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˚♡⃕ Mascota.

Corría por el parque más cercano a su hotel como siempre lo hacía para ejercitar su cuerpo y reducir el estrés que la oficina le provocaba, trabajar a lado de su padre como su asistente le causaba mucha emoción pero también le quitaba demasiada energía. 

Por eso mismo disfrutaba mucho de salir, de tomar aire fresco, haciéndolo aún mejor en compañía de su adorable amiga peluda; una adorable French Poodle, tan blanca y pequeña que tenía desde los 19 años. 

Todo iba excelente, recorriendo sin prisa alguna el lugar mientras disfrutaba del día soleado, lleno de radiante armonía. Hasta que de pronto sintió como la correa empezó a tensarse por los constantes tirones que hacía al ladrar desesperada.

—Tanni, tranquila, preciosa.—Intentaba vagamente el calmar a su mascota pero ella seguía en lo suyo, ladrando con fuerza.—No hagas corajes, te hará daño.

Pero fue en vano cada intento, ya que la perrita se había echado a correr sin descanso alguno al lograr soltarse del agarre. Chloé fue tras sus pasos pero pronto la perdió de vista, se había salido del parque, eso estaba seguro.

—¿No ha visto a mi perrita?—preguntaba desesperada tras unos largos minutos de búsqueda.—es mediana, una french Poodle color blanco.

Había caminado más allá del parque, se sentía desesperada y las lágrimas se hacían presente en sus ojos. Tal vez para muchos se viera como una ridícula, pero ellos no entendían la importancia que tenía esa pequeña perrita en su vida. Era su mejor amiga, la única que tenía después de que Todos la abandonaran al darle la espalda al no creer su cambio de actitud. Tanni era la única que lograba darle paz, que le hacía sentir capaz de dar y recibir amor, de no sentirse sola en sus días nublados.

Se recargó en una de las paredes cercanas a algún local, ahora mismo no sabía en donde se encontraba pero no podía importarle menos cuando tenía la cabeza gacha al desahogarse entre llantos cuando el vacío en su interior era incapaz de llenarse.

—Hola.—oyó a un lado de ella pero no le prestó atención. —, Hey ¿alguien está ahí adentro?

Reconoció de inmediato la voz, era la de su ex compañero de universidad, ese con el que siempre peleaba debido a sus constantes caprichos o sus diferentes puntos de vista.

—No estoy de humor, Luka.—se secó el rostro sin girar a verlo.—No quiero sonar grosera pero estoy muy triste en este momento como para pelear contigo. 

El chico río por lo bajo, de una manera bufona, ella creía que era por algo que hubiera dicho que fuera tan gracioso para él pero no le encontraba ni una pizca de divertido. Antes de que ella pudiera decir más, él se adelantó a robar la palabra. 

—Ya me di cuenta.—aseveró.—de otra forma ya me estarías gritando por invadir tu espacio personal, pero…—se acercó un poco a ella para poner en frente a la razón de su desolación. —Me encontré a esta pequeña amiguita por mi camino, se veía asustada y lloraba.

El rostro de la chica rubia se iluminó, cargando de inmediato a su —hasta hace unas horas— inseparable amiga, llenando su rostro de besos que fueron correspondidos en forma de lengüetazos.

—Oh Luka, gracias, gracias por encontrarla.—dijo dándole una dulce mirada, algo inusual en ella.—Ya la daba por perdida cuando comenzaron a sonar los cuetes por el dichoso evento que organizaron. No sabes cuanto odio que hagan eso, no hacen más que alterar a los bebés perrunos.

Luka quedó maravillado de esa mirada, de esa faceta lejos de los reflectores o de terceros, esa donde Chloé solo era una chica bondadosa, preocupada por alguien más que no fuera ella. Sin duda alguna le hacía enamorarse un poco más de ella, incluso cuando todos siempre vieron un lado malo en su persona.

—Te entiendo.—acarició el pelaje suave de Tanni.—Es falta de consciencia, solo buscan su propia diversión sin reparar en aquellos que no pueden hablar.

Ella afirmó con su semblante más calmado, aunque aún había algo que en ese momento le carcomía la mente.

—¿Por qué siempre eres tan paciente conmigo?—cuestionó abrazando a su mascota.—Después de que siempre te molesté o te decía de cosas. Eres como un cofre de paz y de serenidad, como si nada pudiera sacarte de tu centro.

Él sonrió metiendo sus manos a los bolsillos para inclinarse sobre ella, causándole un leve sonrojo.

—Digamos que hay muchas cosas mías que desconoces, preciosa.— le dio un leve cariño en la nariz.—Te sorprenderías de lo que puedes encontrar en mí, no sé, quizá puedas encontrar en mí algo en común. Como el amor de los animales.

El corazón de la mujer sonaba tan alto que era capaz de escucharlo en su oídos, como una imparable melodía que iba incrementando con cada palabra o con cada movimiento que él daba, desde hace tiempo era así. Muy en el fondo no lo quería admitir pero la verdad era que estaba irremediablemente enamorada de ese rebelde cantor.

—Eso se puede arreglar fácilmente. —indicó con una mirada traviesa.—aceptame una invitación a tomar algo y veamos qué nos depara la vida ¿Qué opinas?

Él lo meditó en cuestión de segundos, eso sonaba claramente a una oportunidad que ella le estaba brindando para conocerla como nadie más lo había hecho.

—Digo que ya nos estamos demorando mucho para ir a buscar a André y disfrutar de sus helados.—respondió con tranquilidad, pero en sus ojos demostraba la ilusión que todo esto le hacía. —quizás estemos hechos el uno para el otro, y nosotros aquí perdiendo el tiempo. 

Sin más que decir, ella agarró más fuerte a su pequeña bebé, para con la otra sujetar la de él, en dirección a una cita improvisada que surgió a causa del casi mini infarto que su adorable amiga le había ocasionado. Maravillándose del giro tan grande que podía dar la vida, solo para mostrarle que todavía existían personas en las que podía apoyarse, entregar su corazón y no salir lastimada. 

Definitivamente Tanni merecía un plato enorme de croquetas por acercarla de una manera inusual a quien desde hace tiempo le robaba el sueño.

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