Amaba escuchar su risa, podía pasar horas y horas sentado frente al teléfono sin importar que su hermana se enojara argumentando que ella también necesitaba hablar con alguien.

Pero sin duda alguna, nada le interesaba más que saber de ella pues amaba escuchar cada anécdota que tenía para compartirle. Ella era única, nada se le comparaba; ni siquiera las estrellas en el cielo. Deseaba conocer cada vez más sobre esa rubia de ojos que le transmitían tanta paz aunque por fuera se mostrara ruda, quería conocer los secretos que ella acallaba en su corazón pues confiaba en la bondad de su alma.

Estaba tan encandilado a ella que no prestaba atención a lo que podía suceder a su alrededor en lo más mínimo, esas horas solo eran de él y ella a través del teléfono. 

Contaba las horas solo para contactarla en el número que ella le había dado, ese donde se suponían trabajaba de recepcionista y que ella no estaba para nada de acuerdo por que  creía que merecía algo mejor; que él apoyaba diciendo que poco a poco iría escalando al lugar soñado, además de que si no fuera por el castigo impuesto por su padre; jamás se hubieran conocido.

Ella como una hermosa, amable y dulce recepcionista y él un simple huésped; solitario, soñador, trovador. Definitivamente era la mezcla perfecta. 

Aunque eso a ella no le parecía, más bien pensaba que solo era una más del momento. Una diversión pasajera que se le olvidaría en cuanto regresara a París. 

Pero ahí estaba él, desde Londres, marcando día tras día a ese número que los mantenía en contacto. Haciéndole muy grande la lista de larga distancia al departamento que compartía con Juleka.

Solo con la esperanza que algún día, Chloé se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos y decidiera abrirle las puertas de su corazón.

Ya que, honestamente, unas simples llamadas ya no le bastaban para lo enamorado que estaba.

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Cada one shot es una historia separada una de otra y no tendrán segunda parte 💚.