16. Cazadora
Capítulo 16
Cazadora
Sólo silencio, sólo eso. No había ruido de la ciudad, ruido de los autos, ruido de otro apartamento, nada, sólo éramos nosotros dos, una cama, sábanas revueltas, cuerpos desnudos. Probablemente Selene sería capaz de tomar una foto en este momento. Sonreí por esa loca idea.
— ¿Qué?—preguntó Demian al notarlo.
—Nada—miré sus ojos azules apoyando mi cabeza sobre mis brazos en su pecho. Esta vez era mi turno de estar arriba. Apartó unos mechones que caían por mis mejillas con delicadeza— ¿Sabes qué hora es?
—Por la oscuridad del cuarto, mmm... ¿Las siete?—se encogió de hombros con una sonrisita— ¿Tan rápido ha pasado la hora?
—Estuvimos todo el día en la cama—reí nerviosamente como cuando atrapan a una niña en su travesura.
—Podemos faltar por una noche—acarició mi espalda con sus dedos. Sonreí de lado, no era mala idea pero no quería faltar a la misión. Podríamos continuar después— ¿Les contaremos sobre esto?
—Creo que no sería adecuado—mordí mi labio—No quiero que toda la mansión sepa lo que hacemos o lo que no hacemos.
— ¿Y crees que funcione?
—Actuaremos como si seguimos odiándonos—me encogí de hombros.
—Pensé que serías la primera en decirle a Carol.
Sonreí ampliamente levantando mi cabeza.
— ¡Gracias por la idea, cariño!
Rió divertido besándome con dulzura, giró sobre la cama quedando sobre mí. Abracé su cuello con mis brazos jugando con su cabello, continué el beso por unos minutos sintiendo su mano subir desde mi rodilla hasta mi cintura. Jadeé entre sus labios provocando una sonrisa maliciosa en su rostro.
— ¿Enserio debemos ir?—asentí mirándolo.
—No estés triste, podemos continuar cuando regresemos—propuse dando un corto beso a su boca. El celular de Demian comenzó a sonar, su pantalón estaba en el suelo, se apartó extendiendo su mano alcanzándolo. Miré su espalda ancha y aquellos hombros que hace minutos había estado mordiendo.
—Estoy en camino—sonreí divertida incorporándome mientras comenzaba a vestirme. El chico me imitó con el celular en el oído, debía ser Dominic—Estuve caminando—lo miré incrédula—Sí, me distraje con algo.
Negué con la cabeza tomando mi camisa y colocándome unas botas. Acomodé mi cabello mirándome frente al espejo, era extraño que Selene no me haya escrito. Demian rió un poco antes de colgar. Recogí el arco junto el carcaj.
— ¿Qué te dijo?
—Digamos que sabe y no sabe en donde estoy—recogió su camisa. Me acerqué ayudándolo con los botones, sonreí permitiendo que sus labios se apoderaran de mi cuello unos segundos.
—Demian—reproché suavemente sintiendo como mis manos temblaban haciendo que tardara. Me miró suplicante—Cuando regresemos.
—Pero...
—Al regresar, ¿Dominic está en la mansión?—asintió. Terminé de recoger todo saliendo junto a él.
Detuvimos los autos al llegar. Esperé a que bajara y entrara, conté cinco minutos para luego hacer lo mismo. No pude evitar sentirme como hace cinco años atrás, no quería que nadie supiera lo que pasaba. Bastante tenía con tener que contar todo en la misión.
— ¿Listos?
— ¿Dónde estabas?—preguntó una Selene curiosa. Los chicos se levantaron de los sillones, olvidé la pregunta de mi amiga al ver a la pelirroja junto a Benedikt.
— ¿Seguirá con nosotros?
—Mi madre insistió—se encogió de hombros el chico.
—Lo siento—noté el sarcasmo en la voz de Carol. En vez de enojarme sonreí con extrema amabilidad lo cual le pareció extraño, Demian ocultó una sonrisita insistiendo en que debíamos irnos.
Selene y Dominic se veían a cada rato, algo tenían en mente o quizás sospechaban que algo no cuadraba entre Demian y yo. Intentaba ignorarlo pero era imposible. Ansiaba regresar a casa para perderme con el chico de nuevo. Será rápido, cazar algunos y listo. Cada quien tomó las armas que habían traído.
—Seremos Selene y Dominic, Demian y Carol...
—De hecho, Ben, iré esta vez con Mónica—interrumpió mirándolo.
—Oh, de acuerdo—se encogió de hombros.
— ¿Qué?—Carol no estaba nada contenta.
—Mónica resultó herida una vez, si alguien más hubiera estado con ella probablemente el vampiro no le habría disparado—acomodó sus guantes para luego mirarla con frialdad— ¿Algún problema con eso?
La chica tuvo que morderse la lengua mirándome.
—Lo siento—imité su tono cerrando la cajuela del auto—Algunos prefieren a las personas locas—acomodé el carcaj en mi espalda pasando junto a ella— ¿No has escuchado que las mejores personas son las que están locas, Carol?—quería grabar su expresión. Era demasiado graciosa.
—No quise decirlo...
— ¿Qué?—me detuve— ¿Qué soy una loca que no supera la muerte de su hijo?
—Mónica, no es necesario...
—Benedikt—lo interrumpió su hermana. Quería ver el espectáculo.
—Es sólo lo que muchos decían...—intentó decir. Se notaba lo nerviosa que estaba.
—Cierto, lo sé—coloqué mi mano en su hombro. Noté la sorpresa en sus ojos, la empujé con fuerza contra el capó del auto tomándola del cuello—Si vuelves a nombrar a mi hijo te aseguro que ese bonito rostro dejará de tener forma—ejercí un poco más de fuerza.
— ¡Mónica!
—No te preocupes, no voy a matarla—aparté a Ben sin soltarla— ¿Entendiste pelirroja?
—Lo sien...—impedí que terminara cortándole el habla.
—Eso no fue lo que pregunté, ¿Eres sorda también?—negó con la cabeza. Era una completa mocosa, ¿Cómo podía seguir viva después de tantas noches?—Estoy esperando.
—Sí, enten...entendí.
—Bien, así es—miré sus ojos lo más seria que podía—Y si vuelvo a escuchar rumores de mí que vengan de tu pequeña boca, créeme que olvidaré que perteneces a los cazadores, no dudaré dos veces en encargarme de ti—la solté y la chica tosió un poco cayendo de rodillas al suelo.
— ¿Nos vamos?
—Sí, ya terminé—seguí a Demian. Sonrió en cuanto estuvimos solos— ¿Qué?
—Nada—tomó una flecha mirando al frente—Esa es mi chica.
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