22. Nuestro plan
Capítulo 22
Nuestro plan
— ¡¿Qué estás haciendo?!—reclamé mirándolo.
—Un "gracias" estaría bien, ¿No crees?—rodeó sus ojos acercándose para recuperar su flecha—Eres muy lenta con el arco, Mónica.
— ¿Disculpa?
—De no ser por mí te habrían asesinado desde que llegamos a la fábrica.
— ¿Pueden dejar de discutir?—pidió Selene intentando concentrarse.
—No es necesario que cuides mi espalda—coloqué en arco en posición. Escuché una risita de su parte—Sé cuidarme sola.
—No me digas, niña—fue sarcástico.
Solté la flecha cerca de él. Si no se hubiese movido le habría acertado en el hombro. Me miró furioso y sorprendido, no pude evitar sonreír por eso. Por alguna razón sentía la estúpida necesidad de sorprenderlo o demostrarle que era más de lo que creía.
— ¡Mónica!—reprochó en voz baja una Selene molesta.
— ¿Qué demonios crees que haces? ¿Estás loca?
—Tal vez—me acerqué a una de las cajas donde la flecha había quedado enganchada. La recogí regresando a mi sitio—Vuelves a llamarme niña y te aseguro que la próxima no fallará.
Desperté sin recordar cuando me había quedado dormida. Una figura se acercaba, parpadeé un par de veces encontrando unos ojos negros que me miraban, tenía el cabello castaño y sobresalía de sus orejas, era tan alto como Demian. Mi corazón se aceleró al no reconocer al chico frente a mí.
—Shh, tranquila, no voy a hacerte daño—me quitó el pañuelo de la boca dejándome en un estado total de desconfianza—No, no soy Santos. ¿De acuerdo?
—He escuchado eso un par de veces.
— ¿Crees que Santos te soltaría acaso?—dio la vuelta encargándose de la soga que estaba en mis muñecas. Llevé mis manos a ellas para luego desatar las de mis tobillos—Así que eres Mónica Greene. Hace mucho que vengo escuchando tu nombre.
Me apresuré en llegar hasta mi bolso abriéndolo, tenía lo mismo que había traído. Fruncí el ceño cuando conseguí una estaca dentro. No recuerdo haberla guardado. ¿Cómo llegó ahí? Miré al vampiro que seguía de pie mirándome.
Era delgado y con la piel algo morena.
— ¿Quién eres?—me incorporé dejando el bolso en su sitio.
—Ezra King—contestó. Ante mi silencio rodeó los ojos—El hermano menor de Santos.
Levanté mis cejas sorprendidas. Sabía que los vampiros por lo general tenían familia, muchos de ellos convertían a los suyos para no sentirse solos o en muchas ocasiones por accidentes. Fruncí el ceño desconfiando de nuevo.
— ¿Por qué me soltaste Ezra?
—Porque creo que mi hermano no debería hacer esto—señaló cruzándose de brazos—No tenía ni idea de que estabas aquí, hace minutos llegué, quise bajar para beber algo y...
— ¿Esas bolsas de sangre son tuyas?
—Sí. ¿Por qué la sorpresa?—me miró curioso.
—No es común verlo en la casa de un vampiro—admití. Miré a Ezra añadiendo—No me digas, ¿Eres diferente a los demás?
— ¿Se nota mucho?
—Un poco—recordé a Demian volviendo a la realidad—Debo ir a la mansión.
— ¡No!—se apresuró a decir. Me tensé temiendo que pudiera lastimarme—No puedo dejarte ir, Mónica.
—Creí que estabas ayudándome.
—Voy a hacerlo pero no de esa forma—abrí mi boca para decir algo pero me detuvo—Será mejor que tomes asiento, tenemos que hablar.
A los pocos minutos estaba sentada en la silla de nuevo pero sin estar atada. Ezra bebía de la bolsa como si se tratara de agua, era extraño ver a un vampiro así. ¿Dónde estaba la parte malvada, sedienta de sangre y calculadora? ¿Por qué este chico era distinto? Por supuesto, había escuchado mi nombre muchas veces por su hermano.
— Tu hermano traerá a Demian, debo irme para advertirles...
—Deja que lo traiga—quise golpearlo por eso. ¿Qué clase de ayuda era esa?—No eres la única que quiere deshacerse de él.
— ¿Típicos problemas de hermanos?
—Sé que Santos tiene una razón para ser lo que es ahora pero ha llegado al límite—bebió de la bolsa antes de seguir tomando asiento frente a mí en el último escalón de las escaleras.
— ¿Por eso quieres asesinarlo?—me sentí incómoda— ¿Sabes que asesiné a tu sobrina, verdad?
—Ella también estaba siguiendo los pasos de su padre—rodeó los ojos—Alice perdía el control con facilidad y había convertido a muchos con sólo dieciséis años.
— ¿Por qué la convirtió?—quise saber. Quería conocer detalles que pudiera usar en contra de Santos, algo que pudiera lastimarlo— ¿Y su madre?
—Su madre falleció la misma noche que lo mordieron—contestó sin mirarme. Bebió otro poco de la bolsa relamiéndose los labios—La pobre mujer no tuvo la misma suerte, la dejaron sin una gota. Alice estuvo por unos meses sola sin saber lo que había sucedido, yo me hice cargo de ella por ese tiempo. Cuando mi hermano regresó no era el mismo.
—Era uno de ellos.
—Exactamente pero sabía que debía huir cuando me contó sobre donde estuvo en ese tiempo.
— ¿A qué te refieres?
—Asesinó a los tres chicos que lo atacaron esa noche, se vengó de la muerte de su esposa—contestó mirándome—Quería llevarse a Alice pero yo estaba en contra, sus ojos eran vacíos y fríos. Esa noche hubo una discusión entre nosotros, perdió el control...
—Mordiéndolos a ambos—asintió cuando finalicé por él—Él asesinó a mi hijo.
—Y tú a Alice—señaló—Pero le he dicho desde hace mucho que la venganza no tiene sentido. Digamos que cumple lo que dice, trae a Demian y acaba con ambos—sentí escalofríos de imaginarlo— ¿Algo cambiaría en él? No, claro que no.
— ¿Qué tienes en mente?
—Creí que habías pensado en algo—levantó una de sus cejas. La bolsa de sangre ahora estaba totalmente vacía.
—Quiero mantener a Demian a salvo—comenté—Tu hermano lo traerá, sabe que es lo único que me queda, va a torturarme de la peor forma. Sólo quiero sacarlo de aquí, Ezra.
— ¿Enserio lo amas? Creí que habían terminado...
—Tenemos una relación complicada pero...—me encogí de hombros sin querer hablar de mis sentimientos. Él era un vampiro, resultaba incómodo.
—Sigue siendo la misma persona de hace años.
—No, no es eso—lo pensé—Algo así pero yo sola me entiendo.
Ezra sonrió de lado casi pareciendo humano. Se levantó arrojando la bolsa sobre la bandeja, vino hasta mí volviendo a atarme.
—Santos llegará en unos minutos, está oscureciendo—miré alrededor. ¿Había pasado todo el día encerrada allí? Mi corazón se aceleró—Debo dejar todo como antes.
— ¿Qué harás cuando regrese?
— ¿No tienes algo que puedas usar como arma?
—No, yo...—pensé en la estaca—Hay una estaca en mi bolso. No sé quien la guardó allí pero bendito sea el que lo hizo—Terminó de atar mis muñecas y mis tobillos tomando el pañuelo.
—Dejaremos que baje y que crea que ganó—susurró mientras lo colocaba en mi boca—Nada le pasará a Demian, no debes preocuparte por él—asentí mirando sus ojos negros—Bajaré cuando sea el momento indicado, Santos no sabrá sobre nuestra conversación porque tú controlaras tus pensamientos—advirtió. Fruncí el ceño mirándolo—No tuve la suerte de tener el mismo poder que él. Debemos ser cuidadosos. En el momento justo te avisaré cuando actuar.
Quise agradecerle por lo que hacía pero sólo asentí mirándolo subir las escaleras dejándome sola de nuevo. Suspiré cerrando mis ojos, todo podía salir bien, todo estará bien. Sonreí con dificultad por el pañuelo. La situación mejoraba, no estaba tan jodida ahora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro