Capítulo 47
ENCONTRÉ EL AMOR
CAPÍTULO 47
Al terminar de comer toda mi cena y dejar completamente limpio mi plato como si lo hubiese lavado, es cierto suena como una maleducada pero tenía muchísima hambre como para dejar algo en el. Después de unos minutos quiero irme a mi habitación pero aquella persona frente a mí me frena por completo, no entiendo nada. Cuando por fin decide decirme que le ocurre su teléfono suena, un mensaje le ha llegado, desbloquea aquel aparato y al terminar de leer aquello que le había llegado y teclear por unos segundos sobre el vuelve su mirada a mí.
—¿Qué pasa? —Pregunto confundida por haberme parado y no dejar que me fuera a mi habitación.
—Antes de irte a encerrar ayúdame a llevar los trastos a la cocina por lo menos.
—Ok, está bien.
Tomo los trastos de ella y los míos y me dirijo con ellos a la cocina cuando de repente escucho a mi madre levantarse de su silla y dar unos ligeros pasos «esto está raro» es lo que mi subconsciente me dice. Tan pronto dejo los platos en aquel lugar para ser lavados más tarde o tal vez mañana, quien sabe depende de nuestros ánimos.
Camino poco a poco hacía la sala y sí mi madre ya no se encontraba allí, me dejó sola aquí abajo, sin más tomo mi mochila que no había podido subir, pero gracias que por fin llegó el momento de relajarme en mi casa y disfrutar de una grandiosa y romántica plática con mi querido Luc que siempre logra hacerme sonreír y con ello alegrar mis días por muy malos que hayan sido.
Aquellas escaleras se hicieron visibles para mí y es allí cuando pienso no tengo ánimos de subirlas, pero me toca hacerlo.
—¿Ya estás en casa? —Un mensaje de Lucas me hace devolverme del primer escalón que tenía pensado subir.
—Sí, ya llegué. —Respondo de manera inmediata.
—Que bueno amor ¿Y qué haces?
—Estoy al pie de la escalera pensando la flojera que tengo de subirlas.
—En serio cariño, qué perezosa eres mi vida. —Suelta un emoji sonriente o más bien burlándose de mí flojera.
—Pues sí pero que hago. Te escribo cuando ya esté en mi habitación porque si no lo hago no subiré nunca.
—Espero que disfrutes cuando llegues a tu habitación.
—Obviamente disfrutaré, mi cama es súper cómoda además de querer descansar me hace querer estar allí pronto.
—Bueno espero disfrutes mucho y llegues rápido para disfrutar de nuestra plática.
—Está bien.
Al terminar de dejar el último mensaje me decido por subir por fin las presentes escaleras para llegar a mi lugar de descanso, tomar un buen baño y disfrutar de un buen sueño largo y profundo.
Al estar al pie de la puerta que está justo en mi frente a la entrada de aquel refugio, tomó aquella puerta con mis manos y adentrarme en él hasta el día siguiente. Pero... ¡Qué hermoso! Al abrir esta puerta mi mirada se posó ante tantos globos, ramos de rosas y cantidades finitas de pétalos por todo el piso; una bandeja de fresas, a su lado aquel chocolate derretido esperando ser probado, y sobre todo aquel chico frente a mi esperando que yo llegue a sus brazos y le brinde un profundo pero fogoso beso lleno de tanto placer, y ser devorado por nosotros mismos.
—Sorpresa. —Escucho en un pequeño susurro en mi oído sintiendo un calor recorrer sobre mi cuerpo ardiente. —¿Te gustó? —Pregunta aquel chico expectante de lo que diré ante la situación.
—No me gusta, me encanta. —Respondo con gran entusiasmo y una tonta sonrisa se hacía ver.
—Me alegra porque me gustó mucho prepararla, aunque llegaste ante de lo previsto y bueno tuve también ayuda de tú mamá para que no subieras enseguida que llegaras.
—Con razón la noté un tanto extraña. —Digo con mis brazos rodeados en su cuello para acercarme más a él.
—Tan alcahueta mi suegra ¿No? Pero está bien que me haya ayudado con esto porque si no se hubiera dañado por completo todo para antes que yo llegara.
—Sí, es muy cierto porque yo venía directo a mi habitación, pero mi mamá me detuvo.
—Menos mal.
Estamos aquí mirándonos fijamente el uno al otro y una pequeña sonrisa se hace presente de mí, y es que me hace tan feliz el poder vivir un momento como esté en mi vida. Es allí cuando por mi mente pasa «Se acabó la tormenta y el obscuro abismo» aquél que me hizo sentirme como una completa desconocida de mi misma.
Agradezco no haber muerto en aquél lugar con la espesa niebla, dónde es casi imposible ver más allá de ella, pero si cuentas con suerte lograrás ver la luz que te ayudará a vivir dentro y fuera de él.
En estos instantes estoy frente a este chico que me hace tan feliz del cual estoy enamorada hasta con lo que no tengo, que con él siento viajar por sobre las nubes, y que cuando estoy cerca de él mi cara se ruboriza como un tomate y hace latir mi corazón con tanta fuerza.
Lo amo. Lo amo con mi vida entera y por él daría hasta lo que no tuviera porqué se merece eso y mucho más. Aquellos hermosos y profundos ojos azules que hipnotizan mis sentidos y que me muestran todo de él sin ocultar ni la más minúscula acción que él realize dentro o fuera de mi vista, por qué sus ojos me muestran toda la transparencia que me es necesaria para confiar con cada parte de él y de mí.
Estoy agradecida con la vida y con él destino por habernos cruzado en aquel centro comercial mientras me ayudaba a recoger aquellas compras tiradas en aquel frío suelo, y fue allí cuando nuestras miradas conectaron y desde allí se volvieron una misma.
Y gracias a todo nos hemos mantenido así siendo uno mismo lleno de energía y pasión, sintiendo con mucha más fuerza nuestro amor incondicional lleno de millones de capas cubriéndonos de la envidia de algunos y sus malos deseos hacia nosotros haciéndonos cada vez más fuertes.
Te amo tanto Lucas Zalandely.
Yarenis Guzmán.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro