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Espero que les guste~
Petición de: MonnyLupin03
Mirabel camino hacia la guardería, con par de áreas ligeramente envueltas en una servilleta y escuchando los gritos del resto de su familia, buscando al cumpleañero que no estaban encontrando. Entre al cuarto y cerró la puerta, agachándose junto a la cama donde hasta dormía su primo y gemelo.
-¿Quieres?- extendió una de las áreas, dándole una mordida a la otra. Se quedó en esa posición por unos segundos, sonriendo cuando una pequeña mano salió desde abajo de la cama para agarrar la arepa, desapareciendo nuevamente bajo la cama. Mirabel logró adentrarse en el pequeño escondite, dándole otra mordida a su bocadillo una vez que estuvo bien acomodada junto a Camilo. -¿Estas bien?- pregunto, notando la triste expresión en el rostro ajeno.
-No...- Camilo hizo un puchero, dándole un gran mordisco a la arepa que tenia en sus manos. -...estoy nervioso- confeso entre dientes.
-Esta bien estar nervioso...- jugo ligeramente con la servilleta. -...pero estoy segura de que todo saldrá bien- sonrío enormemente, esperando poder darle confianza a su primo.
-¿En serio lo crees?- la miro con timidez y duda.
-¡Estoy muy segura!- asintió sin dudar. -¡Tendrás un don, tu propio cuarto y todo será genial!- una lenta sonrisa se dibuja en el rostro del chico, algo en el entusiasmo de su prima siendo contagioso. Salen, se viste con ese incomodo traje que su mama mando a hacer para la ocasión, caminar tieso de los nervios y con los ojos de todo el pueblo fijos en su pequeña persona, subiendo las escaleras con pasos torpes y tocando la vela brevemente después del típico discurso de su abuela. Mira la puerta dorada con nerviosismo y toca el picaporte, viendo con asombro como una imagen se dibuja en la superficie y riendo alegremente al descubrir su don, transformándose primero en Mirabel. Se ríe, a carcajadas, con la emoción a tope y viendo como su prima le aplaude con una gran sonrisa que él devuelve al instante.
Y unos meses después, la escena se repite pero esta vez, es él que se arrastra por debajo de la cama para hacer compañía a su nerviosa prima.
-¿Crees que tendré un buen don?- es lo que ella pregunta, temerosa y nerviosa.
-¡Tendrás el mejor!- asintió Camilo con entusiasmo. -Bueno, no sé si mejor que el mío, pero tendrás algo genial- sonrío cuando ella rio ligeramente, lo iba a contar como un victoria por el momento en su misión de animarla. Logra distraerla por unos minutos, contando toda clase de chistes tontos que se le ocurren hasta que Casita los saca a la fuerza de abajo de la cama, ambos riendo a carcajadas. Así se organizan y una nueva ceremonia empieza, con Camilo en lo alto de la escalera con su tía para poder esperar y ser el primero en abrazar a Mirabel. La mira, notando como retuerce sus manos en un gesto nervioso, como mira a su alrededor cohibida por todas las miradas. Todo va bien, hasta que Mirabel toca el picaporte y la puerta empieza a desaparecer. Camilo ya no presta atención a los jadeos de la familia ni a los murmullos de la gente, solo puede mirar a su prima favorita, sintiendo su interior retorcerse ante la mirada de tristeza en el rostro ajeno. -Mira...- y entonces, ella corre, alejándose rápidamente, metiéndose en la guardería y cerrando la puerta con fuerza. Intenta ir tras ella, en serio que lo intenta, pero la familia se lo impide, así que espera y cuando tiene la oportunidad, corre a la guardería, golpeando la puerta cuando se da cuenta que no puede entrar porque esta cerrada de alguna manera. -¿Mira?-
-Déjame sola- solloza Mirabel desde el otro lado y el corazón de Camilo se rompe porque ella no debería sonar así, no cuando acaba de ser su cumpleaños.
-Vamos, soy solo yo- busca en su cabeza que decir. -Solo...Solo quiero darte un abrazo, por favor- esta casi rogando a estas alturas. Segundos de silencio y justo cuando él piensa que esta siendo ignorado, la puerta se abre. No duda en entrar, cerrando la puerta y viendo a su prima, subiéndose a su cama y abrazando sus rodillas contra su pecho. Se sube y se sienta a su lado, mirándola con preocupación.
-Lo siento...- dice la menor, rompiendo el silencio entre ambos. -...no tengo un don o un cuarto propio- puede ver, con la ligera iluminación, lo rojo que están los ojos ajenos y las manchas de lagrimas en sus mejillas regordetas.
-¡No me importa!- se lanza para abrazarla, agarrándola con fuerza y tarándolos a ambos a la cama, la cual chilla un poco por el movimiento brusco. -¡Te amo, eres mi Mira y nada va a cambiar eso!- lo dice con firmeza.
-Milo...- y ahora, ambos están llorando, abrazándose con fuerza y sin querer soltarse. Mirabel no tiene un don pero a Camilo no le importa, ama a su Mira y eso es lo más importante.
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