Capítulo 24
ENCONTRÉ EL AMOR
CAPÍTULO 24
Isabella acaba de decirme para ir de compras; tengo pereza en ir pero ella insistió demasiado así que acepte no pude negarme además que lo que dice es verdad debo buscar un vestido para mi graduación.
No negaré lo buenota que estoy, ósea tengo diecisiete años mi piel blanca que hace juego con mis ojos miel con un cabello de color negro ondulado que hacia resaltar mi mirada, además de tener un cuerpo bien moldeado con unas caderas marcadas y unas piernas firmes —aunque no voy al gimnasio— pienso mientras me doy una pequeña mordida en los labios. He aprendido arreglarme con el pasar del tiempo, antes no sabía ni que labial usar —ilógico, pero así fue —para salir con Isabella de compras hay que salir de forma cómoda.
He terminado de vestirme y me colocó frente al espejo para arreglar un poco mi cabello, también me daré un toque de maquillaje —ocultare estás ojeras— sí aún sigo llorando, pero de cólera.
Agarro lo que cargo siempre: celular, llaves y por supuesto la tarjeta, sino como pagaré. « Eso nunca puede faltar » tomo un taxi para ir a su casa y durante el camino mi mirada estuvo pérdida en los arboles de las calle mientras el reluciente sol les daba un brillo encantador sobre sus hojas, aunque pronto empezará a nevar. Pago mi taxi y me acerco a la puerta para colocar mi dedo sobre el pequeño botón que hace sonar su timbre por toda la casa, y es ahí cuando ella sale a recibirme.
—Estoy lista, ya podemos irnos.
La chica loca y perrísima que tengo contesta súper confiada de si misma.
—Entonces vámonos, esto demorará.
—Si tú lo dices. Por cierto Aisha te ves, hermosa.
— ¿De verdad lo crees?
—Claro, si fuera hombre te seduciría para llevarte a la cama y darte como animal en celo.
— ¡Que confesión! —Digo entre risas, mientras ella se adentra en su auto.
—Soy honesta que es diferente. —Da una pequeña sonrisa—
Subo al auto de lado del copiloto para dirigirnos a comprar nuestros vestidos. Vamos por la calle y vemos infinidades de hombres sexys que te hacen humedecer con solo imaginar besándolos con toda la furia posible y comer un buen postre si tienes suerte. Al parecer el no tener sexo en este tiempo, está empezando a pasarme factura, tengo ganas de coger toda una noche con sus descansos claro.
Estoy con un vestido en mis manos para que Isabella se lo pruebe pero mi mirada se fija en Carolina que va pasando por la calle, malditos ventanales no pudieron ocultar su cara de satisfacción mientras hablaba con su cómplice Diana. Hubiera preferido no verlas pero el mundo no gira alrededor de mis preferencias; aunque tampoco me amargare mi vida cada que ella se aparezca, además no quiero dañar este día por más que el mundo quiera, hace mucho no salgo de esa casa por andar en mares de lágrimas pero no puedo vivir toda la vida llorando a David, él se perdió a esta mujerona.
Las relaciones nunca han sido mi fuerte, pero a veces hay que agradecer que algunas personas se vallan de nuestras vidas aunque eso signifique tener que pasar por un el dolor del desamor y dejar que el destino nos acomode la vida como se le dé la gana de forjarla.
Las cosas con David no funcionaron; lo entendí y me resigne, ahora seguiré el destino de mi vida. En estos momentos me dan ganas de empezar a conocer a alguien, tal vez por fin encuentre el amor de mi vida en la próxima conquista, quiero sentirme amada por alguien aunque sea temporal y buscar otro no significa que yo no haya sentido nada por David simplemente no lloraré toda la vida por un amor que no funcionó.
Salimos del local para adentrarnos a otros más hasta que decidimos descansar —hemos caminado demasiado— llegamos a un puesto de helados, algo frío delicioso para esta calor nos sentamos en una mesa y una chica de unos veinte años se nos acerca a tomar nuestra orden. Luego de unos minutos la misma chica llega con los helado en una bandeja deja el de limón y menta para Isabella y —le encanta de ese sabor— y a mí el inconfundible helado chocolate con trozos de galleta del mismo, tomo la primera cucharada y... ¡Que delicia! Este helado esta genial, creo que podría volver aquí.
Estuvimos hablando hasta muy tarde; tanto que no nos fijamos que había oscurecido pagamos nuestros helados y nos despedimos después de apagarlos por esos impresionantes helados. Salimos del local para empezar andar tan deprisa que choque mi cuerpo con alguien que siento mis bolsas caer en este largo corredor, con las bolsas en el suelo aun cuando veo a esa persona arrodillarse para ayudarme con las bolsas, es un chico apuesto, al levantarnos el deja salir a conocer su voz con una suave pregunta:
— ¿Te encuentras bien? —Pregunta el chico angustiado.
Un poco atontada por su belleza le respondo —Si, estoy bien.
— ¡Que alivio! —Da un suspiro de desahogo, de verdad se preocupó.
No puedo negar lo impactada que estoy ante tal belleza, un chico alto de aproximadamente 1.70 de estatura, su piel blanca y suave junto a unos hermosos ojos azules y su desordenado cabello castaño y un cuerpo totalmente tonificado se nota cuanto se ejercita.
— ¿Cómo te llamas? —Se nota su curiosidad.
—Aisha, Aisha Jiménez ¿Y tú? —Espero a la expectativa, tal vez su nombre sea dulce así como se ven sus suaves y rosados labios.
—Lucas Zalandely.
—Un gusto conocerte Lucas.
—Oh no para nada el gusto es mío por permitirme conocer a una chica tan hermosa como tú, me encantaría darte un pequeño beso en tu mejilla si no es mucho abuso.
—No, no abusas para nada, no te preocupes.
Él se acerca a mí para dejar un pequeño y suave beso en mi mejilla pasando con él una corriente por todo mi cuerpo de forma inexplicable ¿Que fue eso? —Me pregunto ante la sensación que deja en mí. Siento como si lo conociera de hace mucho tiempo y no comprendo el porqué de ello, pero hace que una pequeña sonrisa de satisfacción salga desde mis adentros para mostrársela a él sin ninguna cautela. Lucas es súper sexy.
—Yarenis Guzmán —
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro