10. Habilidades
Capítulo 10
Habilidades
—Hablaste con uno de ellos sobre nuestro hijo y no dijiste nada—habló en tono bajo pero estando molesto—Si la situación hubiese sido diferente te apuesto a que hubieras enloquecido.
—Lo siento—bebí con cuidado del chocolate caliente. La cafetería se mantenía tan cálida a diferencia del clima de afuera. Demian suspiró pasando su mano por su cabello.
— ¿La señora Jones creyó algo de lo que le dijiste?—negué con la cabeza—Tendré que hablar con ella.
—No, no pierdas el tiempo—me apresuré a decir.
—Un chupasangre cambia de forma las veces que le da la gana, es obvio que tenemos que decirle—se inclinó un poco hacia adelante—Ha estado contigo dos veces, la tercera no será buena. Además, dijiste que Selene lo sabe.
—Selene está molesta en estos momentos—tuve que explicarle ante su confusión—Ella cree que estoy mintiéndole en algo. No tiene sentido, si supuestamente Santos está vengándose de la muerte de esa chica de hace años, ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes cuando estaba sola en la ciudad?
Demian guardó silencio. No había pensado en eso. No tenía sentido. Las personas que pasaban junto a la ventana de la cafetería estaban tan enfocadas en sus problemas que no veían alrededor, una mujer con dos niños se apresuraba a cruzar la calle. Mi cabeza comenzó a doler. El celular de Demian descansaba sobre la mesa, lo tomé detallándolo mejor. La pantalla era táctil, tal como el otro pero éste tenía un solo color en cambio aquel poseía dos colores.
—Sabemos que controla parte de la señal o electricidad, no lo sé—jugó con sus manos sobre la mesa— ¿Dijiste que había apagado el tuyo?
—Sí, como en la primera noche—seguí con mis ojos en el celular—Selene también tuvo problemas con el suyo cuando aquel vampiro nos atacó en la azotea—recordé otro detalle—Puede crear ilusiones, cuando quisimos bajar del edificio, las escaleras no estaban.
—Entonces lo tenía planeado—miré sus ojos—Piénsalo, es algo lógico. Hay algo que estoy dándole vueltas en mi cabeza, no consigo una explicación.
— ¿Sobre qué?
— ¿Cómo supo que nos veríamos en el cementerio? Hablamos de eso en la mansión.
El ataque en la azotea había sido en minutos. El recuerdo de ese grupo de vampiros adolescentes ni siquiera lo recordaba pero algo forzó a mi mente a hacerlo.
—Creo que pueden leer los pensamientos—me miró incrédulo—Leer no sería la palabra, mmm...pueden obligar a tu mente a recordar cosas, quizás puedan forzarte a pensar en momentos que nunca pasaron.
—No es lo que esperaba pero tiene sentido—suspiró con cansancio.
La imagen de Millan en la azotea era tan real que lo había creído con intensidad. Por un momento deseé que así fuera, dejé su celular junto a él colocando mis manos en mi cabeza. Demian tenía razón, aquello parecía planeado pero seguía preguntándome lo mismo.
— ¿Por qué esperar cinco años para atacar?
—No lo sé, ¿Quieres que lo busque para preguntarle?—le reproché con la mirada—Oye, no quiero que enloquezcas con esto. Necesitamos hablar con la madre de Selene, la mansión debe escucharnos—abrí mi boca para decir algo pero me interrumpió—Yo hablaré con ella.
— ¿Y si no te escucha?
—Selene deberá hablar entonces—se inclinó hacia atrás guardando su celular.
Una noche sin pesadillas era un gran descanso y una gran noticia para mí. Había dormido hasta el mediodía, quería quedarme en casa pero también quería entrenar un poco. Antes de bajar del auto miré el espejo retrovisor decidiendo soltarme el cabello, tenía mejor aspecto el día de hoy. Entré a la mansión saludando algunos, fui hasta la sala de entrenamiento. Encontré a mi amiga escribiendo en su celular.
—Hola—saludé al estar cerca.
—Oh, hola—levantó su vista unos segundos— ¿Todo bien?
—Sí, ¿Y tú?
— ¿Ya lo sabes?—ante mi silencio dejó el celular—Demian habló con mi madre esta mañana.
"Vaya, no perdió tiempo"
— ¿Y...?
—Creí que no diríamos nada sobre lo sucedido—susurró mirándome.
—Lo sé, lo siento, es sólo que...algo pasó ayer y...
— ¿Y tuviste que contarle al amor de tu vida?—se cruzó de brazos. La felicidad se esfumó en segundos. Perfecto, mi día ya estaba arruinado— ¿No se suponía que lo odiabas, Mónica?
—Y lo hago, ¿Puedes escucharme unos segundos?—asintió. Me apresuré en explicarle lo más importante sin muchos detalles. Algunos cazadores podían escucharnos y sería peor. Su semblante cambió a uno más comprensivo, esta vez me abrazó—No quiero que estemos separadas, ¿No estabas contenta de trabajar conmigo?
— ¡Aún lo estoy!—se separó—Pero debes contarme lo que pase. Somos amigas, ¿Lo olvidas?
—Cierto—sonreí un poco— ¿Qué tal las cosas con Dominic? ¿Lograste algo?
—Estoy en eso. ¿Vas a entrenar?
—Pensaba hacerlo. ¿Quieres entrenar?
—Como en los viejos tiempos—sonrió.
Estuve casi una hora practicando o más bien jugando con el arco y las flechas, Selene había interrumpido la práctica cuando su madre apareció tres horas después. Escuchaba una risita que comenzaba a molestarme, era casi chillona, Demian estaba algo lejos de mí y con una excelente compañía. Carol estaba de pie junto a él, su cabello rojizo caía en ondas hasta su cintura, sus ojos eran verdosos y su piel era incluso más pálida que la mía. Tenía labios rellenos, nariz no muy fina pero su cuerpo tenía algunas curvas exactas. Sonreí de lado. No era del tipo de Demian.
"¿Eso que nos debe importar?"
Cierto. ¿Por qué me fijo en ellos? Demian tiene derecho a rehacer su vida con pequeñas aventuras, el chico no era capaz de mantener una relación. Noté como acariciaba su brazo, el muy idiota sonreía encantado de eso. Jugué con la flecha en mi mano considerando la opción de dispararles.
—Ben me contó de ella—la voz de Dominic me hizo dar un respingo. Sonrió divertido disculpándose por asustarme.
—Han estado juntos en algunas misiones—añadí. Asintió mirándolos—En mi opinión, la mansión no es lugar para preparar citas o estar tocándose—quise concentrarme en el blanco pero era imposible. La risa de Carol me hervía la sangre.
—Aunque claro, mi primo puede estar con cualquiera, ¿Cierto?
—Si eso desea—me encogí de hombros. Sonrió mirándome— ¿Qué?
—Estás celosa, Mónica.
—Claro que no, sólo estoy respetando las reglas—enarcó una ceja sin creerme—Algo que ustedes dos no hacen.
—Oye, no te enfades conmigo—fingió estar ofendido—Fuiste tú la que insistió en que tu amiga me ayudara—maldije mentalmente. Cierto, le había seguido el juego a Selene—Nadie aquí obedece las reglas que acabas de crear.
Miré hacia Demian, le enseñaba a Carol como manejar el arco, la forma en que situaba su mano en su cintura y con la otra acomodaba su brazo, la chica tenía una sonrisa tan estúpida. Los labios de él estaban tan cerca de su oído que no pude controlarme más. Desde mi lugar disparé hacia el blanco que Demian le indicaba. Ambos giraron al instante mirándome.
—Oh, lo siento. Estaba apostando con Dom—noté que el chico junto a mí ocultaba una risita.
— ¿Enserio?—Demian recogió la flecha mientras Carol tenía las mejillas rojas— ¿Qué clase de apuesta?
—Creyó que no podría dispararle. ¿Puedes devolvérmela?
—Claro—tomó el arco apartándolo de las manos de Carol—En un segundo—apuntaba directamente hacia mí. Al soltarla quedó atascada en la pared, a pocos centímetros de mí. Lo fulminé con la mirada mientras que él en cambio sonrió guiñándome un ojo—También hago apuestas.
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