13. Escondidas
Capítulo 13
Escondidas
Desperté en la habitación de cuatro cortinas, todo estaba un poco más oscuro a pesar de la luz que proyectaba la lámpara. Al intentar moverme noté que estaba atada. Mis muñecas y mis tobillos no podían moverse con libertad.
Unas correas me mantenían aferrada a la cama. Gruñí maldiciendo. Algo me decía que Demian había sido el de la idea.
— ¿Estás más tranquila ahora?—la voz de la madre de Selene me tomó por sorpresa. No me había percatado de ella. Se acercó cruzada de brazos con su cabello oscuro suelto—La enfermera no estuvo contenta de cerrar la herida de nuevo.
— ¿Era necesario atarme como si fuera un animal?
—Precaución—se encogió de hombros tornándose seria—No es primera vez que un vampiro te ataca pero sí lo es el hecho de que te haya disparado. ¿Qué pasó?
De acuerdo, antes de hablar con ella debía ser cuidadosa. La señora Jones era muy enfocada en su trabajo pero en ocasiones era tan chismosa como los demás. Pensé cuidadosamente las palabras. Debía saber lo que ella sabía hasta ahora. ¿Qué le dijeron los muchachos?
—Estaba cazando dos de ellos y había uno en el techo, fue el que disparó—mentí.
— ¿Cómo te disparó? ¿Era arquero también?
—Estaba lloviendo, no podía escuchar bien, además todo estaba oscuro...
—Sólo el tres por ciento de lo que has dicho es cierto—señaló— ¿Qué estás ocultando, Mónica?
Miré sus ojos oscuros recordando lo que Selene había dicho. Cerré mis manos convirtiéndolas en puños.
—No estoy ocultando nada.
—Demian no dijo lo mismo—me esforcé por controlarme. Será mejor que el chico ni se acerque a mí— ¿Por qué ocultas lo de Santos?
—Era usted la que no quería creerme cuando le dije sobre las habilidades...
—Ahora lo creo.
— ¿Por qué? ¿Por qué no soy la única que lo vio?
—Selene habló también—suspiró—Debes contarme todo, Mónica. La mansión necesita saber...
— ¿Debo cumplir con las órdenes para que luego me retire por más tiempo?—abrió la boca para hablar— ¿Cree que estoy loca, Lilian?—nadie solía usar su nombre porque no le gustaba— ¿Si algo le pasara a sus hijos que haría?
—Moriría, por supuesto.
—Entonces entiéndame—miré sus ojos—Puedo hacer esto.
Mordió su labio mientras lo pensaba. Respiró profundo.
—Tienes que admitir que no has tenido un buen comienzo—asentí. Lo sabía perfectamente—Aún así quiero saber que pasó.
—Ya lo sabe.
—Sólo sé que algunos vampiros parecen desarrollar dones, eso nos pone en peligro a todos—comenzó a jugar con su collar sin dejar de verme—Selene dijo que por unos minutos le pareció ver a un niño.
"Millan. ¿Ella pudo verlo también?"
—No fue real, fue una ilusión—expliqué—Lo pueden usar como distracción.
— ¿Cuántas veces lo han usado contigo?
¿Por qué tenía que colocarme en esta situación? Me hacía sentir terriblemente mal como si ya no sirviera para ser cazadora.
—Lo usan con todos—suspiré relajando mis manos.
—Pero más contigo—la miré—Debes ser fuerte esta vez, más que las otras veces, esas criaturas están aprovechándose de ti y de Demian—me mantuve en silencio escuchándola—No quiero que resultes herida de nuevo, me refiero a una herida más grave que esta.
—No puedo prometer nada—advertí—Mientras Santos siga vivo hará todo lo posible para vengarse.
—Lo sé, Demian dijo que habías sido tú la que introdujo la estaca en el corazón de la chica hace tiempo—asentí deseando poder moverme con libertad pero era obvio que nadie confiaba en mí. Ni siquiera yo, estaba segura de que era capaz de volver a levantarme—Le salvaste la vida.
—Fue hace años, ¿Podemos olvidarlo?
—Sigues queriéndolo, Mónica—la voz de Santos vino a mi mente y luego las palabras de Selene.
—Al parecer todos dicen eso.
—Porque es cierto.
—Le agradecería no contarle nada a Demian sobre lo que hablemos—pedí. Y antes de que pudiera decir algo, continué—No tenemos nada, no debe saber todo sobre mí. Así como mi intento de cambiar de misión, ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Estaba en el mismo callejón con la lluvia cayendo. La cuerda del arco se mantenía tensa mientras esperaba el momento para disparar. Una figura se encontraba delante de mí a distancia, no podía distinguirla bien ya que todo estaba oscuro. Mi corazón latía con fuerza. Una risita grave estuvo a punto de hacer que soltara la flecha pero algo se aferró a mi pierna.
Bajé la vista encontrando a un pequeño de ojos azules y cabello castaño oscuro. Estaba todo mojado por la lluvia, temblaba sin soltarme. Mi corazón se encogió por completo.
—Millan—susurré agachándome abrazándolo con fuerza. Sus pequeñas manos se aferraron a mi chaqueta sin parar de temblar—Tranquilo, mami está aquí.
La figura comenzaba a avanzar hacia mí. Necesitaba salir de allí lo más pronto posible. Cargué a Millan sosteniendo el arco, me apresuré en entrar por una puerta. Cerré con seguro encontrándome en medio de la oscuridad.
—Mami.
Aquella voz infantil era lejana. No había nada en mis brazos. Tal como pasó con la niña del callejón. Miré alrededor.
— ¿Millan?
Una luz se encendió. Estaba en una especie de elevador, no tenía las armas, estaba indefensa por completo. Del techo comenzó a caer gotas que cada vez se volvían más pesadas hasta formar una cascada, el agua comenzó a subir por mis tobillos. Presioné los botones con desespero sin lograr que éste se moviera. Luché con las puertas pero estaban atascadas.
No tenía salida. Estaba soñando, debía estar soñando. Necesitaba despertar. Cuando algo estaba a punto de suceder siempre despertaba. Sólo debo dejar que el agua me hunda. Cerré mis ojos respirando con dificultad, me esforcé por contener el aire. Al estar cubierta por completo no pasó mucho tiempo. Las puertas del elevador se abrieron haciendo que el agua me expulsara de allí. Había un largo pasillo completamente oscuro. No había luz que iluminara un punto.
—Mónica.
Me levanté rápidamente casi resbalándome. Me apresuré a esconderme detrás de una pared. Para mi sorpresa y confusión mi cabello al igual que mi ropa estaba seca. Como si lo del elevador no hubiera pasado. Fruncí el ceño observando las puertas ahora cerradas pero en la pequeña pantalla marcaba el número de pisos. Alguien estaba subiendo.
— ¿Mami?—no me moví. Aquella voz de mi pequeño no era real. Nada era real.
El timbre del ascensor hizo eco. Escuché las puertas abrirse nuevamente. Jadeé bajo al encontrar al niño tomando mi mano. Sus ojos eran tan dulces e inocentes como recordaba. Sonrió un poco dándome ánimos. Llevé un dedo a mis labios indicándole que guardara silencio.
— ¿Jugamos a las escondidas?—aquella voz era femenina. Me tomó por sorpresa, esperaba algo más...diferente—Creí que no te gustaba ese juego, Mónica—el sonido de unas botas me hicieron mirar las mías. Eran de un café oscuro—Deberías saber que es mala idea jugar con un vampiro.
¿Era una criatura sangrienta? Estaba confusa aunque en minutos recordé el detalle importante. Santos estaba imitando a una mujer pero esa voz era idéntica a la mía...
Abrí mis ojos como platos entreabriendo un poco mi boca luchando por no hacer ruido. Giré mi rostro retrocediendo lentamente con Millan junto a mí, quería perderme en la oscuridad lo cual era estúpido. Los vampiros amaban la oscuridad. Debo dejar que me atrape y así despertaré. Una chica de cabello oscuro vestía con una falda negra y un suéter. Su cabello estaba tan corto como el mío. Entonces me miró y sonrió. Aquella chica vampiro era yo.
Desperté de golpe y con el corazón latiendo a gran velocidad. Sólo había sido una pesadilla. Miré mis muñecas y mis tobillos, ya no estaban aquellas correas espantosas. Llevé una mano a mi pecho controlándome. En una de las sillas estaba Selene durmiendo. En la otra encontré a Demian junto a Dominic, estaban con los párpados cerrados. Recosté mi cabeza de la almohada pero al saber que no podría dormir de nuevo preferí quedarme sentada.
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