Espero que les guste~

Cuando la casa se reconstruyó, cuando los dones volvieron y cada uno se acomodo en su cuarto, Abuela los reunió a todos para poder disculparse como debía. La familia la escucho en silencio, dejando que hablara, de vez en cuando mirándose entre ellos, algunos de los presentes sin saber que decir o como sentirse.

-Y-Yo...- por un momento, Bruno quiere cerrar la boca, dejar que la disculpa sea aceptada en silencio, no decir nada pero hay algo en su pecho, una horrible sensación que no desaparece, incluso después de escuchar su disculpa. Mira de reojo a sus hermanas, quienes asienten ligeramente, como si estuvieran alentándolo a continuar. -No puedo...- hizo una mueca al ver como su madre lo miraba con tristeza y dolor brillando en sus ojos. -...yo...simplemente no puedo-

-Brunito...- ella llamó, haciendo el amague de intentar acercarse pero deteniéndose en seco ante la mirada de su hijo.

-No me llames así- gruñó, cerrando con fuerza los ojos por un momento. Tenía sentimientos contradictorios respecto a ese apodo. Por un lado, le gustaba porque sus hermanas lo usaban ("Brunito, es hora de mimos~," ¡Brunito, eso fue genial!", "Eres increíble Brunito, no importa lo que digan los demás") y por otro, lo odiaba porque su madre lo usaba para endulzar cualquier petición que sabía que él no quería hacer ("Tiene que dejar de ver cosas malas, Brunito", "Brunito...necesito una visión. Es por la familia" "Tienes que esforzarte más, Brunito").  -Estoy feliz porque te des cuenta que nos estabas lastimando...estoy feliz porque te disculpes y estés dispuesta a cambiar...pero...- hay una pequeña mano deslizándose en la suya, dándole un suave apretón en señal de apoyo. No tiene que ver para saber que es Mirabel, un apoyo constante desde que volvió. -...no puedo perdonarte...no ahora- recuerda que sus hermanas le habían dicho que no era obligatorio perdonar en el momento a quienes le habían hecho daño, que perdonar sin sentirlo realmente no tenía ningún sentido. Se siente mal ver la expresión triste y casi suplicante en el rostro de su madre pero no va a a retroceder. Puede recordar ser solo un niño rodeado por la gente del pueblo, todos ellos suplicando una visión y enojándose cuando la visión no resultó como ellos quería, su madre mirándolo con decepción. Puede recordar a los niños de su edad molestándolo y empujándolo, sus hermanas gritando para defenderlo, su madre mirándolos de lejos y sin hacer siquiera el amague de acercarse. Puede recordar las charlas de su madre, sus palabras y ojos llenos de decepción y molestia. Puede recordar a su madre llamándolo mala suerte en un momento de ira. No puede perdonara, no después de todo lo que pasó y lo que sintió. Lo hará, eventualmente de seguro, pero por el momento, simplemente no puede.