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❤Sin ellos te veo incluso en sueños, pero tengo miedo de que me rechaces❤

Era quizá la décima noche desde que había descubierto sus poderes que soñaba con ese chico. Estaba un poco azorado, no pensó que ese tipo de cosas vendrían junto a sus poderes, los había esperado tanto que le parecía increíble que le pasara eso justo a él, claro que no era del todo la culpa de sus poderes, desde antes ya había algunas visiones que lo guiaban a ese chico.

A sus dieciocho años, había asistido a la cámara de transformación, donde todos los de su edad, tanto hombres como mujeres, adquirían finalmente sus poderes. Algunos dependían de los que sus padres poseían y se los heredaban, mientras que otros, adquirían algunos completamente diferentes, pero siempre debían poseer alguno que se pegara a su personalidad y al cambio que harían en la sociedad.

Los poderes variaban desde los más increíbles como la visión láser hasta la más simple, que era hacerse invisible, así que dependiendo de eso, podías elegir a tu pareja, amistades, trabajo y todo lo que uno deseara, pero el punto era que los poderes te arreglaban la vida. KyungSoo no pensaba lo mismo.

El suyo era un poder bastante deseado por muchos, pero otorgado a pocos y el corazón de la cámara solo se lo daba a quienes tenían una misión que cumplir, lo cuál hacía que KyungSoo volviera a preguntarse una y otra vez el porqué él podía ver el futuro y el porqué veía a ese chico junto a él.

Una cosa era ver las cosas que pasarían en algunos días o más tarde ese mismo día y gozar del resultado anticipadamente, pero otra muy diferente era ver que todo se relacionaba con un hombre de piel morena, sonrisa encantadora y cabellos alborotados de color ceniza cada vez que se quitaba los lentes. Porque sí, KyungSoo usaba lentes para apaciguar las visiones que lo envolvían y lo arrastraban hacia ese chico.

Suspiró exhausto y se sentó sobre su cama, sacó un pequeño cuadernillo de anotaciones y empezó a garabatear todo lo que había visto. Llevaba un registro de cada cosa que aprendía de ese chico. Habían muchos dibujos y frases, muchas sonrisa de labios gruesos y pequeñas narices fruncidas. Habían frases en francés por las esquinas, porque sí, el joven hablaba francés y a KyungSoo le empezó a interesar el comprender algunas de las cosas que escribía, puesto que se sentía incómodo solo escribiendo como un mono que repite lo que ve.

Había empezado a tomar clases, así que ahora tenía idea de los garabatos que hacía.

A veces quería conocer al muchacho, porque podía hacerlo si quería, pero tenía miedo de la reacción de éste, tenía miedo que se asustara y se desvaneciera de golpe. El muchacho tenía el superpoder más común de todos, teletransportarse. Así que sería toda una proeza localizarlo y sobre todo lograr que no huyera espantado si lo veía llegar diciéndole que lo visualizaba desde hace tiempo, como aquella vez en un sueño antes de los dieciocho, justo cuando iniciaron las premoniciones.

No sabía qué hacer, quería que las visiones disminuyeran, empezaba a sentirse ansioso por el hecho, quería ver a otras personas, como a la chica que lo miraba de reojo durante las clases o quizá lo que sus padres planeaban hacer con él en cuanto terminara el colegio, pero todo lo llevaba una y otra vez a ese chico alto y delgado.

Tomó su abrigo, sus lentes para poder ver sin visiones de por medio, sus zapatillas grises y con cuidado se salió por la ventana. Era una suerte que su hogar fuera de solo una planta y la hazaña no le causara ninguna lesión. Se aseguró que su billetera aún permaneciera en su chaqueta y se encaminó a la parada de buses.

La noche era tranquila, la mayoría dormía, así que no corría el riesgo de que alguno de sus vecinos lo vieran. La luna estaba en lo alto y se reflejaba en sus lentes, los odiaba, pero si no los usaba, vería al chico una y otra vez, puesto que todavía no tenía control sobre la frecuencia de las visiones, uno de los sanadores de la cámara le había dicho que le tomaría semanas o hasta un mes, dependiendo de su fuerza de voluntad, pero KyungSoo no tenía paciencia, quería estar tranquilo, disfrutar de su superpoder como todos los demás, pero no, se encontraba ahí, en medio de la noche tomando un bus que lo llevara lo más cerca de la casa del moreno, todo con tal de dejar las cosas claras.

KyungSoo, con sus cabellos negros azabache y esos ojos grandes, pocas veces dejaba ver sus nervios o ansiedad, así que por fuera, lucía sereno y listo para enfrentar a ese desconocido, pero por dentro se estaba retorciendo de los nervios, tenía miedo de ir a ese lugar y que los papás del joven lo hicieran puré con sus poderes o que el mismo JongIn lo rechazara y desapareciera, porque no era por nada, pero además de fastidio, le había tomado cariño a ese chico delgado y de rostro bonito.

Para cuando se acomodó en el bus, todavía se sentía ansioso, contrariado, fastidiado, idiota y todo lo que pudiese sentir alguien que iba a quedar como un completo imbécil.

Se quitó los lentes para ver el resultado de su decisión, después de todo, sí algo salía mal, el joven no aparecería más en sus visiones, sino que se esfumaría y eso estaba relativamente bien. Con algo de temor se frotó los ojos y los abrió nuevamente, listo para ver. Sus ojos, luego de la transformación, se habían vuelto más claros y cada vez que tenía una visión pasaban a ser chocolates a un celeste helado, fríos como un témpano de hielo, pero con cierto resplandor. Al inicio sus padres se asustaron, pero los sanadores les dijeron que era completamente normales, que la pigmentación cambiaba porque comenzaría a ver cosas que eran prohibidas, pero útiles.

Las pupilas de KyungSoo se dilataron y parpadeó un poco cuando la visión llegó como un relámpago. Podía ver al chico, sonriendo como siempre mientras una mujer más grande lo abrazaba, tenían una carta en sus manos, tenía el título de una de las universidades más prestigiosas del país, el muchacho había salido de su casa a gritar, aparecer y desaparecer en distintos puntos anunciando su alegría, entonces la visión se fraccionó en dos posibles finales. Eran dos cosas entrecruzadas, mientras que en una se podía ver al chico embarazado acariciando su vientre con una mirada triste; En la otra alternativa se lo podía ver haciendo deportes sin una protuberancia que le incomodara, con el rostro decorado por esa sonrisa tan bella que poseía, su frente perlada de sudor con los cabellos grisáceos pegados a su frente.

El corazón de KyungSoo comenzó a latir con fuerza, tanta que sintió que se le saldría del pecho, cortó la visión poniéndose los lentes con manos temblorosas y dejó que un par de lágrimas se le escaparan, pero se las limpió de inmediato. Para cuando se dio cuenta ya había llegado al barrio del chico, así que aún impactado con la visión, se bajó intentando no tropezar.

La visión podía significar dos cosas. Una era que si lo conocía, probablemente quedara embarazado luego de que tuvieran sexo y su futuro, su felicidad, se arruinara; La otra, de seguro una en la que él no se relacionara de ninguna manera esa noche, revelaba el motivo de la beca en esa universidad, deportes. La respuesta era simple, KyungSoo no debía intervenir por más que sintiera algo extraño por el chico.

Ya había hecho medio camino de recorrido hacia la casa del muchacho, pero desistió luego de meditarlo, así que se encaminó hacia la parada nuevamente, pero a la vez vio aparecer al chico de la nada yendo calle abajo apareciendo y desapareciendo, gritando de alegría, por lo que KyungSoo no pudo evitar contener una sonrisa torcida por el hecho de que aquel chico pudiese ser feliz gracias a él, así que sin pensarlo demasiado se sentó en la banca que tenía la parada del autobús a esperar a que pasara de nuevo. No supo si fue cuestión de suerte o desgracia, pero de la nada sintió una presencia a su costado, puesto que se había quedado mirando sus pies tratando de procesar lo que había acontecido en su mente hace unos instantes.

- Adivina - dijo la voz. KyungSoo sintió su corazón dar un vuelco, sus mejillas se encendieron rápido, como nunca antes, puesto que el chico lo miraba con ojos relampagueantes, sobre todo por la iluminación de la calle. Sintió una resequedad repentina en su boca, pero sus manos comenzaron a sudar con fuerza, como anticipando lo que se venía por el simple hecho de conocer al dueño de su mente.

KyungSoo meditó si responder o no, pero era muy obvio que tenía que hacerlo, porque el chico se cernía sobre él con una sonrisa deslumbrante.

- ¿Te pasó algo muy bueno? - dijo como quién no quiere la cosa y se alejó un poco en el momento en el que el chico comenzó a zapatear tratando de contener la emoción.

- La verdad es que sí - dijo el otro chico mientras daba palmaditas y seguía sonriendo sin prestar atención a los nervios que emanaba el pobre KyungSoo.

KyungSoo se removió los lentes un poco, pero no se los sacó. Tenía ganas de irse corriendo lejos del joven feliz, pero al mismo tiempo, las mismas emociones de hace un rato lo inundaron. Pasaron varios segundos de silencio incómodo hasta que por fin se decidió.

De lo poco que había podido rescatar de las visiones que no estaban relacionadas con él, se había dado cuenta que podía cambiar el resultado si tomaba las decisiones correctas, si prevenía ciertas cosas y si se proponía llegar al resultado de la visión de manera cuidadosa, no terminaban exactamente iguales. Entonces, mirando a ese chico emocionado sentado cerca de él, con las piernas ansiosas por la emoción, decidió tomar el rumbo si darle rienda suelta a sus miedos, después de todo, cada uno era dueño de su futuro, con poderes o sin ellos.

- ¿Te gustaría contarme? - le dijo mirándolo a los ojos y sonriéndole de lado.

- Sí, ¡No lo vas a poder creer! - dijo el chico poniéndose de pie - Pero primero dime tu nombre y tu poder - dijo emocionado todavía, pero en un menor grado.

Tomó una gran bocanada de aire y habló lo más tranquilo posible, extendió su mano para tomar la del chico que no podía borrar esa sonrisa de su cara. El estómago de KyungSoo se contrajo al ver lo lindo que era, no era lo mismo verlo en su mente que en persona, tampoco era lo mismo la sensación de su piel con la de sus visiones, y el calor, para nada, no tenía comparación, todo era mil veces mejor. Si la visión le mostraba que lo embarazaría, de seguro esas cosas serían los motivos y claro, en su mente tan joven, era fácil que el deseo lo embargara en cualquier momento.

- Me llamo Do KyungSoo, encantado de conocerte, JongIn - dijo con una sonrisa traviesa, sabía que espantaría al chico.

El moreno retiró la mano con brusquedad, lo que hizo que KyungSoo se moviera un poco sorprendido y el movimiento provocó que sus lentes se bajaran y otra visión se presentara a ante sus ojos.

Eran tres hombres, mirándolos desde la acera de en frente, riéndose, no tenían poderes por la potencialidad criminalística que había en sus mentes. También vio que se habían propuesto acercarse a molestarlos y algo más peligroso, algo que hizo que KyungSoo se pusiera los lentes justo cuando JongIn estaba a punto de reclamarle algo.

- Atrás tuyo - logró decir antes de tirar de su brazo y hacer que se pusiera detrás de él, protegiéndolo de la mirada de esos tres hombres que efectivamente estaban poniendo en marca lo que KyungSoo ya había visto.

Tal como había visualizado, los tres se fueron acercando diciendo cosas estúpidas, como que "Qué hacen tan tarde en la calle", "Son niños muy lindos para andar solitos" y "Podríamos divertirnos siempre que su poder nos lo permitan". Los tres dejaban notar que provenían de la clase baja de la sociedad que los rodeaba, puesto que los normales, resentidos con la cámara y los líderes, siempre buscaban lastimar a los habitantes que tenían al alcance, como ellos dos, en ese momentos.

JongIn se apoyó en su espalda aterrorizado y KyungSoo trató de recordar cómo era que su amigo BaekHyun, con su cuerpo y pequeño y delgado, con superfuerza le había enseñado alguna vez cómo luchar ante cualquier cosa, ya que su poder no era el más útil del mundo, claro que en ese momento no se le venía a la mente más que echarse a correr, jalando a JongIn, aunque era más que claro que él solo tendría que desaparecer y listo, así que temía más por él, pero como quería quedar como un caballero para que luego el chico lo aceptara como parte de su vida dio un paso en dirección a los acosadores, aunque no pudo hacer mucho en realidad.

Vio como los hombres se desvanecían, o capaz era él el que se desvanecía, no estaba seguro, porque sintió algo así como una brisita y luego todo a su alrededor se volvió celeste, similar a cuando tenía una visión. Durante esos segundos, en los que todo fue ligero y lo único que lo hacía sentir material eran las manos de JongIn envolviéndolo por la cintura, atrayéndolo a su cuerpo para que la teletransportación no lo afectara, puesto que no era su superpoder, pudo decir que algunas piezas habían encajado a la perfección.

KyungSoo se sujetó del brazo del otro chico y para cuando se percató, su corazón latía rápido por la cercanía. Él no era de sonrojarse tan seguido, pero esa vez, solo esa vez, sintió sus mejillas arder una vez más. Sus pies volvieron a tocar el suelo y a pesar de que ahora todo era normal, no se soltó del agarre que el otro joven tenía sobre él, porque de alguna u otra manera, se sentía bien.

Dicen que cuando recibes un poder, solo existe una persona con la que lo puedes compartir satisfactoriamente, porque esa persona te complementa de tal manera que se puede romper la barrera entre un don y otro, así que KyungSoo, consciente de que JongIn había logrado compartir con él lo más preciado que tenía, decidió terminar de confirmar su destino. Se volteó suavemente sin soltar los brazos que lo rodeaban, se acercó más y quedó cara a cara con el muchacho ligeramente más alto. Se miraron a los ojos por unos minutos que parecieron interminables, JongIn se perdió en los ojos de KyungSoo y cuando vio que éste se comenzó a acercar quiso alejarse, pero su cuerpo no le respondía.

Por otro lado, KyungSoo hizo una maniobra rápida para quitarse los anteojos, cerró los ojos, pegó su frente con la de JongIn y volvió a abrirlos, pero al mismo tiempo susurró "Sin ellos te veo incluso en sueños, pero tengo miedo de que me rechaces". JongIn se sorprendió, pero se dejó envolver cuando el panorama comenzó a volverse nebuloso ante sus ojos y la visión comenzó a desarrollarse, solo que ésta vez, se podía sentir que alguien más la estaba viendo, ya no era una sensación fría, sino que había calidez en la visión.

KyungSoo se vio a sí mismo sentado en un parque observando nada en específico, se notaba que ya tenía un par de años más que los actuales, eso fue raro al inicio, pero luego apareció JongIn, a lo lejos, con un par de bebidas. Se sentaron juntos y comenzaron a charlar, pero de la nada, el moreno lo abrazó y depositó un beso en el cuello de KyungSoo y éste comenzó a reírse tratando de apartarlo, pero terminaron besándose tiernamente, luego hubo un movimiento extraño de manos y JongIn hizo que desaparecieran, provocando que la visión se cortara de golpe, separándose del moreno abruptamente por lo inesperado que fue el fin.

JongIn comenzó a reírse y se sentó en el césped de la entrada de su casa. La noche aun era fresca, pero sentía sus mejillas arder, sus manos sudaban y sus labios le ardían, no había besado a nadie en muchísimo tiempo, pero era como si de pronto quisieran ser besados con toda la urgencia del mundo. Miró a KyungSoo que permanecía de pie, con los lentes en la mano, mirando a la nada y eso era lo extraño, no estaba mirando nada. No habían visiones, solo veía en su periferia la casa de JongIn y la de sus vecinos, si bajaba la mirada, podría ver al chico sentado y nada más. ¿Acaso el choque de sus superpoderes era la solución a sus continuas visiones? ¿Ya no necesitaría los lentes? ¿Ya no tendría visiones? Medio entró en pánico, porque hace tan poco los había adquirido y si los perdía, de seguro sus padres lo matarían, él se mataría. ¿Qué había hecho?

- Eso fue increíble, ¡Puedes ver el futuro! -JongIn comenzó a reírse tratando de ocultar sus nervios por la reciente visión que había presenciado, donde ellos dos estaban juntos.

KyungSoo lo miró y no pudo evitar dar un par de pasos hacia atrás de la impresión, le aterrorizaba el haber perdido su poderes, aunque no sabía de algún caso similar, de hecho, sus padres combinaban sus poderes de vez en cuando, pero de igual manera era raro que ya pudiera ver normal, no había podido hacerlo en un buen tiempo y los anteojos le habían salido caros. Empezaba a molestarle ese chico, pero entonces pensó a que todo se debía a él y que por fin había encontrado la solución a su problema o bendición, según como se viera, porque la verdad era que quería ver un poco más de cosas, era lindo ver siempre al chico, pero también le emocionaba la idea de ver otras cosas y si ahora podía, pero manteniendo al moreno a su lado, sin necesidad de andar viendo su futuro todo el tiempo, sino viviendolo junto a él.

Tomó una gran bocanada de aire y se sentó frente a él.

- Sí, algo así -respondió con una leve sonrisa -. La mayoría de las visiones son como la que viste... - acotó algo nervioso, tenía miedo que el chico se espantara, aunque mirando la cara de JongIn, lo único que podía percibirse era una sonrisa llena de asombro y curiosidad.

- Vaya, entonces significa que tenemos mucho de qué ponernos al día, porque solo ves cosas que van a pasar y no lo que me pasa ahora mismo... - le soltó el de cabellos cenizos con una gran sonrisa antes de acostarse en el césped y hacerle señales para que lo acompañara.

KyungSoo lo miró por unos instantes tratando de entender cómo era que el chico sabía eso, porque estaba seguro que solo se podía tener un poder y no dos, por lo que el hecho de que le leyera la mente era algo que estaba decidido a descartar... O ¿Era posible?

- No te asustes, mi tía puede ver el futuro... El otro día me dijo que algo bueno se me venía, pensé que se refería a mi beca, pero ya entiendo porqué me sonrió de esa manera - el chico se reclinó un poco insistiendole para que lo acompañara -. También me explicó lo de las visiones, no te asustes.

Entonces KyungSoo decidió seguirlo y acostarse junto a él, aunque no solo eso, ya con todo lo que había visto y con la duda aclarada de si lo apartaría o no de su vida, estaba cien por ciento seguro que lo acompañaría mucho más allá que a acostarse en el césped en medio de la noche. Porque ahora estaba por fin junto a, probablemente, el amor de su vida.

- Por cierto, encantado de conocerte, KyungSoo - le dijo JongIn tomando su mano. En ese momento, KyungSoo volvió a tener otra visión.







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Reto cumplido, bastante tarde, pero lo cumplí <3

Quiero agradecerle a NyeogKS por la hermosa portada que me hizo hace un mes y por fin pude publicar :c Gracias <3 <3 <3

Este OS es uno de los retos que llevó a cabo 100Eclipses , pero por motivos personales no pude entregar en fecha.

Gracias por leer <3

Rivers22S :3





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