáculo.

En el intermedio, Pancham utilizó Filo de Roca para hacer aparecer un pilar debajo de su entrenadora, teniendo cuidado de no lastimarla, mientras esta lanzaba su bastón al aire y continuaba bailando. Sylveon saltó para atraparlo con sus listones y devolvérselo a Serena, que saltó fuera del pilar y mientras estaba en el aire, Delphox usó su Fuerza Psíquica para ralentizarle la caída y ayudarle a hacer algunos giros y piruetas hasta que tocó el suelo.

- Maravilloso. – comentó Lillie, sin dejar de grabar. No tenía duda esto le iba a encantar a su papá (y a su mamá también, conociéndola).

Ash y los otros realmente se notaban impresionados. Serena, por su parte estaba tan enfocada en su actuación que no puso mucha atención en que la audiencia estaba empezando a aumentar.

Y entretanto, el pequeño pájaro amarillo en el techo se había puesto también a bailar al compás de la música.

- ¡Y ahora, para el gran final! – anunció Serena, apartándose para abrirles paso a Sylveon y Delphox.

Las dos se plantaron una delante de la otra, lanzando Fuerza Lunar y Fuego Místico una contra la otra. Esta combinación era peligrosa de hacer: la potencia de ambos ataques debía ser perfectamente equivalente para que no explotara. Les llevó mucho entrenamiento perfeccionarlo durante los concursos Pokémon en Sinnoh, pero valió la pena. El fuego y la energía lunar se combinaron juntos en una esfera brillante que parecía de plasma, dejando a todos con la boca abierta.

Acto seguido, Pancham apareció dando un Puño incremento para golpear la esfera hacia arriba. Sylveon y Delphox saltaron para devolverle la esfera con un ataque combinado de Lanzallamas y Brillo Mágico, potenciándolo más. Pancham continuó replicando con Puño Incremento una y otra vez, jugando una especie de ping pong vertical. La canción ya se acercaba a su final, y Serena sabía que debían terminar rápido ya que esto era mucho esfuerzo para el pequeño panda.

Delphox y Sylveon aterrizaron, cada una a un lado de Pancham, y juntas volvieron a disparar sus ataques para potenciar la esfera por última vez e impulsarla de nuevo hacia arriba. El toque final: Pancham saltó para terminar de sacarla a volar con un último Puño Incremento, a su máxima potencia. La esfera se elevó hacia el cielo y terminó por explotar en destellos de tonalidades infinitas. Un espectáculo de colores increíbles.

- Wow... eso fue como una supernova. – comentó Misty.

Ash se quedó viéndola, y asintió estando de acuerdo. "Supernova" parecía una forma muy apropiada de describirla. Todos los espectadores se quedaron viendo embelesados, mientras Serena y sus Pokémon se reunían en todo el centro del "escenario improvisado", haciendo su pose final.

- ¡Y eso es todo! – anunció. Fue entonces cuando empezaron los aplausos y vítores de toda la gente que Serena se percató de que tenía más audiencia de lo que había al principio.

- ¡Bravo! ¡Eso fue espectacular!

- ¡Queremos más! ¡Más! – dijo una chica.

- ¿Dónde aprendiste a hacer eso? – se le acercó una niñita que se le escapó a su madre. – ¿Me podrías enseñar?

- ¡Qué lindos son tus Pokémon! – dijo otra. – ¿Puedo tocarlos?

Serena solo se pudo reír nerviosa. No se imaginó que atraería tanto público de más con su espectáculo. Bueno, si querían más... Delphox, Pancham y Sylveon estaban ya muy exhaustos, pero afortunadamente, Froslass y Roselia todavía estaban disponibles.

- ¡Está bien, está bien! – les dijo. – ¡Les puedo hacer otra rutina si quieren, pero denme unos minutos para prepararme! ¡Froslass, Roselia, por favor ayúdenme aquí!

Una suerte de haber expandido su equipo a cinco integrantes. Para las rutinas el máximo era con tres, pero nunca venía mal tener apoyo de refuerzo para las futuras, o en este caso, para una presentación extra si el público se quedó con ganas de más. Mallow se movió para echarle una mano también, de hecho, su propia Tsareena también parecía querer entrar al espectáculo. Serena habría aceptado de buen grado, pero no estaba acostumbrada a usar Pokémon que no eran suyos y le gustaba ensayar primero para sentirse en mayor confianza.

- Parece que Serena se acaba de convertir en celebridad aquí. – comentó Misty.

- No me extraña, es muy talentosa. – dijo Ash.

Mientras el segundo espectáculo se armaba, el pequeño Oricorio en el techo seguía a la expectativa. Le encantó esa demostración de talento, y se sintió con muchísimas ganas de participar en algo así, pero no se atrevía. Era muy tímido con la gente. Pero tal vez, solo tal vez, esa chica le dejaría entrar y unírsele. Seguro podría divertirse mucho. ¿Se atrevería a aproximársele?

Mientras tanto, en un apartamento de la ciudad...

Para muchos, la región de Alola era un paraíso tropical y el mejor lugar para ir de vacaciones en el mundo. Para ella... se sentía como si fuera una prisión.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que llegó aquí? ¿Siete, ocho, nueve años? Ya había perdido la cuenta. Fue un verdadero milagro haber sobrevivido a aquella experiencia. El cómo no terminó aplastada por la presión del agua, o despedazada por el vórtice que se la tragó cuando su submarino hizo implosión era un misterio, pero a ella no le importaba averiguar el cómo. Lo que le importaba era que había sobrevivido, y que por culpa de aquel mocoso y sus amigos, había quedado totalmente arruinada.

De algún modo, cuando despertó se encontraba en un barco pesquero. El vórtice del lago la arrastró hasta el medio del mar, y la encontraron flotando a la deriva, debatiéndose entre la vida y la muerte. Estaba en shock, pero afortunadamente, no se le hizo muy difícil fingir amnesia para convencer a esos tontos de que la ayudaran. Le convenía, estaba muy débil, y había perdido todas sus armas y equipamiento junto con su submarino. Tenía que hacer que se apiadaran de ella, esos pobres tontos e ingenuos eran su única oportunidad de supervivencia.

La única ventaja de haber terminado en la región de Alola era que allí nadie sabía quién era ella, y por eso no se le hizo muy difícil asumir una nueva identidad. Lo que sí se le hizo difícil fue haber tenido que hacerse la "ciudadana buena y honesta" con todo mundo, mientras lentamente se recuperaba económicamente. Después de su "muerte", todos sus activos y fondos fueron congelados. Ya no podía volver a su "viejo negocio", al menos no todavía.

Tras un largo y agotador día (mayormente en el departamento emocional), se dejó caer en su cama, revisando su teléfono inteligente. Aunque había sido duro, gracias a una mezcla de soportar esos empleos para niños buenos, algunos favores en el bajo mundo y alguno que otro golpe de suerte en apuesta, lentamente había podido irse recuperando. En unos meses, tal vez un año, tendría suficiente para salir de este agujero y volver a sus antiguas operaciones. Las cuales por supuesto eran encontrar Pokémon raros y valiosos para venderlos al mejor postor. No por nada era que hacía años la conocían como la Cazadora Pokémon J, y ella prefería llamarse así por conveniencia, al menos mientras estaba en privado.

- ¿Quién diría que te encuentro después de tantos años? – se dijo mientras revisaba la memoria de su teléfono.

Abriendo la aplicación de imágenes, encontró una foto que mostraba a un joven de pelo negro con la piel ligeramente tostada, acompañado de dos muchachas de su edad, cada una agarrándolo del brazo y sonriendo ampliamente, mientras él tenía una expresión nerviosa. Lo vio solo de pasada en el muelle hoy cuando salió a caminar. Poco le interesaba quiénes eran esas dos chicas o qué relación tendrían con él, lo que importaba era que no podía equivocarse: ese era el mismo mocoso Ash Ketchum que había arruinado sus planes en la región Sinnoh.

- El mocoso ha crecido. – De nuevo habló en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular.

J realmente se había sorprendido: ¿qué probabilidades tenía de volverse a encontrar con él? Investigando un poco a fondo por internet, supo que en los últimos años el muchacho se había hecho de cierta reputación en esta misma región, tras convertirse en el primer campeón de la Liga Alola. Posteriormente volvería a la región Kanto, ganando la Conferencia Índigo, y asumiendo una posición como Cerebro de la Frontera, estableciendo en Pueblo Paleta algo llamado el Coliseo de Batallas, y hasta había rumores de que quería optar al título de Campeón Regional. No había perdido el tiempo, se había vuelto extremadamente fuerte.

Y aun así... ella tenía una oportunidad de oro para vengarse de él.

¿Qué debería hacer? Enfrentarse a él directamente no parecía la mejor opción. Sus Pokémon (de las pocas cosas que pudo salvar de aquel incidente) se habían oxidado por la falta de ejercicio durante tantos años, aunque en los últimos meses había podido volver a ponerlos en forma, estaban muy lejos de volver a sus mejores días. Por otra parte... esas dos chicas que le acompañaban, quizás podría haber una forma de llegar hasta él a través de ellas.

J sonrió malignamente. Por ahora, lo único que podía hacer era vigilar. No se había atrevido a seguirlo en aquel momento para evitar levantar sospechas, pero tenía la manera de encontrarlo. Tomando su laptop, abrió una aplicación y usando su contraseña personal, se introdujo en las cámaras de circuito cerrado de toda la ciudad. Incluso con una computadora personal simple, hackear ese sistema era sencillo, si sabías donde entrar. Muchas cámaras, pero con un programa de reconocimiento facial, usando la fotografía de su teléfono como base, la búsqueda no tardaría mucho, solo unas cuantas horas, a lo mucho unos días para determinar sus movimientos y dónde podría estar.

- Ash Ketchum... pagarás muy caro lo que me hiciste.

Esta historia continuará...

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