Final A - PokéShipping
Aquella noche...
La celebración por la victoria de Ash no se hizo esperar. Además del trofeo del ganador, el premio en dinero que le otorgaron significó que podía invitar a Misty y Serena al salón de fiestas más caro que había en la zona con todos los servicios incluidos. El resto de los Cerebros de la Frontera también se sumaron a la celebración, al igual que varios de los participantes del torneo. Tobias no se veía por ninguna parte, pues aunque Ash también quiso invitarlo, el misterioso entrenador dijo que "las fiestas no eran lo suyo" y se marchó apenas terminó la ceremonia de clausura del torneo.
Mientras todos se divertían a su particular manera, Ash, Misty y Serena decidieron irse aparte por un rato. Queriendo un poco de paz y tranquilidad para variar, los tres se fueron al balcón, y se tomaron un momento para admirar la vista nocturna y disfrutar de la agradable brisa del lugar.
- Hmm... esto es increíble. – dijo Misty, sintiendo el fresco viento nocturno en su rostro. – Tenemos que venir a este lugar más a menudo.
- Si puedes pagarlo. – dijo Ash. – Solo estamos aquí gracias a los patrocinadores del torneo.
- Entonces tienes que participar en ese torneo más a menudo. – rio Misty.
- No empieces ahora. – dijo Serena. – Ash hizo mucho sacrificio para traernos hasta aquí, no deberíamos exigirle más.
- Solo bromeaba. – dijo Misty. – En fin... si ya estamos aquí, supongo que por fin es el momento, ¿verdad?
Ash asintió. Misty tenía toda la razón. Él había prometido que les iba a dar una respuesta a las dos, y por fin había llegado la hora de hacerlo. Tuvo todo un año para meditarlo, y ciertamente no lo tomó a la ligera: las dos eran importantes para él, y al menos pudo estar tranquilo de saber que no habría resentimientos independientemente de su decisión.
- Saben, estuve pensando... con todo lo que hicimos durante este año, creo que podemos saltarnos lo del noviazgo e ir directamente a hacer esto... definitivo. – dijo Ash, sacando una pequeña cajita.
Las dos chicas sintieron que el corazón se les salía del pecho, ¿Quería decir Ash que lo que quería era ir directo al compromiso, y hasta había traído un anillo? ¿Le propondría matrimonio a una de las dos allí mismo?
- Bueno, como saben, me tomé mi tiempo para pensar las cosas, y por fin he tomado mi decisión. – dijo Ash. – ¿Prefieren que les diga a quién elegí primero, o quieren oír mis razones? Porque creo que es justo que sepan eso también.
Serena y Misty se miraron una a la otra con expresión interrogante. Eso no era tan sencillo como parecía a simple vista, aunque por otro lado, que Ash les dijera las razones primero quizás ayudaría a identificar quién de las dos habría sido la elegida. ¿Se aventurarían?
- Empieza por las razones. – dijo Misty. – Me interesa mucho saber lo que nos tienes que decir a ese respecto.
- Muy bien. – Ash tomó un profundo respiro. – Como ya les dije antes, ustedes dos son mis mejores amigas, y las quiero como a ninguna otra que jamás haya tenido. Decidirme no fue fácil, pero... bien, a quien elegí de ustedes dos, fue a quien siempre estuvo cuando la necesité, aunque no quisiera reconocerlo. Escogí a quien soportó cada una de mis arriesgadas decisiones; a la que aunque a veces me hacía perder la paciencia... jamás la quise lejos de mí. Y si he de ser sincero, quizás siempre me sentí un poco atraído, aunque no supiera como expresarlo en ese entonces. Lo que digo es... estuvimos más tiempo juntos, y creo que por eso nos acercamos mucho más de lo que me imaginé. – Ash dio un paso al frente y abrió la cajita. Efectivamente, dentro estaba un anillo de compromiso. – ¿Aceptarías casarte conmigo... Misty?
Con eso, la decisión estaba sellada. Serena sintió la punzada en el corazón al oír la última palabra, pero mantuvo la compostura. Las dos habían hecho un pacto y ella tenía toda la intención de respetarlo. Entretanto, Misty tuvo que contenerse de expresar su emoción, pues ella misma también había recordado. Serena era su amiga y no iba a restregarle su triunfo en la cara ni mucho menos.
- Antes de responderte... creo que Serena merece saber por qué no la elegiste a ella, ¿no lo crees? – señaló la pelirroja.
Ash se volteó hacia ella. Pudo ver la tristeza en los ojos de la kalosiana, pero Misty tenía toda la razón. Esto no iba a ser fácil, pero Serena tenía derecho a saber. Algo era claro, no era por menosprecio ni mucho menos.
- Serena... eres una gran chica, y siempre serás una de mis amigas más queridas. – dijo Ash. – Sé que tú y yo nos conocimos antes, y que ese encuentro fue muy especial para ti. Lamento haber sido tan olvidadizo que no le di la importancia que debería. Pero pasó mucho tiempo desde entonces, perdimos el contacto y la verdad... es que no puedo dejar de lado todo lo que viví con Misty. De hecho, me atrevo a decir que ese beso que me diste aquella vez, me hizo darme cuenta de mis propios sentimientos por ella.
Las dos chicas se sorprendieron ante esta revelación. No solo Serena, sino especialmente Misty, que estaba con cara de que nunca se imaginó que un comentario como ese saldría de la boca de Ash Ketchum. El entrenador se tomó su momento para grabarse en la mente la expresión de la pelirroja, pues definitivamente no tenía precio, aunque también porque estaba preparando su respuesta para sorprenderla todavía más.
- Misty, ¿recuerdas aquella vez en las Islas Naranja, que te pregunté que si la gente cambia cuando se besan? – preguntó Ash.
Misty hizo memoria. Vagamente, recordó una pareja de Nidorans enamorados, que evolucionaron en Nidorino y Nidorina después de darse un beso, y también que cuando Ash le hizo esa pregunta, ella le dijo "Tendremos que averiguarlo nosotros". No podía creer que todavía se acordara de eso, y menos todavía que por fin entendiera lo que quiso decir entonces. Bueno, le tomó varios años, pero siendo Ash, eso era normal. Al menos ya lo sabía. Entretanto, Serena no tenía idea de lo que estaban hablando, pero decidió que después habría mucho tiempo para hacer preguntas. Y de hecho, no se sentía mal por este giro de acontecimientos. Todo lo contrario, se sentía feliz de haber podido ayudar a su amigo a darse cuenta de lo que sentía por Misty.
- Bueno, creo que esto ya lo decide todo. – dijo Serena.
- En verdad lo siento, Serena. – se disculpó Ash. – Eres una chica maravillosa, y en otras circunstancias, tal vez hasta me hubiese enamorado de ti.
- No tienes por qué disculparte. – replicó Serena. – El pacto fue que la que no resultara elegida los apoyaría, y eso planeo hacer.
La kalosiana los abrazó a ambos, sintiendo que se le asomaban algunas lágrimas en los ojos. Pero estas no eran de tristeza o de dolor. No podía negar que sí se sentía un poco lastimada por no haber sido correspondida, pero no tanto como lo habría imaginado. Además, sentirse feliz por ellos hacía que el dolor se fuera. Era mucho mejor que sentir lástima por sí misma. Quizás, simplemente debió haber actuado un poco antes, esforzarse más por ganar el afecto de Ash y ser más directa con sus sentimientos. Pero ya no tenía sentido lamentarse por lo que hizo o no hizo en el pasado.
- Siempre serás alguien importante para mí, Ash. Siempre te recordaré como mi primer amor, y la persona que me inspiró a luchar por mis sueños. Eso jamás va a cambiar. – dijo Serena.
- Lo mismo digo, siempre serás alguien especial para mí, Serena. – aseguró Ash, feliz de ver que la kalosiana no se sentía tan dolida como él temía. También valoraba mucho su amistad y le alegraba saber que no la perdería por esta decisión.
- Quizás no sea con Ash, pero estoy segura que habrá alguien especial para ti en alguna parte. – dijo Misty. – Después de todo, ¿cómo podrías no gustarle a alguien? Una chica tan linda, talentosa y dulce como tú debe tener admiradores por todos lados, ¿no?
Serena se ruborizó ligeramente. Era cierto que admiradores no le faltaban, pero... no se imaginaba con alguien que no fuese Ash Ketchum. Él era único en su tipo. Difícilmente alguien podría comparársele. Pero bueno, dado algún tiempo, quizás no estaría mal darse una oportunidad.
- Bueno, bueno, suficiente de eso antes que vayamos a deprimirnos. – interrumpió Misty, tomando el anillo. – Creo que ya es tiempo de que yo diga lo que debo decir, ¿no es así?
- Oye, ¿no se supone que soy yo el que debe colocarlo? – preguntó Ash, pero Misty se le adelantó y se lo puso ella misma.
- Ah, vamos, los tiempos cambian. – dijo la pelirroja. – Además, ya deberías saber cuál es mi respuesta, ¿verdad?
Ash frunció el cejo ligeramente, y luego rodó los ojos. Esperaba no arrepentirse de su decisión, pero si se había enamorado de Misty, tendría que aceptarla con todas las consecuencias, y él ya sabía perfectamente lo que le esperaría si la elegía a ella, y lo había aceptado. No tenía sentido echarse para atrás. La líder del Gimnasio Cerulean se tomó el tiempo para admirar su nuevo anillo de compromiso, y su mirada se tornó soñadora, de imaginarse todo lo que esto significaba.
- Muy bien, creo que ya es tiempo. – dijo Misty mirando a Ash fijamente a los ojos. – ¿Vamos a sellar este compromiso como debe de ser?
- Cuando quieras. – dijo Ash. – Serena, ¿tienes alguna objeción?
La kalosiana simplemente sonrió. No iba a perderse esto por nada del mundo. Pikachu también se alejó para tener una buena vista del espectáculo. Recostándose contra la baranda del balcón, Ash y Misty se encararon uno a la otra, sin dejar de sonreír y sabiendo perfectamente lo que el otro estaba pensando. Se acercaron lentamente y cerrando los ojos, suavemente posaron sus labios sobre los del otro. Serena, entretanto, pensó que en otros tiempos lejanos, la visión de Ash besando en los labios a otra muchacha le habría destrozado el corazón por completo. Pero lo único que sentía era una gran calidez en el corazón. La sonrisa que adornaba su rostro era de genuina felicidad por sus dos amigos. El pacto era que apoyaría el amor entre ellos, y sin duda lo cumpliría por el resto de su vida felizmente.
Islas Remolino, diez meses después...
La noticia de la boda del Campeón Intercontinental Ash Ketchum se expandió más rápido que el fuego de un Rapidash. Las reacciones fueron tan variadas como se podría esperar de semejante acontecimiento: muchos estuvieron sorprendidos, emocionados y felices por él, aunque no faltaron tampoco las reacciones de dolor y decepción de muchas admiradoras del entrenador cuando este anunció que estaba comprometido y planeaba contraer matrimonio con la líder del gimnasio de Ciudad Cerulean.
La elección de la fecha sorprendió bastante a Misty, pues Ash sugirió que deberían celebrarla en el aniversario del día que se conocieron. Y además, esto fue poco después que se celebró la Copa Remolino en Johto, en la cual Misty participó y ganó, aumentando todavía más el hype por la que para muchos sin duda sería la boda del año. Muchos quisieron hacerse con una entrada y múltiples medios estaban reportando el evento, pero entre los pocos que pudieron entrar directamente, estaban los amigos, familiares y colegas cercanos de la pareja.
Mientras aguardaba el inicio de la ceremonia, Ash, ya ataviado con su esmoquin, se había dedicado a pasar el tiempo con sus amigos que iban llegando poco a poco. Entre ellos, Brock, que vino acompañado de la Reina del Pico Lucy; May y Dawn, que arrastraron respectivamente a Drew y Kenny para que asistieran también; y finalmente Iris, que fue la única que vino en solitario y le comentó a Ash que "le alegraba verlo graduarse de ser un niño". Entre los que no pudieron venir en persona estaban Cilan, que se había ido en un viaje con Burgundy; Clemont, que estaba en medio de un importante trato con la compañía de robótica Orangics, aunque pudo pagarle el vuelo a Bonnie para que fuera en representación de ambos (y según le dijo, al parecer había algo más con la hija del presidente); y sus amigos de Alola, que tenían que cumplir con sus compromisos en la Escuela de Entrenadores. A pesar de todo, quienes no pudieron asistir le enviaron tarjetas y regalos de boda, como prueba de que no se habían olvidado y que le deseaban lo mejor.
La mayor sorpresa fue cuando finalmente llegó Serena. La kalosiana venía ataviada con un elegante vestido verde que evocaba un poco al Pokémon Florges, y nuevamente se había dejado crecer su cabello lo suficiente para hacerse para hacerse una coleta alta. Pero no había venido sola. La invitación decía que cualquiera podía traer un acompañante, y Serena claramente lo había hecho. Un joven más o menos de la misma edad que ellos, o quizás uno o dos años por debajo, de piel algo pálida, pelo negro y ojos grises ataviado con un esmoquin azul venía con ella.
- ¡Ash! – dijo Serena al verlo. Al llamar su atención este de inmediato corrió hacia ella para saludarla.
- Serena, qué bueno que pudiste venir. – dijo Ash, feliz de verla.
- No me perdería la boda de mi mejor amigo por nada del mundo. – aseguró la chica. – Oh, y permíteme presentarte a alguien. Él es Calem, de quién te hablé.
- Mucho gusto. – dijo el joven sonriendo y extendiendo la mano, y estrechando la de Ash. – Es un honor conocerte al fin.
- ¡Serena! – llegaron de repente May y Dawn, felices de verla y la abrazaron sin tardanza.
- Hola, chicas. – replicó la kalosiana.
- Qué gusto de verte. – dijo May. – Cielos, tenemos tantas cosas de qué hablar.
- Ash, disculpa, ¿crees que podemos llevárnosla por un momento? – agregó Dawn.
- Si ninguno de ustedes tiene objeciones. – dijo Ash, mirando primero a Serena, y luego a Calem.
- No hay problema. Si ustedes quieren, pueden aprovechar para conocerse un poco mejor. Tendremos tiempo de ponernos al tanto después.
Ash y Calem asintieron, y Serena se fue con las dos coordinadoras, que ya hasta le habían apartado su lugar para sentarse durante la ceremonia. Las tres habían hecho buenas migas e intercambiado toda clase de ideas para los Concursos Pokémon, y tenían planeado tal vez enfrentarse las tres en un próximo Gran Festival, o incursionar en las Exhibiciones Pokémon de sus respectivas regiones (que ya empezaban a expandirse más allá de Kanto).
Entretanto, Ash se quedó a solas con Calem. La última vez que hablaron, Serena le contó que había sido invitada para entregar el trofeo del ganador a la última conferencia de la Liga Kalos en Lumiose. Ese había sido Calem, y después de eso, una cosa llevó a la otra y los dos habían empezado a salir hacía un par de meses. Aun no iban demasiado lejos y se tomaban su relación con calma, pero por lo que podía ver, parecían ir por buen camino. Los dos se quedaron mirando al trío de chicas por un momento, hasta que finalmente decidieron hablar.
- Serena me ha contado muchas cosas buenas de ti. – dijo Ash.
- ¿En serio? – dijo Calem, algo sorprendido. – Ella también me ha hablado mucho de ti. De hecho, estaba un poco nervioso acerca de conocerte.
- ¿Por qué lo dices? – preguntó Ash.
- ¿Por qué? Solo mírate, eres el Campeón Intercontinental, un entrenador que peleó contra Pokémon Legendarios y salió victorioso. – dijo Calem con un evidente tono de celos, aunque sonaba más de admiración que de envidia. – Yo apenas gané mi primera conferencia de la Liga en Lumiose hace poco.
- Oye, ¿crees que fue fácil llegar hasta dónde estoy ahora? – preguntó Ash. – Yo comencé desde abajo, me esforcé mucho, y perdí muchas ligas una tras otra durante años. Jamás habría llegado tan lejos sin el apoyo de mis Pokémon, y de mis amigos.
- ¿Incluyendo a Serena? – preguntó Calem. Ash lo miró confuso, así que Calem decidió reformular su pregunta. – Si no es demasiado preguntar... ¿qué relación tienen ustedes dos? ¿Acaso alguna vez fueron... ya sabes, salieron juntos o algo?
Ash guardó silencio un momento antes de responderle. Lo mejor era ser honesto y decirle cómo eran las cosas para evitar que Serena fuese a tener problemas en lo que podría llegar a ser una buena relación. Después de todo, tenía derecho a ella.
- Bueno, ella estuvo enamorada de mí por mucho tiempo, y no voy a negar que por un tiempo también me sentí atraído hacia ella. – explicó Ash. – Pero bueno... cuando empecé a darme cuenta de eso, también me di cuenta que albergaba sentimientos por Misty, y las cosas empezaron a complicarse a partir de ahí, si eso tiene algún sentido. Al final... tuve que tomar una decisión.
Calem asintió al entender el mensaje. No era que se sintiera amenazado ni mucho menos, simplemente quería saberlo. De hecho, más que sentir algún complejo hacia Ash, había algo más que tenía que decirle.
- Oye, esto te parecerá extraño, pero quisiera... quisiera darte las gracias. – le dijo. Ash ladeó la cabeza, confundido por esto, así que Calem continuó. – Ese discurso que diste al final del Torneo Intercontinental, cuando recibiste el trofeo, realmente me inspiró como no tienes idea. Dijiste que incluso habiendo conquistado ese título, te esforzarías para ir más allá y ser más fuerte todavía, y realmente me llegó la forma en como le dijiste a todos los entrenadores del mundo que nunca dejaran de luchar por sus metas, pasara lo que pasara, y que sin importar cuantas veces cayeran, lo importante era volverse a levantar y aprender de ello para regresar con más fuerza.
- Esa solo es mi filosofía de vida. – dijo Ash con mi modestia. – No es la gran cosa.
- Para mí sí. – insistió Calem. – Sabes, durante toda mi vida me había sentido como un entrenador mediocre y un perdedor. Pelee en tantas conferencias de la Liga Pokémon y jamás logré ganar ninguna de ellas por más que me esforzaba. Estaba a punto de darme por vencido... hasta que vi esa batalla. Y luego lo que dijiste, me hizo levantarme de nuevo, me hizo pelear con más entusiasmo, y esta vez lo logré.
- Ya veo. – Ash se rascó detrás de la cabeza. No estaba del todo seguro de qué decir a eso, pero le alegraba ver que sus palabras hubieran inspirado a alguien de esa manera.
- Y no solo eso; sucede que además, siempre fui un gran admirador de Serena y sus Exhibiciones Pokémon. Si no hubiese ganado esa competencia, no habría tenido el valor de acercármele e invitarla a salir aquel día. – Calem hizo una respetuosa reverencia. – Así que de verdad, te lo agradezco mucho.
- No es para tanto. – dijo Ash con modestia. Cuando Calem alzó la mirada de nuevo, Ash lo miró fijamente y le puso la mano en el hombro. – Serena es una gran chica, yo lo sé. Esfuérzate mucho en hacerla feliz, ella se lo merece.
- Así lo haré. – prometió con firmeza Calem.
Ash dirigió la mirada a donde estaba Serena. La kalosiana se veía bastante a gusto mientras conversaba con May y Dawn, y a Ash le alegraba verla tan feliz. Y de primera impresión, Calem parecía un buen muchacho, Serena no hubiera aceptado salir con él si no fuese así. Esperaba que pudieran llegar a ser buenos amigos.
A medida que se acercaba el momento de la ceremonia, los invitados comenzaron a llegar por montones y a ocupar sus lugares. Había incluso algunos invitados de la talla de miembros del Alto Mando y Líderes de Gimnasio, además de los colegas Cerebros de la Frontera. Los sitios de honor estaban reservados para los amigos más cercanos de Ash, y por supuesto, para Delia, su madre. Incluso teniéndola solo a ella como familia cercana, ya todos los demás prácticamente se habían convertido en familia para Ash, e incluso los que no habían podido asistir, él podía sentir que estaban allí, en espíritu.
- ¿Nervioso, Ash? – preguntó Brock, firme en su puesto como padrino y también ataviado con su mejor traje.
- Un poco. – admitió Ash.
- Me extraña, considerando que conquistaste el máximo título que puede otorgar la Liga Pokémon, y lo lograste venciendo a un equipo compuesto casi totalmente por Pokémon Legendarios. – dijo el líder del Gimnasio Pewter.
- Es fácil para ti decirlo, no eres el que está a punto de casarse. – dijo Ash.
- Todavía no, pero en cuanto salga, planeo proponérselo a mi reina bella. – Brock sacó un estuche del bolsillo, y miró a donde estaba sentada Lucy, junto con los demás Cerebros de la Frontera. La chica lo notó, y sonriéndole cálidamente le saludó con la mano. – ¡Ay, mi Lucy, cuanto te extrañé!
Ash se rio un poco. Todo ese tiempo se había preguntado cómo le hacía para mantener una relación a distancia, pero por sorprendente que fuera, los dos se veían bastante felices. Parecía increíble que Brock hubiera sido capaz de comprometerse tanto con su propia relación, y de cierto modo, inspiró a Ash a seguir su ejemplo con la suya, especialmente dado que sus propias responsabilidades a veces los obligaban a él y a Misty a permanecer alejados por largos períodos de tiempo. Esa era otra de las cosas que tenían que resolver.
Finalmente, comenzó a sonar la música que anunciaba la entrada de la novia. Misty llegó escoltada por sus hermanas mayores, todas con sus vestidos más elegantes y muy bien peinadas. Las tres habían peleado por quién de las tres sería la dama de honor, y al final la ganadora fue Daisy. Lo más difícil fue decidir quién entregaría en el altar a Misty, así que la mayor de las hermanas Waterflower terminó por pedirle ese favor a su queridito, Tracey. El antiguo observador y ahora investigador Pokémon no estaba muy seguro, pero finalmente terminó cediendo y aceptó. Lentamente, se fue aproximando con la novia, que rápidamente captó las miradas de todos los presentes, y no era para menos.
Ash se tomó el tiempo para admirar a quien pronto sería su esposa. Aunque lo negara cuando era niño, Misty estaba muy lejos de ser una chica poco atractiva (excepto por su explosivo temperamento, y de eso quedaban algunos vestigios incluso ahora), pero aquel día estaba tan hermosa y radiante que si no la conociera desde hacía tanto, casi le costaría creer que fuese su amiga de la infancia. Misty se había dejado crecer el cabello lo suficiente para hacerse una coleta alta, y su vestido de novia era sin tiras, algo escotado tanto en el frente como en la espalda para resaltar su esbelta figura. También llevaba guantes largos, y sostenía su ramo con mucho cuidado. Apenas fijó la mirada en Ash, la pelirroja sonrió como nunca lo había hecho. Tenía sentido, pues nunca en toda su vida se había sentido tan feliz.
Al asumir su lugar, finalmente comenzó la ceremonia. La gente guardó silencio, aunque los observadores casuales podrían ver las reacciones de los invitados. La mayoría mantenían la compostura, pero no faltaban los que se soltaron a llorar de alegría, especialmente la madre de Ash. El Profesor Oak, que estaba sentado junto a ella, trataba de calmarla, pero Delia no se avergonzaba de expresar de ese modo la dicha que sentía, de ver cómo su pequeño se había convertido en todo un hombre, y estaba a punto de iniciar una nueva etapa de su vida. La ceremonia transcurrió sin ningún problema, hasta que el sacerdote pronunció las palabras que todos, especialmente la pareja esperaban oír.
- Por el poder que me enviste, yo los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Misty no esperó a que Ash le removiera el velo, sino que lo hizo ella misma y sin tardanza, se lanzó a su cuello para darle su beso más fuerte y agresivo. El entrenador se sorprendió y por poco se cae hacia atrás, pero ya superado, abrazó a su ahora mujer y le correspondió de la misma forma. Por supuesto, no sería SU Misty si lo hiciera de otra manera, y así era como él lo quería. Todos los invitados estallaron en gritos y aplausos de alegría y de inmediato partieron para la fiesta de recepción. Ese día habría mucho qué celebrar.
Más tarde...
Nadie se habría podido imaginar que Ash Ketchum, conocido mayormente por ser un experto solo en lo relacionado con los Pokémon y su entrenamiento y un potencial desastre con cualquier cosa relacionada con asuntos del corazón, sería capaz de organizar semejante fiesta para su propia boda. Hasta la propia Misty estaba sorprendida de que durante todo el tiempo que ambos bailaron el vals de recién casados el entrenador lo hizo maravillosamente.
- ¿También sabías bailar el vals? Qué guardado te lo tenías. – dijo Misty en tono divertido.
- Mamá me obligó a aprender, agradéceselo a ella. – dijo Ash, mirando por encima del hombro de Misty a Delia, que les sonreía ampliamente.
- Ten por seguro que lo haré. – dijo Misty. – Bueno, ha sido divertido y todo, pero creo que necesito descansar un poco. ¿Serías tan amable de ir por un trago para mí?
- Claro, si quieres ve a sentarte. Yo también necesito tomarme algo. – dijo Ash, separándose de Misty.
La pelirroja fue a tomar asiento junto a su ahora suegra. Las dos tenían mucho de qué hablar ahora que se habían vuelto oficialmente familia, y estaban muy felices por eso.
- Apenas puedo creer como pasa el tiempo. – dijo Delia. – Casi pareciera que fue ayer que inició su viaje Pokémon.
- Lo mismo digo. – dijo Misty. – Hasta a mí me es difícil creer lo lejos que ha llegado desde entonces, y lo mucho que ha crecido.
- Y dime, ¿cuáles son sus planes ahora? – preguntó Delia. – ¿Deberíamos empezar a añadir una extensión a nuestra casa?
- No lo sé. – dijo Misty. – No me malentienda, me encantaría mudarme a Pueblo Paleta con ustedes, pero no puedo dejar mi gimnasio hasta estar seguro de que queda en buenas manos. Y usted ya sabe cómo son mis hermanas.
- Bueno, con sus contactos en la Liga, seguro que Ash podrá conseguirte un buen sustituto. – dijo Delia. – Los dos merecen poder pasar tiempo de calidad juntos ahora como marido y mujer.
- Así es, se lo han ganado. – vino alguien más de repente. Delia y Misty voltearon para ver que se trataba de Serena. – Por fin puedo saludarla, señora Ketchum.
- Gusto de verte también, Serena. – dijo la mujer, abrazándola. – Aprecio mucho que hayas venido tú también, sé lo mucho que significa para Ash.
- No me habría perdido la boda de mi mejor amigo por ningún motivo. – dijo Serena.
- Además, ¿qué te dije? Encontraste a alguien especial después de todo, ¿no? – Misty señaló a Calem, que se había parado a conversar con Ash y el resto de sus amigos por un momento. Parecía encajar bastante bien en su círculo.
Serena no dijo nada, pero sonrió cálidamente. Todavía no tenía mucho tiempo de salir con Calem, y no estaba segura de si él sería ese "alguien especial" para ella, pero una parte de ella quería que fuese así. Pero no había prisa, los dos necesitaban conocerse poco a poco si querían que las cosas funcionaran. De todas maneras, y cuando y si le llegaba el momento, se aseguraría de invitar a Misty y Ash cuando ella también decidiera sentar cabeza.
De repente, empezó a sonar un estruendo, y todo mundo comenzó a alarmarse cuando la tierra alrededor de todo el lugar comenzaba a temblar, cada vez más violentamente. Los que no entraron en pánico o se agarraron de algo se fueron a dirigir hacia el origen, incluyendo a Ash y al resto de sus amigos, y vieron unas grietas que empezaban a aparecer en el suelo, hasta que finalmente este estalló, como si fuera perforado por un taladro gigante. Y en efecto, así había sido, no por uno, mientras emergía del suelo lo que parecía ser un...
- ¡Ya llegó por quienes lloraban, así que prepárense para los problemas! – gritó una voz femenina amplificada por altavoces que Ash y sus compañeros reconocieron al instante.
- ¡Y aunque no nos invitaron, más vale que teman! – Otra voz, esta vez masculina, pero igualmente familiar, resonó de igual manera.
- ¡Ay no, ellos no! – dijo Ash, dándose una palmada en la cara.
Si las voces no fueran suficiente, la máquina que emergió desde el suelo era lo suficiente para que cualquiera cercano a Ash lo reconociera. Después de todo, los robots gigantes eran muy comunes, y tampoco eran desconocidos aquellos que eran hechos a imágenes de los integrantes de aquel trío o sus Pokémon, pero este quizás esa uno de los más egocéntricos que jamás habían visto. Estaba hecho a la imagen de una mujer, vestida con lo que claramente era un traje de novia, pero el ramo estaba claramente compuesto de taladros y elementos excavadores, que era lo que evidentemente habían usado para abrirse paso a través del suelo. Pero la cereza del pastel era que ese pelo rojo-magenta curvado de una manera que solo se lograría con cantidades inhumanas de fijador era inconfundible. Y con toda certeza, los miembros del trío para empezar a recitar su dichoso lema, como de costumbre. Ambos como si estuviesen también ataviados para su propia boda, James con un esmoquin negro y Jessie con un traje de novia bastante más atrevido que el de Misty, y con Meowth en medio de los dos arrojando flores de una canasta.
- ¿Preguntan algo? Se los vamos a explicar.
- Las respuestas nobles son nuestra especialidad.
- La belleza tan radiante que la luna y las flores se ocultan en las sombras; una simple flor del mal en este mundo efímero, ¡soy Jessie!
- El noble y heroico hombre de nuestra era; el maestro de la oscuridad luchando contra un mundo trágico, ¡soy James!
- Uno para todos y todos para uno; una radiante estrella obscura que siempre brilla. ¡Acéptalo mientras Meowth toma vuelo!
- ¡EL EQUIPO ROCKET A LUCHAR!
- ¡MEOWTH, ASÍ ES!
- ¡WOBBUFETT! – Y concluido esto, los cuatro posaron dramática y ridículamente, para asombro de muchos, y vergüenza de otros.
- ¡No puedo creerlo! – gritó Ash. – ¿Qué hacen ustedes aquí?
- ¿Tú qué crees, bobo? – dijo Jessie. – ¿Nos tomamos la molestia de venir a felicitarte en el día de tu boda y así es como nos recibes?
- ¡Sí, pensar que encima de todo hasta veníamos a ofrecerte un regalo! – agregó James. Ash no quería ni pensar qué clase de "regalo" podrían ofrecerle esos tres.
- ¡Para que puedas pasar tiempo con tu querida pelos de zanahoria, nos ofrecemos a cuidar de todos tus Pokémon, permanentemente! – agregó el gato rasguñador.
- Muchas gracias, pero tendremos que declinar su oferta. – intervino Misty. Sorprendentemente, no se enfadó por ese apodo, que años atrás la hacía enfadar tanto cuando se lo decían.
- ¿Y creen que les damos a elegir? – dijo Jessie. – ¡Vamos a ver si pueden contra nuestra Mecha-Jessie Mark-V! ¡James, Meowth, vamos!
- ¡A la orden! – dijo James
- ¡Ahí les vamos! – exclamó Meowth.
Y sin más, los tres se metieron de nuevo en el robot, y empezaron su alboroto. Como todos los mechas construidos por el Equipo Rocket, este estaba armado con toda clase de artilugios locos sacados de películas malas de ciencia-ficción. La Mecha-Jessie empezó iluminando sus ojos en rojo y disparando unos rayos láser haciendo que la multitud empezara a dispersarse para evitar quedar en el fuego cruzado. Ash y los demás de inmediato empezaron a rodearlo, y en especial los recién casados estaban muy molestos de que hubieran decidido irrumpir en su día especial.
- ¡Chicos, vamos a darles una lección a este trío de idiotas, como en los viejos tiempos! – exclamó el entrenador, mientras su fiel compañero saltaba a su hombro, listo para la batalla.
- ¡Estamos contigo! – dijo Brock. – ¡Steelix, vamos!
- ¡También nosotras! – dijo May, flanqueada por Dawn. – ¡Blaziken, Venusaur, al escenario!
- ¡También ustedes, Mamoswine, Togekiss! – agregó la peliazul.
Los masivos Pokémon en sus etapas finales aparecieron frente al criador y las dos coordinadoras, listos para recibir sus órdenes, y mirando a su enemiga mecánica. Dentro de la cabina de la Mecha-Jessie, el trío Rocket, se puso a mirar con ojos avariciosos y la boca haciéndoseles agua ante las posibles presas.
- ¡Tienen que ser nuestros! – gritó Jessie. – ¡Preparen los misiles de red!
- ¡Misiles de red armados, objetivos en la mira! – exclamó James pulsando botones y jalando palancas.
- ¡Fuego a discreción! – gritó Meowth pulsando el gatillo.
De los hombros de la Mecha Jessie salieron unos lanzadores de misiles, que apuntando hacia abajo dispararon sus proyectiles hacia los Pokémon de Dawn y May. El primero en responder fue Blaziken, que saltó al frente y con sus garras rompió las redes que aparecieron al explotar los misiles, mientras la Togekiss de Dawn empezaba a aletear y lanzaba corrientes de viento cortante con Tajo Aéreo para hacer lo mismo. A su vez, desde atrás, Mamoswine y Venusaur dispararon un ataque combinado de Ventisca y Danza de Pétalos, aunque este no hizo más que desestabilizar un poco al robot sin lograr derribarlo.
- ¡Jajajajajaja! ¡Necesitarán más que florecitas y aliento fresco para derribar a mi maravillosa creación! – exclamó la integrante femenina del Equipo Rocket. – ¡Y ahora, permítanme darles una de mis miradas más mortales!
Al pulsar el botón, hizo resplandecer los ojos de la Mecha-Jessie, lista para disparar los rayos láser. Esta vez, fue el Steelix de Brock el que se adelantó, mirando fijamente a su enemigo.
- ¡Steelix, Venganza! – exclamó el criador.
La serpiente metálica rugió y se mantuvo firme soportando los rayos. Al cabo de unos segundos, empezó a resplandecer con un aura roja furiosa, mientras su propia energía comenzaba a concentrarse en su boca, para enviarla de regreso. Con un potente grito, el rayo salió disparado de vuelta hacia la Mecha-Jessie. La explosión la hizo irse de espaldas, cayendo con un gran estruendo, pero no pareció causar ningún daño serio.
- ¡De pie, idiotas! – gritó Jessie. – ¡Necesitarán más que eso para derribarnos!
- ¡Propulsores de emergencia, a la orden! – gritó James, pulsando los botones activadores para activar unas turbinas propulsoras en la espalda de la Mecha-Jessie, tratando de hacerla enderezarse. Una vez que se puso de pie, más de los otros amigos de Ash decidieron sumarse a la fiesta.
- ¡No nos quedaremos fuera de esto, ve, Dragonite! – exclamó Iris.
- ¡Tú también, Scizor! – agregó Tracey.
Dragonite y Scizor aparecieron y alzaron el vuelo para empezar a atacar desde el aire a la Mecha-Jessie mientras todavía se ponía de pie. Se lanzaron simultáneamente con Carga Dragón y Garra de Metal, pero fuera de un par de abolladuras menores no lograron hacer nada. ¿De qué diablos estaría hecha la Mecha-Jessie para resistir?
- ¡Quítense, malditos bichos, o los aplasto! – exclamó Jessie
Y de inmediato empezó a mover los brazos de su robot para golpear a los Pokémon. Scizor se apartó para esquivarlos, pero Dragonite, siempre orgulloso, se quedó dónde estaba y trató de aguantarlo. Mala suerte, pues cayó estampado al suelo, aunque cuando se levantó, obvio que no estaba nada contento. Iris se llevó la palma a la cara. Aunque ya le obedecía, algunas cosas todavía no cambiaban.
Lo siguiente que vino fue una bola rodante de color amarillo crema y verde, impulsada por una Fuerza Psíquica, que cayó encima de la cabeza de la Mecha-Jessie, pero fuera de hacer que los ocupantes se marearan un poco, tampoco causó gran cosa. Eso había sido un ataque combinado de la Delphox de Serena y el Chesnaught de Calem, que tampoco quisieron quedarse desplazados del espectáculo.
- ¡Vamos de nuevo, esta vez al cuerpo! – gritó Calem. – ¡Chesnaught, ataque de Rodada!
- ¡Delphox, elévalo con Fuerza Psíquica! – exclamó a su vez Serena.
Chesnaught se enrolló y empezó a rodar frenéticamente por el suelo, hasta ganar suficiente velocidad. Delphox usó su poder psíquico para hacer que saliera volando y golpeara contra la sección media del torso de la Mecha-Jessie, pero el ataque difícilmente fue más efectivo que el anterior. El robot volvió a tambalearse, pero rápidamente empezó de nuevo a contraatacar con sus lásers y misiles.
- ¡Rayos, mis Pokébolas las dejé en el hotel! – exclamó Bonnie, registrando su bolsa. Si pudiera, con gusto se traería a Blandito para darles una lección de una vez. Pero afortunadamente, no iba a ser necesario.
En ese momento, un ataque triple de Hidrobomba, Rayo Solar y Llamarada golpeó de lleno a la Mecha-Jessie, y esta vez la sacudió mucho más. Los responsables fueron nada más y nada menos que el Gyarados de Misty, y el Sceptile y el Charizard de Ash respectivamente. Por lo visto, finalmente los recién casados habían decidido sumarse a la diversión.
- Meterse con todos nosotros al mismo tiempo de por sí fue un error. Pero que lo hayan hecho durante el día más importante de mi vida, durante mi boda... ¡jamás se los voy a perdonar! – exclamó Misty, en un extraño punto medio entre estar emocionada y furiosa.
- ¡Es la última vez que se los diremos! ¡Váyanse ahora, o esta vez los enviaremos a volar tan lejos que no regresarán nunca más! – agregó Ash, de la misma manera.
- ¡Ay sí tú, mira como estoy temblando! – replicó James. – ¿Por qué no pones tu dinero donde tienes la boca, bobo? ¡Te reto a que lo intentes!
Ash y Misty intercambiaron miradas. Hacía mucho que no tenían una batalla los dos juntos, y no hacía falta leerse la mente para saber lo que el otro estaba pensando.
- ¿Les damos con todo lo que tenemos? – preguntó Ash, sacando de su bolsillo sus guantes. Ambos tenían en el dorso sus dos Piedras Activadoras, que había conservado desde la final del torneo intercontinental.
- Por los viejos tiempos. – replicó la pelirroja, mientras presionaba uno de sus aretes y lo abría para revelar también su propia Piedra Activadora.
Ash sonrió y se colocó los guantes, mientras apretaba los puños, concentrándose para activar sus dos piedras simultáneamente. Misty hizo lo propio con la suya, y estas empezaron a resonar con las Mega Piedras de los tres Pokémon, creando un enorme espectáculo de luces rojas, verdes y azules. Todo mundo se alejó para tener una vista mejor. Muchos habían visto Mega Evoluciones antes, pero casi nadie había visto a tres Pokémon experimentándolas exactamente al mismo tiempo. Los tres Pokémon rugieron sintiendo el poder fluir a través de ellos y al cesar el estallido luminoso, emergieron en sus Mega Formas, listos para pelear. Por primera vez, el trío Rocket empezó a experimentar el pánico.
- Jessie... creo que tenemos problemas. – murmuró James.
- ¡Eso no nos detendrá! ¡Disparen todo lo que tenemos! – ordenó la aludida.
La Mecha-Jessie abrió todos los compartimientos que tenía por todo el cuerpo, sacando todos los cañones, lanzamisiles, ametralladoras y todo el resto del armamento que tenía, disparando a lo salvaje. Los Pokémon de todos empezaron a contrarrestarlos con sus propios ataques, pero especialmente, Sceptile, Charizard y Gyarados fueron los que decidieron atacar de cerca. El Pokémon de Fuego comenzó disparando un Lanzallamas hacia el torso del robot hasta que se puso al rojo vivo. A pesar de tener un escudo térmico, hasta ese tenía su límite, y las llamas de Charizard potenciadas por la Mega Evolución eran todavía más calientes de lo normal. Gyarados usó su Hidrobomba para enfriarlo, levantando una espesa capa de vapor, pero el objetivo como era de era debilitar el blindaje de la Mecha-Jessie. Sceptile saltó y se lanzó con sus brazos en cuchillas para Hoja Afilada, y dando un par de cortes certeros en todo el centro, dejó una enorme grieta en forma de X. Ahora con eso, la maquinaria quedaba expuesta y tenían un punto débil que podían atacar.
- ¡Emergencia! – gritó Meowth. – ¡Tenemos una grieta y se nos hará una buena fuga de aceite!
- ¡¿Pues qué esperas para ir a arreglarla?! – gritó Jessie. – ¡No vamos a dejarnos derrotar ahora que estamos tan cerca!
- ¡Sí, cerca de que nos vuelen! – lloriqueó James.
Ahora que estaba esa abertura, derrotar a la Mecha-Jessie sería pan comido, y los recién casados sabían perfectamente cómo hacerlo. Pikachu saltó al frente y empezó a cargar sus sacos eléctricos, mientras Gyarados se posicionaba justo detrás de él. Con una sola mirada supieron lo que el otro estaba pensando. Nada mejor que terminar con ellos, juntos. Los dos se tomaron de la mano y miraron hacia el frente.
- ¡Pikachu, prepara Tacleada de Voltios!
- ¡Gyarados, tú haz lo mismo con tu Hidrobomba!
Mientras la Mecha Jessie trataba de volver a estabilizarse, Pikachu se cargó de electricidad y empezó a correr, mientras Gyarados acumulaba el agua en sus quijadas para dispararla. Pikachu saltó alto, justo en el camino del chorro de agua en espiral que salió disparado. El ataque de Hidrobomba tenía un doble propósito: potenciar el ataque eléctrico de Pikachu y a su vez, convertirlo en un proyectil viviente para un golpe certero directo hacia el agujero. Encima de todo, al estar potenciado por la Mega Evolución, la fuerza de la Hidrobomba ayudó a que Pikachu atravesara de lado a lado y saliera por la espalda, aunque no sin antes haber dañado todos los componentes vitales de la Mecha Jessie, mientras sus tres ocupantes en la cabina entraban en pánico y frenéticamente gritaban cosas ininteligibles tratando de recuperar el control, hasta que finalmente, ocurrió lo inevitable.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMM!*
Los componentes vitales de la Mecha Jessie hicieron corto y finalmente explotaron. El Equipo Rocket de nuevo salía volando, aunque esta vez, más por el hecho de que habían instalado asientos expulsores en la cabina para evitar la peor parte de la explosión. Lamentablemente, estos no tenían manera de controlar el vuelo de los propulsores, y no sabían qué tan lejos o hasta donde llegarían.
- ¡"Nada de asientos expulsores" decías! – dijo Meowth hablándole a Jessie. – ¡"No los vamos a necesitar, porque este plan es a prueba de fallos" decías!
- ¡No puedo creer que esos bobos hayan vencido! ¡Cómo los odio!
- ¡Pues ya rugiste, como castigo no los invitaremos a nuestra boda, Jess! – dijo James. – ¡El pastel será todo para nosotros! ¡Pero mientras tanto...!
- ¡EL EQUIPO ROCKET HA SIDO VENCIDO OTRA VEZ!
- ¡WOBBUFETT!
Y volaron hasta perderse en la distancia y dejar solo un pequeño destello como rastro. Ash y compañía se despidieron alegremente. Algunas cosas nunca cambiaban, y una de ellas era que, por más que el Equipo Rocket lo intentara, jamás podrían hacerles frente. Menos estando todos juntos. Los invitados que se habían dispersado, ahora que el peligro había pasado, volvieron y empezaron a vitorear y a aplaudir a todos, especialmente a la pareja de recién casados, que no pudo más que saludarlos.
- ¡Gracias, gracias a todos! – dijo Misty. – ¡Pero no se olviden que estamos en una fiesta, hay que divertirse!
- Es más, ¡qué traigan el pastel, ya es hora de servirlo! – agregó Ash. Todo mundo empezó a reírse y Misty rodó los ojos de ver que Ash seguía pensando con el estómago incluso ahora, pero ella también tenía muchas ganas de comerse su pastel de bodas, así que no dijo nada.
El resto de la celebración pasó sin problemas. Todo mundo disfrutó del pastel, del cual el piso superior se lo comieron entre Ash y Misty ellos dos solos (lo bastante grande como para unas diez personas). En determinado momento, Misty le quitó a Ash su porción y lo obligó a decirle "aaaaaahhhh" para dársela en la boca. En venganza, Ash aprovechó la oportunidad de limpiarle los residuos de glaseado que le quedaron en la cara con los labios y un poco de su lengua. Esa fue una movida bastante atrevida, y eso le gustó a Misty.
Finalmente, llegó la hora de que los nuevos esposos emprendieran su viaje solitario de regreso al hotel para disfrutar de su noche de bodas. Todos los demás regresarían en un ferry que los llevaría más tarde, pero Ash le dijo a Misty que ya había arreglado un transporte privado para ellos dos.
- ¿Qué es lo que tienes planeado? – preguntó Misty, todavía con el ramo en mano. Se suponía que lo lanzaría una vez que los dos partieran. – Espero que no se te haya ocurrido que nos vayamos remando o algo así.
- Por favor. – dijo Ash. – ¿Crees que anduve holgazaneando anoche? Estaba haciendo arreglos con un viejo amigo para que me hiciera este favor.
- ¿Un viejo amigo? – inquirió Misty.
Ash no dijo más nada, simplemente le sonrió y le guiñó el ojo. Misty no se imaginaba qué podría estar tramando, o quién podría ser ese "viejo amigo". No veía ningún bote ni nada acercándose en la distancia. Pasaron unos minutos y nada, y la pelirroja ya empezaba a impacientarse, pero de pronto, Ash dio unos pasos al frente y echó una mirada hacia el agua.
- Aquí viene. – le dijo.
Misty miró en la misma dirección que Ash, pero al principio no distinguió nada, hasta que vio una silueta oscura aproximándose por debajo del agua. ¿Acaso el amigo de Ash venía en un submarino? Pero antes de poder hacer preguntas, lo que fuera que venía emergió a la superficie de golpe y lanzó al aire un chorro que hizo llover sobre la pareja.
- ¡Hey! – gritó la pelirroja, cubriéndose para que el agua no le fuese a arruinar su vestido. - ¡¿Ash, pero en qué rayos estabas...?!
La pelirroja se cortó cuando vio quién había llegado. No era un submarino, ni tampoco era un humano. Era un Lapras, uno bastante grande, como para cargar a unas ocho o diez personas en su espalda sin problema alguno. Misty primero miró a Ash, y después al Pokémon de tipo Agua/Hielo. Al fijarse más de cerca en algunos detalles, como las manchas que tenía y la mirada, fue entonces que cayó en cuenta.
- Ash... no me digas que... ¿este es tu Lapras? – No era una pregunta realmente.
- ¿Qué te parece? – dijo Ash. – Me encontré con él hace unos días mientras estábamos entrenando. Mira como ha crecido, casi no lo reconozco.
- Y que lo digas. Hola, Lapras, qué gusto de verte. – dijo Misty, acercándose para acariciarlo. Lapras chilló de alegría.
- Cuando le dije que íbamos a casarnos, le pregunté si querría llevarnos en el viaje de vuelta. – le dijo Ash. – Pensé que tal vez te gustaría que pudiéramos dar un paseo en él, como en las Islas Naranja, pero solo nosotros dos. Le dije que viniera más o menos a esta misma hora, para sorprenderte.
- Y sí que fue toda una sorpresa. – dijo Misty. – Wow, de verdad hoy pensaste en todo, ¿verdad, Ash?
- Es el día más importante de mi vida. – replicó el moreno, subiéndose junto con Pikachu a la espalda de Lapras, y extendiéndole la mano. – Bueno, ¿ya nos vamos?
Misty asintió, y de inmediato vio que se acercaban todos para despedirlos. En especial, las mujeres empezaron a alinearse en espera de que ella lanzara el ramo: entre ellas por supuesto, May, Dawn, Violeta y Lily. Bonnie en particular se enfurruñó cuando las hermanas de Misty la apartaron por la fuerza (seguro por ser menor de edad) y finalmente, Iris llegó empujando a Serena, que parecía algo reacia a querer formarse.
- ¡No esperes más, Misty! – gritó May. – ¡Lánzalo de una vez!
- ¡Tíralo acá, hermanita! – agregó Lily. – ¡Yo quiero ser la próxima en casarse!
Misty se rio, de ver como empezaban a pelear entre ellas, mientras Serena prefería mantenerse al margen, sin muchas ganas de entrar a esa reyerta que estaba por explotar. Recogiéndose la falda del vestido, Misty saltó sobre Lapras y agarró la mano de Ash, que inmediatamente la jaló hacia él para ponerlos a ambos bien cerca. La pelirroja miró a su esposo y después al ramo. Con un asentimiento, lo arrojó al aire tan lejos como pudo, mientras las chicas empezaban a saltar para tratar de atraparlo.
- ¡Mío, mío, es mío! – oyó varias voces gritar.
Como era de esperarse, la maraña fue tal que el ramo rebotó de mano en mano hasta ir a caer directamente a la que menos se lo esperaba. Serena ni se movió de donde estaba y el ramo simplemente fue a parar directo a las manos de ella. La kalosiana parecía tan sorprendida como el resto, y todos los demás pudieron ver que se sonrojaba mientras miraba a Calem, pero Misty, aun desde lejos, pudo notar que los labios de la kalosiana se curvaban en una sonrisa.
- ¡Muy bien, Lapras, a toda velocidad! – ordenó Ash.
Lapras chilló y empezó a moverse tan rápido como podían llevarlo sus aletas, en medio de los gritos de júbilo y aplausos de todos sus amigos, mientras se iban alejando poco a poco de la isla, navegando hacia el atardecer. Misty por poco se cae, pero Ash la sujetó con fuerza y no dejó que se le fuera. Ya nunca más lo volvería a hacer. Mientras sentía la brisa marina soplar sobre su rostro, Misty no podía creer que por fin fuese la esposa de Ash Ketchum.
Y respecto a Ash, el muchacho se sentía muy aliviado de haber podido tomar una decisión. No había sido fácil, y a pesar de haber conquistado el mayor título de los entrenadores de la Liga Pokémon a nivel internacional, sentía que el mayor de todos sus desafíos venía a partir de ahora. Ahora le esperaba una vida marital junto con su amiga de la infancia. Pero bueno, a él siempre le gustaron los desafíos, y sin duda, una vida junto a Misty estaría completamente exenta de aburrimiento.
Una época terminaba, y comenzaba una nueva en la vida de Ash Ketchum. Una nueva etapa, y una nueva aventura.
FIN.
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