Espero que les guste~

Nota: Y en el siguiente...hablare de las grietas

Nota-2: Magica, usualmente, tiene la altura de una niña de 10

Nota-3: Es una teoría que se me vino a la mente ^_^

-Wow, wow, wow...dame un segundo para entender por completo- Magica hizo una mueca. -¿Me estas diciendo que...en serio crees que obtuviste tu "milagro" por el sacrificio de tu esposo?- se cercioro de haber escuchado bien. -Eso es bizarro, en serio que lo es-

-¿A que te refieres?- Alma no se veía muy feliz con su comentario pero ella nunca lo estaba si Magica tenía algo que ver con lo que sea.

-Si la magia te fuera otorgada por la muerte de alguien, seria magia negra y eso, seria muy malo- se estremeció ante eso. No tenía mucho tiempo de vida pero la vela, al crearla, había puesto mucha información variada en su cabeza. La magia negra siendo uno de esos temas y el más feo de todos. -Mira, la muerte de tu esposo si tuvo algo que ver en todo esto pero no de la manera que crees- busco en su mente las palabras para explicar la situación. -Cuando tu esposo murió, tuvo un deseo tan fuerte de protección hacia ustedes que creo una chispa, una chispa mágica que se convirtió en una llama que encendió la vela que tú tenías en ese momento- los recuerdos estaban en su memoria, no sabía como pero no quería averiguarlo la verdad. -La misma vela que echo fuera a los intrusos, creo las montañas, creo a Casita y me creo a mi. Todo esto por un ultimo deseo- y admiraba a Pedro, incluso sin conocerlo, por haber arriesgado su vida para que su familia pudiera seguir.

-Oh Pedro...- ella saco aquel relicario de entre sus ropas, acunándolo entre sus manos, mirándolo con una triste sonrisa. -...siempre cuidándome-

-Vas a tener que dejarlo ir algún día- fue un comentario fuera de lugar pero no le importaba en realidad, alguien debía decírselo. -Él tuvo el deseo de mantenerlos a salvo para que tuvieran un futuro, no para que te aferres a él y a su muerte- hizo una mueca cuando Alma alzo la vista, mirándola con molestia. -Es solo un consejo, tómalo o déjalo, no me importa...- se encogió de hombros, sin siquiera incomodarse por la mirada ajena. -...pero no te atrevas a lastimarlos a ellos, ese es el limite- porque esos niños no se merecían ser lastimados. Suspiro, para después darse media vuelta y alejarse, sin mirarla.

... ... ... ...

Magica estaba cociendo con toda la tranquilidad del mundo algunas de las prendas de los trillizos cuando lo sintió, la mirada fija y poco disimulada pegada sobre su existencia.

-¿Necesitas algo?- miro de reojo a Alma, quien se estaba acercando a paso rápido, luciendo obviamente molesta. -¿O solo quieres abrir un agujero en mi nuca con los ojos?-

-Quiero que te alejes de mis hijos- dijo con enojo, apretando los puños con fuerza.

-¿Tú y qué ejercito me van a alejar?- rio ligeramente, cortando el hilo con unas tijeras que tenía a mano, doblando la tela y dejándola a un lado. Una prenda menos. -No sé si lo recuerdes pero vivo aquí...- la miro con una sonrisa burlona, sin molestarse por la furia con la que la veía la mayor. -...y no puedes evitar que tus hijos quieran convivir conmigo-

-Escúchame bien...- Alma se veía se veía furiosa, con las mejillas rojas por el enojo y con las manos temblando, como si se estuviera aguantando hacer algo más.

-No, tu escúchame a mi- se levanto, creciendo un poco para estar a la altura ajena, viéndola directamente a los ojos. -Tú te niegas a soltar esa vela a la que llamas milagro ¿y sabes qué? Te tengo malas noticias, yo vengo con todo esto- señalo a su alrededor. -Así que puedes tomarlo o dejarlo, la puerta esta abierta- sonrío y volvió a su altura anterior, sentándose para continuar con lo que estaba haciendo. Alma gruño entre dientes, alejándose a paso rápido, enojada porque sabía que ella tenía razón.

... ... ... ...

-¡Bruno!- chillo al verlo pasar a su lado sin siquiera mirarla, casi corriendo y con lagrimas en los ojos, haciendo una mueca ante el portazo que resonó. Miro a la responsable de la repentina partida del chico, sin sorprenderse al verla. -¡¿Qué rayos te pasa?!- se le acercó, dejándose crecer para estar a la altura ajena.

-No es de tu incumbencia, no eres parte de esta familia- hablo con frialdad, un fuego de enojo brillando en sus ojos. Magica rodo los ojos, había escuchado esa frase muchas veces.

-No soy parte de tu familia pero soy parte de la familia de tus hijos e hiciste llorar a Bruno- esa era la verdad, los trillizos mismos se lo habían dicho muchas veces en los últimos años. Se cruzo de brazos, molesta.

-¡Tú no te metas!- se veía furiosa, casi sacada de sus casillas.

-¿Sabes qué? Eres más que una mujer lastimada...- grupo, molesta por la terquedad ajena. -...eres una mala persona y nunca vas a cambiar- y le dio la espalda, volviendo a su altura usual mientras empezaba su camino hacia la habitación de Bruno para consolarlo.

-Descarada...- Alma se quedó tiesa en su lugar, viendo con ojos negados como Magica se alejaba sin siquiera mirarla y con un dolor en el fondo de su ser empezando a crecer. Tenía que mantenerse firme y hacer lo mejor para la familia.