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Defensa

Una idea que ha dado vueltas por mi cabeza y al fin me anime a escribirla XD

Espero que les guste~

Camilo esta holgazaneando en su cuarto, tranquilo y en paz, recostado cómodamente en su gran cama, saltando y transformándose en un niño de la sorpresa ante un golpe insistente en su puerta.

-Rayos...- volvió a la normalidad y se levanto, tropezando un poco, caminando a pasos grandes hasta la puerta. -¿Qué?- abrió, enarcando una ceja al ver a su hermana allí parada, con el puño arriba y una extraña expresión en su rostro.

-Necesito que vayas al pueblo- dijo rápidamente, su voz sonando un poco más alto de lo normal.

-¿Por qué? Es mi día libre- volvió a entrar a su cuarto sin cerrar la puerta, su hermana siguiéndolo de cerca. La miro de reojo mientras se sentaba en la en la cama, notando como ella retorcía ligeramente sus manos. Eso no era bueno. Se inclino para agarrar sus zapatos con un suspiro, parece que va a salir.

-Es...- pareció dudar un poco, más nerviosa con el pasar de los segundos. -Es Mirabel- Camilo se tenso al instante, enderezándose y levantándose ya con calzado. 

-¿Qué paso?- pregunto, enarcando una ceja, sin querer entrar en pánico ante la sola mención de su gemela.

-La escuche gritar y pelear con alguien...- al escuchar eso, él ya estaba saliendo de su cuarto y cerrando la puerta, bajando las escaleras a paso rápido, sabiendo que la mayor lo estaba siguiendo. -...creo...creo que algo malo en serio paso porque esta...llorando- Camilo vio como Dolores hizo una mueca de angustia, de seguro por escuchar el llanto a lo lejos.

-Iré a buscarla- no había duda en sus palabras. -Te avisare si hay que matar a alguien- sonrío, con intensiones asesinas si alguien había lastimado a Mirabel.

-Buscare a Isabela y a Luisa- asintió ella rápidamente. Él corrió hasta el pueblo, caminando a paso rápido entre la gente, saludando con una tensa sonrisa a quienes lo saludaban y mirando a su alrededor, buscando pero sin encontrarla a simple vista. Estaba a punto de empezar a preguntar a la gente si la había visto cuando sintió un tirón en su pantalón. Se detuvo en seco y bajo la vista, sus ojos abriéndose con sorpresa al ver al camaleón aferrado a la tela de su pantalón.

-¿Milo?- lo levanto para verlo más de cerca. El animal agito ligeramente la cabeza, mirándolo con los ojos bien abiertos, volviéndose de color rojo. -¿Sabes donde esta ella?- el animal asintió rápidamente. -Te sigo- lo dejo en el suelo y lo siguió, agradeciendo que no había mucha gente fuera de sus casas. Camino hasta una zona llena de plantas, de seguro un pedazo de bosque tras de una casa, y ahí la vio. Mirabel estaba sentada en suelo, entre todas la plantas, abrazando sus rodillas contra su pecho y temblando ligeramente. -¡Mira!- agarro a Milo y se acerco a paso rápido arrodillándose a su lado, dejando que el pequeño animal se trepe por su brazo hasta su hombro. Lo dejaría por el momento. -Hey...- apoyo su mano sobre su hombro y entonces, ella alzo la vista para mirarlo. El vidrio de sus anteojos estaba algo empañado, los ojos rojos por el llanto y las mejillas húmedas, luciendo tensa.

-Cami...- murmuro, alivio en su tono de voz. -¿Dolores te envió?-

-Dijo que peleaste con alguien- se sentó de piernas cruzadas, sin importarle mucho la suciedad del suelo. -¿Qué paso, Mira?- pregunto con suavidad, preocupado.

-Ellos...Ellos me estaban molestando otra vez...- sollozo y Camilo no necesitaba preguntar quienes era ellos, eran un grupo de tontos, un poco mayores que ambos, que les gustaba molestar a todos a su alrededor. -...les dije que me dejaran en paz pero ellos no se iban...-se acurruco un poco más en su lugar. -...rompieron mi blusa-

-¿Disculpa?- eso llamo su atención mucho más que todo lo anterior. 

-...rompieron mi blusa- repitió.

-Malditos hijos de la...- se mordió la lengua. -Mátalos Dolores- murmuro, sabiendo que su hermana lo escucharía sin mucha dificultad. Ya podía imaginar a su hermana y a sus dos primas mayores, caminando por el pueblo con obvias intensiones asesinas.

-No podía volver a Casita así porque todos me estaban mirando...así que me escondí- él volvió a mirarla, ella no debió escuchar lo que dijo.

-Bueno, no debes preocuparte por nada porque ahora, tu gemelo esta aquí- hizo un movimiento exagerado con las manos, sonriendo al escucharla reír ligeramente. Camilo bajo al animal de su hombro, se saco su ruana, le saco los anteojos a su prima y antes de que ella pudiera decir algo, deslizo la tela sobre la cabeza ajena.

-¡Camilo!- reclamo cuando su cabeza logro pasar por el agujero de la ruana, con el cabello despeinado y parpadeando varias veces, sin poder ver nada sin anteojos. Mira, bajo las rodillas, la tela cayendo cómodamente a su alrededor, cubriéndola. Había un suave perfume viniendo de la tela. 

-¡Solucionado!- sonrío, volviendo a poner los anteojos en su lugar. 

-...gracias Cami- sonrío con cariño, más tranquila, limpiándose las mejillas con las manos y secándolas en su falda, ya se iba a cambian cuando llegara a casa.

-No hay problema~- se levanto de un salto y la ayudo a levantarse, inclinándose para agarrar a Milo, quien se quejo. -Y aquí tienes tu rana- se lo extendió a su prima.

-Camaleón- rio, divertida, tomando a Milo entre sus manos. -Gracias por traerlo- agradeció con suavidad, dejando un ligero beso sobre la cabeza del pequeño animal antes de dejarlo en un de sus hombros. Milo era de color rosa, obviamente contento.

-¿Nos vamos, querida?- hizo un extraño acento, ofreciendo su brazo.

-Por supuesto, mi buen señor- rio nuevamente, enganchando su brazo con el de su primo y empezando el camino a casa, Cami fulminando con la mirada a cualquiera que la mirara demasiado. En el camino, él pudo ver de reojo a sus primas y a su hermana, caminando a paso rápido y con enojo en sus rostros. Esos tontos la pagarían caro y aprenderían que nadie debía meterse con la familia, en especial si estos tenían dones mágicos.

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