─ chapter one
— ¿QUÉ VERGA TRAJISTE ACÁ, ALBA?
— Ropa Álvaro, ¿qué te pensas que voy a traer? ¿un enano?
— Y, con lo que pesa, no me sorprendería si la abro y me sale el enano bostero. —la chica soltó una carcajada al ver la expresión de su hermano, su mirada clavada en la valija que había estado arrastrando junto a la suya.
— Tengo hambre, busquen si hay algún lugar abierto para comprar unas papitas por lo menos. —dijo Candela, arrastrando sus valijas, entre los dos hermanos.
— Si hubiese traído al enano bostero podría hacernos un asado. —murmuró Alba provocando que los otros dos rieran.
Y es que los hermanos Moreno, junto a la novia del mayor, acababan de bajar del avión que los había traído desde Buenos Aires, Argentina, hasta Doha, Qatar. Meses atrás, los tres habían tomado la decisión de asistir al Mundial de dos mil veintidós juntos, algo que Alba y Álvaro siempre habían querido hacer pero que hasta el momento no habían tenido la oportunidad para hacerlo, ¿y qué mejor que hacerlo en el mundial donde todo parecía indicar que Argentina tenía muchas chances de quedarse con la Copa?
Alba estaba demasiado manija, desde que había visto a Argentina y España clasificadas, la actriz había empezado a liberar su agenda de trabajo para no tener que hacer nada durante el tiempo en que este se llevaría a cabo y así no tener ningún problema para asistir. Y así como lo había hecho ella, también lo habían hecho su hermano y su cuñada.
Así que ahí se encontraban los tres caminando por el aeropuerto, recién bajados del avión, cansados por tantas horas de vuelo, pero a la vez completamente emocionados por el lugar en el que estaban y el evento que se iba a desarrollar en tan solo unos días, ya que habían decidido viajar unos días antes del inicio para poder acomodarse y acostumbrarse al cambio de horario y al clima del lugar. Era de madrugada por lo que no había casi gente en el aeropuerto, y la poca que había se notaba que eran turistas que acababan de llegar, algunos portando las camisetas de sus países o algo distintos de los mismos.
La más joven de los tres acomodó la gorra negra que llevaba sobre su cabeza, mientras su hermano agarraba un carrito metálico para poder poner todas las valijas que estaban llevando, Al igual que ella, Candela había llevado dos valijas grandes, mientras que Álvaro había llevado una grande y una más pequeña.
— ¿Qué tanto trajeron? —les preguntó Álvaro mientras levantaba una de las valijas de Candela.
— Una está llena de ropa porque hace mucho calor acá, chivas más que testigo falso, y la otra está medio vacía. —explicó Alba, sacando su teléfono para mirar la hora mientras Candela rebuscaba en su mochila buscando algún caramelo.
— ¿Y para qué trajiste una grande si la trajiste medio vacía? ¿Sos joda Alba?
— Para comprar ropa acá, mi vida. —le explicó Candela con una sonrisa inocente— Si traíamos las valijas explotadas no íbamos a tener lugar para las cosas que compremos acá. Con tu hermana pensamos chusmear todo y llevar muchas cosas, así que apretamos la ropa lo mejor posible en una valija y dejamos la otra medio vacía para ir dejando lo que compremos.
Álvaro entreabrió sus labios— Ah, que pelotudo, esa no la pensé.
— Te falta mente de tiburón, negri. —le dijo Alba divertida— Yo no pienso hacerte lugar cuando empieces a comprar sin control, porque vos mierda que ves mierda que querés, te comprarás otra valija y te irás con tres encima.
— Así son, uno que la cuidaba de chiquita, le daba de comer cuando mamá estaba ocupada, jugaba con vos. —dijo el mayor, empezando a empujar el carro con todas las valijas encima, su novia a su lado con una mochila sobre sus hombros, y Alba unos pasos más atrás, también con una mochila sobre sus hombros y teléfono en mano.
— Por tu culpa me ahogué comiendo manzana imbécil, casi la quedo ahí nomás, ¿de qué cuidar me estás hablando?
— Bueno che, fue una vez, no te quedes con las cosas del pasado. —le respondió Álvaro.
— Dos fueron, ¡Dos! —Alba alzó dos de sus dedos para recalcar aún más el número de veces que aquello había ocurrido— Y encima me decías "Respira Albita, ya va a pasar" Claramente no estaba pasando nada, ni el aire, ni la manzana.
Candela soltó una carcajada, como siempre que los escuchaba hablar de su infancia y todas las cagadas que se habían mandado juntos. Álvaro a su lado trató de contener la carcajada pero le fue imposible cuando vio la expresión indignada de su hermana.
— Mira Cande, allá hay un negocio que se ve que venden comida, ¿vamos a comprar algo? —indagó Álvaro mirando a su novia, que rápidamente asintió, sonriendo al pensar en lo que podía llegar a comer.
— Ustedes vayan que yo necesito ir al baño, me estoy pillando desde que bajamos del avión. —murmuró Alba apretando sus labios en una delgada línea, notando que había carteles que indicaban donde estaba el baño.
— ¿Vas a querer algo para comer o tomar?
Ante la pregunta de su hermana, la actriz asintió con una sonrisa— Por fa, algo salado como papitas o doritos, y una Fanta. —al escuchar el nombre de la bebida, el actor hizo una mueca de asco, no podía entender como Alba prefería esa gaseosa por sobre la Coca Cola o incluso la Sprite.
Así, la joven de cabello oscuro dio media vuelta, encontrando rápidamente el baño, que estaba junto al baño de hombres a un lado del camino. Alba entró, hizo sus necesidades lavando luego sus manos, y aprovechó el espejo para tratar de acomodarse el pelo suelto bajo la gorra para que quedara decente. Sacando su teléfono, la chica abrió Instagram para chusmear los mensajes que le habían enviado durante el vuelo y que no había podido ver hasta ese momento, mientras salía del baño con su vista en la pantalla de su celular.
— ¡La puta madre! —exclamó cuando notó que tropezaba con algo, provocando que cayera encima de ese algo, su teléfono cayendo a un costado— Dios, te pido mil disculpas, te juro que no te vi. —empezó a disculparse, sintiendo como ese algo, que en realidad era alguien, se removió debajo de ella. Alba trató de levantarse, sintiendo como era movida con suavidad por la persona que estaba debajo de ella, brindándole ayuda para ponerse de pie.
— No pasa nada, no ha sido nada. —por la forma en la que hablaba a Alba le quedó claro que se trataba de alguien de España, aunque aún no había podido verle el rostro, porque al igual que ella estaba llevando una gorra que había caído sobre su rostro cuando ambos terminaron en el piso— También te pido disculpas, ha sido culpa mía, no debí pararme ahí para atarme las agujetas.
Finalmente, el chico se puso de pie y ambos fueron capaces de ver el rostro del otro. Alba abrió sus ojos con sorpresa al ver de quien se trataba, reconociendo rápidamente el rostro del chico frente a ella, sobre todo al ver que tenía puesta una camiseta con el escudo de España. Mientras que él se quedó observándola con atención, por alguna razón la chica le parecía conocida, aunque no sabía exactamente de donde, pero lo que si sabía es que le parecía completamente preciosa. Sobre todo, sus ojos chocolate, que eran demasiado bonitos y que lo miraban atentamente, probablemente lo había reconocido.
— De nuevo, te pido mil disculpas. —dijo ella, dejando de mirarlo para mirar a su alrededor, hasta que finalmente su mirada encontró a su teléfono en el piso. Un quejido escapó de sus labios cuando se agachó a tomarlo y al levantarlo vio que la pantalla estaba hecha mierda, el cristal todo fracturado. Todo esto bajo la atenta mirada del chico que continuaba de pie a su lado.
Un silbido por lo bajo escapó de los labios del español— Joder, se ha hecho trizas. —el chico se acercó a ella un poco, provocando que Alba alzara la mirada, permitiéndole ver otra vez esos ojos chocolate que lo habían cautivado— Déjame que te lo pague, ha sido mi culpa, es lo mínimo que puedo hacer. —dijo comenzando a buscar su billetera, pero ella lo detuvo.
— No, no te preocupes, no hace falta. —Alba le dedicó una pequeña sonrisa— Gracias igual, me tengo que ir, un gusto. —moviendo su cabeza a modo de saludo, la chica dio media vuelta para alejarse hacia donde estaba el negocio donde Álvaro y Candela habían ido a comprar.
El chico por su parte se quedó ahí de pie, las manos en los bolsillos de su pantalón y su cabeza ligeramente ladeada— Encantado... —susurró, simplemente observando como ella se alejaba.
— ¡Eh, Pedri! —al oír que lo llamaban, Pedri giró en su lugar viendo como su mejor amigo se acercaba con una expresión preocupada, acompañado de otros de los jugadores de la selección de España, y es que acababan de llegar a Doha y estaban aguardando para subirse al autobús que los llevaría hasta la Universidad Nacional de Qatar, donde las distintas selecciones estarían quedándose durante el mundial— ¿Estás bien? Creímos que te habías ido por el retrete. —dijo con una sonrisa divertida Gavi.
— Sí, sí, todo bien. —respondió el español.
Ferran se acercó, portando el mismo conjunto deportivo que él y Gavi con el escudo de la selección de España— ¿Qué pasó que tardabas tanto? Han dicho que en unos minutos llega el bus, debemos estar cerca de la puerta principal.
— Cuando salí del baño, me agaché para ajustarme las agujetas y no me paré en el mejor lugar, una chica que iba saliendo del otro baño no se dio cuenta que estaba ahí y me ha llevado puesto por delante, terminamos los dos en el suelo. —hizo una mueca— Se le destrozó la pantalla del móvil porque se le cayó cuando caímos, pero no me ha dejado darle el dinero para pagarlo.
— ¿Te reconoció? ¿Te pidió que le firmes algo? —preguntó Ferran mientras los tres se dirigían hacia donde los demás jugadores aguardaban.
Pedri se encogió de hombros— Por como me miró pareciera que me ha reconocido, pero no dijo nada al respecto, tampoco me pidió que le firmara algo o que mandara un saludo. Se ha despedido y se ha marchado. —hizo una pausa, girando su torso y cabeza, para ver si volvía a verla.
— ¿Era guapa? —Gavi le dedicó una sonrisa burlona, recordando las palabras que la madre de Pedri le había dicho a su hijo la última vez que se vieron antes de partir a Qatar. "Un mundial es una oportunidad increíble para conocer gente, quizás por fin me presentas una nuera".
— Mucho. —respondió sin poder evitar sonreír— Aunque siento que ya la he visto antes en algún lugar. —agregó frunciendo el ceño confundido.
— ¿Era española? Quizás ya la viste en algún partido o es una de las chicas que se acerca a pedir una foto cuando salimos del entrenamiento.
Pedri negó rápidamente— No, no tenía acento español, parecía de otro lado por como hablaba.
— Bueno, quien sabe ¿no? Las vueltas de la vida son raras, tal vez en una de esas la vuelves a ver. —le dijo Gavi dándole una palmada en el hombro.
— Ahí llegó el bus, ¡vamos, vamos! —los apuraba Rodri tomando sus pertenencias.
Y mientras ellos subían al autobús que los iba a llevar a la Universidad Nacional de Qatar, Alba se acercó a la tienda donde su hermano estaba terminando de pagar las cosas que había elegido con Candela.
— Creo que necesito pasar por un lugar donde vendan celulares. —Alba alzó su teléfono, llamando la atención de los dos que se sorprendieron al ver el estado de la pantalla.
— ¿Qué hiciste boluda? Acabamos de llegar y ya te mandaste una cagada, ni siquiera salimos del aeropuerto.
— No fue mi culpa, o bueno sí. —la chica observó la pantalla de su teléfono— Igual, esto no importa ahora. —una sonrisa emocionada se formó en su rostro.
Álvaro alzó una ceja— ¿Que se te haya hecho verga el teléfono no importa? ¿Quién sos y que hiciste con Alba la adicta al celular? —Candela sonrió divertida.
— Me puedo comprar otro, no importa ahora. Lo que importa es por qué se me rompió el celular. —los dos la observaron con atención, sus ojos cargados de curiosidad— Me choqué a alguien cuando salía del baño, ¿y a que no adivinas quien era?
— Dale mamita, no tenemos todo el día, que sos Jorge Suspenso. —dijo Álvaro colocando sus ojos en blanco. Alba soltó un bufido, agarrando el paquete de doritos que le tendía murmurando un "Gracias amargo".
— Era Pedri, boludo.
Candela la observó confundida, no tenía idea de lo que estaba hablando mientras que Álvaro frunció el ceño— Perdón, me parece que escuché mal, ¿qué dijiste?
— Pedri, Álvaro, Pedri González. —repitió ella, sonriendo con emoción.
Fue entonces que Álvaro reaccionó, abriendo sus ojos como platos— ¿Me estás jodiendo? ¿Posta? Alba con eso no se jode.
— Te lo juro, era él.
— ¿Quién es ese Pedri? —ante la pregunta de Candela, los dos hermanos Moreno la miraron.
— A veces me sorprende el conocimiento nulo que tenés del futbol teniendo a Cuti como tu hermano Cande, ¿Cómo no vas a saber quién es Pedri?
La cordobesa se encogió de hombros— Sé lo justo y necesario sobre la carrera de mi hermano y la Selección Argentina, hasta ahí llegan mis conocimientos futbolísticos.
— Una mierda tus conocimientos. —murmuró Alba soltando una carcajada— Es uno de los jugadores más jóvenes en la selección de España.
— Tiene la edad de Alba, y este es su primer mundial. Es un capo jugando el pibe, está en el Barcelona. —Candela asintió ante la información que estaba recibiendo— ¿Le pediste una foto? —Alba lo miró como diciendo "¿Vos me estás jodiendo?" mientras le mostraba el teléfono— Bueno, decime que le pediste un autógrafo Alba. —al ver que su hermana negaba, Álvaro abrió su boca indignado— Le hubieses pedido un autógrafo pelotuda, por lo menos para mí.
— Encima que lo tiré a la mierda, ¿pretendías que le pidiera un autógrafo? Tas en pedo vos, me sacaba a patadas en el orto el pibe y con justa razón. Soy caradura, pero no tanto Álvaro.
— Un trabajo tenías, una cosa nomás tenías que hacer y no la hiciste. —se quejó el actor, comenzando a empujar el carrito con las valijas hacia la salida mientras las dos chicas caminaban a su lado, con los snacks en sus manos.
— Bueno che, ya tendrás otra oportunidad. —murmuró riendo al ver la mirada que su hermano le dedicaba— Es más lindo en persona que en las fotos o los videos, ni siquiera cuando fuimos a ver al Barcelona con papá lo pude ver de tan cerca, tiene muy lindos ojos.
— ¿No le podías pedir una foto, pero si ficharlo de arriba a abajo?
— Ahora quiero ver una foto del minito en cuestión. —dijo Candela, sacando su teléfono para que Alba pudiera buscar la cuenta del jugador español en Instagram— Ah, es muy tu tipo, medio morochito con sonrisa linda, ojos lindos y parece más alto que vos, apruebo. —murmuró la cordobesa mirando algunos videos que el jugador tenía en su cuenta.
Alba soltó una carcajada— ¿Aprobar qué? Me lo crucé de pedo, no va a volver a pasar. Aparte se ve que ni sabe quién soy, a menos que me haya reconocido y haya hecho lo mismo que yo, que no me haya querido decir que me conocía. —se encogió de hombros.
— Dios le da pan al que no tiene dientes, un autógrafo chiquito alcanzaba. —seguía murmurando Álvaro, ignorando la conversación de su hermana y su novia sobre el jugador en cuestión.
Candela sonrió, saliendo de Instagram y bloqueando su teléfono para ver a su cuñada— Una nunca sabe las vueltas de la vida, igual me sorprende que no se lo hayan cruzado nunca en Barcelona.
— Probablemente porque donde vive mi viejo y el resto de la familia queda al otro lado de donde ellos entrenan y del Camp Nou, el estadio del club, Cande. —aclaró viendo la mirada confundida de la chica.
— Bueno, a lo mejor no era el momento de conocerse ahí y tenía que pasar acá en Qatar. Por algo pasan las cosas, empezá a manifestar boluda. —Alba observó a su cuñada, negando con una sonrisa al oírla decir eso, y es que Candela creía mucho en esas cosas del universo, las energías, el karma y demás.
— Si vos decís. —la chica agarró otro puñado de doritos para llevarlo a su boca, pensando "Universo si estás ahí y me escuchas, empezá a hacer tu magia".
Y el universo la estaba escuchando fuerte y claro.
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