¡Milo!
Una tonteria que no salía de mi cabeza :3
Espero que les guste~
Nota: Me base en el camaleón de Rapunzel XD
-¡Milo!- Camilo levanta la vista tan rápido que siente que algo en su cuello le duele pero no presta real atención, demasiado sorprendido por el repentino apodo que no ha escuchado en años. "Milo", así lo llamaba Mirabel todo el tiempo cuando eran niños, solo deteniéndose cuando su Abuela la escucho en algún momento antes de cumplir 9 y le dijo que no lo volviera a decir (dijo que era un apodo muy infantil para Camilo y eso fue todo). -¡Milo!- se levantó sin pensar y casi corrió hacia su prima, quien está mirando a sí alrededor con expresión preocupada, buscando con los ojos algo que no parece encontrar por el momento.
-¿Mira?- la llamo, algo confundido y preocupado. Ella se volteo rápidamente a mirarlo, con los ojos bien abiertos.
-¡Me asustaste!- lo golpeó ligeramente en el hombro, suspirando de alivio.
-Lo siento...- no fue a propósito, por lo menos, no esta vez. -¿Esta...todo bien?- decidió preguntar. Su prima abre la boca para contestar pero una voz la interrumpe. Ambos se voltean, reconociendo rápidamente a quien se acerca a ellos.
-¡Lo encontré! ¡Mira, lo encontré!- Antonio se acerca corriendo con entusiasmo, una gran sonrisa en su rostro y sosteniendo algo que no puede ver en sus manos. Jadea un poco al detenerse junto a Camilo pero se recupera rápido, extendiendo su manos y lo que tiene allí hacia su prima. -¡Lo encontré!-
-¿Un...camaleón?- el cambia formas en seca una ceja al ver al pequeño animal verde y de cola enrollada.
-¡Milo!- la chica de lentes no duda en agarrar al pequeño animal, acunándolo entre sus manos y acercándome a su rostro. -te estuve buscando por todos lados...- sonrió, luciendo más tranquila que hace unos segundos. -...estoy tan aliviada de que estés bien- el pequeño animal no dudo en restregar su rostro contra la mejilla de ella como señal de disculpa, la chica riendo ligeramente. Camilo solo puede verlos fijamente, sin saber como sentirse al darse cuanta de que su prima tiene una mascota desde quien sabe cuando y que esta mascota, tiene su apodo favorito de su infancia.
-¿Milo?- enarco una ceja. La menor sonrió, luciendo avergonzada, dejando que Milo subiera a su hombro, dejando libre sus manos para moverlas con nerviosismo.
-Se llamaba Camilo antes, ¿sabes? Porque me recordaba mucho a ti- el animal cambia a diferentes colores antes de volver a ser verde. -En algún momento lo llame Cami pero no parecía gustarle y luego solo...lo empecé a llamar Milo...- el pequeño se torna de color rosa, luciendo contento ante su nombre. -...le gusta- lo dice como si eso fuera una justificación.
-...pero...pero...- Camilo hace un puchero exagerado. -...yo soy Milo- ignora como Antonio se ríe a carcajadas ante el reclamo infantil. El camaleón lo mira fijamente, haciendo unos pequeños ruidos.
-Él dice que ahora es su nombre- traduce el menor. Camilo y Milo se miran fijamente, en una extraña pelea silenciosa.
-Oh, vamos...- Mirabel sonrió con cariño, esperando animar a su primo. -...aun eres mi gemelo, ¿no?- es lindo poder llamarlo así en voz alta sin temer que la mayor de los Madrigal la mirara mal.
-¡Por supuesto que lo soy!- chilló sin siquiera pensarlo. -¡Ja, toma eso bicho!- lo agarra y se lo entrega a su hermano menor, quien se está riendo mientras agarra al pequeño animal. Camilo no duda en abrazar a su prima y, sin apartar la vista del pequeño animal que no mira igual de fijo, le saca la lengua, abrazando cómodamente a su risueña gemela. El camaleón entre-cierra los ojos y Antonio no puede traducir nada de lo que está diciendo porque habla rápido y en un susurro demasiado bajo pero puede notar, por el color rojo profundo que está tomando, que está enojado. Mirabel no puede ser de reír ante los celos infantiles de su gemelo, tiene el presentimiento de que Camilo y Milo no se van a llevar bien por el momento.
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