8. Triste alegría
Canción del capítulo: Dua Lipa - Blow Your Mind (Mwah)
Capítulo 8
Triste alegría
El impacto contra el suelo volvió a lastimar mi espalda, estaba segura de que mañana tendría un moretón. Benedikt y Selene se habían ido a casa después de darle las noticias a su madre, Demian y Dominic prefirieron quedarse. Yo en cambio aproveché para practicar con otro de los cazadores, Kevin había comenzado en esto desde los cinco años. Mucho antes que yo. Sólo en dos ocasiones estuvimos juntos en una misión.
— ¿Estás algo distraída no es así?—me ayudó a levantar ofreciéndome su mano. La acepté tocando mi espalda.
— ¿Se nota mucho?
—Algo me dice que Siblez tiene mucho que ver—sonrió de lado. Eché un vistazo hacia donde estaba, practicaba con una cazadora, bueno, parecían estar hablando más que practicando. Rodeé los ojos negando con la cabeza.
— ¿Podemos seguir?
—Como digas—se encogió de hombros.
Esquivé los puños de Kevin golpeando su muñeca, lo malo de ser tan delgada y trabajar con chicos más fuertes era que siempre que intentaba derribarlos era yo la que terminaba en el suelo...como ahora.
— ¿Desde hace cuánto no entrenas?—me miró divertido. Con mi silencio supo la respuesta—Intenta salir a correr por la mañana o antes de venir a la mansión, te ayudará Moni. Tu cuerpo debe acostumbrarse de nuevo—extendió su mano.
—Intentaré hacerlo, gracias, Kevin.
—Eres un asco—rodeé los ojos ante su voz. No habían pasado dos segundos de mi soledad y él aparece. La camisa negra dejaba ver todo su brazo, en cambio mi camisa de tirantes parecía muy interesante para él.
— ¿Olvidaste dónde están mis ojos?—levanté una ceja siendo sarcástica.
— ¿Segura que no has entrenado? Estás diferente—señaló.
— ¿Qué quieres, Demian?
—Practicar contigo—miré a la chica que había estado con él. Su nombre era Carol, creo que Ben la conocía— ¿Tienes miedo de que te gane?
—Creo que tu amiga no estará de acuerdo con esto—tomé la botella de agua bebiendo un poco de ella. Se cruzó de brazos sonriendo con arrogancia— ¿Qué?
—Estás celosa.
— ¿Eres estúpido?—reí—Por mí está bien, digo, si prefieres aceptar citas a la hora del entrenamiento, es tu problema.
— ¿Sabes que no te creo nada, verdad?—entrecerró sus ojos.
— ¿Debe importarme?
—Vamos, practiquemos—insistió— ¿Quieres que llame a Carol para que te enseñe mejor?
—Te odio.
—Lo sé, gracias, también te adoro—bromeó.
Negué con la cabeza dejando la botella de agua a un lado. Respiré profundo concentrándome, Demian esquivó bastante bien mis golpes, de acuerdo, en esquivar estábamos bien.
— ¿Entrenabas a muchas chicas en Canadá?—sonreí divertida. Tuve cuidado con sus brazos y sus piernas.
—Eso era más de Dominic—contestó—Así que Selene está interesada en él.
—Sabes que siempre lo ha estado—me encogí de hombros. Se detuvo unos segundos tomando aire. Retomamos repitiendo y luego descanso. No me gustaba cuando hacía eso, luego vendrían golpes, patadas, golpe y esquivar. Demian era tan predecible. ¡Maldita sea! ¡Lo conozco demasiado bien!
—Dijo que no estaba mal. ¿Deberíamos hacer algo?
—Ambos saben defenderse, estarán bien—aseguré.
La práctica siguió en silencio. No me parecía tan complicado ahora, Demian se mantuvo callado concentrado en los movimientos. En minutos noté que el muy idiota estaba siendo sencillo para colocarme las cosas fáciles. Aproveché su "confianza" e hice que sus piernas perdieran el equilibrio dejándolo contra el suelo.
—Eres un idiota, ¿Crees que necesito ayuda?—acusé. Frunció el ceño sin levantarse—Sé lo que estás haciendo.
— ¿Y qué estoy haciendo? Según tú, claro.
—El Demian de antes habría sido tan veloz que no me hubiera dado la oportunidad de golpearlo—quise ayudarlo pero me obligué a no hacerlo.
— ¿Quieres que te golpee? ¿Te gusta ser sumisa?—rodeé los ojos suspirando para tener paciencia. Demian aprovechó ese gesto para tumbarme al suelo y colocarse sobre mí. Detuvo mis muñecas mirándome fijamente.
—Eres...
— ¿Sabes que mientras más me insultas más me adoras?
Intenté no reír ni sonreír.
—Te amo, te adoro y no sabes lo mucho que me matas—cambié las palabras.
— ¡Gracias! Espera, debo grabarte pero si te suelto vas a golpearme—reí sin evitarlo negando con la cabeza. Sonrió un poco sin apartar sus ojos, los demás seguían entrenando como si nada pasara— ¿Ves? Es mejor escucharte así que verte tan obstinada.
Lentamente borré la sonrisa intentando regresar a mi seriedad.
—Si querías alegrarme, ¿Era necesario colocarme contra el suelo?
—Tú me derribaste primero.
—Soy mujer, eso cuenta.
—Me siento ofendido—mordí mi labio para no reír. Él también me conocía demasiado bien, recordaba las prácticas que teníamos. Por eso dejaba de entrenar con él, siempre le buscaba juego a todo—Dom dice que no has cambiado mucho pero en mi opinión...creo que si has cambiado mucho más que yo.
—Algunas personas no saben cómo es el interior de los demás—me limité a decir.
—Tenemos suerte de conocernos muy bien—susurró. Sus ojos brillaron. Sonreí de lado.
—Opino lo mismo.
— ¿Qué fue lo que sucedió esta noche en la residencia?—mi sonrisa desapareció. Sus manos se aferraron más a mis muñecas impidiéndome escapar—Selene estaba muy callada, eso no es normal en ella.
—No pasó nada. Cazamos algunos y fue todo.
— ¿Enserio?
—Enserio.
—Estás mintiendo, Mónica—negué con la cabeza y acercó más su rostro incomodándome—Contaré hasta tres, si no me dices la verdad voy a besarte y...
—No vas a besarme—intenté soltarme pero inmovilizó mis piernas con su peso.
— ¿Lo dudas? Bien, uno...dos...
—Demian no seas estúpido—me removí lo más que pude. Sus labios estaban cerca, cerré con fuerza mis ojos a punto de gritar hasta que una voz interrumpió el momento.
— ¿Qué le estás haciendo Demian?—miré a Dominic de pie mirándonos divertido— ¿Necesitas ayuda, Mónica?
— ¿Tú qué crees?
—Suertuda—se quitó de mí y su primo me ayudó a levantarme. Abracé a Dom agradeciendo a los cielos de que hubiera interrumpido el momento.
—Sólo vete—pedí con un hilo de voz. Las lágrimas no dejaban de salir. Abracé con fuerza uno de los peluches de Millan sollozando. No merecía terminar así. ¿Por qué él? ¿Por qué no yo? Mi corazón no podía doler más.
—Mónica, ambos estamos mal por esto...—al sentir sus manos tocar mis hombros me alejé.
— ¡No me toques! ¡No te quiero aquí! ¡Vete!—mi voz falló al final—Está muerto, Demian. Mi bebé está muerto. ¿Qué puedes hacer tú? ¡Nada! ¡Es nuestra culpa que esté muerto! ¡Debiste quedarte con él! ¡Preferiste una estúpida misión que estar con tu hijo!
—Eso no es cierto—contuvo las lágrimas. Odiaba que tuviera que contener su dolor. ¿Por qué no estaba tan mal como yo? Claro, las madres son las que sufren más. Ahora entendía eso—Sabes que no me gusta estar en cuatro paredes sin nada que hacer. La niñera iba a encargarse...
—La niñera—repetí bufando. Incluso ella había muerto, no quise recordar la escena o sería peor. Caminé hacia la cuna de Millan, estaba vacía, nunca más la necesitaría—Mis padres nunca me dejaron sola. Mi madre nunca me dejó sola. ¿Sabes por qué, Demian?
—No sabíamos que iba a pasar...
— ¡Somos cazadores! ¡Cazadores de vampiros!—alcé la voz histérica— ¡Si yo no estoy, te corresponde a ti estar con él! ¡Fue tu culpa que muriera! ¡Tú lo asesinaste! No querías que estuviera entre nosotros.
— ¡Eso no es cierto!—se acercó furioso tomando mis brazos— ¡Lo amaba, Mónica! ¿Crees que eres la única que sufre?—sollocé sin querer ver sus ojos.
— ¡Vete! ¡Suéltame!—intenté empujarlo—Venderé la casa y te daré tu parte. No quiero verte. No debí casarme contigo, no debí tenerlo contigo, era un error—el llanto regresaba. Demian me soltó y caí al suelo con el corazón destrozado. Era un dolor más profundo que el haber perdido a mi madre—Te odio, Demian.
—No eres la única, lamento haberte hecho esto.
Desperté con el trueno de la tormenta. Limpié mis mejillas, había estado llorando dormida. Miré las gotas en la mesa de noche, tal vez debería duplicar la dosis para desaparecer los sueños también.
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