Enfrentamiento #3
Espero que les guste~
Había tensión entre las cuatro, sentadas algo rígidas y comiendo lentamente. Entre Pepa y Mirabel había una suave tranquilidad pero entre ella y las otras dos mujeres Madrigal, había una tensión palpable que no sabía como romper. Su madre, Julieta, rompió el silencio unas cuantas veces, sacando temas al asar, incluso alagándola por su casa y su trabajo. Todo iba relativamente bien, tranquilo, hasta que un comentario rompió la calma, relacionado a como ella debía disculparse justo después de volver a Encanto y estar dispuesta a afrontar la consecuencias para volver a la familia.
-¿D-Disculpa?- ella quedo tieso. Mirabel no planeaba encontrara con ningún Madrigal pero tampoco tenía intenciones de volver. Encontró calma y tranquilidad, encontró estabilidad y respeto, encontró gente que la quería por lo que era y no por su apellido, encontró un lugar lejos de la reputación de su apellido y la imagen de la perfección, encontró un lugar donde Antonio podía correr libremente sin tener que ayudar con su don. -No voy a volver- frunció el ceño.
-¿Como que no vas a volver?- Alma enarco una ceja, obviamente molesta por esa respuesta. Pepa suspiro, sabiendo que ese comentario vendría en algún momentos. Mientras que Julieta miro a su hija, pensativa. -Debes hacerlo, tienes una responsabilidad con tu familia y el Encanto-
-Según tu, sin un don, no tenía ninguna responsabilidad con nada de eso- respondió, usando las palabras ajenas en su contra. -Encontré todo lo que nunca tuve en Encanto, no voy a abandonar todo aquí solo porque tu lo dices- rodo los ojos ligeramente.
-Escúchame bien, Mirabel...- la mayor dejo bruscamente los cubiertos sobre la mesa, mirando a la menor con el ceño fruncido.
-No tengo que escucharte, es mi casa- señalo a su alrededor. -Como tu siempre decías en Casita: "mi casa, mis reglas"- la miro a los ojos, negándose a retroceder. -No voy a volver y no hay nada que puedas hacer al respecto-
-En ese caso...- había desafío brillando en los ojos de la mujer. -...me llevare a Antonio-
-No te atrevas a tocarlo- gruño, molesta ante esas palabras.
-Peleare contigo si tengo que hacerlo- Pepa hablo, sorprendiendo a su hermana y a su madre. Y la discusión empezó, entre Mirabel y Alma, con Pepa metiéndose de vez en cuando y con Julieta mirando todo en silencio.
... ... ... ...
Mirabel gruño entre dientes, escuchando la voz de la mayor y de su tía pero negándose a prestar mucha intención por el momento, enfocando su atención en lavar los platos. Escucho los suaves pasos de su madre acercarse lentamente, así que no se sorprendió al verla parada a su lado.
-¿Eres feliz aquí?- pregunto Julieta, sus dedos rosando la mesada.
-Mucho- asintió sin dudar. -Encontré amigas...gente que me aprecia sin importarles mi apellido o la falta de magia...- agrego sin poder evitarlo, dejando las cosas limpias a un lado y secándose las manos con un trapo cercano, dejándolo a un lado para mirar a su mama a los ojos. -Soy muy feliz aquí, mama- lo dijo con toda la sinceridad posible, esperando que ella entendiera. La mayor la miro en silencio por unos segundos, como si estuviera buscando algo, suspirando cuando al parecer lo encontró.
-Eres mayor pero siempre serás mi bebe- la miro con ojos lloroso. -Te quiero tanto y todo lo que siempre quise es que estuvieras bien, que pudieras ser feliz...- sollozo, lagrimas saliendo y mojando sus mejillas, Mirabel mirándola en silencio y con los ojos bien abiertos. -...y a pesar de que siempre espere no tenerte lejos, de que te quedaras en Encanto para tenerte a mi lado...estoy tan feliz de que encontraras un buen lugar donde te sientes cómoda- se seco ligeramente las mejillas. -¿Podre visitarte?- pregunto con esperanza y una ola de alivio inundo de repente a Mirabel.
-Siempre que quieras- sonrío enormemente, abrazando a su madre, quien entendía su decisión y no iba a intentar convencerla de lo contrario. Se aferro a ella, con fuerza, hundiendo su rostro en su hombro como cuando era una niña, sintiéndose reconfortada. Amaba a su mama.
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