Capítulo 46
ENCONTRÉ EL AMOR
CAPÍTULO 46
Lucas Zalandely
El lunes ya llegado y con él la rutina diaria de siempre ir a la universidad y de regreso a la casa, comer ducharme, listo eso es todo lo que tengo que hacer. Cuando mi pequeña flor amada se desocupa la llamo para dedicarle un tiempo de mi y hablar hasta que el sueño nos gane y nuestros párpados se rindan para enviarnos a nuestro mundo de los sueños dónde allí simplemente podemos ser como queremos ser y disfrutar de lo que no podemos en aquel mundo paralelo.
Quiero hablar con ella y escuchar su suave y delicada voz susurrando en mi oído causando Miles de revoluciones sobre mí.
—Amor. —Digo al comenzar el conteo de la llamada.
—Dime amor. —Responde ella con un poco de inquietud.
—¿Cómo estás?
—Bien amor ¿Y tú?
—Bien amor ¿Y qué haces?
—Aquí en la universidad, esclavizada aún en esta cárcel, es más creo que llegaré tarde.
—¿Más tarde? ¿Por qué?
—La última clase el profesor la aplazó para más tarde y dura dos horas. Creo que estaré llegando ya mejor dicho en la noche a casa.
—Anda amor y nuestra llamada queda para más tarde entonces, bueno tranquila no te preocupes.
—Si, así es cariño.
—Esperaré tu llamada, te quiero amor.
—Yo te quiero más Luc, eres prácticamente mi vida entera. Lo eres todo aunque al principio no eras nada.
Estoy un poco cabizbajo porque ella no llegará temprano a casa, sin embargo es justo lo que necesitaba para brindarle una muy buena sorpresa. Saldré a comprar los globos, chocolates, todo lo necesario para que ella esté feliz al verme hoy y con un toque nuevo, algo diferente. Miro la cantidad de globos lindos y románticos posibles «creo que soy muy indeciso, no escojo cual llevar» mi cabeza no deja de repetirme lo mismo —a ella le gustara cualquier cosa que lleves, es des complicada — pero es tanto mi querer sacarle una sonrisa que me coloco de esta forma, como un niño que entra a una dulcería y no saber que lograr primero entre tantos sabores y colores existentes.
Siempre he querido ser ese tipo de chicos romántico pero no todo el mundo saca esa parte de ti,no todo el mundo logra hacerte sentir un cosquilleo por todo tu cuerpo, y mucho menos lo que llaman aquellas mariposas en el estómago, y eso yo lo logro sentir hasta con solo escuchar su nombre, o sentir su suave voz hablándole a mi oído en un susurro despertando cada sentido de mí.
En fin de cuentas compré de cuánto dulce fue posible como arequipe, chocolate, vainilla, compre fresas, palomitas, un oso de peluche, globos y más. Quiero que esta sea una sorpresa extraordinaria llena de muchas cosas dentro de esta, y con suerte lograr obtener de ella un beso de sus delicados y húmedos labios junto un abrazo cálido donde nuestras pieles se juntan para sentir como erizamos cada minúscula parte de nosotros al sentir nuestro hidratado tacto, que hace mucho espera que nos brazos se enreden entre nosotros para reconfortar todo lo que nos destruyó hoy o durante todos aquellos días que no pudimos vernos, aparte de aquella pantalla de celular, nuestro único medio de comunicación en medio de los días ocupados que la universidad nos causa.
Aisha Jiménez
Ha pasado aquellas horas insoportables y agotadores de un terrible parcial en la universidad, pero increíble que sean casi las siete de la noche. Sin duda que al llegar a casa me daré una larga ducha para relajar mi cuerpo y liberar un poco de tensión pero antes llamaré a Lucas, quiero saber como se encuentra y ver que está haciendo en estos momentos. Tomo aquel celular que ya tan solo tiene un 20% de carga, espero que me alcances para la llamada, busco entre las llamadas aquel número tan común en mi teléfono y aquel comienza a sonar, está timbrando, espero pacientemente que él me conteste y así escuchar su tan masculina pero suave voz, y sacar un sonrisa de mi.
—Amor.
—Cariño. —Responde aquel con su voz un tanto agitada, que extraño.
—¿Cómo vas? —Pregunto esperando obtener respuesta del porqué está agitado.
—Muy bien amor ¿Y tú cómo vas? —Pregunta aquel tan natural.
—Bien amor ¿Que haces? —Siento que evade algo.
—Estoy a mitad de un baño ¿Y tú?
—Voy de camino a casa, estoy pronto a llegar si no sucede nada en el tráfico.
—Bueno espero tu nueva llamada.
—Sí, primero cenaré, me daré una ducha y ya luego te marco.
—Espero que disfrutes mucho de tu cena hoy.
—Yo igual porque traigo mucha hambre.
—Verás que así será.
—Bueno amor te dejaré terminar tu baño y ya luego hablamos, te quiero.
—Yo te amo con mi vida, besos amor. —Él tira un beso al aire dejándome escuchar aquel beso para mí.
Lucas Zalandely
Término aquel baño que tomaba, el tiempo voló de tal forma que no sentí todo lo que dure dentro de esa ducha, y ahora mi novia está pronto a llegar y yo estoy en mi casa ahora, no estoy en aquella casa para recibirla como quería y tenía planeado hacerlo, y sin quererlo me tocará llamar a su mamá para que me ayude distrayéndose hasta que llegue y pueda subir a su habitación antes que ella.
Mi teléfono comienza a hacer aquel sonido dando aviso de que el número se está marcando, «espero que me conteste» — pensé dentro de mí.
—Bueno. —Contesta ella confundida, al parecer no tiene mi número registrado.
—Soy Lucas, —respondo con mi nombre por su notable confusión.
—Dime hijo ¿Qué necesitas? —Pregunta aquella señora con voz madura.
—Acabo de enterarme que Aisha llegará pronto, quería saber si usted puede distraerla hasta que yo llegue a su casa y me adelante a !a habitación.
—Claro yo puedo intentar eso no te preocupes, yo te ayudo.
—Se lo agradezco tanto, ahora la dejare.
—Está bien.
Aisha Jiménez
Voy en el auto pero gracias que ya estoy a tan solo una casa de llegar a la mía, lo cual me alegra muchísimo porque anhelo descansar mucho. Estaciono el auto saco aquellas llaves de mi bolso para abrir la puerta y adentrarme a la casa que durante todo el día no pude ver o calentar con mi presencia. Al entrar noto a mi madre sentada en la sala y parece que me estaba esperando, que extraño, no creo haber hecho algo malo, o eso creo yo. La duda debo quitármela por lo que me acerco a ella de forma sutil para no cargarla por si de pronto soy yo la que se está imaginando cosas.
Hemos hablado de infinidades de cosas pero no parece que haya algo grave de por medio pero a los pocos minutos de yo pensar la cantidad de ganas por comer que tenia ella me pide cenar juntas en el comedor, sin duda o chisto alguno acepto.
Yarenis Guzmán.
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