ENCONTRÉ EL AMOR

CAPÍTULO 49

Aisha Jiménez

Estás vacaciones se me han hecho eternas, ruego todos los días porque estás vacaciones acaben y así mismo pueda ver a mi novio, que por cierto extraño demasiado. Sentir aquella necesidad de tener sus labios junto a los míos con una suave caricia en mi mejilla para sentir su caliente piel «es tan tibio» obtener un abrazo de él sería ir al mundo donde puedo encontrar aquella paz que solo con él puedo sentir mientras estoy sobre su pecho escuchando con claridad aquellos fuertes latidos que me hacen sentir lo tan vivo que se siente escuchar aquella música en nuestros oídos.

Regresaremos a la universidad en cuanto menos lo esperemos y falta mucho para encontrarme con Lucas, no quiero esperar a entrar a clases, eso no es posible porque falta mucho. Hablaré con Lucas sobre tratar de convencer a nuestros padres de que nos dejen vernos, ya es mucho parece castigos de adolescentes rebeldes.

Extraño mucho a mi amorcito, quiero verlo, abrazarlo, sentirlo, llenarlo de besos sentir su cálida piel se me es tan necesaria en estos momentos para mí frío y helado cuerpo.

Evadir la realidad es tan particular de mis padres, me piden quedarme y pasar tiempo de calidad en "Familia" cuando ellos se la mantienen pegados a sus computadoras haciendo trabajo desde casa, ¿qué tiempo de calidad es ese? Solo nos vemos en la hora de la comida para cruzar una que otras palabras, y casualmente algunas me sacan de mis casillas haciéndome perder el apetito, dejando todo allí, volviendo a mi refugio.

En estos instantes muero, siento como mi cuerpo arder por las inmensas ganas de querer tener una noche de pasión donde mi parte intima y yo quedemos completamente saciada de todo lo que ahora anhelamos tener. Tener a Lucas tan cerca y a la vez tan lejos me encojona tanto que siento como mi cabeza explota finalmente.

Quiero llamarlo, saber de él. Escuchar su voz a través del teléfono con su fina sonrisa que deslumbra, y con un poco de encantamiento ella sale seguido para enamorarme cada vez más

—¡Mi amor!

—¿Aisha? Mi amor ¿Cómo estás?

—Yo bien mi amor, pero extrañándote demasiado. Siento que es un fuerte castigo estar lejos de tí, además necesito de tu amigo con muchas ansias, te deseo como nunca antes.

—Yo también te extraño muchísimo y creeme que también sé que se siente eso, tengo muchas ganas de querer poseerte en mi cama con todas mis fuerzas y mostrarte cuantas ganas te tengo.

—¿Y si nos vemos? —Pregunto ansiosa por qué su respuesta sea un Sí. O eso creo que responderá.

—¿Me estás pidiendo que nos escapamos?

—Sí. —Respondo con firmeza.

—Me parece perfecto y arriesgado a la vez, pero la adrenalina es mucho mejor.

—Muchísimo mejor, más energía para nosotros.

—Sinceramente estar encerrada te ha vuelto más loca.

—Por ti, sí.

—Y no llego ni a dudarlo un poco.

—Eso es lo mejor, volvernos cada vez más atrevidos.

—Me gusta esta chica rebelde que florece en tí.

—¿De verdad?

—Sí.

—Y que solo disfrutarás tú, nadie más.

—Eso me excita mucho más de lo que ya me haces excitar.

—Y no sabes cuánto me encanta ponerte así de loco por mí.

—Se nota cuánto te gusta ponerme entre las cuerdas.

—Entre las cuerdas, ¿Porqué? Si solo te estoy pidiendo una noche de pasión para saciar un poco mis fuertes ganas de tener sexo duro contigo.

—Guao, estas bastante atrevida hoy, estás hablando sin pelos en la lengua. Me excitas.

—Excitándose al máximo y todavía piensas si te escapas o no conmigo.

—Simplemente no quiero que nuestros padres se enojen por escaparnos sin decirles nada.

—Los míos ni cuenta se darán que no estoy en casa, andan pegados en sus computadoras.

—Pero los míos si, sabes perfectamente cómo son ellos.

—Si quieres diles. Ya no hay razón para seguir aguantando estas ganas que ambos nos tenemos.

—Lo sé. Pero no quiero hacer enojar a mi mamá, tengo muy buena relación familiar.

—Esto solo sería hoy.

—Está bien, lo haré.

—te amo mi vida.

—Y yo a ti mi vida.

Yarenis Guzmán.