Magica #5
Espero que les guste~
Nota: Se suponía que esto era más largo pero lo voy a cortar porque se más largo de lo que me gustaría
Empezó como un día normal, con Magica sola en Casita y con Alma habiendo arrastrado a sus hijos al pueblo para cumplir sus tareas. Estaba caminando por el pasillo cuando sucedió, un dolor punzante en sus manos la sobresalto, haciendo que se detuviera en seco.
-¿Pero qué...?- vio con horror las grietas que ahora manchaba su piel, empezando por la palma de sus manos y extendiéndose por sus dedos. -Oh no, no, no...- se estremeció, asustada por primera desde su creación. -¿Casita? ¿Tú también?- preguntó con preocupación, viendo con tristeza cómo unas baldosas frente a ella se agitaba rápidamente. Un obvio si. Miró las grietas en su piel, eso no podía ser una buena señal, y teniendo en cuenta los molestos que se veían los trillizos y lo decepcionada que se veía en Alma, esto solo estaba empezando.
Las grietas no desaparecieron, así que ella terminó por meterse entre las paredes, viendo con una mueca las grietas que allí podía ver. Eran pocas pero allí estaban. Consiguió lo que necesitaba y relleno las grietas lo mejor posible, suspirando de alivio cuando sus manos se curaron apenas terminó. Aún había marcas en sus palmas y dedos pero al menos, ya no eran grietas abiertas. Era lo mejor que podía conseguir por el momento.
Y su alivio duró poco porque no pasó mucho tiempo antes de que nuevas grietas se abrieran, apareciendo en sus manos y las partes interiores de las paredes de Casita. Advirtió a Alma sobre las grietas, sobre cómo la magia parecía estar debilitándose, pero ella se negó a escuchar, diciendo con firmeza y confianza que la magia estaba bien, alejándose sin mirarla. Y Magica de quedó sola, atrapada en un ciclo que no sabía cuánto tiempo iba a durar, rellenando las gritas y simplemente esperando con temor que nuevas aparecieran. Lo hizo por si misma durante un tiempo, hasta que en un día particularmente malo las grietas se expandieron un poco más lejos de lo norma, cubriendo ahora también el doloso de sus manos. Tuvo que pedir ayuda, no le quedo de otra porque sus manos le dolían y ni siquiera podía doblar los dedos para agarrar cualquier cosa, así que fue con el único que estaba en casa y a quien sabía que la iba ayudar sin dudar.
-Necesito tu ayuda, Bruno- se le acerco con cautela, ambas manos tras la espalda, moviéndose con nerviosismo en su lugar y sintiendo una ola de alivio cuando él se levanto sin dudar.
-¿Qué necesitas?-se veía preocupado, obviamente sorprendido porque ella le estaba pidiendo ayuda, sabiendo que no lo hacia usualmente. Magica lo guio, mostrando la entrada a las paredes de casita, caminando un poco más hasta la zona correcta, iluminado por unas velas que apenas logro prender. -Oh, por mis ratas...- jadeo, mirando la pared cubierta de grietas con los ojos bien abiertos. Podía notar que algunas de ella ya estaban rellenadas y miro a su amiga. -¿Cuanto tiempo...?- señalo la pared, demasiado estresado para terminar su pregunta.
-Un tiempo...- entonces mostros sus manos, haciendo una mueca ante el dolor, Bruno jadeando al verlas. -...lo que esta afectando la magia...nos afecta a Casita y a mi...- miro de reojo las grietas y luego sus manos. -...he estado arreglando esto como pude pero...- trago, las grimas de impotencia y dolor saliendo de sus ojos. -...ya no puedo...ya no puedo agarrar nada...- sollozo, con muchas emociones mezcladas en su interior.
-Esta bien, esta bien, esta bien...- él no dudo en acercarse, aprovechando que ella era pequeña para alzarla y darle un fuerte abrazo, aferrándose, sintiendo su cuerpo temblar de miedo por su amiga. -...todo estará bien...J-Jorge y yo te ayudaremos...- trago, un nudo en su garganta, mencionando a una de sus personalidad que arreglaba cosas usualmente. -...lo arreglaremos, juntos, así que no te preocupes más- siguió murmurando, Magica sollozando, queriendo aferrarse a él pero sin poder.
Bruno y Magica se encargaron de las grietas a partir de eso, preocupados ante la cantidad de grietas pero sin poder hacer más que rellenarlas por el momento. Todo se mantuvo así, hasta la ceremonia fallida de Mirabel, el momento en el que Magica sintió más dolor que nunca y Bruno fue persuadido (obligado, había sido obligado) por su madre para tener una visión.
-¡Magica!- habló en voz baja, con pánico, sosteniendo la placa verde de su visión más resiente. -Tenemos un problema, uno en serio grande, yo...- se callo, notando las grietas obvias que ahora iba un poco más allá de lo normal, cubriendo sus manos por completo y subiendo por su muñecas hasta cubrir sus brazos y terminaban un un poco más allá de los codos. -...esta empeorando-
-Y rápido- asintió con cansancio, Sus brazos le dolían, no podía moverlos correctamente y por ello, no podía cubrir las grietas más extensas en las paredes de Casita. -Esto esta muy mal...-
-...y se pone peor- él se acerco para mostrarle su visión, viendo como el rostro de ella mostraba su asombro y horror al verla.
-Alma no puede ver esto- negó rápidamente al ver a Mirabel en lo que estaba bastante segura era su forma adolescente, parada justo frente a Casita, con esta totalmente sana desde una perspectiva y rota en otra. Ya se podía imaginar como reaccionaria la mayor, llena de furia y miedo por la magia, de seguro tomando una decisión precipitada.
-No...No puede- y él estuvo de acuerdo, conociendo a su madre haría una locura y no se echaría atrás sin importar nada por culpa de su orgullo. -Tengo que irme- se estremeció ante la mala mirada de ella, obviamente en contra de eso. -No me mires así, escúchame. Tengo que irme para que ella no pueda ver esto-
-¿T-Te vas a ir de Encanto?- pregunto con tristeza pero algo de comprensión. Bruno nunca había sido verdaderamente feliz, estando aislado por el miedo de todos hacia el don que se le había sido otorgado y las malas visiones que tiene, siendo ignorando hasta cierto punto por su madre que parecía negarse a ver la realidad. -Si mal no recuerdo lo que escuche, hay un pueblo no muy lejos de aquí- quería que Bruno fuera feliz, lejos de todo el desastre.
-No voy a irme de aquí, no puedo abandonar a mi familia...- se veía sorprendido y algo ofendido. -...ni a ti en ese estado. Eres también mi familia, ¿recuerdas?- hizo un gesto ante las grietas en los brazos ajenos. -Voy a quedarme en las paredes, arreglar todas las grietas posibles y luego...- miro la visión con una meuca, tenía que suceder aunque no quisiera. -...veremos que hacer-
-Estas loco, ¿no? Porque eso suena como la mayor locura que has dicho y te conozco desde hace mucho tiempo- enarco una ceja, haciendo una mueca al notar que él hablaba en serio. -¿Estas totalmente seguro de querer hacer eso? Pepa y Julieta te van a mutilar cuando te encuentren- se sentía mal el solo pensamiento de que él se fuera a vivir dentro de las paredes solo para no mostrar la visión.
-No me lo recuerdes...- se estremeció, ya podía imaginar el enojo de sus hermanas porque el decidió desaparecer. -...enfrentare eso cuando llegue el momento- ambos miraron la visión, haciendo una mueca. Por el momento, es la mejor idea que tenían.
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