15 Años
Alguien también le pidió esto pero como siempre, no encontré el comentario. Así que para quien me lo pidió, aquí esta ^_^
No me lo olvide xD
Espero que les guste~
Mirabel suspiro, derrotada y resignada, viendo que su reloj marcaba poco más de las 8 de la noche y nada había pasado. Sucedió de nuevo, se olvidaron de su cumpleaños y eso no la molestaría tanto si no fuera porque el de este año se suponía que era especial, cumplía 15 años. Debía ser su día, su fiesta, con la atención de toda su familia sobre ella pero nada de eso sucedió, sólo fue otro día ocupado para la familia Madrigal, con tareas hasta las cejas y sin tiempo libre, con ella quedándose sola en Casita y encerrada en la guardería.
-¡Mira!- la puerta se abrió y entró su pequeño compañero de habitación, luciendo emocionado y sosteniendo algo entre sus manos. -¡Te hice algo!- se acercó y le mostró lo que sustenta. Era una pequeña torta, con pequeñas y algo deformes mariposas dibujadas por todos lados, una sola y pequeña vela situada justo en el medio en la parte superior. -Mi maestra me ayudó a hacerla- sonrió enormemente, orgulloso y emocionado por su logro.
-Antonio...- lo miró con cariño, sintiendo ganas de llorar, la sensación de abandono y felicidad mezclándose, haciendo un revuelto en su interior. -Es hermosa, corazón- lo decía en serio. -Muchas gracias- acepto la pequeña torta, sonriendo suavemente.
-¡Feliz cumpleaños, Mira!- su enorme sonrisa se encogió un poco, mirando a su alrededor por unos segundos antes de mirarla a ella nuevamente. -¿Lo olvidaron?- hizo un puchero, triste. Le había dicho a la familia sobre este día en particular durante toda la semana pero nadie le había hecho mucho caso.
-Si...- no podía negarlo, incluso si su corazón se retorcía ante esa verdad tan cruel. -...pero tu lo recordaste, así que eso hace que este día sea mucho mejor- deja la torta sobre la mesa para poder tomar el rostro ajeno entre sus manos, depositando suavemente un beso en la frente del menor. Se mantuvo así, quieta, luchando contra las ganas de llorar, no quería hacer eso frente a su pequeño. Antonio hizo una mueca ante la tristeza ajena, sintiendo que eso no era justo. Mira merecía un gran día para ella, un día totalmente para ella. Miro a su alrededor, una idea viniendo a su mente de repente. Se arrodillo, sacando una caja de abajo de la cama de la mayor, mirándola con una gran sonrisa.
-¡Puedo ponerte los zapatos!- dijo con entusiasmo.
-¿Eh?- lo miro, confundida.
-Dijiste que era importante ponerte los zapatos...- señalo la caja, que contenía unos bonitos zapatos con tacón regalados por una amable mujer del pueblo para esa fecha en especial. -...y que debía ser un niño. No soy el tío Agustín pero soy un niño y estoy aquí...- sonrío enormemente. -...incluso podemos bailar juntos- agrego, recordando que le habían dicho que el primer baile con aquellos zapatos también era importante.
-¿En serio lo harías?- estaba sorprendida y conmovida ante el ofrecimiento ajeno, su corazón hablándose al ver la mirada llena de felicidad en el rostro ajeno. -Oh Toñito...- se lanzo para abrazarlo con fuerza, lagrimas silenciosas saliendo de sus ojos en una extraña mezcla de felicidad y tristeza. El niño solo solo se aferro a ella, triste por la tristeza a ajena pero feliz de poder ayudar. Así que él, después de unos cuantos minutos de solo abrazarse, le coloco los zapatos con tacón y bailaron juntos en la privacidad de la guardería, para luego apagar la vela y comer la pequeña torta que el menor le había regalado.
En otra habitación, escuchando todo y a todos como siempre, estaba Dolores, sollozando en silencio por no hacer nada para ayudar a su prima pero dispuesta a guardar ese pequeño momento en secreto absoluto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro