─ chapter nineteen
— ¿ME AYUDAS CON LA VALIJA?
Habían pasado al menos dos horas desde que la ceremonia con la entrega de medallas y la copa había terminado, y Alba se encontraba en el departamento armando la valija que había dejado para el final, porque en tan solo unas horas partía el avión para viajar con el resto de las familias y amigos de la Selección hacia Argentina. En el departamento de al lado, Álvaro y Candela se encontraban en la misma situación, dejando todo en orden para marcharse de Qatar.
— ¿Estás segura de que esto no va a pasar el límite de peso? —ante la pregunta del español, Alba se encogió de hombros.
— No tengo idea, creo que se me fue un poco la mano comprando. —la actriz se sentó sobre la valija, tratando de ejercer la mayor fuerza hacia abajo, mientras Pedri movía el cierre con cuidado— Tendría que haberme comprado otra valija, pero tres es un montón.
Luego de los festejos, cuando los jugadores se habían marchado a los vestuarios para continuar con su celebración, los más allegados a ellos se habían marchado del estadio. Mientras Gavi y Fer se habían ido al departamento que ellos alquilaban, Pedri había decidido acompañar a Alba al suyo, sabiendo que en pocas horas debía marcharse y aún tenían cosas que hablar, cosas que ambos habían decidido ignorar pero que en ese momento se tornaron inevitables.
— ¿Esta era la última?
— Sí, las otras ya las había armado con Cande y Álvaro para no andar a las apuradas a último momento.
La actriz se levantó de la valija con ayuda del futbolista, dejándose guiar por él hasta el sillón que había en la parte del living donde varias veces se habían quedado dormidos mientras miraban alguna película. Pedri observó fijamente los ojos café de Alba, y la chica fue capaz de ver la duda en la mirada del español, y se arriesgaba incluso a decir que había una pizca de temor.
— ¿Qué haremos, Alba? —preguntó Pedri en un murmullo que Alba fue capaz de oír sin problemas gracias al silencio que había en el lugar— ¿Cómo seguiremos? Porque tienes que saber que no tengo intenciones de terminar con esto, quiero seguir contigo, y estoy dispuesto a continuar las cosas a la distancia, quiero que funcione.
Alba sonrió al escuchar eso— Entonces estamos los dos en la misma página. Yo necesito volver a Argentina, por más que me encantaría quedarme acá un poco más, porque tengo reuniones programadas que ya postergué demasiado para venir al Mundial. —comenzó a explicar ella— No creo que a mi representante le guste mucho la idea de cancelar todas las reuniones otra vez, un día de estos me va a mandar a la mierda. —murmuró con diversión provocando que Pedri riera.
— No voy a pedirte que hagas eso, Alba. —dijo el chico negando con su cabeza— Esto es importante pero tu carrera también, puedo esperar un poco, tu trabajo no.
Dios mío, este pibe es literalmente un sol, lo mejor que me pasó.
— Ni bien termine con las reuniones, defina los proyectos y acomode bien mis horarios, puedo empezar a organizar para hacer viajes a España. Normalmente soy de viajar para allá cuando no tengo algún proyecto cerca para visitar a mi viejo y el resto de la familia, el hecho de que yo esté allá no sería raro y creo que no llamaría mucho la atención. —dijo sonriendo— Y siempre que podemos, con Álvaro y mi viejo, vamos a los partidos del Barcelona, así que tampoco sería raro que fuera al partido y podría ir a apoyarlos, a apoyarte.
— Eso me encantaría. —murmuró Pedri, acercándose a ella para dejar un beso en su mejilla con suavidad— Creo que de mi parte todo lo de los viajes es un poco más complicado con todos los partidos que tenemos programados, no sé que tanto podría viajar. —soltó un suspiro frustrado— Lamento que todo se complique demasiado por mi culpa.
— Dios, Pedri, no me pidas disculpas por eso. Entiendo totalmente la posición en la que estás, ¿mira si te voy a exigir algo que sé que no podés hacer y solo te perjudicaría? Ni en pedo, si yo puedo viajar entonces viajo, no hay drama. —le aseguró Alba con una sonrisa dulce— No te preocupes por eso, mejor centrate en los partidos, los entrenamientos y todo eso, me niego a que el Barcelona pierda porque Pedri Potter no está concentrado y que encima eso sea mi culpa. —negó con su cabeza mientras Pedri reía al escuchar su apodo— No, pero en serio, no te preocupes por eso, ni te sientas culpable, ni nada. Tenemos las videollamadas, y cuando pueda viajar para allá lo voy a hacer, mi agenda puede ser mucho más flexible que la tuya dependiendo de los proyectos que consiga, ni nos vamos a dar cuenta de la distancia.
El futbolista asintió suspirando mientras atraía con suavidad a la chica hacia su pecho, rodeándola en un abrazo— Igual, no vamos a tardar demasiado en vernos de nuevo.
— No, unas semanas no son mucho.
Pedri negó con su cabeza— Unos minutos creo yo, hasta que ambos pasemos el check-in.
Alba frunció el ceño, alejándose ligeramente del pecho del chico, alzando su cabeza para verlo bien— ¿Eh?
— Voy a ir a Argentina, Alba. —murmuró con una sonrisa en sus labios, sus ojos brillando con diversión.
— Me parece que me perdí algo, ¿no se supone que tenés que volver a España con Gavi y Fer? ¿No tienen que volver al entrenamiento?
— Gavi sí, yo no, mis vacaciones son unas semanas más extensas que las de él. —explicó el español, su pulgar trazando caricias en la mano de Alba, provocándole un cosquilleo— Leo hará una fiesta en su hogar, en Rosario ¿puede ser? —Alba asintió— Y me ha invitado, al parecer ha invitado a viejos compañeros y amigos suyos, y soy uno de esos. ¡Sorpresa! —Pedri sonrió viendo como la expresión confundida de Alba pasaba a ser reemplazada por una de total euforia.
— ¡Me jodes! ¿Posta? —exclamó Alba con emoción mientras él asentía— ¿Cuándo se supone que es?
— El 22, pero me ha dicho que podía viajar con el resto de las familias porque probablemente no iba a conseguir un vuelo con todos los argentinos que deben volver y las fiestas, así que estaría regresando contigo y los demás. —una risa escapó de sus labios cuando Alba se arrojó sobre él para abrazarlo con fuerza— Leo le tenía bastante fe al equipo y me lo ha dicho ayer por la noche, así que ya estuve mirando alquileres para quedarme hasta que sea la fiesta y luego tenga que regresar para pasar Navidad con mi familia en España. Estaría unos días en Buenos Aires y luego iría a Rosario por la fiesta.
— ¿Alquilaste algo ya?
Pedri negó— Estaba esperando a contarte para ver que opinabas de todo esto.
— Opino que no necesitas alquilar nada porque te podés quedar esos días conmigo. —propuso Alba sin poder dejar de sonreír— O sea que estarías en Buenos Aires unos dos días, ¿no?
— Exactamente, ¿crees que puedas ser mi guía turística en esos dos días?
— Vas a tener a la mejor guía turística del mundo, Pepi. —le aseguró Alba— Me tenes que hacer acordar de darle las gracias a Messi, ¿qué se le puede regalar como agradecimiento? El tipo ya tiene literalmente todo. —murmuró la chica provocando la risa de Pedri— ¡Para! —exclamó, deteniéndose de golpe y mirando al español— Si se supone que te vas con nosotros, ¿no tendrías que estar armando tus valijas? ¿Qué haces acá todavía? —la actriz se puso de pie, buscando su teléfono para ver la hora— Falta menos de una hora para que tengamos que ir al aeropuerto Pedro, no vas a llegar.
Al ver a la chica de esa forma, toda alterada y preocupada, Pedri soltó una risa. El español también se colocó de pie, acercándose a ella y colocando sus manos en los hombros de la actriz para que lo mirara— Sí, sí que voy a llegar porque ya tengo todo armado Alba. Mi hermano y Gavi van a llevar mis cosas al aeropuerto, ¿de verdad creías que iban a dejarte ir sin despedirte apropiadamente?
— ¿Ya tenías todo armado entonces?
— Sí, quería tener la sorpresa preparada.
— Te gustan mucho las sorpresas, ¿no? Primero lo de quedarte en Qatar y ahora esto.
Pedri se encogió de hombros— Sí, sobre todo cuando son para ti y sé que van a gustarte.
Y sin poder evitarlo, Alba se acercó a él, atrapando sus labios en un beso que al futbolista le robó el aliento por completo, y que logró acelerar su corazón. Nunca se acostumbraría a todo lo que besar a Alba le generaba, era una explosión de emociones y sensaciones que lo hacían sentir como si estuviera flotando, una sensación tan maravillosa que si fuera por él estaría besando a Alba todo el tiempo.
— ¿Y si la gente empieza a preguntar qué haces en Argentina?
Él se encogió de hombros— Seguramente mi presencia en la fiesta de Leo les dé un indicio de por qué viajé, nada demasiado raro, las fotos que salgan de la fiesta confirmarán el por qué de mi presencia en Argentina.
Alba alzó una ceja— No creo que eso tranquilice demasiado a tus fans cuando te vean dando vueltas por Buenos Aires conmigo, pero si vos decís.
— Creen que somos amigos, no debería extrañarles que una "amiga" ... —el chico hizo comillas con sus dedos al mencionar la palabra amiga— Me de un tour por la ciudad, no hay nada de raro en eso, ¿o sí?
— Supongo que no. —respondió Alba sonriendo cuando el chico se acercó a ella para besarla una vez más.
EL FESTEJO POR LA LLEGADA de la Scaloneta al país había sido una locura total. Pedri había quedado completamente sorprendido ante la cantidad de gente que se había reunido para recibir a la Selección argentina en el aeropuerto y también lo que había sido la concurrencia para ver a los jugadores en la caravana.
El español había visto todo por la televisión junto a Alba, en el departamento de la chica, luego de que ambos habían llegado al mismo en la madrugada del veinte de diciembre después de haber estado todo un día viajando desde Qatar.
El mismo veinte los dos habían aprovechado la tarde-noche para recorrer un poco la ciudad, Alba lo había llevado a algunos puntos turísticos, aprovechando que no había demasiada gente por los festejos con la caravana. Y por la noche habían salido a comer los dos solos a una especie de bodegón donde Alba y Álvaro solían ir con Candela y sus amigos. Durante la tarde los habían frenado varias veces para pedirles un autógrafo o una foto, emocionados no solo por encontrarse a Alba Moreno, conocida estrella del país, sino también porque estaba acompañada de nada más ni nada menos que el futbolista español del Barcelona. Probablemente eso iba a aumentar aún más los rumores de que había algo entre él y Alba, y le preocupaba el hecho de que eso pudiera aumentar los comentarios cargados de odio hacia la actriz, comentarios que él ya había estado viendo en sus publicaciones con ella o dando vueltas en Twitter, pero no quería privarse de la oportunidad de pasar tiempo con ella y conocer el lugar donde había terminado de crecer, el lugar que correspondía a un segundo hogar para la chica.
Pedri sabía que debían ignorar todos esos comentarios y mensajes, pero no podía evitar preocuparse por Alba y cuál podía llegar a ser su reacción ante todo eso. Sí, Alba era actriz, sabía lo que estar en el ojo público significaba, sabía lo que era lidiar con la prensa, los fans y las críticas, pero una cosa era que criticaran tu trabajo de forma constructiva y otra muy diferente era recibir mensajes de odio por el simple hecho de salir con él. ¿Y si la chica no quería lidiar con ello? ¿Y si prefería dejarlo todo antes que recibir todo ese odio? Pedri podía llegar a entenderlo, no podía juzgarla, pero le iba a doler demasiado si eso ocurría, porque lo que menos quería era que Alba se alejara, y que fueran sus fans las causantes de ello.
— ¿Pepi vos ya estás? —el chico, que se había quedado con su mirada perdida en la televisión, asintió, su expresión pasando de un ceño fruncido a una sonrisa completamente dulce y tonta al ver a Alba acercándose a él.
El futbolista observó lo bonita que se encontraba Alba con ese pantalón corto y la camisa blanca oversize, que contrastaban con el bronceado que había adquirido en Qatar. Mientras él llevaba una remera de un celeste bien clarito y unos pantalones cortos blanco, resaltando también el bronceado de su piel.
— ¿Tu hermano y Candela irán con nosotros?
Alba negó con su cabeza— Vari me dijo que fuéramos directo para allá porque ellos primero tenían que pasar a buscar el postre que encargó mi vieja.
Pedri asintió, tomando su teléfono y su billetera para que Alba pudiera guardarla en su mochila, sintiendo una oleada de nervios llegando a él una vez más. Y es que estaban por ir a la casa de la madre de Alba gracias a que la mujer los había invitado a comer con toda la familia materna para celebrar que habían vuelto y de paso conocer a la pareja de su hija, a pesar de que Pedri y Alba todavía no le habían puesto un título oficial a su relación, y Alba le había explicado recién estaban empezando algo juntos.
— No te van a comer, podes estar tranquilo. —le dijo ella cuando los dos iban en su auto, ella manejando y él en el asiento del conductor, dedicándole miradas nerviosas de tanto en tanto— Ninguno te va a morder, mis primos ya pasaron la etapa que mordían gente desconocida. —al ver la mirada exaltada de Pedri, Alba soltó una carcajada— Es joda Pepi, dios es tan fácil descansarte que no puedo no hacerlo, perdón.
— No me hubiese resultado extraño después de ver que tú también muerdes. —le dedicó una sonrisa burlona, que provocó que la chica se pusiera toda roja— No sabía que tenías un lado caníbal, Alba.
— No te vi quejándote mucho.
— Esto tampoco era una queja. —se encogió de hombros, soltando una risa cuando notó como Alba desviaba la mirada— Dos pueden jugar el mismo juego, amoret.
— Es más divertido cuando lo juego sola y el único rojo sos vos. —se quejó ella.
— Ah sí, estoy seguro de que eso te encanta.
Alba sonrió al ver que ahora Pedri lucía más relajado que antes, lo que significaba que al menos había logrado calmar un poco sus nervios. Hablando de esa forma, entre risas y jodas, finalmente llegaron a la casa de la madre de Álvaro y Alba, notando que afuera ya había varios autos estacionados.
La actriz estacionó el auto, quedándose en su lugar mientras miraba a Pedri— No tenés nada de qué preocuparte, en mi familia son todos copados, y si te sirve de algo, solo tenes que hacer un veinticinco por ciento del trabajo para ganártelos.
— ¿Y eso por qué?
— Porque, primero mi vieja me preguntó ochocientas cosas sobre vos y te juro que ya te ama. —Pedri sonrió al escuchar eso— Y si mi vieja te ama, los demás lo van a terminar haciendo también, aparte de que ya tenes a Álvaro y Candela de tu parte. Segundo, Francia. —ambos soltaron una carcajada cuando Alba dijo eso con toda la seriedad del mundo— Y tercero, casi toda mi familia es del Barcelona, mis tíos son la excepción, con el simple hecho de que respires ya les vas a caer bien.
— Y si tus tíos no apoyan al Barcelona, entonces ¿por quién van?
Alba apretó sus labios en una delgada línea tratando de no reír— Al Real Madrid.
Y sin decir más, Alba abrió la puerta y bajó del auto, dejando a Pedri con una expresión incrédula en el asiento del acompañante mientras ella agarraba las ensaladas que había preparado durante la mañana con la ayuda del futbolista para poder llevarlas al almuerzo.
— Joder Alba, tus tíos van a querer sacarme a patadas de aquí. —le dijo Pedri en un murmullo preocupado, ayudándola a llevar las ensaladeras mientras se acercaban a la puerta. Alba ignoró sus palabras, tocando el timbre y avisándole a su madre, a través del portero, que ya se encontraban afuera. Segundos más tarde, la puerta fue abierta por una mujer que lucía en sus cincuenta y que tenía rasgos similares a los de Alba y Álvaro, sobre todo la sonrisa con la que los recibió.
— Alba, mi vida. —la mujer abrazó a su hija con fuerza, dejando un beso en su mejilla— Estás hermosa hija, se nota que aprovechaste el sol de Qatar ¿no?
— Hola mami. —respondió Alba sonriendo y disfrutando de la muestra de afecto de su madre— Tendrías que ver a Vari, tiene la espalda como un budín marmolado.
Pedri por su parte observaba la escena con una sonrisa en sus labios, notando lo cercanas que ambas eran y confirmando todo lo que Alba le había contado sobre la relación con su madre.
— Y este debe ser Pedro, ¿no? —indagó la mujer con una sonrisa, acercándose al español y dejando dos besos en su mejilla ya que recordaba la costumbre por los años que había vivido ahí.
— Así es, un gusto conocerla Susana.
— El gusto es todo mío. Vamos, pasen, pasen que ya están todos adentro, tu hermano y Candela acababan de llegar. —dijo la mujer de cabello oscuro mientras cerraba la puerta y agarraba la ensaladera de las manos del futbolista y Alba, permitiendo que Alba entrelazara su mano con la de Pedri, dándole un apretón cariñoso— Alba me habló bastante de vos, demasiado diría yo, me la traes loquita Pedro.
— Mami, basta. —dijo Alba sintiendo como se ponía toda roja otra vez, mientras Pedri la observaba con una ceja alzada y una sonrisa radiante en sus labios.
— Ah, ¿sí? —cuestionó el futbolista recibiendo una mirada cómplice de Susana, mientras caminaban por el patio hacia el interior de la casa.
— Sí, vi varias de las fotos que se sacaron juntos, Alba siempre me estaba contando lo que hacían o a donde salían a pasear. Muy lindo todo lo de la playa, a mi hija siempre le gustaron esas cosas, fue un lindo detalle.
Pedri observó a Alba con una sonrisa— Me hubiese gustado preparar algo más, porque Alba lo merecía, pero era lo que pude conseguir estando allá. Ya voy a tener la oportunidad de hacer algo mucho mejor. —Alba no pudo evitar sonreir al escuchar eso, sintiendo esa sensación cálida en su interior, mientras Susana los observaba completamente enternecida.
Ni cinco minutos ahí y Pedri ya se había ganado a la suegra.
Cuando los dos entraron acompañados de Susana, lo primero que Pedri vio fue una gran mesa repleta de sillas en el comedor, con todos los platos y cubiertos ya dispersados por la misma. Se notaba por el cambio de temperatura que ahí adentro había aire acondicionado, lo cual era entendible con la ola de calor que había en el país durante esos días. En las paredes podían verse algunos cuadros donde había fotos de Alba y Álvaro a lo largo de sus vidas, desde que eran bebés hasta fotos más actuales donde ambos sonreían con Susana en medio de los dos, Pedri no pudo evitar sonreír al ver las fotos de Alba chiquita con un micrófono en su mano y ropa estrafalaria, como si estuviera presentando un premio.
— Están todos atrás, los nenes se querían meter en la pileta así que se quedaron afuera para vigilarlos.
Ante las palabras de su madre, Alba dejó su mochila a un lado, y con suavidad tiró de Pedri hacia ella, alzando un poco su cabeza para hablarle— ¿Todo bien?
— Por ahora sí, veremos que ocurre con los demás, ¿defenderás mi honor si algo sale mal? —respondió Pedri en un susurro robándole una risa a la chica.
— Ah sí, obvio, voy a ser tu princesa de brillante armadura.
Entre risas los dos se encaminaron al patio trasero, siendo Álvaro el primero que vieron— ¡Buenas! —saludó Álvaro que estaba con una lata de cerveza en su mano. La voz del actor llamó la atención de los demás que estaban hablando sentados alrededor de una mesa, Pedri abrió sus ojos con sorpresa al ver la cantidad de gente que había, contando rápidamente al menos unas quince personas, y eso sin contar a los nenes que podía oírse desde la pileta.
— ¡Volvió Albita! —uno de los hombres que estaba sentado se levantó para acercarse a Alba, abrazándola con fuerza— Hola mi negra.
— Hola, tío. —saludó Alba soltando una risa. Pedri pudo escuchar la voz de Álvaro diciendo "Que feo el favoritismo, tío, a mí no me recibiste así." — Tío te presento a Pedro, Pepi él es mi tío Rodrigo, el hermano más chico de mi mamá.
— Un placer. —Pedri tenía intención de darle la mano, pero fue tomado por sorpresa cuando el hombre lo atrajo en un abrazo afectuoso.
— Un gusto conocerte, Pedro.
Así, con su mano entrelazada a la de Alba, Pedri la siguió así donde estaban los demás. La actriz le presentó a cada uno de sus familiares, a sus tíos y tías, a sus primos y primas, y hasta las parejas de sus primos. Pedri se preguntaba en su mente cuáles de todos esos serían los fans del Real Madrid que probablemente lo detestarían, porque hasta el momento lo habían recibido de una forma increíble, tratándolo como si ya fuera uno más de la familia.
— Hija, dale una silla al pobre chico, seguramente está cansado de estar parado ahí. —dijo Susana saliendo de la casa con algunas botellas de gaseosa y vasos en su mano— Alba me dijo que te gustaba la Fanta como a ella. —comentó la mujer dejando las botellas encima de la mesa mientras Pedri agradecía con una sonrisa.
Para cuando se había dado cuenta, Pedri se encontraba sentado junto a Alba en unas reposeras, la chica jugando con su mano mientras hablaban con el resto de la familia que quería saber todo sobre ellos dos y lo que había pasado en Qatar. El español se había relajado por completo, disfrutando de la charla y de lo bienvenido que lo estaban haciendo sentir, respondiendo cuando le preguntaban algo o escuchando las anécdotas que le contaban de Alba o la familia, y que le robaban más de una risa. Agradecía por completo el hecho de que lo estaban tratando como alguien normal y no como alguien famoso, porque le había ocurrido ya de ir a lugares a acompañar a sus amigos o a miembros de su familia, y que todo se tornara incómodo porque no dejaban de ponerlo en el centro de atención por su carrera como futbolista. Suponía que en parte se debía a que Álvaro, Alba y Candela también eran conocidos, y estaban acostumbrados a todo ese asunto.
Pedri había hablado con todos los primos de Alba, incluso con los más chicos, descubriendo que uno de los mayores era entrenador en una cancha que había por la zona, y que la novia de una de sus primas estaba en el equipo femenino de River Plate.
— ¿Cuál de todos ellos se supone que es el madridista? —Alba ahogó una risa cuando Pedri se acercó a ella para preguntarle eso en un susurro mientras comían el asado que Rodolfo, otro de los tíos de Alba, había preparado.
— ¡Real Madrid! —exclamó Alba tomando por sorpresa a Pedri que se sobresaltó en su asiento, mientras la chica trataba de contener la risa.
— ¡Cruz diablo! —respondieron todos, ganándose una mirada sorprendida por parte de Pedri— Equipos de mierda si los hay.
— Por favor Pedro, nadie en mi familia podría apoyar a ese equipo. —dijo Alba riendo— Antes de que eso pase lo desheredamos de la familia. Tanto en mi familia materna como en la paterna el Barcelona es como nuestra religión, Barça o muerte.
— Entonces era otra de tus bromas. —más que una pregunta había sido una afirmación.
— Por burlarte de mí y mi supuesto canibalismo. —le dijo Alba en un susurro— Ya te dije que me gustaba más cuando solo yo jugaba.
— ¿Entonces me has tenido todas estas horas maquinando solo por venganza? —Pedri negó con una sonrisa en sus labios— Desde que llegamos estaba que me hacía encima de los nervios porque no quería cagarla con tu familia, y no quería mencionar nada del Barcelona por las dudas. Joder Alba, eres... Eres increíble.
La chica soltó una risita, acercándose a él para dejar un beso en su mejilla— Obvio que lo soy, te llevaste el premio mayor, Pepi.
— Sí que lo hice, amoret.
Cuando ya habían terminado de comer, mientras todos se encontraban afuera, incluido Pedri que se había puesto a jugar a la pelota con Álvaro y los primos, Alba se encontraba en la cocina con su madre, ayudándola a lavar los platos.
— ¿Y? ¿Qué te pareció Pedri, ma?
Susana dejó de refregar el plato para mirar a su hija— Si fuera joven ya me lo habría agarrado para mí.
— ¡Mamá! —la mujer soltó una risa al ver la expresión en el rostro de su hija.
— Hija, más te vale que sigas con ese chico, si fuera vos hasta pensaría en casarme con él. —comenzó la mujer, cerrando la canilla y secando sus manos con el repasador. Alba observó a su madre con sus labios entreabiertos, no esperaba escuchar algo como eso— Nunca vi a alguien que mirara a otra persona con tanta adoración como ese chico te mira a vos, además de tu hermano y Cande claro está. Se nota lo mucho que te quiere hija, y me sorprende bastante que todavía no hayan formalizado cuando se nota que solo tiene ojos para vos, dios Alba parece que sos su mundo entero por cómo te mira y te trata.
— ¿Sí? —cuestionó Alba sintiendo un cosquilleo en su interior.
Susana asintió— Sí, hija, es muy evidente, deberías darle unas clases de actuación si piensan mantener esto escondido por un tiempo porque no sabe disimularlo, se le van los ojos hacia donde estás vos cada vez que están en la misma habitación. —Alba soltó una risita enternecida ante eso— Igual no entiendo, ¿por qué tratan de mantenerlo en un perfil bajo? Cande y Álvaro no hicieron eso.
— Es diferente ma. Pedri tiene muchísima gente que lo sigue, demasiada, y mucha de ese gente son chicas que no se ponen demasiado felices cuando su ídolo es vinculado a alguien de forma amorosa, y Pedri no quiere que yo reciba esos ataques, tiene miedo de que me afecten.
— Siempre va a haber gente a la que no les guste su relación, independientemente de si es pública o no.
Alba asintió— Ya lo sé ma, y la verdad es que a mi no me molesta, ya estoy acostumbrada, es normal recibir ese tipo de comentarios, y ya los recibo incluso ahora que se supone que solo somos "amigos". —hizo comillas al decir la palabra amigos— Pero sé que Pedri tiene miedo de que yo termine huyendo o algo por el estilo si lo hacemos todo público de golpe, así que si él quiere que vayamos despacio en ese sentido lo voy a aceptar, mientras podamos seguir juntos me da lo mismo. —se encogió de hombros.
— ¿Tu padre sabe de todo esto?
— Todavía no le dije nada, aunque probablemente debe haber visto algo, papá últimamente quiere "entrar en la onda" según él y estaba usando Twitter e Instagram. —Susana soltó una risa.
— Bueno, igual no creo que le caiga mal o algo así. Es más probable que lo termine queriendo más que a vos. —Alba sonrió.
— Entonces, ¿está aprobado?
Susana sonrió— Aprobadísimo hija, como le dije a tu hermano con Candela en su momento, empiezo a tachar los días para el casamiento, y ya viste que con tu hermano no me equivoqué. —la mujer le guiñó un ojo antes de seguir lavando los platos, dejando a Alba perdida en sus pensamientos, perdida en la idea de un futuro junto a Pedri y como sería eso.
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